Desde abajo, por la izquierda y con la tierra: Propuesta de juntanza de organizaciones comunitarias y populares

  • Fecha:28 de junio 2023
  • Nueva Acción Crítica: N° 15-2023
  • Páginas: 17 al 32

Autoras

  • Dalis del Pilar Sierra Polanco
  • Anderson Duván Ramírez Parrado
  • Angie Carolina Arévalo Salgado
  • Camila Alfonso Martínez
  • Carlos Alberto Cadena Porras
  • John Anderson Mogollón Solano
  • Mauren Manuela Reyes Ruiz
  • Nataly Romero Barón
  • María Alejandra Rodríguez Aldana

Las reseñas profesionales individuales se detallan al final del artículo.

Resumen

Se presenta una reflexión sobre la importancia de propiciar juntanza entre las organizaciones sociales, populares y comunitarias, partiendo de reconocer como se sitúan en sus contextos desde sus prácticas de acción comunitaria, social, política y artística y/o cultural, como formas de resistencia o re-existencia en los territorios. Se parte de algunos postulados teóricos de Arturo Escobar desde la acción-reflexión-acción y su articulación ético-política con el trabajo social comunitario, como un camino para comprender las dinámicas comunitarias y promover lazos de solidaridad y trabajo en red. Esta apuesta se denomina “Desde abajo, por la izquierda y con la tierra”, porque busca provocar una acción social decolonial desde la disciplina de Trabajo social crítico y contemporáneo para comprender las realidades subalternizadas y oprimidas que las organizaciones sociales han vivenciado, para plantear alternativas al desarrollo y opciones de colectivización con miras a la trasformación social.

La juntanza se refiere al espacio para agrupar integrantes de diferentes organizaciones comunitarias o populares que desarrollan acciones en los territorios a fin de generar el reconocimiento entre estas y posibles interacciones y vínculos con miras al trabajo en red.

Palabras Clave:

Juntanza, trabajo social comunitario, educación popular, organizaciones populares y comunitarias, acción-reflexión-acción, medio ambiente, saberes alternativos, proyectos societarios no hegemónicos, Justicia social, reexistencia territorial, Arturo Escobar.

1.Introducción

A continuación, presentamos una reflexión teórica-práctica que devino de la intencionalidad de juntanza de las organizaciones comunitarias y populares desde el Trabajo Social Comunitario, en el marco de la experiencia de la práctica comunitaria en la formación de Trabajo Social[1].

Esta surge al reconocer las apuestas desde los saberes otros, populares y comunitarios que circundan en los territorios, así como las acciones de las organizaciones sociales en los territorios, sus procesos, trayectorias e incidencias.

En este sentido, se reflexiona sobre los lugares epistémicos de acción-reflexión-acción, el trabajo social comunitario y la educación popular, que inspiran esta iniciativa, recogiendo las principales perspectivas en clave de debates, postulados y/o contribuciones conceptuales.

Finalmente, se presenta en perspectiva de acción-reflexión-acción una propuesta que posibilita de manera participativa la juntanza entre organizaciones sociales en espacios intencionados para reconocer las tensiones sociales y desiguales, así como las posturas ético-políticas y acciones alternativas al desarrollo en los territorios, desde la interpelación contrahegemónica y diálogo in situ con las comunidades para la transformación social, con miras el trabajo en red y tejido de opciones de futuro común, que se traducen en la propuesta desde abajo, por la izquierda y con la tierra.

2. Perspectiva de la Acción-Reflexión-Acción

Al remitirnos a la triada acción-reflexión-acción, surge una interpelación sobre el punto de partida del trabajo comunitario y popular, el cual se sitúa algunas veces desde las acciones ya presentes en los territorios y las maneras otras del “hacer”, sin una dependencia estatal o institucional, y que se autogestionan y dinamizan desde los saberes/haceres propios de los territorios. Es así como, estas acciones envuelven una reflexión sobre lo que se hace y se sabe en los territorios de una manera consciente y critica que posibilite el reconocer las desigualdades o injusticias que le atraviesan y las potencialidades que les incentivan para crear y recrear formas de acción con los sujetos en los territorios. Todo ello para retornar a una acción más potencializada y fortalecida con miras a la transformación social.

La acción-reflexión-acción involucra un ciclo constante que se enmarcan en momentos de  introspección colectiva con la intención de dotar de sentido la acción social comunitaria a partir de un intercambio de saberes desde las diferentes formas de vida e interacciones con el entorno.

La introspección colectiva se refiere a adentrase en los sentires, emociones, subjetividades e historia de lo que han configurado el hacer desde las organizaciones sociales y populares, es decir, el reconocimiento y lo que les ha movilizado a desarrollar acciones de resistencia y reexistencia en los territorios como una alternativa al desarrollo. En el presente escrito se describen tres momentos de introspección colectiva en el reconocimiento de las organizaciones comunitarias que son: Desde abajo, por la izquierda y con la tierra, lo cuales tendrán profundización en el texto más adelante

Para Freire, la palabra tiene dos fases constitutivas e indisolubles: acción y reflexión, ambas en relación dialéctica establecen la praxis del proceso transformador (Freire, S,f). Pues es a través de este ciclo que se busca transformar la realidad desde las acciones comunitarias y generar reflexión y conocimientos que visibilicen las diversas realidades y contextos para potencializar la acción.

La perspectiva de reflexión se retoma como un proceso que analiza detenidamente una experiencia comunitaria y popular con la intención de comprenderlo desde su nacimiento, trayectoria y opciones de futuro. Es decir, la reflexión-acción- reflexión se convierte en un espacio de catarsis que permite que la práctica reflexiva se constituya en una posibilidad, como medio intencionado hacia acción social.

De esta manera, el intercambio de saberes, conocimientos y prácticas se da en la acción-reflexión, dado que los procesos y experiencias comunitarias y populares necesitan reflexionar sobre el ¿qué? y ¿por qué? se desarrollan de esa manera, para dar paso a una nueva u otra acción, reflejada como un conocimiento práctico de acuerdo con las diversas realidades.

Hay una dinámica circular en la acción-reflexión-acción, pues la compresión de las experiencias de las organizaciones sociales y populares se hace desde el dialogo horizontal y la construcción colectiva horizontal, que conlleva a desprenderse de las lógicas estructurales y roles establecidos de dominación. Estas herramientas pueden incluir espacios de diálogo como el círculo de la palabra, el cual mencionaremos más adelante, debates, talleres, investigaciones participativas, entre otros, que promuevan una reflexión crítica y una construcción colectiva de saberes entre quienes integran las experiencias organizativas y comunitarias in situ en los territorios.

En consecuencia, la acción social colectiva se verá reflejada desde un conocimiento situado, dotado de saberes prácticos acordes a los territorios y realidades, permitiendo la construcción de realidades compartidas y la creación colectiva de otros conocimientos posibles, sentipensados y comunitarios.

Como afirma Ghiso (2016) llevando a cabo dinámicas reflexivo/dialógicas que requieren, entonces, fortaleza para asumir lecturas críticas que tomen distancia del pensamiento único hegemónico confrontándolo y fortaleciéndolo desde prácticas de construcción conocimiento

En ese sentido, la acción-reflexión-acción permite un horizonte ético-político que toma como base fundamental comprender los propósitos que nutren el caminar de las organizaciones populares y comunitarias; dicho horizonte apunta a configurar modelos de autosustento y bienestares contrahegemónicos entendidos como formas alternativas de concebir y construir el sustento como desafío y oposición a los modelos hegemónicos dominantes impuestos por las estructuras de poder. Estos modelos de autosustento tienen como fin unir el tejido social en causas comunes, de acuerdo con las formas alternativas de concebir la vida y las relaciones sociales. Para ello, es necesario comprender el territorio como un espacio colectivo que se construye de acuerdo con la identidad y la memoria que se va conformando desde prácticas, saberes y conocimientos políticos, económicos y sociales que sean transformadores.

Avanzando en esa idea, uno de los aspectos es reconocer y construir con y desde los saberes ancestrales presentes las organizaciones comunitarias y populares que han resistido históricamente a la desvalorización que el capitalismo desde su modelo de desarrollo economicista impuesto; lo cual significa como contraposición visibilizar las formas contrahegemónicas de pensar, conocer, sentir, actuar y entender la realidad para así transformarla, atendiendo al llamado de la justicia epistémica desde los saberes situados, interpelando las relaciones de poder y jerarquización existente, marcando así un accionar ético-político.

Es así como es necesario sistematizar las experiencias para reconocer y transmitir los saberes de los movimientos sociales y organizaciones populares y sociales que han resistido históricamente a la desvalorización impuesta por el capitalismo y su modelo económico. De esta manera, podemos descolonizar las formas impuestas de pensar y entender la realidad que subordinan, apostando por una justicia epistémica que implica cuestionar las relaciones de poder existentes.

3. Hacia un Trabajo social comunitario sentipensante

Consideramos que los postulados expuestos anteriormente trazan un horizonte ético- político en la acción de un trabajo social comunitario sentipensante, pues además de movilizarse por las desigualades sociales presentes en los territorios y comunidades, se moviliza por las potencialidades y formas de organización social y popular, reconociéndolas como accionadoras e influyentes en las dinámicas comunitarias, sociales y culturales, es decir en sus (re)exitencias.

Hoy por hoy las organizaciones sociales y comunitarias en los territorios representan acciones de respuesta a las formas de común-unidad y que direccionan sus prácticas desde la autogestión y autonomía. También los lideres y lideresas tiene un papel importante en este reconocimiento pues se convierten en aliados/as para el trabajo mancomunado y el tejido de conexiones y relaciones para las juntanzas.

En este sentido, se comprende el trabajo social como un campo de acción asociado al conocimiento que construye la profesión desde su praxis en los territorios y en diálogo con las personas y comunidades (un trabajo de campo, territorial, en las calles y a pie) que fundamenta conocer de primera mano las realidades y necesidades sentidas, desde lo vivido y lo sentido (Sierra. 2022, pág. 6).

El trabajo social comunitario sentipensante tiene un lugar de enunciación socio-critico -decolonial, en tanto comprende las resistencias de las organizaciones comunitarias y populares (re)conociendo los saberes que le han configurado con disposición para el aprendizaje. Es así, como hoy solo queda hacer resistencia para tensionar la recuperación de la ética, de la consciencia, de la reflexividad y de lo político, como fundamentos de una actuación profesional comprometida con lo subalterno (Jarpa.2020, pág. 313), pero también comprometido con relaciones de horizontalidad, dialogo y rechazando las relaciones asimétricas con las comunidades y organizaciones sociales, es decir un trabajo social al servicio de la comunidad y lo popular.

Como conclusión coincidimos con (Jarpa. 2020) quien reafirma que para “ser” un/a trabajador social sentipensante y actuar coherentemente, debe existir una dosis fundamental de indignación ante a la desigualdad; de creatividad para buscar incesantemente maneras nuevas y mejores de actuación profesional; de pasión inclaudicable para luchar por cambios sustanciales en las formas actuales de existencia; en fin, un trabajo social que piensa, pero que siente, esto es, un trabajo social sentipensante (pág. 313)

4. Trabajo social en clave de la educación popular

Retomamos la educación popular entendiéndola como una herramienta de suma riqueza para la elaboración de estrategias de intervención/acción social profesional y la producción de pensamiento crítico. Este tipo de pedagogía instala radicalmente el carácter político e intencional de la educación (Freire, 1970:70 como se citó en Lavalle, et.al. s.f.). Por lo tanto, la educación popular permite desarrollar nuevos horizontes de sentido a la comunidad y a sus procesos populares, propiciando reflexión sobre sus prácticas y significancias desde lo político. Es así, que la educación popular se constituye como un campo complejo de articulaciones múltiples cuyas prácticas entrecruzan demandas provenientes de diversos grupos, sectores y sujetos sociales, resultando configuraciones socio-históricas y culturales particulares, lo que muestra el carácter abierto e históricamente construido del mismo (Gómez. 2015.pág,135).

La Educación popular y el Trabajo social crean opiniones críticas sobre el quehacer relacionado hacía y para la acción social en los diferentes territorios, evidenciando un actuar colectivo y participativo. Además, facilita la apertura a pedagogías sociales emergentes que dialogan de una forma horizontal con las organizaciones populares y comunitarias, sumando pedagogías existentes como la pedagogía freireana, pedagogía crítica, pedagogía reflexiva, pedagogía intercultural y pedagogía social y de la liberación, contemplando los aportes de cada una de estas, para realizar de una pedagogía crítica y social con la comunidad encaminándose hacia la promoción de la equidad, el respeto, la solidaridad, la inclusión social, la empatía, la diversidad, la participación activa y la justicia social.

De manera que las y los trabajadores sociales en clave reflexiva con la Educación Popular pueden comprender la acción social desarrollada en diferentes contextos en perspectiva ético-política, enfocada hacia las alternativas al desarrollo como manera de argumentar los lugares de enunciación y acción social hacia una perspectiva decolonial.

A partir de lo anterior, es preciso reconocer la importancia de contemplar nuevas metodologías y bases teóricas a la hora de realizar la acción social como profesionales en conjunto con la comunidad, es por esto que bajo este análisis, la propuesta Desde abajo, por la izquierda y con la tierra emerge de la necesidad de reconocernos como otredades, diversidades, seres sintientes y pensantes. Esto promueve una pedagogía basada en conocimientos construidos colectivamente, saberes populares que contribuyan al aprendizaje, y empoderen a las personas para transformar su realidad social.

El trabajo social comunitario y la educación popular se complementan mutuamente; mientras el trabajo social comunitario proporciona un marco estructural y metodológico para la intervención social, v de la conciencia crítica y el aprendizaje colectivo. Sin embargo, como punto de convergencia ambas miradas se enfocan en la participación de los sujetos y en el fortalecimiento de las comunidades para abordar las desigualdades, reconocer las potencialidades y promover la emancipación.

En resumen, el trabajo social comunitario y la educación popular comparten un enfoque centrado en la participación, el empoderamiento y la transformación social de las comunidades, buscando fortalecer las capacidades y promover la justicia social a través de la movilización y la organización colectiva desde un devenir etico-politico hacia la trasformación social, que como lo enuncia (jarta. 2020) implica plantear “otro” modelo o modelos posibles.

Propuesta para el reconocimiento de organizaciones sociales y comunitarias: Desde abajo, por la izquierda y con la tierra

Esta propuesta para la juntanza de las organizaciones sociales y comunitarias tiene tres formas de introspección colectiva y vertientes de significación: desde abajo, por la izquierda y con la tierra.

En primer lugar, la vertiente del pensamiento “desde abajo” surge desde la activación política de las colectividades y los grupos subalternos, comprendiendo las luchas, las resistencias y las movilizaciones y poniendo a la vida como eje central.

Con respecto a lo anterior, se constituye así el horizonte de las culturas e igualmente de luchas nuevas, aun en contextos urbanos, pensando desde la rearticulación epistémica, económica y política. Buscando revolucionar el poder, actuando desde abajo hacia arriba (Escobar, 2018).

Además, esta vertiente maneja un pensamiento autonómico el cual “se refiere al cuerpo de conocimientos más articulados y discutidos que emerge de los procesos autonómicos, los cuales incluye una gran variedad de experiencias y propuestas a lo largo y ancho del continente, desde el sur de México al suroccidente de Colombia, y desde allí al resto del continente” (Escobar, 2018, p. 128). Asimismo, este pensamiento enfatiza en la reconstitución de lo comunal dentro de las concepciones no capitales y no liberales. Es decir, está establecida por mundos construidos bajo el postulado ontológico de la profunda interrelación e interdependencia de todo lo que existe.

En esta perspectiva y vertiente se propone a partir del trabajo Social comunitario hacer la lectura de realidades desde abajo. Y se plantea la elaboración de una cartografía subjetiva, la cual consiste en realizar un gráfico de un objeto, cuerpo o ser viviente que represente al líder o lidera social en el marco de su organización comunitaria y/o popular de modo que le permita reflexividad sobre aquellos que le ha movilizado para realizar acciones en los territorios. Es decir, comprender el pasado, y muy especialmente, su larga historia de mimesis, adaptaciones y colaboraciones de su proceso comunitario y popular.

La cartografía subjetiva es una herramienta de las ciencias sociales que aplicada a las organizaciones sociales permite crear mapas de percepciones que reflejan las vivencias de los sujetos sociales con relación a su espacio social. Este método visibiliza las múltiples dimensiones y significados del espacio, proporcionando un análisis crítico de la subjetividad inherente al territorio, así como de las relaciones de poder que se forman en torno a su organización social o popular.

Esta permite entendernos y posicionarnos respecto a nuestros sentires, emociones, pensamientos, espiritualidades entre otras, como compresión de nuestros lugares de enunciación, convirtiéndose en una narrativa para la construcción de subjetividades desde la experiencia organizativa.

Se propone aplicar la cartografía subjetiva de la siguiente manera:

  • Dibujamos una ilustración o una silueta con la cual nos sentimos identificados de manera personal, (cada persona pueda dibujar su propia interpretación de su territorio, cuerpo o imagen)
  • Visualización de lugares que habitamos: En la ilustración o silueta ubicamos algunos de los espacios que habitamos cotidianamente mediante preguntas generadoras, ¿qué lugares identificamos?, ¿dónde ubicamos esos lugares en ese cuerpo/silueta? ¿dónde ubicamos esos caminos en ese cuerpo/silueta? Proponemos dibujar todos aquellos lugares que consideremos importantes o necesarios visibilizar en un mapa del territorio que habitamos.
  • Lugares que menos nos gustan: Posteriormente proponemos a las personas participantes que señalen en estos mapas (siluetas) del cuerpo-territorio aquellos lugares que menos nos gustan, donde sentimos digna rabia, desigualdades, tensiones, disonancias, y se ha hecho resistencia.
  • Lugares de transformación: Por último, reconocemos en ese mapa (silueta) los lugares donde encontramos nuestra maneras otras de reexistencia, lucha y acción social , y se propone las siguientes preguntas: ¿dónde nace y se ubica esa reexistencia, lucha, rebeldía?, ¿en qué parte de la silueta ilustrada?, ejemplo en la calle, en la plaza, en la comunidad, en la universidad, ¿cómo se expresa reexistencia, lucha y acción social?, ejemplo, una palabra, una canción, una acción que ubicara en la silueta.

Esta cartografía subjetiva es complementada en narrativa con un círculo de la palabra en la que se socializan los sentires que surgieron de esta experiencia cartográfica y que posibilita ese reconocer desde abajo.

El círculo de la palabra es un espacio que se ha utilizado durante años en algunos pueblos originarios, como prácticas ancestrales para compartir saberes y conocimientos, de esta manera se ha adaptado a ejercicios que permiten ubicar un sentido y un lugar de enunciación de los participantes de este. El círculo de la palabra está transversalizado por el respeto, la escucha activa, la participación, la reflexividad y la identificación tanto de experiencias propias como las compartidas

La segunda vertiente “por la izquierda”, motiva a sentipensar desde el pensamiento crítico latinoamericano y la forma cómo se construye el conocimiento. Se propone poner en cuestión el territorio junto a las relaciones interpersonales que se dan allí, estas concepciones al ser reconfiguradas fuera del pensamiento desarrollista y capitalista, invita a priorizar las relaciones sociales resaltando su sentido más comunitario en aspectos que las transversalizan como lo son: la territorialidad, su autonomía y su sentido comunal (Escobar, 2018).

Por consiguiente, esta vertiente de la propuesta reconfigura el conocimiento, ya que los saberes y las prácticas comunitarias le dan prioridad a la lectura situada de acuerdo con las dinámicas que se presentan en los territorios. Cada organización popular y comunitaria transforma sus lugares de enunciación creando alternativas (otras) de existencia/reexistencia. Por lo que, las luchas y las formas de existir en los territorios, son las que fortalecen el tejido social en su diversidad de alternativas de habitar los territorios; la cual termina siendo característica primordial del pensamiento decolonial, desde la armonía en las relaciones múltiples y realidades que transforman el sentido estricto de la individualidad a una colectividad de pensamientos y acciones.

Esta vertiente se materializa al reconocer formas de autosustento y bienestares a partir del mercado justo, economías populares trasformadoras, huertas comunitarias y/urbanas, prácticas artísticas y culturales accesibles a los sectores populares, entre otras, es decir acciones comunes para la acción y la reexistencia desde la perspectiva de la izquierda.

La izquierda tiene un sentido simbólico entendiendo estas prácticas como contrarias a las estructuras capitalistas, dominantes e institucionalizadas (una derecha). Y configuradas por la izquierda, una categoría que fluctúa y está en permanente construcción. El horizonte de sentido para este apartado nos lo da Arturo Escobar, planteando la necesidad de empezar a retomar la izquierda en primer lugar desde el nivel teórico como forma de problematizar y replantear. Implica de manera colectiva reconocer lo que han hecho, las acciones, las prácticas sociales populares, actividades, procesos, entre otros.

También se materializa mediante el desarrollo del círculo de la palabra y la técnica de tendedero social para identificar las trayectorias, logros y formas de relación entre organizaciones sociales y populares. Esta es una técnica que permite ubicar distintas opiniones y categorizarlas, además de hacerlas visibles a modo de un tendedero Es así como se sugiere su desarrollo de la siguiente manera:

Previamente se solicitará a los participantes enviar una serie de fotografías con sus descripciones, y que representen relevancia en el proceso social de cada organización comunitaria y popular, las cuales ya se encontrarán colgadas en los tendederos a modo de activadores de memoria, cuando se realice la actividad del tendedero social.

Posterior se solicita a los participantes realicen un recorrido por el tendedero, con el fin de que vayan reflexionando sobre sus procesos y el de otras experiencias.

Seguido, se indica realizar una serie de preguntas orientadoras, cada una con una hoja de color diferente en la cual se escribirá la respuesta para finalmente colgarla en el tendedero

Las preguntas orientadoras son: ¿Cómo ha sido su trayectoria en el territorio? ¿Cuáles son sus apuestas y acciones de su organización? ¿sujetos con quienes acciona o desarrolla el trabajo su organización?

Posteriormente, se les solicitará a los participantes recorrer nuevamente el tendedero con el fin de leer y reflexionar en torno a las respuestas del resto de compañeros, con el fin de encontrar puntos comunes que luego ser socializados.

La tercera vertiente “con la tierra” nos invita a desarrollar una reflexión profunda y desafiante sobre el papel de la naturaleza y la cultura en la construcción de nuestra sociedad y el mundo en el que vivimos. El pensamiento de la tierra lo plantea Escobar como una dimensión más práctica que teórica y más antigua que las dos anteriores (desde abajo y por la izquierda), entendiendo que toda comunidad que habita un territorio sabe que es vital para su existencia y en que todo ser vivo es una expresión de la fuerza creadora de la tierra.

El/la Trabajador/a Social en su quehacer comunitario vinculado a la educación popular necesita desarrollar procesos críticos que permitan a las personas comprender su realidad y transformarla, tal como lo sugiere Freire en La pedagogía del oprimido. Freire sostiene que la educación debe ser un proceso de liberación y que es necesario analizar críticamente las estructuras sociales y económicas que generan desigualdad y opresión.

Los procesos educativos desde el Trabajo Social Comunitario buscan la formación y aprendizaje dirigido a comunidades en contextos sociales diversos, con el objetivo de promover sus opciones propias de futuro (acciones futuras). Dicho esto, propiciar el reconocimiento de las organizaciones comunitarias y populares desde el pensamiento de la tierra, se basa en una perspectiva crítica y reflexiva, que busca analizar y comprender la realidad social, las problemáticas que afectan a los sujetos y comunidades, para luego tejer horizontes de sentido que permitan que la fuerza de trabajo colectivo genere la transformación de sus propias realidades.

En ese mismo sentido, la importancia del desarrollo de herramientas de juntanza concluidas en un pensamiento con la tierra permite entender como concebimos la naturaleza y la sociedad en una construcción social que está influenciada por nuestras experiencias y relaciones con el mundo de la vida; en perspectiva de Arturo Escobar y su obra sobre el pensamiento de la tierra es la noción de “ontología política”. Esta idea se refiere a cómo nuestras ideas sobre la naturaleza y la sociedad influyen en la forma en que organizamos nuestras vidas y nuestras comunidades. Escobar sostiene que muchas de las crisis ambientales y sociales que enfrentamos en la actualidad son el resultado de una ontología política que se basa en la explotación y el dominio de la naturaleza.

No obstante, este momento se materializa colectivamente al plantear la cartografía social y simbólica de juntanza, colectivización y sostenibilidad de las organizaciones, en un “común” de fortalecimiento de lazos, de autosustento, buen vivir como proyecto político y opción propia de futuro. Es decir, se propone la cartografía social simbólica con la tierra como medio para componer colectivamente las apuestas entre las organizaciones sociales y populares.

En este sentido la cartografía social y simbólica tiene temporalidades: El pasado, forma parte de una memoria colectiva en la que se puede evidenciar la transformación que han tenido las relaciones y lo que estas han generado en el desarrollo de sus propósitos organizativos. El presente, demuestra la situación actual de la organización popular y comunitaria y su evolución; permitiendo observar los procesos o proyectos actuales que se están llevando a cabo. El futuro, hace referencia a lo que desean alcanzar, creyendo en las utopías como posibilidades y una nueva visión de esas apuestas colectivas con el fin de establecer lazos colaborativos y crecer hacia un objetivo en común.

Para el desarrollo de la cartografía social simbólica se plantea la imagen alegórica ubica los significados que ha tenido la experiencia de la organización comunitaria y popular:

  • La germinación: La historia de cómo y dónde surge la organización.
  • Crecimiento: el proceso y las acciones que les caracterizan en el territorio y con quienes.
  • Maduración o cosecha: Objetivos que se proponen alcanzar en el territorio como posibilidades de futuro

Al finalizar el ejercicio cartográfico se desarrolla un círculo de la palabra que tiene como objetivo encontrar apuestas en común y opciones de juntanza y tejido de vínculos entre las organizaciones. Figura 1: Imagen simbólica de la huerta para cartografía social simbólica

Imagen que contiene nombre de la empresa

Descripción generada automáticamente

5. Conclusiones

  • La propuesta para la juntanza desde la perspectiva acción-reflexión-acción nos ofrece estrategias basadas en los saberes colectivos de las comunidades. Esto implica una relación de diálogo horizontal y de reciprocidad con las comunidades, subrayando la importancia de integrar el conocimiento popular en la práctica profesional del trabajo social.
  • Es posible realizar propuestas de intervención a partir de una postura crítica y decolonial utilizando el enfoque de Acción-Reflexión-Acción con el objetivo de intercambiar y construir saberes desde las diversas formas de vida y prácticas liberadoras.
  • Arturo Escobar aporta una perspectiva teórica que invita a reconsiderar las dinámicas inherentes al Trabajo Social sentipensante, en clave con la educación popular y explicitando la apuesta por un enfoque “desde abajo, por la izquierda y con la tierra”.
  • Esta metodología basada en postulados teóricos prácticos y el ejercicio de la reflexión crítica busca integrar todos los saberes y categorías, producto del conocimiento de las comunidades y organizaciones populares y comunitarias como aquellas expresiones potentes que materializa el pensamiento crítico latinoamericano, posibilitando la construcción de modelos y alternativas al desarrollo. Se promueve así la justicia social, epistémica y ambiental, la vida digna, la defensa de la tierra y la comunidad como eje central de la vida y el cuidado colectivo. El objetivo es proyectar horizontes de sentidos en procesos que permitan comprender que hay otros mundos posibles, que se tejen desde abajo, por la izquierda y con la tierra.
  • La construcción de propuestas de intervención/acción social en un Trabajo Social decolonial implica, por tanto, una reflexión crítica sobre la disciplina y la necesidad de descolonizar las prácticas y procesos de intervención social tradicionales o positivistas que se basan en la continuidad de las estructuras sociales dominantes. Esto implica trabajar con las comunidades, caminar los territorios, reconocer sus saberes, conocimientos y prácticas, para recrear las intervenciones/acciones sociales a las realidades interculturales y diversas.
  • De allí que nuestra praxis profesional debe apuntar a un proceso de descolonización, ya que como interpela Patiño (2014), los conocimientos situados brindarán una mayor comprensión y generación de apuestas otras de accionar desde las situaciones sociales de Latinoamérica, lo que nos conlleva a replantearnos las prácticas cotidianas y las relaciones interpersonales, con el fin de tener una perspectiva histórica, crítica e intercultural en aras de comprender la diversidad de los territorios.

6. Referencias

Bermúdez, C. (2011) Intervención social desde el Trabajo Social: un campo de fuerzas en pugna. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5857496

Escobar, A. (2018) Otro posible es posible: Caminando hacia las transiciones desde Abya/Yala/Afro/Latino-América. 1° Edición. Colombia; Editorial Ediciones desde abajo.

Freire, P, (1987) Pedagogía del oprimido. (36a. ed.). México: SIGLO XXI.

Freire, P. (2011). La importancia de leer y el proceso de liberación. 19ª. Edición. México; Editorial Siglo XXI.

Gómez, E, et. al., (2020) Ética intercultural y decolonial de Trabajo Social Medellín: Pulso & Letra. Universidad de Antioquia,

Gómez, M (2015). Educación popular, alternativas pedagógicas y sistematización de experiencias. historia y horizontes. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia Boyacá, Colombia.

Ghiso, A. (2015). La era de los profesionales inhabilitados. En A. A. Castrillón, La filosofía hoy. Medellín: Fondo Editorial FUNLAM.

Jarpa, C. (2020). Prácticas de resistencia y trabajo social comunitario: forcejeos y tensiones ante las lógicas de dominación del modelo colonial y capitalista* Revista eleuthera, vol. 22, núm. 2, 2020, Julio-Diciembre, pp. 309-326 Universidad de Caldas.

Lavalle, G., et.al., (s.f.) Trabajo social y educación popular: Reflexiones sobre jóvenes en contextos de encierro punitivo https://www.trabajosocial.unlp.edu.ar/uploads/docs/guido_lavalle_sanchez_ramos_gt_41.pdf

Sierra, D (2021). Recuperado de https://www.margen.org/suscri/margen104/Sierra-104.pdf


Reseñas de autoras/es

Dalis del Pilar Sierra Polanco. Colombiana. Trabajadora social. Magíster en Desarrollo educativo y social. Docente ocasional programa Trabajo social Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. Colombia. dsierra@unicolmayor.edu.co

Anderson Duván Ramírez Parrado, Colombia. Estudiante último semestre de Trabajo Social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. Colombia. aduvanramirez@unicolmayor.edu.co

Angie Carolina Arévalo Salgado. Colombiana. Estudiante último semestre de Trabajo Social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. Colombia. acarolinaarevalo@unicolmayor.edu.co

Camila Alfonso Martínez. Estudiante último semestre de Trabajo Social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. Colombia. calfonsom@unicolmayor.edu.co

Carlos Alberto Cadena Porras. Colombiana. Estudiante último semestre de Trabajo Social de la

Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. Colombia. cacadena@unicolmayor.edu.co

Jhon Anderson Mogollón Solona. Colombiana. Estudiante último semestre de Trabajo Social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. Colombia. jamogollon@unicolmayor.edu.co

Mauren Manuela Reyes Ruiz. Colombiana. Estudiante último semestre de Trabajo Social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. Colombia. mmreyes@unicolmayor.edu.co

Nataly Romero Barón. Colombiana. Estudiante último semestre de Trabajo Social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. Colombia. natalyromero@unicolmayor.edu.co

María Alejandra Rodríguez Aldana. Colombiana. Estudiante último semestre de Trabajo Social de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Bogotá. Colombia. marodriguezaldana@unicolmayor.edu.co


  1. La Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca en su plan de estudios de los semestres séptimo y octavo, tiene la práctica de comunidad en trabajo social, espacio de aprendizaje en el que se suscita esta apuesta.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

14 + once =