Perú
En medio de la crisis sanitaria que vive la humanidad, en el Perú se han desenmascarado las falencias de los diferentes sistemas estatales, la capacidad de respuesta ha sido rebasada en todo aspecto y todos los niveles. El sistema de la salud pública peruana se ha visto superada e incapaz de hacer frente a una pandemia; sin embargo, el gobierno sobre la marcha ha ensayado políticas de carácter económico, educativo, social y de salud pública, en el aspecto infraestructural, ha intentado compensar las necesidades y carencias de los hospitales realizando adquisiciones masivas de equipos, medicinas e implementos de bioseguridad. En la parte educativa ha implementado un programa de aprendizaje virtual, que a todas luces no cumple con los estándares y tiene dificultades para atender a todos los educandos del país; y en lo económico ha tomado diferentes medidas, desde solicitar créditos al banco mundial y establecer subsidios a las poblaciones vulnerables.
La tan alicaída ética pública se ha visto aún más resquebrajada, pues los actos de corrupción por parte de los funcionarios y en las diferentes esferas estatales no tardaron en evidenciarse, acrecentando la indignación popular dado que tales actos ocurren en tiempos de crisis y pandemia, más aun cuando estos afectan directamente a la salud de los ciudadano.
No obstante, otro de los mayores problemas que está haciendo frente el gobierno, es de aspecto económico social, pues ha sido ineficiente en la entrega de prestaciones económicas para la protección social de las poblaciones en situación de pobreza y extrema pobreza; los diferentes bonos que ha emitido no ha llegado a la población objetivo a la cual ha sido dirigida, la evaluación socioeconómica y los focos de pobreza nunca han tenido una evaluación ni localización seria; pues para los gobiernos de turno, el diagnostico social y una sistematización no fue prioridad; así mismo, de los pocos intentos de realizar una evaluaciones social, se ha visto desenmascarada el poco interés que se le ha brindado a las unidades locales de empadronamiento (ULE) y al sistema de focalización de hogares (SISFOH).
Se ha evidenciado además, una disolución y posiblemente un conflicto epistemológico entre el ejercicio profesional del trabajo social y la gestión pública, denotándose una desconsideración a los profesionales de la disciplina del trabajo social para el diagnostico, evaluación socioeconómica y sistematización de los hogares del país, siendo realizada esta actividad de manera improvisada por personas que carecen de facultades y aptitudes académicas para realizar con objetividad una diagnosis social.
Para tal desatención existen varios factores, que van desde lo político hasta lo procedimental, aunque de los más importantes, el más preocupante se encuentra en el marco legal y estructural del trabajo social peruano, ello está generando que diversas disciplinas y profesionales realicen actividades propias del trabajo social, algunos acaparando inclusive desde el aspecto legal de sus gremios.
En el marco del ejercicio profesional del trabajador social peruano, existen varias incógnitas relacionadas al desarrollo y campo laboral de la disciplina dentro de la gestión pública, pues el proceso y la circunscripción en la instancia estatal no han sido muy óptimas, más aun se ha cedido posiciones y espacios laborales a otras disciplinas; pero esto ¿a qué se debe?
Uno de los factores fundamentales y como problemática principal de la disciplina de trabajo social en el Perú se encuentra en la postura filosófica teórica y en el aspecto legal que respalda a la profesión y a los gremios que se han formado en torno la ley, así mismo, la politización que se ha enmarcado en los colegios gremiales, que se han despreocupado en la reglamentación de la ley del ejercicio profesional de los trabajadores sociales del país y se han desentendido espacios laborales que no están definidas adecuadamente, o en su mayoría repentizada de la praxis, empirista sin el amparo técnico, académico o científico.
Si bien existe una ley que sustenta el ejercicio profesional, es la carencia de una reglamentación objetiva la que agobia a los licenciados en esta disciplina, pues se presta a vacíos, mal interpretaciones y situaciones heterodoxas en el alcance del ejercicio; así mismo, conlleva a que “las expectativas de los trabajadores sociales no [sean] resueltas y se [permita] condiciones de inequidad, cuyo resultado es que hasta la fecha tengamos menos derechos que el resto de los profesionales, sin tomar en cuenta que el trabajo que desarrollan los profesionales de Trabajo Social está orientado a mejorar y optimizar la prestación de los servicios sociales, generar condiciones y calidad de vida de la persona, cuya presencia contribuye al desarrollo humano.” (Ponce, sf.).
Desafíos teóricos del trabajo social
Existe un problema mayor, de carácter académico filosófico y un conflicto generacional dentro de la disciplina, pues el pasaje histórico que marca la re conceptualización no ha sido superado por completo, aunque el Perú haya sido uno de los actores del proceso, existe una resistencia a un conservadurismo tradicional, un servicio social vetusto centrado en lo psíquico, y por otro lado una evolución que ha mejorado de manera “ostensible la formación profesional, desde el punto vista ontológico, epistemológico, teórico conceptual, metodológico e investigativo, lo cual se va a reflejar positivamente en una mayor eficacia social de la intervención profesional.”(Estrada, 2009).
De acuerdo a Quispe (2017) afirma que “La aproximación teórica crítica se plantea con la orientación de ruptura frente al Trabajo Social de corte tradicional y conservador en la realidad del Trabajo Social peruano, dada las limitaciones encontradas en el poco estudio de la génesis del Trabajo Social desde la categoría de “cuestión social” en el desarrollo del capitalismo.”
Si bien no se puede desconsiderar ningún aspecto en el desarrollo profesional, es importante aflorar la disciplina en un contexto de binomio individuo – sociedad y centrar el análisis según (Porzecanski, 2001) en “el proceso de secularización y de ampliación del soporte técnico-científico de la profesión (…) bajo la influencia de los progresos alcanzados por las Ciencias Sociales en el contexto del pensamiento conservador.”
La praxis profesional, también se ve marcada con las posiciones que se ha adoptado dentro de la institución profesional, pero es fundamental concertar hacia una teoría factible que funcione como soporte a la estructura funcional del trabajo social; pue es insostenible la acción asistencial y el fomento de axiomas sin el soporte teórico. Aunque este discurso pareciera de un artículo de los años 70, existe aún una intransigencia vigente.
Entonces, aquí se plantean las siguientes interrogantes, ¿Cuál es la teoría más viable? Y ¿Cómo debe ser la tutela ideológica del trabajo social? Si bien, la realidad nacional y latinoamericana no es la misma que la época donde se gestaron las corrientes re conceptualistas y marcaron el inicio del proceso que aún no termina; en la actualidad se vive una globalización claramente versátil y los procesos sociales cambiantes, a lo que Estrada (2009) sostiene que es “la era de la globalización y de la llamada crisis de la modernidad, la intervención en lo social se viene (…) reformulando por parte de las diferentes profesiones y disciplinas, sobre la base de la existencia de nuevos contextos, nuevos problemas sociales, nuevos y complejas problemáticas sociales. Se encuentran en crisis no sólo las instituciones sociales, los servicios sociales que se ofrecen, sino también las prácticas sociales responsables de la intervención en lo social.”
Así mismo, es trascendental mantener una filiación con la corriente desarrollista, dado que el contexto geo político peruano y latinoamericano lo amerita, aunque esta no siempre mantiene una yuxtaposición con el razonamiento re conceptualista; pues a este enfoque según López (2013) “supone vincular concretamente los componentes económicos y los sociales del desarrollo en el análisis de la actuación de los grupos sociales” (p.9). Para comprender los cambios sociales de las sociedades latinas.
Sin embargo de acuerdo a Celia Marroni (1977) la “teoría y práctica se relacionan dinámicamente, actuando de manera constante una sobre la otra y enriqueciéndose mutuamente. [Así mismo] rechaza también la idea de que la práctica es una simple aplicación de la teoría.” Además citado en Marroni (1977) “La práctica no depende exclusivamente de la teoría, no es una forma de aplicación de los conocimientos teóricos exclusivamente, no está en nivel secundario supeditado a aquellos. Por el contrario, al concebir la práctica como fuente de conocimiento se le está elevando al mismo nivel de la teoría, puesto que ella provee o proporciona conocimientos a la teoría y, a su vez, a sí misma.”
Metodológicamente no se puede dejar de lado a la corriente de neopositivismo, al axioma concientizadora y la dialéctica; con mayor razón cuando “el afán científico corre el peligro de alcanzarse, a veces, en términos demasiado descomprometidos. Indudablemente, un servicio social que aspire a ser significativo debe ser eficiente. Pero esa eficiencia no puede lograrse al precio de ayudar al “stablishment” a consolidarse cada vez más. El perfeccionamiento de la investigación, la administración, la coordinación, etc., sólo tienen sentido cuando el servicio social es una verdadera praxis. El mero afán científico que no comprenda esto, apenas sirve para teorizar en el vacío. (Kruse, 1971)
No obstante, en un proceso social inestable generado por la globalización y el avance tecnológico, es preciso que la disciplina del trabajo social evolucione y se adapte, pues sostener o aferrarse a un solo modelo metodológico y obstinarse a una sola corriente filosófica también acarrearía consecuencias.
Pero estos cambios evolutivos deben mantener siempre el objeto de estudio y no perder las referencias teóricos epistemológicos y sostener axiológica y ontológicamente en la praxis del ejercicio de la intervención social.
En ese sentido, la tutela ideológica del trabajo social ha de estar orientado con la problemática actual de la educación y la cuestión social vigente, mantener el credo de carácter humanista, aunque exista una relación directa con la producción capitalista.
“La relación y antagonismo entre el Capital y el Trabajo, tomadas como categorías de estudio en el Trabajo Social, es indispensable para la claridad en la praxis profesional.” (Quispe, 2017)
Trabajo social y gestión publica
Es preciso entonces orientar la ideología del trabajo social y hacer presencia en el proceso estructural de la gestión pública como agente motor, y lograr el desarrollo de las políticas y programas para el cambio social y el bien común.
Además, es oportuno que el profesional en trabajo social ocupe el papel fundamental y mediar entre la cuestión social no solamente obrera, sino de todos los actores sociales y la administración pública que aún mantiene los aires y burocracias de carácter propias del estado burgués.
El bienestar social y ser el agente de cambio también deben estar insertos en la ideología institucional del trabajo social; a través de ello ser partícipe en el diseño de la planificación técnica y estratégica de las políticas públicas y sociales.
Por lo que, Rubilar (2001) afirma que es “el esfuerzo central y radica en analizar el modo cómo ciertos problemas sociales y grupales llegan a constituirse en problemas públicos y se transforman en opciones gubernamentales. La fase de iniciación conlleva entonces algunas características esenciales tales como el planteamiento creativo de nuevos problemas, (…) y la definición de propósitos u objetivos comunes, que al formalizarse en una ‘agenda de gobierno’ contribuyen a la formulación y legitimación de políticas públicas y sociales.
Por ello se hace imprescindible el accionar de la praxis del trabajo social en el breviario técnico y político del gobierno
Consideraciones finales
El contexto social actual y crisis generada por el COVID 19 debe ser una oportunidad e impulso en el marco del desarrollo profesional del trabajo social, es oportuno recuperar espacios laborales propios de la disciplina.
Hay que reconocer que en la actualidad la disciplina del trabajo social ha logrado desarrollar con éxito en términos cuantitativos, sin embargo carece de un progreso sostenido en términos cualitativos; ello se puede evidenciar en la producción epistemológica de las universidades del país.
Se debe escudriñar una afinidad teórica y metodológica entre el trabajo social y la gestión pública, y a partir de ello conciliar para el desarrollo social, el progreso, y bienestar social.
La diagnosis social y la evaluación socioeconómica es actividad fundamental del ejercicio y praxis profesional del trabajo social, pues es ésta la disciplina que reúne la capacidad teórica, metodológica, objetiva y axiológica para lograr un diagnóstico y evaluación oportuna.
Bibliografía
Estrada, V. (2009). Trabajo social, intervención en lo social y nuevos contextos. Universidad del Valle, Colombia. Recuperado de: file:///C:/Users/usuario/Downloads/Dialnet-TrabajoSocialIntervencionEnLoSocialYNuevosContexto-5857499.pdf
López, (2013). El Modelo de la Reconceptualización en Trabajo Social. Su marco conceptual. Margen (69). Recuperado de: https://www.margen.org/suscri/margen69/lopez.pdf
Marroni, M. (1977). Teoría de la intervención en Trabajo Social. UCR. Recuperado de: http://dns.ts.ucr.ac.cr/binarios/pela/pl-000048.pdf
Kruse, C. (1971). La Reconceptualización del Servicio Social en América Latina. Editorial Humanitas. Recuperado de: http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/pela/pl-000239.pdf
Ponce, L. (sf). SOCIEPTS lucha por la ley de Trabajo Social en el Perú. CELATS. Recuperado de: https://www.celats.org/publicaciones/12-publicaciones/nueva-accion-critica-1/28-sociepts-lucha-por-la-ley-de-trabajo-social-en-el-peru
Porzecanski, T. (2001). Algunas cuestiones disciplinares del trabajo social en el Uruguay contemporáneo. Recuperado de: http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/pela/pl-000095.pdf
Quispe, C. (2017). Surgimiento de la “cuestión social” y el trabajo social peruano: una aproximación crítica para su análisis. Margen (87). Recuperado de: https://www.margen.org/suscri/margen87/quispe_87.pdf
Rubilar, G (2001). Gestión Pública Moderna; Desafíos para el Trabajo Social. Universidad Católica de Chile. Recuperado de: http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/congresos/reg/slets/slets-017-068.pdf


ERWIN JHON CONTRERAS RAMOS
Bachiller en trabajo social por la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa.
Egresado de la maestría Gestión y Políticas Públicas por la Universidad Privada de Tacna.
Estudiante de la Maestría en Gerencia Social por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Experiencia laboral como consultor en EA – PERÚ CONSULTING. Y consultor en proyectos de desarrollo social.