México
El virus es un pedagogo que nos está intentando decir algo. El problema es saber si vamos a escucharlo y entender lo que nos está diciendo. Lo dramático es que tiene que ser por esa vía de muertes”-…
Boaventura de Souza Santos
1.- A manera de introducción hiper-polémica.
La vida cotidiana contemporánea se traduce en la existencia-coexistencia de seres humanos, colectivos y sociales, con encuentros-desencuentros que los llevan a compartir o luchar en espacios, tiempos y espesores de un punto específico de la amplia realidad social donde les toca vivir. Lo cotidiano busca reconocerlos, impulsarlos y enlazarlos, aunque, también orienta a confrontarlos, con sus capacidades, habilidades, destrezas, saberes, emociones, sentimientos, simbolismos, percepciones y proyecciones, para así, seguir coexistiendo en entornos no lo suficientemente adecuados para el logro de sus peculiares visiones sobre su bienestar social.
La vida cotidiana plural, traducida en vidas cotidianas diversas, siempre tienen algo de unicidad, pero a la vez son complejamente heterogéneas y contradictorias, ya que integran orgánica-inorgánicamente varias cosmovisiones y generaciones para entender lo “Social”; comparten y confrontan espacios, igual que procesos para la utilización del tiempo social; son fundamento de los mundos públicos y de las vidas privadas, con sus intersticios de lo privado-íntimo y privado-mercantil; se sustentan en las modalidades del conocimiento comunitario-práctico y en actividades sociales experimentadas, reconocidas, evaluadas y sistematizadas, propias de los saberes científicos.
Las vidas cotidianas, por eso, son amplias capas y etapas de directrices, decisiones, prácticas, relaciones, acciones y procesos sociales conocidos históricamente y vivenciados contextualmente por distintos actores sociales, ubicados en alguna parte molecular, meso o macro social de una sociedad determinada. En ese sentido, las dimensiones cotidianas emergen de construcciones micro-sociales, micro-culturales y micro-simbólicas, que aparecen como universos más acotados, sencillos, básicos, pero que en realidad son bien complejos porque conllevan significados de los seres humanos y de sus relaciones con sus entornos mediatos e inmediatos, llegando incluso a lo contextual, a partir de redes de redes sociales con historicidad, construidas, interpretadas, vivenciadas y transmitidas de generación en generación, y que en conjunto buscan incidir en los marcos estructurales de nuestras sociedades.
Pero algo claro en estos momentos que vivimos, es que nuestras vidas cotidianas, no sólo en México, sino de manera planetaria, han dado un giro de 90 grados; se están transformando abrupta y radicalmente; nos guste o no, a veces sin control, ni planeación, ni orientación, y una tesis hiper-polémica que plantea este escrito, es que este 2020, año de la Pandemia por el Covid-19 en el mundo, significará un corte histórico profundo y fundamental en nuestras existencias personales, sociales y globales; esta ruptura será simbólicamente muy profunda porque el slogan milenario del año 2000: “ no es una época de cambios, sino en un cambio de época¨, no aplica para esto que vivimos, pues el tiempo social se ha acortado de enero a junio del 2020, pero, a la vez, este corto tiempo cronológico se ha hecho casi infinito para millones de personas que estamos confinadas en nuestras casas, propias o rentadas.
En ese escenario, consideramos que esta ruptura sustantiva, en términos de transito histórico que acortó los tiempos sociales, no se va a dar de hoy para mañana, pero tampoco en 10, 20, 30 o 100 años, sino en un corto plazo novedoso, que ahora es un tiempo de tránsito histórico (De Souza, 2020), y agregamos que este momento de transición para cambiar en un tiempo social muy corto, más que ver con una supuesta nueva normalidad, significa construir un Nuevo Vivir.
A partir de ese escenario, es indispensable ubicar al Trabajo Social como una profesión, carrera, gremio y disciplina científica, de mayor relevancia en estos momentos históricos que vivimos, porque desde nuestro punto de vista, es un quehacer profesional cuyos retos sustantivos y esenciales tienen relación con ese “Nuevo Vivir”, que es una búsqueda incesante para construir alternativas desde los mismos sujetos mayoritarios de las sociedad, que integren lo económico-político-social-cultural-medio ambiental, pero considerando como centro de todo proceso a los mismos sujetos sociales, buscando propuestas colaborativas necesarias para transformar positivamente las nuevas y viejas formas en que se presentan las necesidades, problemas, intereses y demandas sociales, siempre en acompañamiento estratégico con esos mismos sujetos sociales con los que se comparten anhelos, visiones, proyectos, luchas y resistencias.
En ese sentido, este escrito no busca responder a interrogantes sustantivas y actuales de nuestra profesión, sino que busca abordar inacabablemente las siguientes perplejidades de nuestra profesión en estos tiempos complejos: ¿Nueva Normalidad o Nuevo Vivir? ¿Centralidad de Lo Social o de los Sujetos Sociales?; ¿Intervención o Acompañamiento Social?; ¿Inteligencia o Educación Emocional? Finalmente, cerramos el artículo con un Epílogo: Breve Tratado sobre el Trabajo Social para el Nuevo Vivir, que seguramente nos llevará a seguir pensando y actuando en el marco de esta grave crisis que vivimos planetariamente.
2.- El Trabajo Social Contemporáneo visto desde marzo de 2020 en la Ciudad de México-Tenochtitlán.
Lo contemporáneo es todo aquello que humanamente sucede en el tiempo presente; es decir, pertenece al periodo histórico temporal más cercano a nuestro existir. Lógicamente que vincula pasado y futuro, pero es un dispositivo articulador que primordialmente sirve para señalar todos los actos, hechos, circunstancias, fenómenos y coyunturas que toman lugar en el tiempo presente y que son parte de una realidad particular actual, contrapuesta a las realidades de otros periodos históricos del ser humano. Ante eso, lo contemporáneo tiene relación con aquella parte de las historias y de las vidas cotidianas de nuestras sociedades en que nos tocó y nos toca vivir; es la posibilidad de conocer, desarrollar, criticar, cuestionar, impulsar o aportar; es aquello en lo que podemos ser cuestionadores, pero también en lo que podemos entender y en las relaciones sociales que podemos construir.
Cuando se habla del Trabajo Social Contemporáneo, debemos visualizarlo como parte de nuestra historia y de nuestra vida cotidiana, formativa o profesional; como aquella profesión, formación, disciplina y gremio que nos tocó, nos toca y nos tocará vivir, conocer, desarrollar, criticar, cuestionar, impulsar, comulgar. El Trabajo Social Contemporáneo es aquel en el que podemos intervenir, que podemos ver, palpar, actuar, cuestionar, pero también en el que podemos construir, aportar o transformar.
Para la Federación Internacional de Trabajo Social, el Trabajo Social es una profesión basada en la práctica y una disciplina académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, y el fortalecimiento y la liberación de las personas. Los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el trabajo social. Respaldada por las teorías del trabajo social, las ciencias sociales, las humanidades y los conocimientos indígenas, el trabajo social involucra a las personas y las estructuras para hacer frente a desafíos de la vida y aumentar el bienestar. (FITS, 2018)
Asimismo, cuando hacemos referencia a lo contemporáneo dentro del Trabajo Social, este se ubica en diferentes dimensiones que coexisten en la realidad de nuestro quehacer profesional, a saber:
- El Trabajo Social visto como una profesión: que implica hablar de un campo de actuación profesional reconocido, de un conjunto de conocimientos, metodologías, habilidades y destrezas necesarias para realizar un quehacer o actividad en los espacios laborales a cambio de un salario.
- El Trabajo Social visto como disciplina científica: que tiene relación con un ejercicio intelectual que contrasta teoría y práctica como medio para construir/descubrir conocimientos socialmente benéficos en el ámbito y en articulación con otras disciplinas de las ciencias sociales y humanas.
- El Trabajo Social visto como un proceso formativo: que tiene que ver con los espacios educativos y formativos de las y los trabajadores sociales, es decir, vista como carreras, grados y posgrados, siempre orientados a la formación de profesionales del Trabajo Social.
- El Trabajo Social visto como gremio: desde este punto de vista el Trabajo Social es también espacio de organización estratégica a partir de gremios que defiendan, posicionen y proyecten sus alcances profesionales y disciplinares.
- El Trabajo Social como proceso educativo: es también proceso educativo, formativo y organizativo entre los sujetos, sectores y actores con los que se trabaja simultáneamente al desarrollo de servicios o acciones, potenciando aprendizajes y fomentando la construcción de conocimiento social y popular.
- Trabajo Social como compromiso social y político: deviene en un ejercicio orientado a construir una sociedad igualitaria, democrática, horizontal, plural, tolerante y comprometida socialmente.
En el Trabajo Social Contemporáneo los principios son aquellos lineamientos, preceptos, conceptos, declaraciones y normas que orientan nuestra acción profesional y que son reconocidas socialmente, y que debemos asumir en nuestra práctica, en nuestra relación con otros profesionales y principalmente con los sujetos con los que compartimos acción social, a saber:
- Justicia Social. El Trabajo Social debe entender que todo colectivo humano tiene derechos sociales absolutos, inalienables, universales, que son una conquista, no una dádiva.
- El Trabajo Social debe concebir a todos los seres humanos iguales ente la vida y la ley.
- Todo ser humano debe gozar de libertad, entendida como la posibilidad de construir históricamente sus proyectos colectivos y personales, así como asumir y responder las acciones que de ello emanen.
- Participación. Todo ser humano debe tomar parte activa en los procesos de su entorno social.
- Liberación. Liberar significa avanzar hacia la posibilidad de orientar la toma de decisiones colectiva de forma autónoma e independiente.
- Transformación. Significa dar continuidad histórica a las aspiraciones y acciones necesarias para construir mundos nuevos y mejores para todos y todas a través de cambios positivos y progresivos, desde dentro de lo social.
- Significa tomar en cuenta las múltiples formas de pensamiento y acción que se tienen en la sociedad, así como reconocer y respetar la heterogeneidad de pensamiento y acción social.
- Significa respetar las distintas culturas, e identidades, que se manifiestan en la vida social, ya que las culturas o identidades están conformadas por elementos materiales, simbólicos, históricos, ideológicos y coyunturales que se transforman permanentemente.
- Inclusión y Consenso social. Independientemente de la diversidad y pluralidad existente en lo social, es preciso incluir socialmente todas las expresiones y condiciones, a partir de sus diferencias y conflictos, para así lograr consensos.
- Horizontalidad y Dialogicidad. Siempre se deben establecer relaciones horizontales de intercambio y construcción de conocimientos, ideas y proyecciones con el fin de promover participación activa, consciente y reflexiva de los sujetos sociales, pero deben existir también posturas dialógicas, es decir, de construcción de propuestas a partir del diálogo
- Conciencia de Clase. Tomando en cuenta que la sociedad capitalista está dividida socialmente en clases se debe tener claro a qué clase se pertenece. El profesional del Trabajo Social además de pertenecer a una clase social, debe tener conciencia de su pertenencia y de las contradicciones sociales que ello genera.
- Conciencia de Género. Toda acción profesional de Trabajo Social, debe ser construida desde una visión equitativa entre lo que significa ser hombre y ser mujer en una sociedad y retomando la emergencia de orientaciones y preferencias sexuales divergentes.
- Conciencia de Poder. Toda sociedad capitalista conlleva desigualdad y relaciones de dominio- hegemonía de sectores sobre otros, mismas que se reproducen a menor escala en los espacios sociales micros donde se inserta la acción profesional. Por eso la desigualdad fortalece relaciones verticales y limita la participación social plena, por eso siempre se deben tomar en cuenta el poder alterno, social o colectivo que los mismos sujetos construyen para equilibrar las perspectivas verticales o autoritarias.
Asimismo, para aproximarnos al Trabajo Social Contemporáneo, es un requisito central abordar de manera general la articulación que objetiva y concretiza nuestra acción profesional:
- El objeto de estudio del Trabajo Social, Problemas, Necesidades, Intereses y Demandas Sociales que se construyen en un campo disciplinar específico, en un espacio y tiempo determinado, y se relacionan con su singularidad.
- Los sujetos de la praxis, se traducen en aquellas personas, sujetos, actores, sectores, grupos, movimientos o colectivos humanos concretos.
- Los sujetos profesionales, que somos nosotros los profesionales del Trabajo Social que acompañamos socialmente a los sujetos de la praxis.
- Los espacios para la praxis, son las instituciones, organizaciones o espacios públicos, sociales, privados y micro-sociales desde donde se generan iniciativas para la acción, la práctica social o el bienestar social.
- Las Metodologías para la praxis, conjunto de lineamientos, rutas, procesos, enfoques, etapas, métodos, técnicas, procedimientos, recursos, insumos e instrumentos que se utilizan para incidir en la realidad desde los espacios institucionales o sociales, y son medios para dar capacidad de respuesta a retos y desafíos presentes y futuros, vivenciados y proyectados por sujetos colectivos, que buscan cambiar positivamente sus condiciones de vida.
En marzo de este 2020, desde la Ciudad de México-Tenochtitlan, el ombligo del universo, aún veíamos lejanos los efectos de la pandemia del COVID-19, pero ya nos cuestionábamos con respecto a las definiciones del Trabajo Social, y preguntábamos incisivamente si el Trabajo Social Contemporáneo, con los arsenales teóricos, conceptuales, filosóficos, éticos, epistemológicos, políticos, metodológicos y principalmente con nuestras prácticas sociales científicas, iba a poder enfrentar adecuadamente, desde nuestras trincheras, tanto las especializadas, como las compartidas con otras profesiones, las situaciones sociales inéditas y los impactos sociales negativos que podrían generarse con tal situación. Este debate los discutiremos en los siguientes apartados.
3.- Perplejidades y Desafíos. La Centralidad de Lo Social y las Desigualdades.
Nueva Normalidad o Nuevo Vivir.
Ya es junio de 2020, desde la Ciudad de México-Tenochtitlan, el ombligo del mundo, visualizamos los efectos tremendos del COVID-19 no solo en salud: enfermedades, contagios y muertes, también los impactos económicos, institucionales, y principalmente las secuelas sociales y emocionales, tanto en México como en el mundo.
En ese sentido, la Centralidad de “Lo Social” será uno de los conceptos a debatir, pues tiene relación con las búsquedas incesantes para construir alternativas integrando lo económico-político-social-cultural-medio ambiental, con el protagonismo esencial y para beneficio directo de los sujetos sociales, de las personas concretas, de los actores comunitarios y de los movimientos sociales de regerencia. Se sintetiza en un enfoque o perspectiva: teórica, política, contextual, metodológica y práctica orientada al trabajo de intervención social, con fines de inclusión y bienestar social; busca construir y reconstruir propuestas necesarias para transformar positivamente las nuevas y viejas formas en que se presentan las necesidades, problemas, intereses y demandas sociales, siempre en acompañamiento estratégico con esos mismos sujetos sociales con los que se comparten anhelos, visiones, proyectos, luchas y resistencias.
A partir de estos escenarios, podemos ubicar a la perspectiva de lo “Social” como uno de los retos más sustantivos en nuestras sociedades contemporáneas, donde siempre se privilegió lo económico o lo político sobre lo “Social”, visualizando aspectos tradicionales y de suma relevancia como la educación, la salud, el empleo, el salario directo o indirecto, la seguridad social, la alimentación, la vivienda, la asistencia e integración social. Aunque lo “Social” marca también otro tipo de fenómenos como la transición demográfica, las nuevas formas de organización familiar, los profundos e inéditos procesos migratorios, la multi e interculturalidad sustantiva, las nuevas y complejas enfermedades y los servicios para enfrentarlas, los nuevos centros de formación de pensamiento y saber, las nuevas tecnologías de la información y comunicación, entre otros, que también deben ser acompañadas de nuevas respuestas, instituciones y servicios sociales. Y esto nos obliga, a quienes nos dedicamos al pensamiento y a la praxis social, a asumir nuevas identidades basadas en articular la triada estratégica de saberes: conectar los conocimientos científicos, los conocimientos sociales y conocimientos prácticos, y así, tener la posibilidad de crear espacios de encuentro y dialogo donde se concretiza la posibilidad de construir poderes alternativos, tomando cuenta los espacios institucionalizados que también hay que ocupar y redefinir también.
Asimismo, para la Centralidad de lo Social el Enfoque de Derechos Humanos, es fundamental y transversal, pues es una posición teórico-política, social, educativa, jurídica y metodológica que tiene como finalidad la promoción, planeación y acción social orientada para el trabajo social y cultural con los sujetos sociales plenos; es decir, a identificarlos y potenciarlos, a través de planteamientos estratégicos y de acciones afirmativas, como sujetos con posibilidades para desarrollar propósitos y finalidades transformadoras, en el entorno que los identifica, buscando tomar decisiones colectivas que les permitan establecer espacios para crear y recrear sus intereses y expectativas. Este enfoque se orienta a la promoción, protección y defensa de los derechos humanos de los sujetos sociales, partiendo de principios y normas jurídicas internacionales, nacionales y locales, para exigirlos y ejercerlos.
Existe un segundo aspecto-concepto muy relevante en nuestro análisis de la crisis social: La desigualdad social que es un proceso-producto de una serie de necesidades y problemas sociales, que unos sectores de la sociedad pueden resolverlos, y otros sectores por el contrario no lo pueden hacer; implica una condición, por la que se tiene un acceso y disfrute desigual a los recursos, servicios, apoyos, beneficios, posiciones y status que pondera una sociedad. La desigualdad social está fuertemente asociada a los tratos o accesos desiguales o diferentes que indican discriminación, exclusión, marginalidad, vulnerabilidad, pobreza, debido a cuestiones socio-económicas.
Las Desigualdades Sociales, efectivamente están asociadas a las cuestiones socio-económicas (empleo, salario, prestaciones, procesos de producción, distribución, comercialización y consumo), pero también existen otras desigualdades menos visibles, igual de importantes por los sentidos y significados que se expresan en la vida cotidiana: desigualdades territoriales, sociales, culturales, medio ambientales, de acceso y calidad en el empleo-salario, en la educación, salud, vivienda, entre las ciudades y los entornos rurales, desigualdad ciudad y campo, entre el medio ambiente y la producción, entre otros.
Aunque también resaltan otras desigualdades socio-simbólicas que van a ser visibilizadas y posicionadas en nuestros tiempos contemporáneos, tales como las desigualdades de género, de edad o intergeneracionales, interculturales, familiares, de preferencias sexuales, de posturas religiosas, de posturas políticas, entre otras.
Nuestras sociedades contemporáneas son sociedades desiguales desde el plano estructural, pero también desde los planos micro-sociales y simbólicos, y estas inequidades se expresan en ciertas características que les dan perfiles a nuestros entornos sociales:
- Entornos sociales que son mecanismos de articulación de territorios-espacios y especialmente de sujetos sociales diversos.
- Son a la vez cuna y expresión de otras y diversas visiones sociales, y también de procesos de migración, donde resalta la heterogeneidad-diversidad social y cultural.
- Son mecanismos institucionales y simbólicos de inclusión y bienestar social, pero a la vez de exclusión social para otros sectores.
- Son construcciones históricas, que funcionan a partir de historias, rituales, mitos, memorias, identidades y relaciones sociales-culturales.
- Son el impulso a la diversidad de espacios de consumo-producción-distribución-comercialización de bienes y servicios de todo tipo, incluyendo los culturales.
- Son grandes, medianos o pequeños trayectos, encrucijadas o centros de acumulación de capital, que a la vez generan procesos de irradiación para impulsar y generar otros centros económicos.
- Son instrumentos colectivos de reproducción social y articulación del tejido social macro, meso y micro.
- Son cunas generadoras, dispersoras y receptoras de migraciones complejas, externas e internas, comunes y diversas, nacionales e internacionales.
- Son productos y procesos, medios y fines, para lograr seguridad ciudadana o en contradicción, padecer inseguridad pública.
- Son siempre espacios gestores y promotores de la legalidad, pero también son dispositivo subterráneo para generar, incluso para realizar, acciones para-legales.
- Son imaginarios o representaciones sociales-culturales divergentes o en común, son prácticas sociales cotidianas, conservadoras, pero también transformadoras.
- Las Sociedades se integran con micro-sociedades, que actúan en su interior con sus propias formas de colaboración, organización y participación y se generan en los intersticios de la vida cotidiana: en lo micro, en lo molecular, familiar, en las redes de amistad, de afectividad, de solidaridad y prácticas alternativas.
- Son grandes mapas sociales estratégicos que visibilizan territorios, procesos, esferas, conexiones, instituciones, organizaciones, movimientos, intereses, decisiones, pero prioritariamente, el estar-actuar de los sujetos sociales.
En estos contextos la Centralidad de lo Social y las Desigualdades Sociales aportan mapas-rutas sociales que implican poner al centro a los propios sujetos sociales, para así auto-identificar sus necesidades, y problemas sociales actuales que son más complejos; así como ver en sus contextos nuevas y más profundas desigualdades que producen pobrezas, exclusiones, marginalidades y vulnerabilidades. Asimismo, nos permiten identificar a las instituciones y servicios sociales en crisis profundas en condiciones deficientes, incluso de abandono, por lo que los grandes e inéditos retos y desafíos actuales, son justamente: construir capacidad de respuestas y soluciones novedosas, innovadoras, estratégicas, micro-maso-sociales y estructurales a las necesidades y problemas sociales desde el Estado y sus instituciones y organizaciones que forman parte de la esfera social.
A partir de estas reflexiones, llegamos a uno de los asuntos sustantivos de análisis y debate que detona la pandemia: ¿Hacia dónde vamos? Boaventura de Souza (2020) nos ilustra de manera magistral a partir de tres escenarios que identifica:
“En un primer escenario, las cosas empeoran. La idea es volver a una normalidad que nunca va a llegar y que, con la crisis que tenemos ahora, nos va a generar una sociedad aún más injusta, más insegura y mucho menos democrática. Es el escenario que vamos a tener si nada cambia…Es el peor escenario posible, lo que llamo el capitalismo gore, sangriento, muy violento, que va a matar a mucha gente.
El segundo escenario es cambiar para que todo quede igual. Los capitalistas están convencidos de que, si quieren continuar ganando, tiene que cambiar algo. No lo harán para cambiar el sistema ni para dejar de ser capitalistas, pues quieren seguir ganando, pero tienen que cambiar algo. Por ejemplo, la miseria no puede ser tan grande ni los países endeudarse tanto. Se habla, por ejemplo, de perdonar algunas deudas, pero no de cambiar el modelo de desarrollo. En este marco, llegará un punto donde tengamos un conflicto entre proteger la vida y mantener las libertades democráticas.
El tercer escenario es el de la alternativa civilizatoria y es en el que estoy trabajando. Esta civilización viene desde hace cinco o seis siglos y está llegando al final, sobre todo, en lo que respecta a nuestras relaciones con la naturaleza, que no tienen precedentes. Es el hecho de intentar convertir la naturaleza en un recurso natural infinitamente disponible. En este paradigma, vamos a intentar cambiar hacia otro modelo de desarrollo, hacia otro modelo de consumo, hacia otra matriz energética, hacia otro tipo de economías plurales. A mi juicio, la pandemia es una ventana de oportunidades para empezar a cambiar las cosas. Es por lo que estoy luchando, un proceso histórico que necesitará décadas.” de Souza (2020)
De acuerdo a lo anteriormente analizado, es claro que el segundo escenario proyecta la visión del cambio para que todo siga igual o casi igual; escenario sin cambios de fondo, solo de forma, y por eso se plantea caminar sobre lo que conoce como la Nueva Normalidad, asumir una normalidad diferente dentro del sistema que aparece inalterado; cambiar algo mínimo, pero no cambiar el funcionamiento sistémico.
Aunque, lo interesante de la situación actual, es que en el caso del primer y tercer escenarios planteados, mismos que representarían el vórtice de la bajeza o el vórtice de lo sublime, una posición absoluta y puramente mala o buena para la humanidad, no basta con una nueva normalidad, se requerirá necesariamente de un Nuevo Vivir; una nueva cosmovisión planetaria, que se complementa con perspectivas plurales que emergerían de espacios diversos, locales, regionales, nacionales, que se orientarían a los siguientes fundamentos;
- Pensamientos y prácticas nuevas e inéditas de impacto social en la vida social.
- Procesos y acciones de Defensa, Rescate y Puesta al día de elementos tradicionales.
- Transformaciones de procesos ineficientes e ineficaces pero que son existentes, proyectando cambios lentos, incrementales, que buscan ser estructurales, desde abajo y desde dentro del sistema.
El Nuevo Vivir por esa razón, tiene relación con los procesos de Creatividad-Innovación Social que son multi – enfoques que implican nuevas o viejas formas de participación, organización, educación, nuevos o viejos instrumentos o herramientas y combinaciones de factores orientadas a mejorar las condiciones de vida de la población, a través del mejor funcionamiento y siempre en mejora continua de la institucionalidad y de los servicios sociales públicos, comunitarios, vecinales. Así podemos entender al Nuevo Vivir como un tipo de Innovación Social Crítica, como un concepto que nos remite casi automáticamente pensar y aplicar nuevas y/o retomar viejas rutas, ideas, conceptos, servicios y prácticas, beneficios, procedimientos, métodos, instrumentos, con la intención de ser útiles para el mejor funcionamiento de las instituciones, organizaciones y servicios sociales. La Innovación siempre será la concreción del proceso creativo; es resultado de lo nuevo o la recuperación de lo viejo reformulado, que tiene como último, generar mejorías en los servicios sociales construyendo aportes y acciones desde la misma gente organizada.
Desde esta perspectiva, el Trabajo Social con la mirada del Nuevo Vivir, busca la transformación de ideas creativas, que se convierten en acciones y prácticas concretas, planeadas y novedosas en las instituciones u organizaciones donde se inserta profesionalmente. Por eso, es algo que genera respuestas o alternativas a necesidades o problemáticas de los servicios sociales, pero también es resultado de producir algo nuevo o viejo para el mejoramiento de los servicios sociales que son medios para mejorar las condiciones de vida de los sujetos sociales.
El Nuevo Vivir, es un proceso en construcción, es un planteamiento inacabado que pone en el centro de los procesos a los sujetos sociales, los que en un modelos de sociedad actual, está al último de la fila, y que deben estar hasta el inicio, y por eso es un dispositivo de avanzada, que se conforma como un sistema de pensamientos y prácticas para realizar algo diferente, para logara cambios o transformaciones con los insumos y recursos institucionales con que se cuentan, para lograr a cumplir adecuadamente los objetivos y metas institucionales, organizacionales, sociales, comunitarias y vecinales.
Consideramos que el Nuevo Vivir debe detonar procesos sociales creativos e innovadores, a partir de los siguientes aspectos:
- Con la participación plena y profunda de los actores sociales en diferentes etapas de los procesos.
- Con la capacidad de construir alianzas estratégicas entre actores sociales diversos que permitan fortalecer los proyectos propios y los que sean en común.
- Con la posibilidad de planear la creatividad como construcción social y colectiva, planeada, imaginada, supervisada, evaluada y sistematizada.
- Con el impulso de la construcción de liderazgos sociales comunitarios-organizacionales, no sólo individuales o personales.
- Planeando la vida social con miradas de corto-mediano-largo plazo e identificar colectivamente y de abajo hacia arriba las fortalezas oportunidades-debilidades-amenazas, pero también sus respuestas, o soluciones.
- Con el impulso social para multiplicar contextualmente las estrategias y sus sustentos integrales, proyectando de escenarios y generando alternativas viables y factibles.
- Orientando el trabajo en equipo, para el impulso creativo y estratégico de la formación de equipos de trabajo en lo social.
- Con el planteamiento participativo para definir mecanismos básicos y complejos para la resolución de conflictos y generar procesos de comunicación Institucional (interna y externa) que fortalezca las propuestas sociales institucionales y las autónomas e independientes.
- Con la apropiación social de la creatividad e innovación social por parte de toda la comunidad de referencia, independientemente de su jerarquía, funciones, tareas o actividades.
- Creando la perspectiva Transdisciplinar para el análisis, planeación, realización de prácticas y de la evaluación de los procesos sociales.
4.- Configuraciones Inacabadas I: De la Intervención al Acompañamiento Social.
El Diccionario define el verbo Intervenir como: “acción de tomar parte en un asunto. Interponer uno su autoridad. Mediar, interceder por uno o interponerse entre dos que contienden para apaciguarlos. Sobrevenir, ocurrir. Examinar y censurar las cuentas autorizadamente. Fiscalizar la administración de aduanas. Dirigir, limitar o suspender una autoridad el libre ejercicio de actividades o funciones. Vigilar una autoridad la comunicación privada. Hacer una operación quirúrgica” En ese sentido, el concepto Intervención surge relacionado con las cuestiones quirúrgico-militares, se sustenta en una orientación de interferencia y su finalidad radica en delimitar, orientar, interferir u obstaculizar el logro de una acción (Hill, 1997).
En el ámbito del Trabajo Social el concepto Intervención está asociado con acciones sociales que buscan interferir, guiar o delimitar otras, y sin embargo, el imaginario colectivo retoma la Intervención Social como paradigma central y elemento diferenciador del quehacer profesional de los trabajadores sociales en relación con otras disciplinas sociales. Es necesario aclarar que esta perspectiva convierte en sinónimos acción e intervención, siendo conceptos de significado distinto. Ricardo Hill sintetiza e ilustra de forma impactante lo anteriormente planteado:
“Sin duda, y como algunos críticos lo han señalado, la famosa intervención social está sospechosa pero directamente vinculada a la terminología tanto quirúrgico-médica como bélico-militar. Cándidos o cómplices, los profesionales médico-sociales norteamericanos de los años sesenta adoptaron incondicionalmente los sistemas de administración y organización desarrollados desde el Pentágono que inspiraron la intervención social. La popularización creciente de esta y otras operaciones particularmente en la versión militante de los años ochenta ilustra bien la integración armoniosa de nuestra profesión con el aparato médico-militar-industrial de los países capitalistas avanzados” (Hill, 1997; 61). Ahora también el complejo tecnológico-digital.
Dentro del Trabajo Social, tal vez de forma inconsciente una gran parte de los profesionales del Trabajo Social intervenimos, interferimos, obstaculizamos y ahogamos diversos procesos sociales generados por los mismos grupos sociales con los que trabajamos. Por ello, la categoría Intervención Social, que en el fondo se sustenta en una orientación obstaculizadora, debería ser transformada hacia los marcos de una categoría que, como la de Acompañamiento Social (AS).
Desde la perspectiva de la Intervención Social generalmente se concibe como agente de cambio al profesional que interviene, determina, delimita y aprueba las acciones y las propuestas de los grupos sociales. El/la trabajadora social manda sin necesidad de tomar en cuenta la opinión de los individuos con los que trabaja, desarrollándose una relación paternalista, vertical y autocrática. Por el contrario, desde la perspectiva del (AS) los agentes de transformación son los mismos grupos sociales desarrollando sus potencialidades creadoras y transformadoras. El/la trabajadora social es un profesional acompañante, promotor y facilitador que se inserta en la misma realidad social donde actúa, que coexiste e interacciona con sus integrantes y que incide a potenciar habilidades, capacidades y destrezas colectivas. El/la trabajadora social dirige obedeciendo, construyendo relaciones horizontales, dialógicas y autogestivas y construyendo espacios de poder alternativos.
Por ello, el (AS) se sintetiza en una perspectiva que nos permite relacionarnos complejamente con sujetos sociales que se vinculan a nuestros entornos comunitarios, territoriales, familiares y amistosos; siempre con fines de Bienestar Social. Este proceso busca construir y reconstruir relaciones sociales vigorosas, constructivas, colaborativas, necesarias para transformar positivamente las nuevas y viejas formas en que se presentan las necesidades, problemas, intereses y demandas sociales; este acompañamiento estratégico tiene como centro, medio y fin los propios sujetos sociales que comparten anhelos, visiones, identidades, proyectos, caminares, luchas y resistencias, y que resaltan más que sus diferencias, cuestionamientos y conflictos.
El (AS) siempre va de la mano del Enfoque de Derechos Humanos, generando relaciones mutuas, complejas y dialógicas; es un método para no estar solos, ni solas, para acercarnos y comunicarnos con las personas y juntos construir expectativas y deseos de transformaciones micro – sociales que impactan en lo meso y macro social, y en nuestros entornos contextuales y medio ambientales. Las personas cuando estamos acompañadas posibilitamos procesos de reconocimiento y de resolución de conflictos: mediación, negociación, arbitraje y conciliación.
Asimismo, el (AS) se nutre de la Participación Social, como un proceso educativo, político y metodológico orientado a la toma de decisiones y al desarrollo de acciones colectivas que permiten dar capacidad de respuesta, tanto emergente, coyuntural o estratégica, a una serie de necesidades, problemas, intereses y demandas de un espacio social determinado. Sus principios siempre la enmarcan como proceso educativo, informativo, democrático, dialógico, estratégico, plural y que prioritariamente surge del nivel local-comunitario o micro-social. De acuerdo a su perfil socio-político, la Participación Social siempre se caracteriza por ser una acción planificada, documentada y sistematizada, y siempre va a ser vista como esencial para lograr soluciones sostenibles, es proactiva, sinérgica, irradiante, genera responsabilidades compartidas siendo flexible y adaptable, su finalidad es ser un instrumento de transformación social desde lo micro, desde abajo y desde dentro de la sociedad. Pero, además, tiene diferentes niveles que van inicialmente de la información y opinión, posteriormente de priorización y toma de decisiones, después de desarrollo de acciones, tanto coyunturales como estratégicas, y finalmente, se convierten en hechos de transformación tanto de forma y como de fondo de los problemas, necesidades, demandas e intereses sociales.
El (AS) retoma igual los procesos de Organización Social, entendida como el conjunto de relaciones y procesos que los integrantes de una comunidad establecen como mecanismos de articulación, asociación o agrupación, estructurados, planeados, sistemáticos, permanentes y continuos, que permiten dar capacidad de respuesta a necesidades, problemas y demandas sociales. Por ello, todo proceso de Organización Social siempre es educativo, democrático, incluyente, con perspectiva de género, continuo y permanente, radiante y progresivo, y puede entenderse o verse como fin o como medio, como punto de llegada o de partida.
El tercer eje sustantivo del (AS) es el Empoderamiento Social, que es un proceso de generación y construcción de poderes, es decir, de acumulación de fuerzas y energías sociales que permiten a las colectividades o grupos sociales, incidir e influir en su entorno, priorizar situaciones, tomar decisiones, procurar acciones, siempre con la sistematización de experiencias sociales y comunitarias, y con el fortalecimiento de sus capacidades, confianza, visión y protagonismo para impulsar transformaciones positivas de las situaciones que se viven cotidianamente. El empoderamiento social es un proceso vinculado al reconocimiento de las colectividades de una serie de conocimientos, habilidades, capacidades y destrezas que les permiten su participación plena y estratégica en las transformaciones sociales desde los espacios micro, meso o macro sociales. Por ello, empoderar significa procesar información y generar formación para que los colectivos sean protagonistas de su entorno, para conocerlo profundamente, rediseñarlo y hacerlo mejor, con acciones pequeñas, personales, micro – sociales, moleculares, locales.
De acuerdo a lo anterior, el (AS) se sintetiza en articular Participación, Organización y Empoderamiento Social, dejando atrás la visión individualista y unipersonal, y se conforman como dispositivos socio-políticos y metodológicos que los definen como pilares centrales, sustantivos y estratégicos para la práctica social, siempre retomando las riquezas, oportunidades, potencialidades y recursos de los sujetos colectivos, derivados tanto de su historia y experiencia, como de su contexto, relaciones y proyectos sociales. Tales cuestiones siempre se utilizan por las colectividades como instrumentos con los que aumentan su capacidad de decisión, acción y satisfacción de sus objetivos y necesidades, y a la vez facilitan la articulación con otros actores en beneficio mutuo y solidario ante crisis, y para poder recuperarse, fortalecerse y superar esos hechos.
Finalmente, podemos precisar que, de acuerdo a la formación histórica en Trabajo Social, es claro que tradicionalmente se interviene en la realidad social determinando y/o obstaculizando procesos sociales, aun cuando nuestros intereses esenciales puedan ser distintos a los mencionados. Por ello, consideramos que la categoría Intervención Social que se sustenta en una orientación obstaculizadora debe ser transformada hacia los marcos de una categoría que, como la de (AS), que involucra la posibilidad de des-obstaculizar ambientes, espacios u organizaciones para desarrollar la capacidad creadora, organizativa y asociativa de los actores sociales de un espacio comunitario, grupal, local o institucional específico. Es decir, se busca construir poder desde abajo y desde dentro, no otorgar poder desde arriba y desde afuera.
4.- Configuraciones Inacabadas II: De la Inteligencia a la Educación Emocional.
Inicialmente es preciso mencionar que, desde nuestra perspectiva, el concepto de Inteligencia tiene las siguientes acepciones:
- Capacidad para escoger las mejores opciones en la búsqueda de una solución.
- Se relaciona con la capacidad de entender y elaborar información para usarla de manera adecuada.
- Facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad.
- Capacidad mental muy general que implica habilidad para razonar, planificar, resolver problemas, pensar de forma abstracta, comprender ideas complejas, aprender con rapidez y aprender de la experiencia.
- Refleja una capacidad amplia y profunda para la comprensión del entorno, para ser capaz de capturar el significado de las cosas y darles un sentido, para tomar decisiones adecuadas.
Pero la idea de Educación, así con su apellido, Social, conlleva posiciones que retoman a la Inteligencia, pero que la rebasan sustantivamente, a partir de una primera dimensión que la ubica no solo como proceso mental, sino como proceso social y político que comprende relaciones orientadas a aprender y enseñar simultáneamente, horizontalmente, democráticamente, colectivamente, lo que lleva a la formación de sujetos sociales que cuentan con los conocimientos, habilidades, destrezas, experiencias y herramientas requeridas para actuar y ser protagonistas en su contexto, para transformarlo y mejorarlo, hacerlo más humano y vivible. Existe un segunda dimensión de relevancia de la Educación Social que tiene relación con el proceso de construcción de conocimientos colectivos, producto de esa relación enseñar-aprender, mismos que son indispensables para el desarrollo la vida en sociedad y que en específico son también necesarios para la acción y trasformación social. Y finalmente, la tercer dimensión de la Educación Social que nos interesa destacar, es que nos permite entenderla como un derecho social, como principio, guía y lineamiento indispensable para concretizar el reconocimiento de acciones y parámetros sinérgicos, relacionales, identitarios y formativos, que posibilitan actuar en la sociedad con un marco solidario, comprometido y estratégico.
Por eso, nuestra posición parte de ponderar el concepto de Educación Emocional(EE), es un proceso intra e interpersonal, que pretende potenciar el desarrollo emocional y de los sentimientos; implica reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones y sentimientos, pero también reconocer, comprender e influir en las emociones de los demás, a manera de Acompañamiento Social, como forma de generar capacidad de respuesta a nuestros necesidades, problemas y demandas de la vida cotidiana.
La (EE) es complemento indispensable y constituye un elemento esencial para actuar en las realidades sociales complejas, y tiene como objetivo el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones y sentimientos con objeto de formar-capacitar a las personas para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana, lo que aumentar el bienestar personal y social. Es un proceso de educación no formal, que es continuo y permanente, es decir, dura toda la vida, por eso generalmente tiene un enfoque del ciclo vital, para generar respuesta y propuestas de resolución a conflictos que afectan personal y socialmente.
La (EE) involucra temas tan relevantes como: como la generación y acceso de información expedita y fidedigna para las personas, el sentido de solidaridad social, el tema de los cuidados, la inteligencia socio-emocional, la empatía, intervención en crisis, la contención personal, la mediación, dialogicidad, resolución de conflictos, meditación, arte y cultura para la crisis, trabajo físico personal y grupal, paciencia activa y escucha activa, liderazgo colectivo, motivación y autoestima social, diarios de emociones-sentimientos, resiliencia y diseño de planes de vida después de la emergencia, entre otros, orientados principalmente a la superación socio-emocional del problema emergente vivido.
La (EE) se puede trabajar a nivel personal, familiar, grupal, amistoso, vecinal y comunitario; se puede realizar cara a cara o a través de las redes sociales digitales; se puede comunicar simultáneamente en otros espacios locales, nacionales e internacionales; puede ser institucional o interinstitucional; y lo más interesante, se constituye en un mecanismo superador no sólo del problema social en sí mismo, sino de las problemáticas socio-personales y emocionales que detonaron las personas por vivir esas crisis, y que puede incidir positiva o negativamente. Porque muchas veces se puede superar contextualmente el problema social existente, pero no necesariamente se resuelven los impactos negativos que este puede generar en las personas que lo vivieron. Por eso, requiere seguimiento; su visión es trabajar estos temas personales y sociales simultáneamente, más allá del momento de superar las crisis, como la pandemia que estamos viviendo mundialmente.
5.- Epílogo: Breve Tratado sobre el Trabajo Social: 15 Argumentos para seguir construyendo esperanzas para el Nuevo Vivir
En estos momentos tan difíciles a nivel planetario por la pandemia que vivimos y sufrimos, es necesario articular la triada (TS), (AS) y (EE) desde la perspectiva del Nuevo Vivir, para así enfrentarla de la mejor manera, visualizando aspectos no solo de salud Pública, sino otros de relevancia como la educación, el empleo, el salario directo o indirecto, la seguridad social, la alimentación, la vivienda, la asistencia e integración social, pero marcando también otro tipo de fenómenos sociales como la transición demográfica, las nuevas formas de organización familiar, los profundos e inéditos procesos migratorios, la multi e interculturalidad sustantiva, las nuevas y complejas enfermedades y los servicios para enfrentarlas, los nuevos centros de formación de pensamiento y saber, las nuevas tecnologías de la información y comunicación, entre otros, que también deben ser acompañadas de nuevas respuestas, instituciones y servicios sociales.
Estas condiciones nos obligan como ciudadanos y ciudadanas a asumir nuevas identidades basadas en la articulación de otra triada estratégica: el cruce de saberes y prácticas, para conectar los conocimientos científicos, los conocimientos sociales y conocimientos prácticos, y así, tener la posibilidad de crear espacios de encuentro y diálogos alternativos, micro, acumulativos y articulados, se concretiza también la posibilidad de construir y multiplicar poderes alternativos locales, parciales, aproximativos y articulados, pero sin dejar de tomar en cuenta los espacios institucionalizados que hay que ocupar y trata de redefinir también.
La triada (TS) (AS) (EE), debe generar formas de prevención, planeación y proyección que consiste en intentar minimizar las vulnerabilidades o para prevenir su ocurrencia, fortaleciendo las relaciones-interacciones-comunicaciones-estructuraciones que se generan entre los Sujetos Sociales, y en este caso que vivimos, con las Políticas de Salud, las instituciones-organizaciones y servicios, así como con los profesionales de la salud, para juntos dar capacidad de respuesta y solución a las problemáticas emergentes.
Desde esta perspectiva, podemos ver a la pandemia como problema, pero también como campo de oportunidad y de creación de cuestiones innovadoras, no solamente como una nueva normalidad, sino como nuevos vivires, descubrir tenuemente prácticas nuevas y efectivas, que deben ser visualizadas y por lo tanto, reconocidas. Creo que justamente esas son las grandes perplejidades actuales, seguir poniendo en el centro de los procesos a los sujetos, a las personas, y acompañarlas para dar respuesta a sus demandas e intereses sociales, y también a sus necesidades emocionales. Ante esto, considero que lo que actualmente vivimos, debemos mirarlo como un verdadero campo de construcción, aporte y oportunidad, que incluso va más allá de intervenir solo en los acuciantes problemas de salud como los que estamos viviendo hoy. Y por ello, queremos destacar dos elementos que serán fundamentales en la perspectiva del Trabajo Social del Nuevo Vivir: la Resignificación Social y la Construcción de Utopías Alcanzables.
La Resignificación Social es un aspecto que es poco conocido o reconocido en el Trabajo Social, o que muchas veces se inserta en otros quedando invisible o soterrado, pero que en términos de relevancia simbólica es necesario resaltarlo o visibilizarlo, porque significa impulsar multiprocesos que permitan construir esperanzas y argumentos para mejorar socialmente la vida de las sujetos sociales colectivos, se concretiza en una relación entre el profesional y los sujetos con los que se trabaja, para compartir intereses y demandas siempre pensando en poder mejorar la vida cotidiana; en reencantar su existencia diaria.
La resignificación social es un impulso simbólico que se construye creyendo en que siempre se puede lograr algo mejor en la vida cotidiana, para así seguir la lucha incesante para diseñar presentes y futuros mejores para la gente. Implica construir imaginarios o representaciones para acompañar profesionalmente a los sujetos en los recorridos casi únicos para el Trabajo Social: llegar a los rincones más recónditos y oscuros de la sociedad, para iluminarlos y que con esa luminosidad se puedan diagnosticar vacíos, debilidades, pérdidas, pero también rehacer procesos, descubrir fortalezas y fortalecer potencialidades.
El segundo elemento-concepto de relevancia tiene que ver con las “Micro-Utopías Alcanzables”, ya que cuando se hace referencia a la “Utopía” normalmente se piensa en aquello que se planea, pero que no se logra alcanzar; es lo que se proyecta siempre como algo mejor, pero generalmente es imposible de hacer realidad. En ese sentido, la visión utópica se traduce en aquellas posibilidades de la acción humana colectiva que nos permiten proyectar y construir visiones locales, regionales y globales; equitativas, igualitarias, transformadoras, mejores que las presentes, pero siempre se nos internaliza, que por mejores intenciones y acciones de cambio que tengamos, ese esfuerzo sirve de poco, porque normalmente todo queda casi igual.
Es claro que toda utopía es una narración aspiracional de la realidad que tenemos y de la que queremos; distinta y mejor a la existente, y por eso la visualizamos radical o divergente, pero algo interesante en esta perspectiva contemporánea, es que esa forma alterna de ver el mundo, casi siempre identifica como centro de transformación a las personas, a los actores sociales, a los sujetos sociales, quienes tienen la capacidad de concebir y lograr un mundo alternativo, para pasar de lo inalcanzable, negativo o ilógico, a construir un plan alternativo real, concreto y alcanzable para mejorar la vida cotidiana de la gente. (Bloch, 1979, Krotz, 1998).
La construcción de utopías como proceso histórico, relacional, simbólico e identitario, (Augé, 2000), siempre está asociada a formas de colaboración, participación y organización social, que implican reconfigurar percepciones, posiciones, relaciones, instituciones, reglas, procedimientos, y dispositivos para mejorar condiciones de vida de todos y todas, más allá de su clase o su estrato social. (Orihuela, 2004). Por eso, la propuesta del Trabajo Social del Nuevo Vivir significa cooperar en la construcción de utopías alcanzables, que implican relaciones sociales y relaciones de poder, pues se sustentan en reglas de convivencia que enfrentan la visión utópica individualista y orientada al control social, frente a la creación colectiva de mecanismos y dispositivos que luchan contra la centralización del poder, y buscan, la distribución y uso colectivo de los poderes institucionalizados y más allá, las construcción de poderes alternativos (Krotz, 1999; Orihuela 2004)
El Trabajo Social del Nuevo Vivir entiende que luchar por las utopías alcanzables no significa quedarse en el ámbito del discurso académico con respecto a la realidad social imperante; la lucha por las utopías va de la mano con identificar, cuestionar, denunciar y enfrentar los mecanismos y dispositivos de dominación-desigualdad, como aspiración de un nuevo mundo más justo, más equitativo, más libre. Las relaciones entre utopía y la lucha contra las desigualdades se generan a partir de oponerse a la idea de que la utopía es el “No lugar”, es la imposibilidad o impugnación, y alentar las perspectivas que invitan a entender lo utópico con el potencial concreto, disruptivo y ejecutivo, al combinar denuncia, anuncio, propuesta y horizonte, teniendo una parte propositiva y constructiva desde los mismos sujetos que viven las desigualdades. (Bloch, 1979 y 1988; Krotz,1998 y 1999).
Las utopías en el marco de la lucha contra las desigualdades son entendidas también como aspiraciones a trascender las utopías vigentes, que siempre refieren a ese futuro, cercano, mediano o lejano, que se piensa como diferente al presente al que necesariamente hay que cambiar. Ante eso, se pueden ver dos elementos: el primero es que no hay una sola utopía, sino que hay diversas utopías; y el segundo, es que una comunidad cuando hace su historia, cambia lo que considera deseable y lo que no, por lo que las utopías son históricas, pueden mutar, cambiar, transformarse permanentemente. En ese sentido, consideramos que el Trabajo Social del Nuevo Vivir debe ir orientándose a tomar en consideración los siguientes aspectos sustantivos:
1.- Trabajo Social: Filosofía de la Acción y Arte Científico con centralidad de los Sujetos Sociales.
2.- Trabajo Social: Creando sinergia entre saberes científicos, sociales, artísticos y prácticos.
3.- Trabajo Social: Acompañamiento Social: Participación, Organización y Empoderamiento Social para la transformación.
4.- Trabajo Social: Hacia la construcción de equidad social desde un enfoque de Derechos y con perspectiva de Género.
5.- Trabajo Social: Hacia la formación y empoderamiento de los sujetos sociales.
6.- Trabajo Social: Hacia la construcción de equipos, alianzas y redes de solidaridad. Visión colaborativa: Nunca competir, siempre construir.
7.- Trabajo Social: Hacia el pensamiento y la acción transdisciplinar.
8.-Trabajo Social: Dialogicidad sustantiva, interculturalidad, calidad y calidez cotidiana en la atención social.
9.-Trabajo Social: Reencantamiento de espacios tradicionales de poder, y creación y fortalecimiento de espacios alternativos de poder.
10.- Trabajo Social: Educación Emocional: Empatía, Paciencia y Escucha Activa, Mediación, Meditación, Estímulos y Motivación.
11.- Trabajo Social: Visión Incremental de la transformación: poco a poco, de menos a más.
12.- Trabajo Social: Hacia la renovación y el fortalecimiento institucional y/u organizacional; servicios sociales más dignos para todos y todas.
13.- Trabajo Social: Hacia la construcción de miradas estratégicas y de micro – utopías alcanzables.
14.- Trabajo Social: Procesos de Formación, Capacitación, Actualización y Sistematización continuos y permanentes.
15.- Trabajo Social: Creatividad e Innovación Social para la Incidencia en las Nuevas Políticas Públicas y en las Nuevas Institucionalidades.
Consideramos que uno de los aspectos más importantes que deben caracterizar al Trabajo Social del Nuevo Vivir, es justamente la perspectiva transdisciplinar, porque la mirada y la acción social que se cimentan en la triada: teoría-metodología-práctica, nos permite tener una visión y una praxis estratégica de lo social, en tanto esta mirada-acción se genera en el cruce o en la frontera de diferentes disciplinas científicas, dándonos la posibilidad de actuar en lo social desde el lugar estratégico por excelencia: entre los intersticios de lo teórico y lo práctico, lo abstracto y lo concreto, lo plural y lo singular, lo macro y lo micro, lo global y lo local, lo institucional y lo alternativo, lo interno y lo externo, lo general y lo particular, lo individual y lo colectivo, lo objetivo y lo subjetivo, lo público y lo privado; entre la dimensión de arriba y la de abajo, entre la realidad desde dentro y desde afuera.
A partir de esos escenarios, podemos ubicar al Trabajo Social del Nuevo Vivir como una de las profesiones estratégicas, prioritarias y de mayor relevancia en estos momentos históricos, ya que es un quehacer cuyo objetivo esencial es promover y construir respuestas sociales necesarias para transformar positivamente las nuevas y viejas formas en que se presentan las necesidades, problemas y demandas sociales. Pero también otro tipo de impactos sociales como el aumento de la esperanza de vida, la transición demográfica, las nuevas formas de organización familiar, la migración, la convivencia con otras culturas han producido nuevas necesidades, que también deben ser acompañadas de nuevas respuestas y servicios sociales.
Esto supone que existe un Trabajo Social del Nuevo Vivir diversificado en Trabajos Sociales singulares, diferentes en tiempo, espacio y contexto, sin reconocer un Trabajo Social único, hegemónico, universal e inmutable que se imponga en todas las realidades, sino deben coexistir ciertos principios rectores que guíen la acción profesional, siendo la singularidad del contexto, el momento y situación particular las que definan la orientación o metodología que se requiere. Dentro de una postura del Nuevo Vivir, a la vez que no existe un Trabajo Social único o hegemónico, tampoco tienen razón de ser enfoques unitarios o metodologías únicas, inflexibles e infalibles para todas las circunstancias sociales, sino que existen modalidades profesionales alternativas que se van construyendo frente a la historia y a la cotidianidad. Reconocer que no existe un Trabajo Social único, sino diversas expresiones y orientaciones de Trabajo Social significa que existe la posibilidad de desarrollar colectivamente diferentes acciones, reflexiones, mecanismos, métodos y orientaciones específicas, ideadas de acuerdo al lugar, tiempo, espesor y contexto donde se generen los procesos de Trabajo Social, aunque lo anterior no significa que no existan principios rectores y categorías de análisis compartidas por el colectivo dentro de sus respectivas acciones profesionales.
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ELÍ EVANGELISTA MARTÍNEZ Licenciado en Trabajo Social por la Universidad Nacional Autónoma de México, Maestro en Trabajo Social y Políticas Sociales por la Universidad de Concepción, Chile y Doctorando en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Profesor de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM. Presidente de la Red de Investigaciones y Estudios Avanzados en Trabajo Social A.C. Actualmente es Director General de Educación en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos-México.