"Diálogos desde el Trabajo Social Latinoamericano"
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Un nuevo 25 de noviembre. Un nuevo día de un nuevo año, pero la misma fecha que nos recuerda la situación de violencia que padecen tantas mujeres en distintos lugares de nuestro país, sea sufrimiento físico, sexual, psicológico y hasta muerte, sólo por su condición de ser mujeres, tanto en el ámbito público como en el privado, así en el campo como en la ciudad. Los datos de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar-ENDES, 2018 en el Perú nos dicen que 66% de mujeres de 15 a 49 años de edad, fueron víctimas de violencia ejercida por la pareja. Asimismo, que más de 4,500 denuncias de violencia sexual fueron reportadas a nivel nacional de enero a agosto del 2018. En este campo problemático, el Estado Peruano ha creado el Sistema Nacional para la Prevención, Sanción y Erradicación de la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar, en la ley 30364[1], del año 2016, que desde el más alto nivel hasta los Observatorios Ciudadanos, pasando por los gobiernos regionales y locales e incluyendo a los medios de comunicación, intenta intervenir poniendo freno a esta situación, desde diferentes ángulos.
Es decir, la violencia contra las mujeres está en todas partes y no se reduce, al contrario, se manifiesta constantemente. Es un campo problemático que expresa las necesidades de una vida diferente para hombres y mujeres, que presenta las demandas de quienes están sometidas al poder masculino; asimismo, es un campo que muestra las dificultades que como sociedad tenemos para convivir sanamente y las limitaciones que las normas y disposiciones legales muestran si no se trabaja el cambio de mentalidades a la par. Una realidad que suma víctimas y engrosa las estadísticas de mujeres violentadas. Una realidad que nos golpea cada nuevo 25 de noviembre.
Necesitamos buenas leyes, por supuesto; necesitamos protección desde el Estado, evidentemente, pero no son suficientes las declaraciones políticamente correctas si no se incluyen acciones de promoción de otro tipo de relaciones sociales entre peruanos y peruanas, si no se incluyen medidas presupuestales que sostengan esa acción social con equipos interdisciplinarios de trabajo profesional preparados para ello en todo el país; si no se educa a las niñas y niños en otro tipo de convivencia ejercitándolos en relaciones democráticas en el hogar, si no se fortalece su autoestima si no se deconstruyen las ideas machistas que se esconden en la relación de parejas, entre otras acciones necesarias.
Desde el Centro Latinoamericano de Trabajo Social-CELATS, creemos firmemente que el Trabajo Social es realmente necesario para generar estrategias donde las personas puedan conocer-se, vincular-se, comprender-se y desarrollar-se, es decir, apoyar a la gente en la búsqueda de nuevas formas de vivir, sentir, ser y actuar para generar una vida digna en un entorno saludable.
Que este nuevo 25 de noviembre sirva para repensar nuestro aporte a la lucha contra la violencia a la mujer, que implique también generar propuestas profesionales serias hacia quienes toman las decisiones y que nos permita ejercer un Trabajo Social comprometido con la vida sana y con la justicia.
[1] Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar. Perú.