La vigilancia epistémica en la intervención profesional del trabajo social, reflexiones desde la academia

Perú

Dra. María Zúñiga Vásquez
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Resumen

Inicio estas reflexiones con los planteamientos de Pierre Bourdieu, quien señalaba que la vigilancia epistemológica es la actitud que el investigador debe tomar a lo largo de todo el proceso de investigación y por tanto responde, en definitiva, a los actos epistemológicos del procedimiento científico: ruptura, construcción y comprobación. El investigador debe mantener coherencia teórica respecto de la o las líneas de pensamiento que ha elegido para realizar una investigación (Bourdieu et al, 2004). Así mismo Vélez (2003) señalaba que la vigilancia epistemológica es un principio y práctica que requerimos asumir en la cotidianidad de nuestro ser y hacer. Para poder avanzar en la fundamentación de Trabajo Social, es necesario partir de la reflexión sobre nuestras prácticas, lo que nos conlleva a la construcción de conocimientos desde diversos saberes, desde enfoques epistemológicos, con referentes éticos y metodológicos pertinentes, relevantes y significativos, que den respuesta a las necesidades, demandas y coyunturas sociales.

Este ensayo pretende abordar a la vigilancia epistemológica como una estrategia desde la intervención que nos permita ser profesionales propositivos, a partir de las reflexiones desde la academia.

1. La formación en Trabajo Social

Desde el contexto disciplinario-curricular en Trabajo Social, se configuran tres ejes fundamentales: la formación, la intervención y la producción de conocimientos. La formación referida al conocimiento teórico y metodológico, desde una reflexión ética, relacionada con la formación de valores, que permita asumir una práctica profesional de respeto y responsabilidad. En la intervención se orienta al ejercicio profesional; Inter-disciplinario, multidisciplinario y autónomo, desde una perspectiva integradora para afrontar el contexto actual e insertarse efectivamente en la sociedad global. El eje de producción y generación de conocimientos juega un papel preponderante en la construcción de la nueva práctica, asumida desde la recuperación de experiencias de manera reflexiva, ordenada y sistematizada lo que va dando pie al conocimiento de la realidad y la reflexión teórica que puede orientar la nueva práctica.

“una profesión es mucho más que la enseñanza y lecturas curricularmente organizadas en la formación académica; es una práctica socialmente determinada por el dominio de campos específicos de conocimiento, espacios institucionales e identidades profesionales”. (Castillo, 1986 citada por Cifuentes, 2004:19)

En la profesión existen diversos niveles y fuentes de desarrollo: la academia y lo que se está haciendo en la práctica; estos mantienen lógicas diferentes para aproximarse a la intervención. Es necesario promover la convergencia de las lógicas en pro de la consolidación de la profesión, la formación y la construcción disciplinar. (Cifuentes y otras, 2001 citadas por Cifuentes, 2004)

Revisión de algunas interrogantes que son los puntos críticos respecto a la intervención profesional, desde lo académico.

2. ¿Nuestra profesión es una disciplina?

Cifuentes (2005:129) señala que “la construcción de saberes es uno de los elementos constitutivos de cualquier profesión. El Trabajador Social es un profesional con capacidad de aportar a la resolución de problemáticas que aquejan a los seres humanos y limitan el desarrollo social; es posible pensar que de la reflexión sobre su práctica puedan emerger conceptualizaciones o teorías que trasciendan sus límites… las acciones dirigidas a la producción de conocimientos constituyen un recurso insustituible para gestar proyectos de desarrollo humano y social”

3. ¿Contamos con una terminología propia en Trabajo Social?

Sin terminología no hay comunicación profesional, sin comunicación no hay transferencia de conocimiento, sin transferencias de conocimiento no hay desarrollo intelectual ni material, formación, investigación profesional, que a su vez llevaría al no desarrollo y al aislamiento a más larga vista. (Montoya et al., 2002). El trabajo terminológico aporta al proceso de conocimiento del Trabajo Social como profesión, ayuda en la consolidación de un lenguaje propio. Es fuente de conocimiento y especificidad. Permite avanzar en el tema elaborando otros textos que respondan a la realidad actual (Montoya, 2003). Las precisiones conceptuales son necesarias para unificar el lenguaje, acordar significados, de tal manera que los procesos de intervención profesional sean más afinados y pertinentes.

4. ¿Cómo se da la reflexión teórica en Trabajo Social?

“…el paso a disciplina no supone la extinción de la profesión, sino su estructuración conceptual, a través de la actividad investigativa y la reflexión teórica”. (Gartner & Cifuentes, 2001: 34).

Iván Peña y Mario Quiroz en su artículo “Perspectivas de Trabajo Social y los nuevos escenarios: la discusión epistemológica” refieren que el Trabajo Social se ha caracterizado por manejar una teoría fragmentaria basada en distintos referentes y conceptos; se fija unos objetivos provenientes de un determinado marco, utiliza propuestas metodológicas de otro y el instrumental de un tercero (Peña & Quiroz, 1996). Y para el caso nuestro, lo dicho es evidenciado en las practicas pre profesionales, cuando nuestros estudiantes en el cumplimiento de las funciones profesionales, explicitan que no hay concordancia entre el marco teórico referencial y la propuesta metodológica utilizada, de allí, que escuchamos reiteradamente la frase cliché “una cosa es la teoría y otra es la práctica”, la misma que es producto de la escasa vigilancia epistémica en nuestra intervención y que es materia de análisis en el presente ensayo.

Nora Aquín en su artículo titulado “las Reflexiones contemporáneas asociadas con la identidad y especificidad profesional” nos plantea -que en Trabajo Social-,

El lugar que hemos ocupado en el concierto de las ciencias sociales como profesión ha sido con escasos desarrollos teóricos propios, que ha privilegiado la práctica a expensas de la teoría, cuyo quehacer se ha desplegado en los ámbitos operativos, con una tímida inserción en espacios de decisión política y estratégica y con escasa tradición de escritura en torno a los conocimientos que desarrollamos en la praxis. Esto implica falta de un estatuto disciplinar y la distancia que ello define entre lo que somos (profesión), lo que se queremos ser (disciplina), lo que queremos superar (la relación de subalternidad con las disciplinas sociales y humanas). El interés por asuntos como el objeto, la especificidad y la identidad no necesariamente, ni siquiera preferentemente, conducen a una posición endógena del Trabajo Social, sino que, por el contrario, proyecta la mirada hacia el ámbito social como espacio de construcción de los sujetos y las sociedades y hacia el ámbito académico como espacio de construcción y debate de las ciencias, las disciplinas y las profesiones (Aquin, 2008:44).

5. ¿Sigue vigente la tensión entre la teoría y la práctica?

Trabajo Social considera la urgente necesidad de volver sobre sí mismo en busca de su especificidad, cuestionando el carácter pragmático e instrumental de la profesión, contemplando la necesidad de dotarla de un marco de actuación fundamentado en la teoría y en la investigación y que aporte de manera racional a la construcción del conocimiento y a la comprensión de lo social. (Vélez, 2003, citada por Cifuentes & Camelo, 2005).

Nora Aquín afirma que no basta actuar para entender. La intervención requiere respaldarse en una teoría que dé cuenta de ella y posibilite la crítica, interés teórico, pero no teoricista; no se trata de acumulación conceptual al margen y en contra del compromiso con las urgencias, sino de revalorizar la teoría, para lograr una intervención pertinente, relevante, significativa, que aporte a desarrollar la especificidad profesional, que incide en: un posicionamiento más simétrico de nuestros profesionales respecto a los representantes de otras profesiones, un mayor estatus de nuestra profesión, en la medida en que logre una actuación más precisa, eficaz y fundamentada frente a los problemas que constituyen su objeto, una mayor incidencia de la intervención en la dinámica social en su conjunto, y en la conflictiva social que abordamos. Como consecuencia, mejores condiciones para negociar espacios, salarios, decisiones, cuestiones ineludibles si nos reconocemos como profesionales mayoritariamente asalariados, y por tanto, subordinados. (Aquín, 1996)

Avanzar en la construcción, consolidación, formación y legitimación de conocimientos en Trabajo Social, implica la resolución integrativa y propositiva de tensiones entre teoría y práctica; trascender posiciones dualistas, binarias; develar planteamientos epistemológicos, posturas paradigmáticas; reconocer que es necesario reflexionar sobre los objetos de intervención como objetos de conocimiento; establecer debates críticos en el colectivo de Trabajo Social, que permitan procesos de apropiación teórica y conceptual para el desarrollo de la disciplina; esto significa construir y posibilitar desarrollos comunicativos que permitan la transferencias de conocimientos. (Cifuentes, 2009).

Aquín plantea que “la historia del Trabajo Social pudiera ser contada en tres momentos: uno en el que queríamos hacer, un segundo en que queríamos pensar lo que hacíamos; hoy queremos hacer, pensar lo que hacemos; además, queremos saber lo que pensamos”. Para aportar al pensar y al saber sobre lo que pensamos en y desde Trabajo Social, es necesario precisar conceptos”. (Aquín, 1996: 70). Recuperar estos aportes posibilita: Retroalimentar el ejercicio profesional, al rescatar el saber práctico que se construye, potenciar la reflexión crítica y propositiva sobre la acción, clarificar mediaciones contextuales, institucionales, personales de la intervención, esbozar problemáticas emergentes, dinámicas, complejas, que se reconfiguran permanentemente, mejorar los currículos en cuanto se avanza en el reconocimiento del desarrollo práctico de la profesión (Vargas de Roa, 1998).

Analicemos este punto crítico a través de lo propuesto por Clara Torres, quien propone que el “Trabajo Social requiere develar un planteamiento epistemológico y una postura paradigmática; asistimos al nacimiento de una ciencia, que ya no se limita a situaciones simplificadas, sino que nos ubica frente a la complejidad del mundo real” (Torres, 2002: 32). Trabajo Social vuelca su mirada al estatuto de cientificidad donde el problema del método, la teoría y el objeto, son punto de partida para la comprensión de las praxis profesionales desde su saber frente a los modelos de conocimiento, su saber hacer en la clarificación de las prácticas de intervención, su saber ser en la sensibilización frente al perfil profesional para la construcción de lo humano para lo social, y el saber trascender como proyección o impacto. (Duque, 2001: 86).

Aquín (1996) afirma que no basta actuar para entender. La intervención requiere respaldarse en una teoría que dé cuenta de ella y posibilite la crítica; este interés es teórico, pero no teoricista; no se trata de acumulación conceptual al margen y en contra del compromiso con las urgencias, sino de revalorizar su lugar, para lograr una intervención pertinente, relevante, significativa, que aporte a desarrollar la especificidad profesional, con efectos en un posicionamiento más simétrico de nuestros profesionales respecto a los representantes de otras profesiones. Para lo cual debe incidirse en:

  • Un mayor status de nuestra profesión, en la medida en que logre una actuación más precisa, eficaz y fundamentada frente a los problemas que constituyen su objeto.
  • Una mayor incidencia de la intervención en la dinámica social en su conjunto, y en la conflictiva social que abordamos.
  • Como consecuencia, mejores condiciones para negociar espacios, salarios, decisiones, cuestiones ineludibles si nos reconocemos como profesionales mayoritariamente asalariados, y por tanto, subordinados.

Rosa Margarita Vargas de Roa en su ponencia titulada La formación académica del Trabajador social colombiano. Su papel en la transformación del desarrollo del país. Aporta con otros aspectos:

  • Recuperar aportes recientes de Trabajo Social, genera beneficios: Retroalimenta el ejercicio profesional, al rescatar el saber práctico que se construye; potencia la reflexión crítica y propositiva sobre la acción.
  • Clarificar mediaciones contextuales, institucionales, personales de la intervención. Permite esbozar problemáticas emergentes, dinámicas, complejas, que se reconfiguran permanentemente.
  • Propiciar la mejora curricular en cuanto se avanza en el conocimiento del desarrollo práctico de la profesión.
  • Aportar elementos para construir intervenciones profesionales pertinentes y relevantes (Vargas de Roa, 1998, citada por Cifuentes, 2009).

Es importante precisar finalmente en este acápite que la teoría “es posibilidad de tratar un problema; no el fin del conocimiento, sino medio-fin inscrito en una recursión permanente”. “Teoría y método son dos componentes indispensables del conocimiento complejo. El método es la actividad pensante del sujeto” (Morín, 1994: 364).

6. ¿Cómo consideramos a la investigación?

Nuestras investigaciones no son consideradas como prioritarias, por lo tanto no podemos estructurar la profesión desde lo epistemológico, teórico, conceptual y metodológico.

“La investigación en todos los campos de acción profesional debe constituirse en una prioridad, no sólo como fundamento de la acción, sino como posibilidad de construir comprensiones acerca de la profesión y de sus espacios de desarrollo. El conocimiento que no se socializa, no se somete al debate y a la crítica de la comunidad académica es inocuo, es materia inerte, no origina procesos de apropiación social y de transformación conceptual” (Cifuentes, 2005: 59).

En esta dirección concordamos con lo dicho por Nelia Tello quien afirma que lo que se ha investigado en Trabajo Social, poco tiene que ver con su objeto; de ahí la necesidad de volver sobre su propio quehacer como objeto de conocimiento, para no desarrollar investigación propia de otras disciplinas o enfatizar en el pragmatismo. (Tello, 2000)

Revisemos algunos puntos críticos en este acápite.

a. En nuestras investigaciones hemos incorporado, desde nuestro sentido común, pre nociones y no conceptos, usando un lenguaje común.

  • Las pre-nociones son -siguiendo a Bourdieu- las opiniones primeras que los investigadores mantienen respecto de los hechos sociales, las cuales suelen ser una colección de juicios o pre-juicios falsamente sistematizados.
  • Por lo tanto, nuestras preguntas de investigación resultan en este sentido, en una colección de prejuicios; en preguntas auto respondidas, que ya mantienen una respuesta dada en función de los conocimientos previos ó en función de los valores ó de la ideología del propio investigador
  • Hemos construido relaciones entre los elementos del objeto real y NO entre elementos del objeto construido
  • Muchas veces planteamos preguntas de investigación sin encuadrarlas en ningún enfoque teórico específico
  • Bourdieu y otros (2004), citando a Weber, plantean que no son las relaciones reales entre cosas lo que constituye el principio de delimitación de los diferentes campos científicos sino las relaciones conceptuales entre problemas.
  • El vector epistemológico, según (Bachelard, 1987. Citado por Bourdieu, 2004: 55), va de lo racional a lo real y no a la inversa, de la realidad a lo general, por lo tanto no hay observación, investigación o experimentación que no implique hipótesis.
  • Bachelard (1987), sostiene que “el hecho científico se conquista, se construye y comprueba”.

b. Hemos utilizado métodos muchas veces al azar y en forma mecánica, sin una reflexión previa (vigilancia epistemológica) y una adecuación a los marcos teóricos-conceptuales adaptados para definir e intervenir en la problemática definida.

  • Para poder contrastar las hipótesis teóricas formuladas a partir de la construcción teórica del objeto de estudio, es necesario seleccionar las técnicas de recopilación de datos. Para que esta selección no resulte en un acto mecánico e irreflexivo, debería ser entendida como otra serie de acciones fundamentadas teóricamente.
  • La cuestión metodológica propiamente dicha responde a la elección entre las técnicas en función de su significación epistemológica dada por el objeto construido. Este objeto construido (desde la teoría) da una determinada significación teórica a los problemas planteados al objeto de investigación. Y las técnicas, en este sentido, deben responder a esa significación teórica.
  • Bourdieu (2004) sostiene que la teoría implícita en una práctica tiene tanto más osibilidades de ser inadecuada al objeto en su especificidad, en cuanto es menos consciente.

7. ¿Cómo entendemos la intervención profesional?

La intervención de Trabajo Social se puede entender como una forma de acción social, consciente y deliberada, que se realiza de manera expresa, integra supuestos ideológicos, políticos, filosóficos, con propuestas metodológicas. Supone procesos que parten del conocimiento de problemáticas: implica identificar sujetos, situaciones y circunstancias para promover su desarrollo humano, desde la opción por reivindicar y restituir los derechos; reconocer diferentes realidades subjetivas, con perspectivas particularizantes; se apoya en teorías sociales que juegan un papel explicativo y guían el conocimiento, proceso y resultados (Corvalán, 1996).

La Intervención se relaciona con el “actuar profesional, dirigido a un colectivo (población territorial, institucional, organización) o individuo, para cambiar, transformar, modificar situaciones problemáticas a partir de una realidad contextual”; se explica “como la acción de mediar una situación o problemática no resuelta” (García, 1998). La autora refiere que la Intervención profesional define un espacio en el que se actúa para obtener un determinado fin, que se nutre de formas de ver el objeto de acción. La finalidad del quehacer profesional es esencialmente ética; la acción es moral, calificada técnicamente y los resultados de su acción son políticos, sociales y culturales.

Toda Intervención Profesional se enmarca en la interrelación de diferentes factores que la constituyen y le dan identidad, estatus y dimensión; integra 3 conceptos y procesos fundamentales en Trabajo Social: conocimiento, acción, transformación; su relación dialéctica está implícita y subyace a cualquier proceso de interacción profesional (Cifuentes, 2008). Nos parece necesario revisar la síntesis presentada por Rosa María Cifuentes, quien resume los aportes que se han hecho respecto a los diversos componentes de la intervención. La Intervención Profesional de Trabajo Social se puede comprender a partir de cuatro tipos de conceptos, propuestos por (Cifuentes, 2009)

  • Los que constituyen el punto de partida que enmarca Trabajo Social como profesión, acción y práctica social.
  • Los estructurales o esenciales: sujetos, objetos, intencionalidades, fundamentación y propuestas metodológicas.
  • Los condicionantes “cuestión social, política social, espacio profesional, desprofesionalización”, imprimen sellos particulares, direccionalidades específicas e influyen la intervención. El análisis de condicionantes de la intervención profesional posibilita su comprensión estructural, histórica, situada, estratégica y prospectiva.
  • Los efectos dan cuenta de la materialización del ejercicio, en la medida en que se configura la memoria histórica, individual y social. La identidad posibilita posicionar y visibilizar los roles en la sociedad; se va enriqueciendo y modificando en la medida en que se establecen nuevas demandas sociales, se accede a nuevos roles, se construyen conocimientos y se profundiza la reflexión sobre la práctica.
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Mapa Conceptual para leer la intervención profesional en Trabajo Social

Fuente: Aproximaciones a la fundamentación de la intervención de trabajo social desde escritos por profesionales en ejercicio (1984-2002) “de puño y letra, a viva voz”. DAZA Mónica y otras (2003). Facultad de Trabajo Social, Universidad de la Salle, Bogotá, citadas por Cifuentes 2009.

Aportar conceptos para leer la intervención es una condición necesaria, mas no suficiente; requerimos mirar el horizonte, mantener las utopías, sopesar nuestras realidades, para promover la construcción de alternativas de acción profesional viables, pertinentes y significativas; estrategias para nuevas realidades; superar la perplejidad y ambigüedad ante la compleja situación actual; interactuar con otras disciplinas y profesiones para construir conjuntamente alternativas de desarrollo social en América Latina. Trabajo Social no puede estar rezagado de los desarrollos y transformaciones que se están operando en el conocimiento. Ello no significa que su misión ética y social sea poner sus saberes al servicio del desarrollo tecnológico y de las políticas de desarrollo económico y distribución de poder (López & Cifuentes, 1998).

Alfredo Molano en la Conferencia presentada en el X Congreso Nacional de Trabajo Social. Realidad social, práctica profesional e identidad del Trabajador Social, describe el panorama que enfrentan las ciencias sociales y en especial el Trabajo Social, respecto a la instrumentalidad en su intervención.

Las ciencias sociales se ven obligadas a punta de desempleo y estigmatización –sin nombrar la represión física– a volverse instrumentales y a evadir, para sobrevivir, toda posición crítica que explique las raíces y desarrollo de los procesos. Las ciencias humanas deben contribuir, como las naturales, a la conservación del orden político como condición de la reproducción de las bases económicas de la sociedad. Ese es el papel que les ha sido asignado. Para ello nuestras profesiones deben regirse por criterios pragmáticos, evitar toda explicación radical para ser parte de la solución y no del problema. Lo que no es otra cosa que el statu quo. La progresiva transferencia de las funciones del Estado a la empresa privada es el marco en que ese recorte de funciones críticas encuentra su principal instrumento. Nuestras profesiones están cada día más en manos de empresas privadas que exigen a cambio del salario, resultados positivos. Esto quiere decir, a cambio, impedir que surjan problemas que entorpezcan la reproducción ampliada de capital… el unanimismo político, la estigmatización de la oposición, la dialéctica maniquea de lucha contra el terrorismo y el desempleo calificado son los cerrojos de las celdas donde han encerrado las ciencias sociales y en particular al Trabajo Social y la Sociología (Molano, 2003, citado por Cifuentes, 2009:56).

Asumimos lo propuesto, sin embargo, desde la práctica académica de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno, aún falta plantear críticamente nuestros paradigmas, que nos permitan un mejor posicionamiento frente a la realidad que cada vez es más compleja, holística y que requiere no solo explicaciones, sino comprensiones y transformaciones. Desde lo académico consideramos que es imperativo la concreción de la vigilancia epistémica, ideológica, ética y política en nuestra intervención, a fin de contrarrestar la actual tendencia instrumentalista desde nuestra formación, desde lo disciplinar y desde lo profesional.

8. PROPUESTA DE UNA MATRIZ DE VIGILANCIA EPISTEMICA EN LA INTERVENCION PROFESIONAL DESDE LO ACADEMICO.

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MARÍA EMMA ZÚÑIGA VÁSQUEZ Docente Principal a tiempo completo en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno. Egresada de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa, bachiller en Trabajo Social, Asistente Social, MSc en Didáctica de la Educación Superior, Doctora en Educación, con estudios culminados en la Maestría de Trabajo Social. Egresada del diplomado en Sexualidad, Derechos Humanos y Políticas en Educación y Salud de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Ha trabajado en el Poder Judicial, ha realizado consultorías con el Movimiento Manuela Ramos, Asociación Proyección, Ministerio de la Mujer, UNFPA, AECID, Care Perú y Proinversión. Docente de pregrado y posgrado, ha ejercido el cargo de Directora (e) de Bienestar Universitario de la UNA Puno por 4 años y desde el año 2020 es Directora de la Escuela Profesional de Trabajo Social y Presidenta del Comité de Calidad. En el año 2013 es reconocida con el Premio a la excelencia al docente universitario. El presente año 2021 ha sido invitada a ser parte de staff de docentes top de la Universidad Señor de Sipán.

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