Reflexiones y Desafíos para la construcción de un proyecto ético-político del Trabajo Social en el Perú

Fecha: 28 junio 2023

Nueva Acción Crítica: N° 15-2023

Páginas: 04-16

Autor:

Carlos Hermenegildo Quispe Crispín: Peruano, Lic. en Trabajo Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Egresado de la Maestría en Trabajo Social especialidad promoción de la familia e inclusión social, por la Universidad del Altiplano- Puno. Autor de artículos en revistas de Argentina, México y Perú. Autor de los libros: 1.- La Promoción Social “Una práctica desde el Trabajo Social”, 2.- La violencia contra la mujer “Una mirada y praxis desde el Trabajo Social”, 3.- Prácticas formativas en el Trabajo Social: Aproximaciones críticas. Correo electrónico:carlosquispecrispin@gmail.com

Resumen:

La edificación de un proyecto ético político profesional en el Trabajo Social peruano, se da partir de la necesaria unidad de los diversos espacios profesionales desde una idea colectiva en búsqueda e incidencia en el bienestar y transformación de la sociedad. Generando dos rupturas en el colectivo profesional; la primera contra el individualismo profesional, proponiendo organicidad gremial en todos los niveles, para la defensa y posicionamiento de nuestros derechos y de la profesión misma. La segunda, la apertura del debate y polémica centrado en la idea de proyecto ético político profesional, a partir de la explicitación del proyecto societaria hegemónico actual y los otros en pugna. Sucintamente aborda el análisis socio histórico del surgimiento del Trabajo Social en el Perú, ligado a la cuestión social y a la política social. Para ligarlo a la posibilidad de un proyecto ético político profesional en el Perú y que sirva a la legitimidad profesional.

Palabras clave:

Trabajo Social, proyecto ético-político, cuestión social, política social, transformación de la sociedad, práctica profesional

1. Introducción

El presente articulo teórico tiene como finalidad recuperar el debate perdido hace años sobre los objetivos y la necesidad de contar con una “idea colectiva” y principios éticos-políticos, guiadores de la práctica profesional del colectivo profesional del Trabajo Social peruano. Principios éticos-políticos cuajados en el respaldo material de los diversos organismos del Trabajo Social, desde las instituciones de carácter filantrópico, laboral, académico, profesionales y entre otros.

La idea primogénita de proyecto ético político en el Trabajo Social proviene de los aportes de la intelectualidad de las ciencias sociales y el trabajo social brasileño. Sin embargo, los aportes de Marilda Iamoto, Paulo Netto, Carlos Montaño, y entre otros intelectuales del trabajo social brasileño posicionaron el debate en torno a la construcción de un proyecto ético político en el trabajo social brasileño y latinoamericano, relacionado a los proyectos societarios mundiales.

En contradicción, a lo planteado, por Carlos Montaño, en la conferencia IX Jornadas de Trabajo Social en Mar del Plata- Argentina, considera tres proyectos vigentes, el conservador, progresista y reformista, siendo el conservador el hegemónico. En discrepancia con su planteamiento, consideramos la existencia de dos proyectos societarios hegemónicos, un proyecto societario reformista- progresista y el reformista- conservador, ambos en pugna. Reconociendo a la vez la existencia de un proyecto de sociedad, la de carácter transformador, no hegemónico. Siendo en estos proyectos donde sale a flote la intencionalidad del Trabajo Social peruano, a nuestra consideración.

2. “Cuestión social” y el Trabajo Social, análisis socio histórico

El Trabajo Social como profesión surge en los albores de finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX, producto de la configuración de la sociedad definida como burguesa, en avance de los monopolios e industrialización del mundo, en el proceso denominado revolución industrial siendo la impronta para el surgimiento del Trabajo Social.

Una sociedad que a finales del siglo XVIII y finales del siglo XIX, caracterizada por el incremento del comercio mundial, desarrollo tecnológico, la aparición de fábricas y empresas que demandaban el uso de mano de obra, surgiendo así los asalariados. Junto con la concentración y acumulación de capitales se dio la desintegración social de formas de organización y de tipos trabajo como la artesanía, actividades fuera de la lógica del sistema económico que se gestaba, el capitalismo. La revolución industrial como proceso generó problemáticas sociales a gran escala afectando a las personas y familias.

Hartwell (1969), quienes controlaban el destino de Gran Bretaña en la primera mitad del siglo XIX, se preocupó por los males sociales y el aumento escandaloso de la pobreza y extrema pobreza. Conduciéndolos a una amplia legislación para remedir en alguna medida los efectos de la pobreza, sin embargo, interpretándolo como un mal, mas no como algo inherente a la sociedad actual.

Anterior a la revolución industrial, las acciones Estatales de “ayuda social”, se direccionaban por instituciones de caridad y filantropía. Damas de la “alta sociedad”, y mujeres dispuestas a brindar su tiempo ayudando a los desarrapados, mendigos y excluidos.

Ubicándolos en Inglaterra, como el primer país que soporta las consecuencias sociales de la revolución industrial, en la “organización de la caridad” de Sir Charles Loch, el de la mejora de las viviendas de Octavia Hill y entre otros (Miranda, 2003).

No buscando ligar las acciones de ayuda social con el surgimiento del Trabajo Social, como lo conocemos hoy. Por el contrario, el señalamiento de dichos intentos de ayuda social es la demostración historiográfica de la ruptura con aquellas y producto, primero de las justas demandas sociopolíticas de clase trabajadora y segundo la demanda Estatal, en el control de estallidos sociales, creando agentes profesionales, como estrategia de mantención en orden social. El nacimiento de la cuestión social está ligado al Trabajo Social, una temática inscrita en el marco de la modernidad, y por ello, ha estado marcada por el intenso proceso de cambio que distingue al capitalismo (Barba, 2010; p. 26)

Estos fenómenos socioeconómicos impulsaron la masificada migración del campo a las urbes (ciudades), empezando el proceso de industrialización y mecanización del trabajo. La pérdida de poder local y la precarización de las condiciones de vida en el campo obligaron a los campesinos y familias casos a buscar fuera un mejor porvenir económico y social. Contando las urbes o ciudades con gran cantidad de mano de obra para ser explotadas favorablemente por los dueños de las industrias. A mayor oferta de mano de obra, los salarios se reducían debido a la competencia y masificación de obreros.

La falta de oportunidades, y la aparición de problemas sociales, fue propio del escenario histórico del momento. Ante las brechas, exclusiones y precarización de la vida, se generó una etapa de indignación social colectiva que lo asume la clase trabajadora y obrera. Dando inicio, en una primera etapa, a un pensamiento social -político- denominado “ludista”, orientado a la destrucción de máquinas, consideradas; causante de las penurias sociales.

Conforme iban avanzando las luchas sociales y la organización sindical, las concepciones políticas iban estructurándose y explicaban científicamente las causas estructurales de las problemáticas sociales. Incidiendo en hacer público la cuestión social e insertándola en la palestra del Estado como problemas sociales. Generando alarma en los sectores dominantes (burguesía) de la sociedad. La cuestión social fue planteada por primera vez como eje discursivo con interés en hacer frente a los problemas sociales, que se generaban dentro de la expansión del capitalismo, para mostrar los dilemas morales, económicos y sociales surgidos por esta, en especial por la revolución industrial y la exigencia de una respuesta pública (Carlos Barba, 2010).

De manera que podríamos decir que a finales del siglo XIX el discurso de la cuestión social, hasta hoy, gira alrededor de tres (03) temáticas principales: La pobreza, la integración social y la constitución de igualdad, considerando que la pobreza cobra proporciones de eje central, que determina a las otras dos.

En la medida que la capacidad de la presión popular se incrementa en cantidad y calidad, la hegemonía de la clase o bloque en el poder se va menoscabando y su legitimidad social reciente, debiendo recurrirse a mecanismos de recuperación de aquella, sin hacer concesiones que le afecten de forma fundamental (Fernández y Rosas, 1988; p.64)

En este caso, se entiende la política social como un instrumento del Estado intervencionista, y por lo tanto como la instancia privilegiada que crea el espacio de intervención profesional, que constituye el mercado para el Servicio Social y que atribuye funcionalidad y legitimidad a nuestra profesión. Es el asistente social, el agente de implementación de la política social (instrumentalizado por esta) y no lo contrario. (Montaño, 2004; p.5)

3.Aparición de la “cuestión social” y el Trabajo Social en el Perú.

El impacto de la revolución industrial llega tarde y malformado en el Perú, yuxtapuesto a otros modos de producción, como el feudalismo y esclavismo. En tanto; la revolución industrial no es igual al inicio del capitalismo en el país. Algo interesante en el caso del Perú, es la mezcla, como se mencionó, de otros modos de producción.

Tanto el feudalismo, y el esclavismo son la base para el desarrollo del capitalismo incipiente “nacional”, debido a que marcan una impronta en su desarrollo. La génesis del capitalismo (incipiente) en el Perú se dio a finales del siglo XX, en la explotación del guano y salitre surgiendo una época “dorada” por el ingreso a la economía del mundo gracias, a estos dos insumos y abriéndose las puertas al ingreso del capitalismo mundial. Así tuvimos, un desfasado y débil capitalismo peruano, ligado a formas preteridas de producir como el feudalismo y esclavismo.

Las utilidades del guano y del salitre crearon en el Perú, donde la propiedad había conservado hasta entonces un carácter aristocrático y feudal, los primeros elementos sólidos de capital comercial y bancario. Los profiteurs directos e indirectos de las riquezas del litoral empezaron a constituir una clase capitalista. Se formó en el Perú una burguesía, confundida y enlazada en su origen y su estructura con la aristocracia, formada principalmente por los sucesores de los encomenderos y terratenientes de la colonia, pero obligada por su función a adoptar los principios, fundamentales de la economía y la política liberales (Mariátegui, 1983; p13)

La dinámica económica del guano y salitre daría origen a la burguesía, como clase social dirigente que enrumbaría al capitalismo “nacional”. Pero no nacería sola, la acompañaría la clase trabajadora- obrera. Los peones destinados a las faenas del retiro de estos dos insumos ingresaban a un sistema salarial compartido con otros trabajadores como los coolies y en menor medida con esclavos traídos de África.

Tanto el surgimiento de una burguesía y clase trabajadora incipiente es la base definitoria de inicio del capitalismo en el Perú. Siendo evidente las secuelas que traería económica, social y políticamente.

Las problemáticas sociales no saldrían a luz ni se insertarían en la palestra Estatal. Si no fuera por el ejercicio reivindicativo de los sectores que lo padecían, explicado en la primera sección del artículo.

El golpe económico y político de la posguerra contra Chile, produce el predominio del capital británico, y, por tanto, la privatización de los medios fundamentales de la economía del país. Siendo los ferrocarriles (incluido vías férreas) uno de estos medios a ser manejados por capitales extranjeros. Mediante el contrato Grace, técnicamente el dominio chileno y británico se hizo sentir en la económica peruana.

El capital bancario británico contrata y amplia el número de obreros ferroviarios. Convirtiéndose estos en una fuerza sindical organizada junto con los artesanos. Muestra de ello es la creación de la Confederación de Artesanos Unión Universal, 1886. El desarrollo ferroviario une al territorio peruano logrando entrelazar otros sectores económicos. Llevando al fortalecimiento de otros espacios sindicales como los puertos de Mollendo y del Callao.

Siendo el fortalecimiento sindical un factor detonante de acciones sociales de protesta para mejorar las condiciones y salarios laborales. Precedido y en paralelo por pensamientos sociales y políticos que daban un sentido a sus luchas como fue inicialmente el anarquismo, impulsado Manuel Gonzales Prada y posteriormente el socialismo, por José Carlos Mariátegui.

Tanto el anarquismo y socialismo doctrinas que apelaban al problema del poder político estatal para reestructurar un nuevo modelo de sociedad, ponían en jaque al poder de la burguesía del país. Legitimaban las luchas obreras desenvueltas brindando una explicación de las causas de fondo de las problemáticas vivenciadas por los sectores en lucha. Inscribiéndose de esta forma la cuestión social en el escenario peruano social.

Dichas explicaciones versaban en la desigual distribución de oportunidades, problematizando la pobreza a partir de la lucha de clases. Posicionándose la categoría de clase social en los dilemas de compresión, análisis e interpretación de la realidad social de los trabajadores y obreros. Además de ello, impulsando la necesidad de organización entre los sectores víctimas del avance económico.

Las luchas desenvueltas fueron cruentas e incruentas, sintetizando en la creación formal de la primera Escuela de Servicio Social en el año 1937. Surgiendo producto del contexto y no por dádivas ni solidaridad abstracta de la burguesía, como idealistamente creen algunos.

En el Perú, el escenario que demanda la creación de la Escuela fue modelado por la convulsión social (heredada del debate Haya ‐ Mariátegui), la crisis económica (el crack de 1929, reflejada en el Perú por la dependencia económica) y los golpes militares. Ante el asesinato de Sánchez Cerro en 1933, la Asamblea Constituyente Democrática instituye el gobierno de Benavides, y este mandatario entendió que la única forma de reprimir la convulsionada sociedad de esos años era realizando algunas concesiones a los sectores populares. Se dictaron un conjunto de medidas a favor de los mayoristas, entre ellas la fundación de la Escuela de Servicio Social del Perú (ESSP), en 1937 por Ley 8530 (Aguilar, 2008; p.57)

La creación de la Escuela de Servicio Social sintetiza, dos aspectos del derrotero de la cuestión social en el Perú, nucleado en el problema político sindical y la pobreza en el país. El primero, la creación de agentes técnicos- profesionales responsables de aquellos dos aspectos, segundo la imposición ideológica conservadora en la funcionalidad en el que nace el Servicio Social (Trabajo social, más adelante) en el Perú.

Servicio Social, que nace con un instrumental metodológico, técnico, y político, propio que daría el salto hacia el Trabajo Social, luego del proceso de reconceptualización profesional, en el caso peruano; especificándose en el denominado replanteamiento del Trabajo Social. De acuerdo con las demandas sociohistóricas del momento.

4. Políticas sociales y Trabajo Social

La política social como parte de las políticas públicas del Estado, tiene por finalidad dar lineamiento y ordenamiento a la vida social de un conjunto de personas, asentados en un territorio. Mediante la implementación de programas y proyectos, con objetivos y metas adaptativos de largo alcance. Siendo el Estado un órgano de poder, social e históricamente relacionado a las luchas de poder y de proyectos societarios culturales en su interior. Es imposible no entenderlo críticamente sin la categoría de hegemonía cultural de Antonio Gramsci; para explicar como la política social cumple un rol de alineador y ordenador de la vida social.

De este modo, el Estado-coerción (Estado-policía) se puede imaginar extinguible a medida que se afirman elementos cada vez más conspicuos de la sociedad regulada, que acaban por dar lugar a un Estado-ético (Estado-educador), el cual eleva a la gran masa de la población a un determinado nivel cultural y moral; nivel (o tipo) que corresponde a la necesidad del desarrollo de las fuerzas productivas y, por tanto, a los intereses de las clases dominantes (Gramsci, 1980; p.166)

El Estado ético- educador, según Gramsci, destapa dispositivos de orden cultural – educativo, como las políticas sociales, siendo lo educativo y cultural de las mismas crucial. Las políticas sociales son la forma como el Estado ético- educador, llega en la sociedad. Por tanto, la implementación de proyectos y programas lleva “oculto” la hegemonía cultural del Estado dominador. Siendo hegemónico la búsqueda constante de reforzamiento del proyecto societario actual, el capitalismo patriarcal.

Sin embargo, sin caer en el pesimismo intelectual, no toda política social (programa o proyecto) implantado es supeditado mecánicamente y/o determinado por los intereses hegemónicos culturales y políticos, sin poder hacer nada. Al contrario, la voluntad social e individual y más el colectivo, puede revertir tal supeditación por una forma estratégica de implantación de la política social en la realidad concreta. Orientándolo hacia objetivos progresistas y verdaderamente reformistas, tema complejo que escapa a la finalidad del artículo.

La política social es sustancial al Trabajo Social, considerándolo como base legitimadora y sustentadora de la labor profesional. La existencia de la política social determina la conformación del profesional trabajador social para darle operatividad.

Sin embargo, enmarcándolo en los contextos socio históricos, la política social, es convertida muchas veces, en una política de contrainsurgencia social. En momentos de alto índice de lucha social en magnitud, organización y potencia, hasta el límite de acciones insurreccionales que ponen en jaque el poder Estatal. La facción de la clase social detentora del poder Estatal, emana concesiones socio políticas, implícitamente apaciguadores de las luchas e insurrecciones sociales.

De lo anterior, se desprende la idea de contrainsurgencia de la política pública vertida por el Dr. Arriagada, impregnada en la política social, oportuno para orientar críticamente la comprensión de cómo entender la política social.

De forma general la política social es un campo de lucha contradictoria entre la demanda de los sectores populares por mejores condiciones de vida y los derechos que sueltan o consensua la clase dominante. Las políticas sociales son mediatizadas por la pugna de fuerzas sociopolíticas hegemónicas de la sociedad, la burguesía oligarquía y la clase trabajadora, en general.

De esta forma la acción social que se deriva desde la práctica profesional y las políticas sociales son acciones de carácter normalizador, de acuerdo con lo definido por la ideología hegemónica y dominante (Arriagada, 2010; p. 427). Siendo importante la noción del Dr. Arriagada debido a que el Trabajo Social se engloba en las mismas determinaciones ideológicas y políticas de la política social.

Enfocar la relación entre la política social y el Trabajo Social de esta manera, permite sentar las bases para la constitución de un Trabajo Social científico en el Perú. Fundamentado en el reconocimiento ideológico de la cuestión social y la política social, articulado a las luchas sociales, movimientos sociales, necesidad de organicidad del gremio profesional y la institución de un proyecto ético político profesional.

5. El Trabajo Social, y su dimensión económica y política.

La actuación profesional tiene además de un carácter social, uno histórico y político, ligado a la cuestión social. Entendiendo la cuestión social desde sus raíces estructurales y relacionado a un proyecto societaria hegemónico.

El conjunto de cuestiones sociales emergentes hoy y vigentes del pasado, en el que actúa profesionalmente el trabajador social, son entre los más importantes:

  • Pobreza: Ingreso económicos por debajo de la canasta básica de satisfacción. Genera condiciones de vida paupérrimas y cierre a oportunidades de desarrollo.
  • Desempleo: Situación de obstáculo en el acceso a la producción económica de un país. Genera falta de ingresos económicos y niveles de satisfacción escaso de las necesidades
  • Enfermedades: Personas afectadas por unas condiciones de salud que deteriora la situación de una vida digna.
  • Violencia contra la mujer: Fenómeno que recrudece muchas veces en feminicidio, atentando el desarrollo de la familia como núcleo de la sociedad.
  • Migración: De causa económica, recrudece la situación social de las personas en el país de destino.
  • Delincuencia: Olas de violencia que atenta con el normal funcionamiento de la sociedad
  • Afectación socio ambiental: Genera desastres naturales, como huaycos, aluviones, entre otros, repercutiendo en las condiciones social de vida de los afectados.

Tienen una caracterización económica, política y social. Centrando a intervenir el Trabajo Social sobre el factor social afectado. Pero con la responsabilidad del trabajador social de comprenderlos desde la dimensión económico y político, para una mejor actuación profesional. Que permita abrir el horizonte de explicación social, de un nivel micro a un nivel macro societaria. Cuestionando los límites y posibilidades de la actuación profesional. Conscientes de la imposición, oculta muchas veces, del reforzamiento del proyecto societario hegemónico. Y a partir de ello, trazar alternativas de acción social estratégicos que permitan romper tal imposición, expresados en prácticas inmediatistas y pragmáticas.

Los trabajadores sociales tienen una larga experiencia en la práctica de intervención en pro de la integración social y, particularmente, en la atención ante las emergencias. Pero al no ser la emergencia actual temporal ni excepcional, sino estructural y masiva, surge la posibilidad y necesidad de reorientar esas prácticas para contribuir a la construcción colectiva de otra base económica propia de los trabajadores (ocupados, desocupados, sub-ocupados, desalentados que ya no buscan trabajo, pobres o no pobres, etc.) (Coraggio y Arancibia, 2004; p. 2014)

Asumiendo que la actuación profesional, gira en relaciones de poder y dominación social. Así como reproduce lo refuerza y puede también transgredirlo con la posibilidad de ubicarse en las relaciones sociales subalternas, innovando una práctica potencialmente renovadora.

6. El proyecto ético-político profesional (PEPP), en el Trabajo Social

Sentada las bases del posicionamiento en la realidad sociopolítica del Trabajo Social: El proyecto ético –político, es una anticipación ideal de los objetivos que busca el colectivo del Trabajo Social. Lo ético-político entendido cómo valores y principios constituyentes de tal ideal del colectivo profesional. Por su puesto, la construcción del proyecto ético-político es una autorreflexión sobre la autoimagen del colectivo profesional, versado es la madurez social y aceptación de las corrientes de pensamientos dentro de la comunidad académica- profesional.

Por otro lado, remitirnos a su historización nos permite comprender que el llamado Proyecto ético político profesional del Trabajo Social no es una invención académica arbitraria muchos menos, una moda o receta que vendría a resolver, los históricos dilemas de la profesión. Antes que eso, es una tentativa colectiva por construir un proyecto profesional comprometido e inspirado ética y políticamente en los valores emancipatorios que portan las luchas sociales de las clases subalternas: Un proyecto colectivo capaz de incidir y dar una dirección social alternativa al mandato tradicional conservador del quehacer profesional (Marro. 2005; p. 6)

El proyecto ético-político profesional se suscribe en un proyecto societario. Articulando actores de sectores los populares, precisamente víctimas, de la denominada cuestión social. Desprendiéndose una relación dialéctica, entre la cuestión social, el Trabajo Social y el proyecto ético-político profesional.

El proyecto neoliberal de inspiración monetarista. Que busca recortar derechos laborales, políticos y sociales que han conquistado los trabajadores. El proyecto reformista con una vertiente liberal-keynesiana, con algún grado de desarrollo de derechos civiles, políticos, sociales y laborales. El proyecto progresista, el cual busca una alternativa societaria a la actual, dónde se disminuya la desigualdad económica-social (Montaño, 2013)

Es inevitable ubicar al Trabajo Social en el movimiento societario, y a la vez, influenciador de una u otra manera de ella, y viceversa. La imbricación se da en diferentes niveles, en el caso del Trabajo Social, ética y políticamente, es mediante la política social y la “cuestión social” como aval y legitimador de la praxis profesional.

En tanto, constructor de un determinado modelo societario, las políticas, programas y proyectos sociales se sostienen en parámetros, orientaciones, teorías, con sustrato ideológico. En ese sentido, la idea de proyecto ético – político proviene de tal preocupación y de la búsqueda de un nuevo contrato social con los sectores subalternos, víctimas de diversas problemáticas que atraviesa el país y sujetos colectivos, cual el Trabajo Social, profesionalmente interviene. Para que el Trabajo Social no siga siendo reforzador de un proyecto societario que socialmente ha caducado.

Los elementos constituyentes del proyecto ético profesional del Trabajo Social en el Perú, son las siguientes, a nuestra consideración:

La perspectiva colectiva, es un sistema teórico de ideas que refuercen el compromiso de los miembros profesionales, apuntando al respeto de nuestros derechos laborales y de la población vulnerable.

La legitimidad social profesional, es un factor que lo brinda la institución, centro de trabajo, Estado, y entre otros, lo brinda la población/ sujetos “beneficiados” de nuestros servicios profesionales. Plasmado en demanda del profesional por haber realizado un correcto y asiduo trabajo con las poblaciones vulnerables.

Soporte legal- institucional, el marco normativo que valida nuestra existencia profesional. Buscando ampliar el reconocimiento institucional en más sectores laborales.

La capacidad de organización, contar con un fuerte organismo gremial (actualmente débil y fracturado) que haga respetar nuestras reivindicaciones como trabajadores de cuello blanco (profesionales) frente al deterioro de las condiciones, jornadas y salarios laborales.

Orientación ética y política, ligado al plano ideológico, muy distinto a lo teórico, versado sobre los valores sociales orientadores de justicia social y en nuestro derecho a transformar la sociedad.

Queda claro que lo mencionado es sujeto a debate, poniendo a disposición los mismos con tal finalidad.

La edificación del proyecto ético-político deviene de un proceso de unificación de los diversos actores sociales: gremios (profesionales, estudiantes, docentes y entre otros), institucionales (colegios profesionales), académicos (escuelas y facultades de Trabajo Social), estudiantes y egresados profesionales y entre otros. Materializando una participación amplia y plural de las organizaciones que aglomeren trabajadores sociales.

Contar con un proyecto ético-profesional en el Trabajo Social del Perú, define un cuerpo académico-profesional abogadores de la democracia y los derechos cívico-populares, y esto, implica asumir un compromiso, responsabilidad y actitud ante la cuestión social.

En este sentido, hoy con más fuerza, se expresa la necesidad de que las y los trabajadores sociales; participen de y en la construcción de una sociedad más igualitaria y menos excluyente (Falla, Gómez y Rodríguez, 2011; p.210)

La actuación profesional, pone en juego determinados valores y proyectos societarios orientadores y direccionadores de las prácticas profesionales. Explicitar estos proyectos en el imaginario social del colectivo profesional, garantiza que se vuelva consciencia para sí en los trabajadores sociales. Germinal en la construcción del proyecto ético -político profesional en el Trabajo Social.

El proyecto ético-político profesional se rodea por las trasformaciones económicas, sociales y culturales que atraviesa nuestras sociedades, en la asunción de un nuevo rol profesional, individual y colectivamente. La lectura critica de la realidad es fundamental para dar a la práctica profesional una direccionalidad frente a la demanda social y coyuntural.

La implementación del proyecto ético profesional en el Perú, será un producto socio colectivo, y complejo a la vez. El desarrollo de este no está separado del contexto socio político del país, como escenario dinamizador de ideas sociales y políticas. En un contexto como el actual, en que la crisis de identidad colectiva y orgánica ha permeado en las instancias laborales, sociales, académicas, profesionales y entre otros. Logrando la pérdida del debate y polémica de los fundamentos sostenibles del Trabajo Social actual, la idea del proyecto ético político profesional es acuciante.

Sin embargo, el contexto socio político, nunca es determinante para la configuración de líneas de pensamiento socio político en los escenarios, como el profesional. Los impulsos suelen darse en saltos cualitativos en individuos, grupos y colectivos, “adelantados ética y políticamente” a su tiempo.

En una tradición profesional históricamente potente, como es el Trabajo Social peruano[1], y en consonancia a la lucha social desplegada de los pueblos históricamente oprimidos, condiciona factores renovadores para el impulso del proyecto ético política profesional en el país.

Dicho lo anterior, intentaremos trazar algunas condiciones para la implantación del proyecto ético político profesional en el Perú, sin aspirar a convertirla en una receta a seguir, en contrario una propuesta atrevida de plantearlo.

A nivel académico, cambio en la formación curricular de las universidades, pasar de una formación “metodologista- instrumental[2]” a una de mayor teorización y reflexión crítica. Impulsando los estudios culturales en la interpretación de la realidad social, como un todo y de las disputas hegemónicas en el mundo, para posicionamiento estudiantil (futuro profesional) ante la realidad.

A nivel laboral, impulsar el reconocimiento de los profesionales de vendedores de fuerza de trabajo e insertos en lógicas de explotación laboral. Logrando posicionar al profesional a un lado de las fuerzas sociales en pugna, en este caso, el de la clase trabajadora, en tanto, participes consciente de un proyecto societario contra hegemónico, a la actual.

A nivel gremial, abrir canales de participación en los espacios gremiales de mayor importancia en el país, un proceso de “democratización social” de los mismos.

A nivel social, sumado a las anteriores, ligazón a los movimientos sociales reivindicadores de derecho social. Convirtiéndose en activistas y militantes sociales.

Tales condiciones conjugadas en la dialéctica de los momentos históricos, hará surgir como idea la impronta de debate y posicionamiento de un proyecto ético político profesional en el país. Siendo un proceso rico, vivo, complejo y expectante.

Conclusiones

  • Un proyecto ético-político profesional en el Trabajo Social deberá incluir un marco de principios, valores y objetivos que apuntalen a promover cambios profundos en las estructuras políticas, económicas y sociales, a fin de lograr una sociedad más justa y equitativa. Entre ellos debe incluir: la defensa de los derechos humanos, la promoción de la igualdad social y económica, la protección del medio ambiente, y entre otros.
  • El Trabajo Social como profesión implica un compromiso de luchar por una sociedad más justa e inclusiva. Para esto, es fundamental tener una perspectiva histórica y política de los problemas sociales, para comprender las raíces estructurales y poder cuestionarlas.
  • La actuación profesional del Trabajo Social se da dentro de un contexto de relaciones de poder y dominación social, que están mediadas por la economía y la política. Si se ignora esto, se pueden llevar a cabo prácticas inmediatistas y asistencialistas que solo refuerzan el sistema opresivo.

Referencias

Aguilar Díaz, G. G. (2008). La Investigación y el perfil profesional del trabajo social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, según estudiantes y docentes 2006. https://cybertesis.unmsm.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12672/3263/Aguilar_dg.pdf?sequence=1

Arriagada, I. (1997). Políticas sociales, familia y trabajo en la América Latina de fin de siglo. https://repositorio.cepal.org/handle/11362/6221

Barba-Solano, C. (2010). La nueva cuestión social en el mundo y en América Latina: más allá de la pobreza. https://core.ac.uk/download/pdf/47243708.pdf

Gramsci, A. (1981). Cuadernos de la cárcel. Ediciones Era. https://www.feduba.org.ar/2016/07/22/cuadernos-de-la-carcel-completo-para-descargar/

Hartwell, R. M. (1971). La Revolución Industrial en Inglaterra y sus consecuencias para los pobres. Texto electrónico. Instituto Universitario ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas). http://www. eseade. edu. ar/files/Libertas/40_3_Hartwell. pdf.

https://www.eseade.edu.ar/files/Libertas/40_3_Hartwell.pdf

Hill, O. (2021). Primeros pasos en el trabajo social: Tomo 1 Viviendas de los pobres en Londres.

https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8443/handle/11185/6304

Montaño, C. (2016). Pobreza, “cuestión social” y su enfrentamiento. Nóesis: Revista de Ciencias Sociales y Humanidades25(49), 69-98. https://erevistas.uacj.mx/ojs/index.php/noesis/article/view/719

Marro, K. (2005). Hacia la Construcción de un Trabajo Social Crítico Latinoamericano: Algunos Elementos para su Problematización. Cátedra Paralela, (2), 59-75. https://catedraparalela.unr.edu.ar/index.php/revista/article/view/83

Quijano, A., & Mariátegui, J. C. (2007). 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. https://centroderecursos.cultura.pe/sites/default/files/rb/pdf/mariategui_7_ensayos.pdf

  1. En la etapa de la reconceptualización el CELATS, cumplió un rol importantísimo.

  2. Ver mallas curriculares de las universidades centradas en el método, y no en el objeto de intervención profesional.

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