UNA MIRADA EN TORNO A LOS SABERES DE ACCIÓN QUE EMERGEN DE LA EXPERIENCIA DEL AULA AMBIENTAL EN EL BARRIO BOSA VILLA SUAITA

  • Fecha: 28 de junio 2023
  • Nueva Acción Crítica: N° 15-2023
  • Páginas: 93 al 113

Autoras

Alice Sofia Aguirre Cortes, Colombiana, trabajadora social en formación, Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, Bogotá D.C – Colombia, asaguirre@unicolmayor.edu.co

Paula Andrea Araque Infante, Colombiana, trabajadora social en formación, Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, Bogotá D.C – Colombia, paraque@unicolmayor.edu.co

Resumen

Este artículo abre un debate en torno a cómo se ha generado conocimiento desde la matriz moderno-colonial legitimando una relación sujeto-objeto en las investigaciones y prácticas en nuestra disciplina y no una relación sujeto-sujeto. Esta reflexión se enmarca en nuestra reflexión crítica del del saber y hacer surgida en el contexto del “Aula Ambiental de Bosa Villa Suaita” en conjunto con el Colectivo juvenil Jagagi. En ella reconocemos los saberes prácticos que emergen desde las periferias, concretamente las prácticas

agroecológicas que impregnan las rutinas cotidianas del espacio. Estas prácticas, interpretadas desde el ejercicio de la comunalidad, evidencian un acto de singularidad y resistencia, mediado por el afecto, la memoria y las redes sociales que se tejen a lo largo del proceso, originándose espacios “íntimos” o cotidianos que denominaremos un punto emergente en la aproximación a lo social. Espacios que son subestimados como zonas grises del conocimiento, supuestamente carentes de rigurosidad y validez; percepción que contrarrestamos a partir de las evidencias de esta sistematización.

Palabras claves:

Prácticas agroecológicas, sistematización de experiencias, producción de conocimiento, saberes de acción, re-existencias territoriales.

Introducción

La presente sistematización, es el producto de un proceso articulado entre el Colectivo Jagagi, la comunidad y la Junta de Acción Comunal del barrio Bosa Villa Suaita y nosotras, candidatas a trabajadoras sociales de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca e integrantes del Colectivo Jagagi; el cual, tiene como principal objetivo, sistematizar las prácticas de agroecología y de re-existencias territoriales como aporte a la reivindicación de los saberes de acción que emergen de la experiencia del Aula Ambiental, en Bosa Villa Suaita; en aras de, dejar de lado las nociones tradicionales de producción de conocimiento que históricamente han invisibilizado y subalternizado los saberes de las periferias.

Es importante precisar que la experiencia del Aula Ambiental Comunitaria se encuentra ubicada en la ciudad de Bogotá, Colombia, específicamente en la localidad séptima de Bosa en el barrio Villa Suaita, en palabras de Liliana Garzón ex-presidenta de la JAC y lideresa social, el Aula Ambiental Comunitaria “es un espacio de recuperación y apropiación de un lugar que estaba mal utilizado en síntesis el aula ambiental es un territorio donde se teje vida,se comparten saberes y se siembra esperanza”. Los actores clave de esta experiencia son el Colectivo Jagagi, la comunidad y la Junta de Acción Comunal del barrio Villa Suaita, particularmente a través de los saberes-haceres que surgen de las formas alternativas de vida en el territorio

Nos basamos en la ruta metodológica propuesta de los autores Torres y Barragan (2017) pues su proceso sistematizador se adecua a nuestra experiencia, es por esto que referimos a los momentos de sistematización planteados por los autores: la experiencia a sistematizar, la conformación del equipo sistematizador, la definición de los temas centrales, el diseño de la sistematización y las decisiones clave, los procedimientos analíticos, la interpretación crítica de los hallazgos, la redacción de los resultados y la comunica-acción del conocimiento generado. Es claro que seguiremos estos momentos de manera lineal, sino que construiremos una espiral en la que se va sembrando el proceso, volviendo atrás para retomar, dudar, cuestionar y nutrir las reflexiones.

Se presenta el “Kirigaiai: La materialización de la siembra y la cosecha desde el Aula Ambiental del Barrio Bosa Villa Suaita”, donde desarrollamos un diálogo conceptual y crítico sobre los ejes de profundización: “Prácticas de siembra y cosecha propias del Aula Ambiental”, “El Aula Ambiental como un territorio de sentires y emociones”, “El Aula Ambiental como un territorio de re-existencia”, “El Aula Ambiental como un territorio de remembranzas” y “Dinámicas, tensiones y disputas propias de la experiencia del Aula Ambiental”. Además, el eje de “Saberes de acción emergentes de la propia experiencia” recoge los conocimientos, acciones y sentires enunciados en nuestra sistematización, reconociendo las tensiones, dinámicas y disputas como parte de la problematización de la experiencia, las resistencias territoriales, las remembranzas y las prácticas agroecológicas propias del Aula Ambiental y las concepciones del territorio.

Dentro de las lecciones aprendidas, abordaremos la importancia de reconocer la matriz moderno-colonial con la cual trabaja la academia actual, que considera a las comunidades y sus territorios como objetos de investigación en lugar de creadores de vida. En esta sistematización, desde el Trabajo Social, nos comprometemos a fundamentar nuestro quehacer a partir de la articulación entre saberes y haceres, entendiendo que son puntos de encuentro y líneas de acción que se complementan para promover la justicia y la acción social transformadora.

Por último, proponemos romper el paradigma de las investigaciones tradicionales en Trabajo Social mirando el carácter crítico de la sistematización de experiencias y fomentar la reflexión crítica de la práctica profesional abandonando el principio de objetividad y reconociendo el carácter interpretativo y constructivo de nuestro quehacer. Aplicado a la experiencia del Aula Ambiental del barrio Villa Suaita, esta postura lleva, no solo a documentar las acciones sino también a generar conocimientos y haceres que transformen la cotidianidad.

2. La identificación y contextualización de la experiencia

La presente experiencia se desarrolla desde el año 2020 hasta el año 2023. Es importante precisar que no desconocemos el recorrido histórico del Aula Ambiental Comunitaria del barrio Villa Suaita, pues desde el año 2008 reconocemos las acciones iniciales que dieron forma al espacio y sus dinámicas internas. Estas acciones son retomadas en el proceso de “el camino de la experiencia”, que representa la reconstrucción narrativa de lo vivido.

Nos ubicamos en la ciudad de Bogotá, Colombia, específicamente en la localidad de Bosa, en el extremo sur-occidental de la ciudad. Bosa tiene una extensión aproximada de 2.394 hectáreas y está dividida en 5 UPZ y un total de 330 barrios. De manera específica nos contextualizamos desde la UPZ 84, Bosa Occidental, en el Barrio Villa Suaita, específicamente en el Salón Comunal de Villa Suaita, ubicado en la Cra. 82b #65 Sur, donde se encuentra el Aula Ambiental comunitaria del barrio Bosa Villa Suaita.

Es fundamental mencionar la definición del Aula Ambiental comunitaria del barrio Villa Suaita, dada por Rodolfo Hernandez, integrante de la Junta Acción Comunal y del colectivo sistematizador, como “un escenario de aprendizaje y una unidad demostrativa que reconceptualiza los territorios culturales”. El Aula Ambiental Comunitaria del barrio Villa Suaita es frecuentado por colectivos, entre ellos el Colectivo Jagagi, la Junta de Acción Comunal y la comunidad del barrio, creando un espacio de encuentro que promueve la creación desde las personas y lo no humano. Se reconocen ocho espacios en el Aula Ambiental: el corredor, la cerca viva, el jarillón del río junto a las pacas biodigestoras, espacio libre para próxima siembra, la Huerta Pequeñas-os Sembradores, el compostaje, el círculo de la palabra, la chagra y el semillero de agua; espacios que fomentan la interrelación y el cuidado del otro y del entorno.

En cuanto a las prácticas de agroecología, necesarias para el mantenimiento y crecimiento del Aula Ambiental, se destacan la protección y siembra de semillas nativas, el cuidado del territorio como sujeto de derechos, el compostaje y los biofertilizantes naturales.

Es necesario mencionar el ejercicio de recuperación y apropiación comunitaria del espacio del Aula Ambiental que señala Liliana Garzón, ex-presidenta de la Junta de Acción Comunal y lideresa social, donde la comunidad logró desplazar a los consumidores de sustancias psicoactivas, práctica cotidiana en ese espacio, y recuperar un espacios inseguro, en condición de abandono y utilizado como depósito de escombros; experiencia a partir de la cual se avizoró formas alternativas de crear y recrear la vida en el barrio, a partir de los saberes y acciones.

3. La metodología

Para esta sistematización de experiencias, nos basamos en las ideas presentadas por Alfonso Torres Carrillo y Disney Barragán Cordero en su texto “Sistematización como investigación interpretativa crítica” (2017). Comprendiendo que la sistematización de experiencias consiste en describir, ordenar, revisar críticamente y analizar teóricamente un conjunto de elementos con el objetivo de aportar conocimiento a los contextos en los que se generan estas experiencias y a los procesos de intervención profesional. Este conocimiento debe ser considerado desde una dimensión ético-política, como una herramienta para la transformación de realidades y requiere el compromiso de los profesionales involucrados. (Torres, 2017)

Es importante tener en cuenta que estas orientaciones pueden ser modificadas según la experiencia y no son procedimientos rígidos.

Nos inspiramos en la ruta propuesta para crear un espiral metodológico que guiará nuestro proceso de sistematización, como se muestra en la figura 1. Es decir que los momentos de la sistematización no son abordados de manera lineal, sino que conforman un espiral en el que continuamente volvemos atrás para retomar, dudar, cuestionar y avanzar; por lo que las reflexiones que surgen durante el proceso no son definitivas, sino que se enriquecen a medida que avanzamos.

En primera instancia es importante determinar cuándo sistematizar una experiencia y las condiciones iniciales necesarias para llevar a cabo dicho proceso y para ello, es necesario tener una experiencia que cuente con un colectivo fundador y una trayectoria establecida en el tiempo. El siguiente paso es la conformación del colectivo sistematizador, que en este caso está compuesto por cinco integrantes del Colectivo Jagagi y dos integrantes de la Junta de Acción Comunal.

La definición de las preguntas o ejes de la sistematización es un punto clave en la construcción y definición del objeto a sistematizar. Para este apartado, se realizó un espacio de definición rigurosa que identificó los elementos y prácticas que constituyen la experiencia, así como la propuesta de investigación desde la sistematización de experiencias como modalidad investigativa. Como resultado de este ejercicio, surgieron tres ejes interpretativos y tres preguntas que en conjunto conforman los objetivos de la sistematización, según se aprecian en el siguiente cuadro.

Preguntas de sistematización:

  • ¿Cuáles son las prácticas agroecológicas emergentes de la experiencia del Aula Ambiental?
  • ¿Cuáles son las trayectorias y reivindicaciones de los diversos actores-as del Aula Ambiental que se constituyen en re-existencias territoriales?
  • ¿Cómo los saberes de acción emergentes de las prácticas agroecológicas y las re-existencias territoriales, constituyen conocimientos íntimos?

Objetivo general:

Sistematizar las prácticas de agroecología y de re-existencias territoriales como aporte a la reivindicación de los saberes de acción que emergen de la experiencia del Aula Ambiental, en Bosa Villa Suaita.

Objetivos específicos:

  • Identificar las prácticas agroecológicas definidas a partir de la experiencia de los diversos actores-as que convergen en el Aula Ambiental.
  • Reconocer las trayectorias y reivindicaciones de los diversos actores-as del Aula Ambiental que constituyen formas de re-existencias territoriales.
  • Interpretar los saberes de acción que emergen de las prácticas agroecológicas y las re-existencias territoriales en el Aula Ambiental en clave de conocimientos íntimos

Una vez definidos los ejes y objetivos se realizó la elaboración del plan de trabajo; partiendo de las nociones del paradigma “Interpretativo crítico” propuesto por Torres y Barragan, el enfoque “Crítico social” propuesto por Rosa Maria Cifuentes y el cronograma. Seguidamente se conjugaron y escogieron las técnicas, fuentes y/o archivos que serán utilizados y se mencionan a continuación:

Técnicas

El camino de la experiencia: Consiste en la representación gráfica de un camino, los hitos más significativos, que representan ascensos, descensos, crisis y repuntes, de la historia del proceso a reconstruir.

Tertulias: Consisten en una actividad organizada propia de los grupos sociales utilizada cuando quieren conversar sobre algo que les parece importante.

Entrevistas individuales y colectivas: Conversaciones orientadas por las preguntas de la investigación. En la sistematización se privilegian las entrevistas no estructuradas, en las que puede fluir el recuerdo de las personas o colectivos con espontaneidad.

Testimonios e historias de vida: Son relatos que recogen la trayectoria vital de personajes significativos de un proceso, que también se construyen combinando entrevistas a los mismos con información proveniente de otras fuentes (Entrevistas a personas que lo conocieron, documentos de archivo, correspondencia, fotografías, etc)

Talleres de memoria o jornadas de memoria: Posibilitan el uso combinado de varias técnicas y dispositivos de activación de memoria. En estos casos, también se puede acudir a técnicas expresivas, sean dramáticas (por ejemplo, un sociodrama en torno a un acontecimiento) o plásticas (realización de dibujos, collages o maquetas).

Se desarrolló el contexto de la experiencia, considerando los aspectos geográficos y los actores involucrados. Se siguió la propuesta de Torres y Barragán (2017) para generar lecturas críticas de la práctica y se trabajó una matriz de análisis de datos que consolida las narrativas, entrevistas y sesiones del plan de trabajo, que dieron origen a los ejes interpretativos, que se enuncian en la figura 2..

4. Diálogo conceptual y crítico sobre los ejes interpretativos

Los saberes de acción son parte de nuestros ejes de sistematización y constituyen nuestra apuesta investigativa basada en la experiencia y su interpretación crítica. Hablar de saberes de acción desde el Aula Ambiental del Barrio Bosa Villa Suaita implica reconocer las tensiones, dinámicas, disputas, resistencias territoriales, remembranzas y prácticas agroecológicas propias del espacio.

Decidimos alzar la voz desde el Barrio y sus re-existencias, contraponiendo la producción de conocimiento situado desde la academia a través de la Sistematización de Experiencias. Este ejercicio nos ha permitido observar las transformaciones físicas y pedagógicas que han consolidado prácticas, reflexiones y valores, que se acuerdo con Pineau (citado en Mosquera, 2005) señalan que los saberes de acción contienen conocimiento íntimo y personal, resultado de la acción directa y reflexiva de un sujeto consigo mismo, con otros y con el entorno.

En segundo lugar, partiendo del postulado de los saberes de acción como conocimiento íntimo, es fundamental nutrir nuestra apuesta investigativa con las redes que emergen de los sentidos y afectos en busca de solidaridades y colaboraciones comunitarias en el entramado comunitario y territorial.

Estos saberes de acción están constituidos por el saber/hacer, la reflexividad, las actitudes, los comportamientos y los valores de quienes viven la experiencia única. A lo largo de la cartilla que elaboramos en nuestra apuesta investigativa, enunciaremos estas habilidades tácticas, valores y reflexiones.

5. Estrategia de intervención

En este apartado, se realiza la estrategia de intervención para reconstruir narrativamente la experiencia del Aula Ambiental Comunitaria. Se identifican cuatro momentos principales: 1) Raíces: Una semilla que germina ante la adversidad, 2) Suaita: Un encuentro colectivo con otredades, 3) Flor comunal: El surgimiento de los saberes de acción y 4) Cosecha: La materialización de otros mundos posibles.

Se retoman las voces de los actores clave, como el Colectivo Jagagi, la comunidad y la Junta de Acción Comunal del barrio Villa Suaita, para reconocer el trabajo realizado en el territorio y consolidar futuras acciones en clave de transformación.

A partir de esto, en el primer momento denominado “Raíces: una semilla que germina ante la adversidad”, se realiza una entrevista semi-estructurada llamada “Andares políticos” para abordar la historia individual desde el ámbito político.

En el segundo momento, denominado Suaita, un encuentro colectivo con otredades, se abordan las disputas, dinámicas y trayectos a través de una cartografía territorial. En el tercer momento: La flor comunal: El surgimiento de los saberes de acción, se retoma una meditación guiada, grupo focal, una actividad sensorial y una entrevista semi-estructurada llamada “Transiciones en Suaita” para explorar los saberes de acción. En el último momento, llamado la Cosecha se llevan a cabo tres espacios: un camino de la experiencia, una bitácora de semillas y una cartilla para la retroalimentación con la comunidad y el territorio.

La estrategia de intervención se seleccionó para profundizar desde las raíces de los participantes hasta las formas de construcción comunal. Se reconocen los cuatro momentos en torno al Aula Ambiental Comunitaria del barrio Villa Suaita. Se utilizaron técnicas y dispositivos de memoria adaptados a las necesidades del proceso. Se reconoce la importancia de dar voz a todas las personas que han sido parte del Aula Ambiental, utilizando entrevistas semi-estructuradas en el ámbito individual, colectiva “Andares políticos” y comunitario “Transiciones en suaita”, tertulias “Conversaciones en torno a la tierra” y “Conversaciones en Suaita”, talleres de memoria o jornadas de memoria “Cartografía territorial”, “ Actividad sensorial”,“Bitácora de semillas y saberes en Suaita” y “El camino de la experiencia: Aula Ambiental Bosa Villa Suaita”.

Es importante mencionar que la sistematización se realizó en un primer momento con recursos propios del Colectivo Jagagi y dos de las sesiones con la participación en convocatorias de presupuestos participativos de la localidad de Bosa.

A partir de la anterior se realizó la reconstrucción narrativa de la experiencia, desde las raíces e hitos, para reflejar un contexto más amplio y las intenciones de cada individuo en la construcción del territorio.

Se abordaron tres momentos: “La siembra: Preparación del territorio en clave de primeras acciones” (2008 y 2009), que reúne los esfuerzos de la comunidad nombradas como “agricultura en el barrio” y la “Escuela de Formación en Agricultura Urbana” . En un segundo momento desarrollamos: El cuidado del territorio: Acciones que dieron fuerza al Aula Ambiental y a la comunidad en clave de pedagogía” que reúne las acciones desarrolladas desde el 2012 al 2019 en la cual se encuentra el relato de los inicios del Colectivo Jagagi en el año 2119. Finalmente, en un tercer momento se consolidó: “La cosecha: Materialización del Aula Ambiental en clave de convergencias y nuevas apuestas” en el periodo 2020 al 2023.

Estos tres momentos representan la trayectoria de la Experiencia del Aula Ambiental Comunitaria y se abordan a través de un gráfico que muestra los hitos significativos del territorio.

Figura 1 Espiral metodológico para la sistematización de la experiencia

Figura 2: Ejes interpretativos de la sistematización

 

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Figura 4: Reconstrucción narrativa de la experiencia

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6.Discusión teórico conceptual

A continuación, se presentarán los asuntos teóricos en clave de debates, disputas, discusiones y aportes teóricos que sustentan y fundamentan la presente sistematización en donde procuraremos exponer a la luz de una mirada crítica y relacional lo fundamental de estos asuntos teóricos para la construcción y comprensión teórica y conceptual para nuestra SE.

6.1 La construcción del Aula Ambiental desde el foco de la agroecología y territorialidad.

Para este apartado es importante alejarnos de la concepción material del territorio, dejando de lado el concepto de porción de tierra que se limita a lo biofísico, es por esto que retomamos a Sosa Velázquez (2012) y Gómez (2020) que ven el territorio como aquel espacio que es construido socialmente, es decir, en donde converge la historia de sus habitantes como por ejemplo, el por qué llegaron a ese lugar, desde los factores económicos y políticos que pudieron condicionar para que los habitantes de un sector decidan establecerse en un lugar dado, finalmente el territorio es todo para nosotros-as.

En consecuencia, con esta noción de territorio, decidimos dialogar entre la teoría y la praxis enmarcada en la Huerta Pequeños-as Sembradoras, pues el territorio resulta siendo un complejo entramado de la memoria, los afectos, las enseñanzas y las problemáticas que en este surgen. Es por esto que decidimos arriesgarnos a percibir el territorio de manera sensible, pues toma parte importante de nuestra SE y transforma las visiones hegemónicas que han estado ligadas a la sobreproducción y explotación del territorio y se centra en el “territorio como el espacio identitario, espiritual, es el memorial de los pueblos, y el de la continuidad de la cultura en donde la vida fluye, desde la relación armónica entre las fuerzas de la naturaleza y el de las personas” (Gomez 2020).

A partir de esto, una de las teorías que moviliza el presente proyecto es la territorialidad pues pone en tensión los diferentes tipos de relaciones interculturales, entramados comunitarios y dinámicas sociales, Sin embargo antes de continuar, resulta fundamental resaltar la importancia de los entramados comunitarios desde la propuesta de Gutierrez (2020) pues estos actúan como “una específica y sexuada subjetividad colectiva en marcha capaz de autoproducir renovadas formas de interdependencia con capacidad de generar riqueza concreta”. Es decir, nos centramos en la experiencia de la Huerta Pequeños-as Sembradoras porque reconocemos que desde allí se producen alternativas y detonadores contrahegemónicos que generan la interdependencia del territorio.

Continuando con la territorialidad y retomando a los-as autoras Páez (2015), Spíndola Zago (2016), Cardona et all., (2019), Bartolo (2018) y Gómez (2020) que mencionan la territorialidad como espacio simbólico que permite transitar el mundo de diferentes maneras, explorar territorios, descubrir afectos, transformaciones desde el cuerpo físico, individual y social, en donde se descubren los más diversos efectos que se producen cuando se hace vida la territorialidad como un espacio para habitar desde sí y para sí.

A partir de lo anterior, Cardona et al, (2019) ubica la concepción de la territorialidad y el territorio pues es importante resaltar que son espacios cada vez más reales, vívidos, pensados y posibles porque nuestras vidas transcurren, atraviesan y parcelan los lugares que habitamos desde nuestros sentidos, significaciones e intereses generando un sinnúmero de procesos que nuestro conocimiento se encarga de entender y explicar entendiendo que la territorialidad termina siendo un ejercicio de resistencia en donde los afectos por y con el territorio generan transformaciones de fondo en los individuos y en el colectivo.

A partir de lo anterior y comprendiendo la territorialidad como un ejercicio de resistencia; desde el Barrio Villa Suaita se configura la propuesta del Aula Ambiental que dialoga la territorialidad con los saberes locales y/o con los procesos vividos y sentidos como el de la Huerta Pequeños-as Sembradoras.

La Ex-presidenta Liliana Garzón de la JAC describe el Aula Ambiental como un espacio de recuperación, apropiación y tejido de vida, donde se comparten saberes y se siembra esperanza. Se menciona que el Aula Ambiental es un detonador que potencia la teoría y genera transformaciones profundas dentro y fuera de la experiencia, reconceptualizando los territorios culturales, especialmente el territorio de Villa Suaita, según señala el co-sistematizador Rodolfo Hernández.

6.2 Agroecología como eje movilizador para la pervivencia de las comunidades.

Configurar la pervivencia y la agricultura desde la agroecología implica tener en cuenta la historicidad de lo agroecológico como “pretexto o puerta de entrada para el análisis de otras dimensiones como lo ambiental, lo sociocultural, lo económico y lo político, abordando así de manera ecosistémica contextos más ricos y amplios” (Sarandón, 2021).

Sarandón (2021) nos invita a mirar más allá de lo hegemónico, lo que implica acceder a tierra, semillas, agua y mercados locales a través de políticas de apoyo económico, iniciativas financieras, oportunidades de mercado y tecnologías agroecológicas. En nuestro colectivo, la agroecología se ha convertido en un eje movilizador de nuestra intervención en el territorio, configurando nuestras prácticas y nuestro accionar ético-político en el barrio Villa Suaita. Estas prácticas se centran en la protección de la semilla nativa, el cuidado del agua, la no privatización de la tierra y el amor por el territorio.

Este análisis revela la falta de producción escrita sobre experiencias agroecológicas por parte de la academia y otros actores sociales. Es fundamental ahondar en este conocimiento para producir y comunicar experiencias que sean de ayuda para futuros procesos de formación. Es importante que también escribamos sobre nuestras propias experiencias (Sarandón et al., 2021).

Hablar de agroecología implica un cambio de paradigma que lleva tiempo. Sin embargo, la agroecología rural y urbana son alternativas y detonadores de las resistencias del pueblo. El territorio garantiza nuestra alimentación y sin territorio no hay soberanía alimentaria ni posibilidad de tener una dieta variada (Gómez, 2020). La agroecología urbana potencia la resistencia de los barrios y las huertas comunitarias urbanas, por lo que es importante situar nuestra mirada desde este enfoque, buscando generar la producción de saberes de acción.

La pervivencia es un eje fundamental para el territorio, donde la resistencia y la organización comunitaria frente a las problemáticas territoriales desempeñan un papel clave. Es necesario establecer un diálogo entre actores diferentes para avanzar hacia una pervivencia conjunta que evidencie un proceso de desarrollo con dignidad y una pervivencia social a nivel local y más allá de la escala territorial (Ramos et al., 2021).

En el caso del barrio Villa Suaita, la pervivencia del territorio se basa en rescatar la naturaleza, asegurar la soberanía alimentaria y empoderar al campesinado. La huerta Pequeños-as Sembradoras y la agricultura son ejes fundamentales para esta pervivencia, y es importante comprender el ejercicio de resistencia y la organización comunitaria frente a las problemáticas territoriales.

6.3 Re-existencias en clave de comunalidad y participación comunitaria

Para el presente asunto teórico, y con el fin de establecer un diálogo con los ejes de la presente sistematización, es necesario mencionar en primer lugar la comunalidad. Según Guerrero (2013), la comunalidad es una “forma de vida y razón de ser (…) un nombre propio que organiza desde adentro la mirada y las preguntas en torno a la tercera persona del plural. La comunalidad es un nombre del Nosotros”. Es retomadas como una herramienta para leer la vida cotidiana de las comunidades desde su experiencia sedimentada, representando el espacio cotidiano y diario del conocimiento y la acción colectiva de los pueblos que nacen de la resistencia. Además, configura un “modo de mirar y participar con el trabajo de la palabra en el mundo comunal y en otros mundos”.

Desde esta conceptualización, entendemos la comunalidad como una espiral, metafóricamente representada por un remolino o una espiral, donde existe un “adentro” que representa la comunalidad resistente y un “afuera” que representa el capitalismo como sistema imperante que permea. Esta metáfora de la espiral configura una “existencia propia, un orden adentro, relativamente estable aunque moldeado por la corriente de afuera” (Guerrero, 2015) donde las dinámicas comunitarias permiten construir modernidad en sus formas alternativas y locales, y destacamos el carácter productivo del conocimiento generado en esta dinámica en espiral, ya que expresa cómo las intervenciones externas en las comunidades desatan un proceso de adaptación constante que se origina desde la raíz, donde la tierra se convierte en territorio y se concreta en prácticas colectivas según las normas comunales. Edgar Morin (como se citó en Guerrero, 2015).

Para comprender el ejercicio de la comunalidad, recurrimos al concepto de participación comunitaria propuesto por Montero (citado en Ussher, 2008) donde la participación comunitaria es un proceso organizado, colectivo, libre e inclusivo, en el cual participan una variedad de actores, actividades y grados de compromiso, y está orientado por valores y objetivos compartidos, generando transformaciones tanto comunitarias como individuales. Es a través del diálogo con la comunidad y su participación que comprendemos la fuerza para la acción en Villa Suaita.

En concordancia con los dos asuntos mencionados, es fundamental tejer el concepto de “re-existencia”, que según Alban (2018), se reconoce como los dispositivos que las comunidades crean y desarrollan para reinventar cotidianamente la vida y poder enfrentar la realidad establecida por el proyecto hegemónico; es decir la re-existencia busca descentrar las lógicas establecidas y buscar en las profundidades de las culturas claves de formas organizativas, de producción, alimentación, rituales y estéticas que dignifiquen la vida y permitan reinventarse para seguir transformándose. En palabras de Héctor Daniel Useche Berón “Pájaro”, líder comunitario, cooperativo y sindical asesinado en 1986 en Bugalagrande, Colombia: “¿Qué nos vamos a inventar hoy para seguir viviendo?” (Alban, 2018).

Siguiendo esta línea, la re-existencia se configura mediante diversas formas de inventar la vida de manera diferente, propiciando condiciones de vida distintas y encontrando fisuras en la colonialidad del poder y del saber. Desde la perspectiva de la comunalidad y en clave de participación comunitaria, conceptualmente la re-existencia se manifiesta en el ejercicio gestado en el Aula Ambiental del barrio Bosa Villa Suaita, donde reinventamos nuestra existencia en unión y contraposición a estas formas hostiles y opresivas de abordar la vida y la acción.

La apuesta y la acción, según Walsh (2021), se gestan desde, con, por y para la vida, buscando el re-existir, revivir y convivir con justicia y dignidad. Señala el autor que estos son gritos que llaman, imploran y exigen un pensamiento-sentimiento-acción-actuación que claman por prácticas no solo de resistencia, sino también de pedagogías y metodologías de creación, invención, configuración y co-construcción, luchas, caminos y siembras en las fisuras o grietas del sistema capitalista-moderno/colonial-antropocéntrico-racista-patriarcal (Walsh, 2021).

6.4 Debates epistemológicos: Transitando hacia la construcción de conocimiento íntimo a partir de los saberes de acción.

Para este apartado, es preciso abordar los siguientes asuntos teóricos, ya que permiten un espacio para el análisis de la experiencia. En la apuesta por la producción de conocimientos distintos, es necesario mencionar en primer lugar los aprendizajes eco-reflexivos. Según Osorio (2016), estos aprendizajes permiten construir conocimientos educativos y sociales que recuperan saberes, marcos de apreciación de la vida propia y de los demás, a través de un ejercicio simultáneo de reflexión, reflexividad y re-autoría. La recuperación y sistematización de saberes propios y situados es fundamental para el tejido comunitario, desde un enfoque crítico y reflexivo de la comunidad.

Con relación a lo anterior, es relevante dialogar con el concepto de educación liberadora. Siguiendo a Freire (citado en Bastidas et al., 2009), la educación liberadora se centra en el ser humano como un ser consciente, crítico, autónomo y libre, que comprende, trasciende, transforma, crea y recrea, estando en relación con el mundo y con otros. Freire entiende la educación como un encuentro entre seres humanos, mediado por el mundo, para construirlo en un encuentro que solidariza la reflexión y la acción hacia la transformación y humanización del mundo.

Es por esto que, la educación liberadora es y seguirá siendo una apuesta para nosotras-os como Colectivo Jagagi, siendo ella parte de nuestros horizontes políticos en tanto nos ha permitido una función crítica frente a la realidad que vivimos y habitamos, para compartirla y socializarla en aras de nutrir el tejido social comunitario en nuestro entorno, que en este caso en el Aula Ambiental del barrio Bosa Villa Suaita por medio de aprendizajes creativos, transformadores e innovadores los cuales han procurado emerger de nuestra re-exisistencia y los saberes populares que de ella surgen y confluyen.

Por las razones expuestas, y en concordancia con lo que hemos ahondado en tanto la producción de conocimientos populares, locales, situados y demás queremos enfatizar y definir este ejercicio partiendo de la noción de Los saberes de acción como apuesta, como aspecto metodológico y como justificación en aras de remitirnos a la construcción epistemológica de nuevos horizontes. Ahora bien, desde este concepto confluyen varias definiciones para las ciencias sociales de las cuales Pineau (Citado en Mosquera, 2005) plantea que:

“El saber de acción o experiencial contiene la idea de un conocimiento íntimo, personal, resultante de una acción directa y reflexiva de un sujeto consigo mismo, con otro sujeto, y con el medio ambiente en el cual se encuentra inmerso.” (p. 267)

Adicionalmente retomamos Argyis y Schön (Citados en Mosquera, 2005) quienes plantean que:

Los saberes de acción se constituyen a partir del quehacer, es decir del conjunto de prácticas que permiten resolver problemas, de procesos de reflexividad y del conjunto de actitudes y comportamientos a los cuales se refieren los valores de la profesión relacional en cuestión. Ellos tienen su propia dinámica y no pueden ser vistos como una simple amalgama de conocimientos adquiridos en la formación universitaria. Estos saberes están llenos de habilidades tácticas, de quehaceres relacionales e institucionales. Ellos contienen una manera de ver el conocimiento, las instituciones sociales, el cambio social y cultural, la empatía, el trabajo interdisciplinario o multidisciplinario, la intervención social y los objetivos pretendidos por ésta. (p. 267)

Ahora, es clave comprender los saberes de acción no sólo en clave con el ejercicio profesional, pues la fuerza se encuentra en el ejercicio cotidiano comunitario. Es importante en aras de dirigir la mirada hacía la cotidianidad y el entramado de la misma entender como un aspecto transversal a toda nuestra apuesta el conocimiento íntimo, pues emerge del tejido comunitario en tanto se configura a partir de unas dinámicas leídas desde los saberes de acción; este tipo de conocimiento se encuentra ubicado según (Raffles, 2002) en “la trama de las intimidades entre hombres y mujeres, y aquéllas entre la gente y esos paisajes fluviales cambiantes”. Deviene entonces, de las relaciones de las gentes con la naturaleza mediante prácticas interiorizadas, que denotan el “cómo llegan a conocer la naturaleza y a conocerse entre sí a través de esas relaciones; y cómo las relaciones, el conocimiento y la práctica están siempre mediatizadas no sólo por el poder y el discurso, sino por el afecto.” (p.50) siendo el afecto un mediador perpetuo de la racionalidad.

Para Raffles (2002) y para nosotras este ámbito amplio y circundante de sociabilidad afectiva recibe como nombre la intimidad, la cual se instaura como un sitio para la producción social del conocimiento y la revisión de los límites entre la naturaleza y lo humano. Ahora bien, bajo esta conceptualización las prácticas íntimas que coexisten en el Aula Ambiental de Villa Suaita denotan un aspecto de suma importancia en tanto permite el análisis de las dinámicas que conllevan el territorio, como ser no humano, como dador de vida y como promotor de nuevas oportunidades en el ejercicio de la re-existencia que reivindica la vida desde los afectos con quienes le habitan, construyen y aprenden conjuntamente con él.

Estos asuntos teóricos son retomados para construir una categoría que divulgue la necesidad de situar las experiencias que surgen de las prácticas en Trabajo Social como formas de conocimiento emergente que contribuyen a la construcción de saberes de acción. Estos saberes valoran los conocimientos situados y populares como elementos fundamentales en el ejercicio de creación y transformación social.

7. Resultados

  • Los saberes de acción del Aula Ambiental comunitaria del barrio Villa Suaita emergen de las prácticas agroecológicas y de las resistencias territoriales en tanto un ejercicio de reconocimiento y apropiación comunitaria desde la cotidianidad del espacio y el entramado de dinámicas, tensiones y disputas propias que emergen de ella.
  • Las prácticas agroecológicas son constituidas a partir de un ejercicio que dinamiza y entreteje acciones en pro de la construcción del Aula Ambiental Comunitaria del barrio Villa Suaita, las cuales se encuentran mediadas por la protección y siembra de la semilla nativa, el cuidado del territorio como sujeto de derechos, el compostaje y la elaboración de biofertilizantes naturales.
  • Las resistencias territoriales son constituidas a partir de un entramado de dinámicas al interior del Aula Ambiental Comunitaria del barrio Villa Suaita en tanto la mediación del afecto y los afectos que emergen en el espacio, las remembranzas de quienes habitamos la experiencia en tanto esa “raíz” que permite el trabajo con el territorio y por último la consolidación de redes a nivel comunitario, organizativo y/o colectivo al interior del espacio.

8.Lecciones aprendidas

A raíz del proceso de sistematización de experiencias, destacamos tres reflexiones claves. La primera posibilitó el reconocimiento del territorio del Aula Ambiental Comunitaria del barrio Villa Suaita como sujeto de derechos, pues las nociones tradicionales de territorio son utilitaristas y extractivistas que implica ver el territorio como un espacio biofísico únicamente. Es por esto que, desde el Aula Ambiental Comunitaria y desde los saberes-haceres de los actores de la experiencia reconociéndolos como el Colectivo Jagagi, la comunidad y la JAC del barrio Villa Suaita plantean formas otras de ver el territorio generando la pervivencia en tanto la sistematización de experiencias y el Trabajo Social configurando nuevas significancias de territorio al comprenderlo desde la construcción social, sensible y política. De ahí que, retomamos las palabras de Marcos Pastrana, indígena calchaquí, nosotros sabemos que sin territorio, no somos nada y es por esto que la apuesta de nuestra SE es por la vida, el territorio y los saberes que en él emergen.

La segunda, es reconocer que existe una problemática en torno a la producción hegemónica de saberes la cual comprende a las comunidades y sus territorios como objetos de investigación es por esto que la apuesta del Aula Ambiental Comunitaria del Barrio Villa Suaita se contrapone a las formas tradicionales de investigación, pues desde los saberes-haceres que se gestan en la experiencia se propone la producción de saberes desde el conocimiento íntimo porque a partir de esto se plantea una contrapuesta a la academia hegemónica, reconociendo a la comunidad y la JAC del barrio Villa Suaita como espacios creadores de vida. Por esta razón, la apuesta del Aula Ambiental del Barrio Bosa Villa Suaita permite construir conocimientos educativos y sociales que recuperan saberes de acción desde los ejercicios de agroecología y desde los marcos de apreciación de la vida propia configurándola desde la reflexión, reflexividad y re-autoría.

La tercera y última, fundamenta el problematizar la experiencia, en clave del no romantizar los procesos organizativos, pues esta romantización implica cerrar las puertas a las nuevas formas de vida dentro de los procesos sociales o comunitarios y se logra visibilizar las dificultades que atraviesan los procesos comunitarios, en términos de confluencia de participación, Sin embargo, la comunidad del barrio Villa Suaita y el Colectivo Jagagi desde la experiencia del Aula Ambiental Comunitaria del barrio Villa Suaita han tomado la batuta, en tanto ha propendido generar redes de apoyo y comunicación mediadas a través del diálogo y la pedagogía, dando como resultado el fortalecimiento de la comunalidad y de los ejercicios culturales y agroecológicos que se gestan en el territorio.

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