Coronavirus: ¿Qué le toca hacer al trabajo social para enfrentar la pandemia del siglo XXI?

Perú

En el mes de febrero del año 2020, en nuestro país, apareció el primer caso de coronavirus SARS CoV-2, y aunque la epidemia se inició en noviembre 2019, solo cuatro meses después[1], en el momento en que se escriben estas líneas, nos encontramos recién informándonos sobre el tema y dando las primeras medidas para ejercer el control de la enfermedad y detener la llamada pandemia del siglo XXI. Hace muy pocos días, el equipo de gobierno lanzó su primer mensaje de alerta y los diversos sectores gubernamentales han emprendido la búsqueda de medidas de prevención, atención y control del brote. Con cierto retraso y debilidad, se implementaron algunas medidas parciales en la primera semana, que luego fueron mejorándose y haciéndose más firmes hasta llegar a las duras, pero efectivas medidas de emergencia, aislamiento social, y toque de queda.

En los pasillos de algunos órganos del gobierno, profesionales de diversas áreas se preguntan qué pueden hacer desde los roles que a cada cual competen. Las trabajadoras sociales que se encuentran laborando en los diversos servicios públicos y privados, casi siempre en contacto con la población, ahora impedidas de generar estos vínculos, por el aislamiento social ¿Qué están haciendo? ¿habrán liderado alguna iniciativa frente a pandemia?

Las pocas profesionales ubicadas en órganos que dictaminan las políticas de salud, seguridad social, promoción familiar, educación, atención a poblaciones vulnerables, desarrollo social, participación y articulación intergubernamental entre otros espacios públicos ¿qué están haciendo frente a la constatación de una pandemia, que no solo avanza y cobra vidas humanas en nuestro territorio, sino que está generando efectos en la familia, la economía, las relaciones sociales, la política, el comportamiento individual de las personas, desencadenando males que trascienden a la enfermedad misma? .

Este breve articulo pretende llamar la atención del colectivo profesional, sobre la naturaleza de esta pandemia y sus efectos sociales, y recoger algunas voces sobre lo que vienen haciendo algunas trabajadoras sociales, así como proponer una mirada reflexiva sobre las posibilidades de actuación profesional que podrían ser bien valoradas en una coyuntura de emergencia como la que se ha declarado en el contexto peruano.

Sobre la pandemia del siglo XXI

Diversos autores de la comunidad científica que estudian los coronavirus, bautizaron la aparición de brotes similares en el año 2003 como la epidemia del siglo XXI (de ahí la referencia asumida para este artículo). Una pandemia es la propagación mundial de una nueva enfermedad ante la cual la mayoría de las personas no tienen inmunidad (OMS, 2010)

Es importante saber que los coronavirus son diversos virus que causan enfermedades respiratorias de diversa gravedad, desde el resfriado común hasta la neumonía mortal. Desde el año 1930 se ha venido descubriendo la existencia de diversos coronavirus, que afectan principalmente a los animales, pero siete de ellos causan enfermedades a las personas y de ellos tres virus han causado brotes de neumonía mortal en este siglo.

El SARS Cov-2 es un nuevo coronavirus, identificado como la causa de la enfermedad por coronavirus del 2019 (COVID-19) que comenzó en Wuhan, China, en noviembre del 2019 y se ha diseminado por todo el mundo (Tesini, 2020). Hay antecedentes de otros coronavirus que ya han generado epidemias y cobrado vidas en este siglo, como el MERS-CoV que apareció en el año 2012 en Oriente Medio, o el SARS-CoV que fue identificado en el año 2002 y se expandió a más de 30 países. (Méndez y Silva 2003, pp 156), afectando, según reporte de la OMS a más de 7,761 personas, de los cuales 7,194 vivían en China y 205 en Singapur. Se reportaron 623 muertes con 3,674 individuos recuperados. Este brote también reporto casos de enfermedad y muerte en América (Canadá, Estados Unidos, Colombia y Brasil) (OMS, 2016)

El nuevo COVID 19, se transmite por contacto con una persona infectada, a través de pequeñas gotas que se expulsan al hablar, toser y estornudar, o por tocar una superficie u objeto que tenga el virus y posteriormente manipular la boca, la nariz o los ojos.

Esta referencia la hacemos no solo por información general, sino para dar cuenta de que estamos frente a un problema de salud pública mundial, que viene apareciendo con cierta recurrencia en este siglo, sin lograr aun un estado de control; y que si bien es la primera vez que toca a nuestro país, quizá haya llegado para quedarse, o bien para ser la antesala de nuevas pandemias: por tanto, se requiere no solo de una intervención coyuntural y de emergencia, sino de estrategias de afronte que puedan garantizar un manejo sostenido de la salud pública mundial en el largo plazo.

Las respuestas desde la política social

Hemos visto a través de los medios de comunicación que cada país ha reaccionado a la pandemia de manera diferente. Corea del Sur y EEUU vivieron el mismo día la aparición del primer caso de coronavirus. Mientras que el primero puso todo su sistema de salud a disposición para diagnosticar tempranamente la presencia del covid-19 en las zonas críticas del país; en el caso de Estados Unidos, país con limitado acceso a aseguramiento en salud, ha dictado tímidas medidas para proteger la salud y ha apostado por cuidar su economía, convirtiéndose en el primer país afectado con el mayor número de casos del coronavirus[2].

Mientras que en algunos países se han activado rápidamente los servicios de protección social (principalmente europeos) que dan cobertura a todos los sectores vulnerables, en otros casos como el Salvador se han asumido estrategias radicales para proteger la economía de las familias aun a costa de los intereses del empresariado nacional. En este País se ha suspendido el pago de todos los servicios, alquileres y créditos por 90 días para personas y empresas afectadas por la pandemia, se ha asignado un bono de más de 300 dólares a un millon y medio de personas que consumen menos energía en el país (BBC News 25 de Marzo, 2020) . En otros casos latinoamericanos se ha apelado a una combinación de medidas donde destacan los programas de ayuda social o mecanismos compensatorios para aliviar la situación económica efecto de las medidas generales.

En el Perú, aunque la reacción política inicial demoro algunos días, se han logrado tomar medidas radicales de aislamiento social y un conjunto de medidas de políticas que sería largo enumerar pero que parecen dar cuenta de una preocupación real no solo por la pandemia en si misma sino también por los efectos sociales y económicos inmediatos que las medidas vienen trayendo.

En el ámbito social y económico, desde el Ministerio de Economía y Finanzas y desde el Ministerio de Inclusión y desarrollo social se han implementado nuevas medidas de asistencia a la población en situación de vulnerabilidad, principalmente en la zona urbana a través de la entrega de bonos Familiares de 380 soles, para compensar de alguna manera la ausencia de ingresos en tiempos de aislamiento social. El sistema de salud está ofertando servicios restringidos de atención de la salud (solo atiende emergencias), el sistema educativo público ha paralizado su atención, y se ha asumido el teletrabajo en los casos que esto sea posible, sin embargo, un importante sector de la población que trabaja de manera independiente (formal o informalmente) se ha paralizado. Este es el marco de la política pública que contextualiza la intervención social

¿Qué está haciendo el Trabajo Social, en este contexto?

Es difícil dar cuenta de la intervención profesional que se viene realizando, porque es diversa, porque está solo parcialmente difundida en redes sociales, porque se realiza de manera casi atomizada, y porque se realiza casi sin ninguna orientación como colectivo, salvo algunos casos excepcionales; a diferencia de otros contextos, como España en donde el Colegio de Trabajadores Sociales, desde su página web, esta activamente entregando orientaciones a seguir e información oficial, o como en el caso de Colombia donde la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales cumplen un rol activo construyendo y proponiendo orientaciones adicionales a las políticas estatales contra la pandemia (GETRICAREA, 2020)

Desde la información recogida de una consulta rápida en redes y a través de diversas colegas que laboran en ámbitos de salud, servicios municipales, programas contra la violencia, organizaciones gubernamentales, hemos podido reconocer hasta cuatro tipos de roles que el TS viene asumiendo.

Información y prevención

Uno de los roles más activos ha sido el de la trasmisión de información preventiva sobre la pandemia y los cuidados a tener en cuenta. En ocasiones esta información se ha elaborado de manera institucional y estructurada, a veces alineada a la información pública y dirigida a poblaciones delimitadas y en riesgo. Pero también hemos sido testigos de acciones voluntaristas de trasmisión de datos no siempre oficiales ni veraces, que han circulado en los colectivos profesionales, con poco criterio y sin prever los efectos de desinformación que conlleva.

La acción preventiva, desde los servicios de salud ha sido una acción directa e intensiva, con pocos recursos, y con limitadas medidas de protección de las profesionales que operan en campo.

Asistencia material a poblaciones en situación de vulnerabilidad

Se han activado desde las instituciones públicas, diversas medidas en que las TS han participado de su implementación, para la activación del sistema de focalización de hogares, y para la entrega domiciliaria de algunos bonos o beneficios económicos y materiales. Instituciones municipales y organismos no gubernamentales han alentado campañas de ayuda social captando fondos privados, y realizando la compra y distribución de alimentos, medicinas, material de protección, y otros, dirigidos a personas en situación vulnerable.

Atención de Servicios Públicos

Hemos encontrado dos tipos de intervenciones. En las colegas vinculadas a los servicios de salud, su labor en las emergencias de hospitales y centros se ha mantenido casi de manera regular, intensificando sus tareas en la relación con la demanda de casos, y aunque la intervención con familias se ha suspendido, se han desarrollado algunas visitas domiciliarias hacia población en casos críticos, situación que han asumido en condiciones de exposición a riesgos de contagio por el retraso en la entrega de indumentaria adecuada para su trabajo.

Las TS que participan de otros servicios públicos, como los programas contra la violencia, han visto crecer la demanda del servicio a partir de las llamadas a la línea 100 (servicio emergencia). Solo en 14 días de aislamiento social han recibido 3457 llamadas a la línea 100, de ellas 831 son alertas activadas por niños niñas y adolescentes por causa de la violencia infantil (RPP, 26 de marzo 2020).

Elaboración de propuestas y protocolos operativos para enfrentar la pandemia

Aunque solo hemos conocido dos casos en que se han elaborado materiales con fines de regular acciones de prevención, y actuación en este contexto de pandemia, consideramos que este tipo de actividad tiene una alta importancia por la posibilidad de orientación que conlleva y por el alcance y replica que puede tener estos instrumentos de orientación y educación social. Una de estas iniciativas ha sido elaborada para el interno del propio colectivo profesional de salud, y en otro caso son protocolos preventivos para población usuaria de servicios públicos.

Incidencia publica y comunicación

Influir en las políticas públicas, sin duda es un rol clave para el trabajo social en tiempos donde se requiere alcanzar propuestas. Varias trabajadoras sociales en estos tiempos se han movilizado a escribir artículos, elaborar propuestas y a realizar comunicaciones que se han alcanzado ante órganos públicos. No obstante, hacer incidencia, es una tarea de mucha responsabilidad profesional, que requiere de un mínimo de legitimidad política de quienes asumen los gremios profesionales, y de alguna competencia técnica, para no desacreditar a todo el colectivo profesional. Algunas de estas acciones asumidas por Trabajadoras Sociales que creen liderar al colectivo, sin ser representantes legítimos, han merecido serios cuestionamientos de autoridades y funcionarios públicos, por la desinformación y debilidad técnica de los planteamientos alcanzados.

Educación y Docencia

Aunque las medidas tomadas por el gobierno han incluido la suspensión de las clases escolares. Algunas escuelas privadas y también algunas Universidades han decidido enfrentar la pandemia, virtual izando sus cursos. Varias colegas se están preparando para hacer este tránsito, y otras ya lo están haciendo, valiéndose de diversas estrategias de educación de adultos y manejo de herramientas tecnológicas para no abandonar su labor educativa.

¿Lo que hacemos es suficiente, pertinente y consistente a nuestra competencia profesional?

En todos los casos citados, el tránsito por esta difícil coyuntura está obligando a los trabajadores sociales, a repensar su rol, a revisar la vigencia de su aporte, su especificidad y complementariedad profesional frente a retos complejos e interdisciplinarios; a evaluar su nivel de manejo tecnológico para hacer frente a las nuevas condiciones… a revisar postura crítica, ética y política frente a los acontecimientos mundiales. Sin embargo, hasta ahora solo se viene respondiendo a la demanda inmediata, sin una verdadera reflexión de los cambios que el nuevo contexto nos impone, y sin considerar que la pandemia ha cambiado muchas cosas, no solo la situación de salud. Se está gestando una grave problemática económica y social como consecuencia de cada medida de paralización o aislamiento. Esta situación debe ser valorada para repensar la intervención profesional

¿Qué debería hacer el TS en este contexto de Pandemia?

Aunque es difícil tener certeza frente al complejo escenario y en medio de un contexto profesional nacional, donde todavía no está zanjada la discusión sobre la naturaleza de la profesión del TS, el alcance de sus competencias, y los límites de su acción. Es necesario pedir la palabra y lanzar ideas para la discusión, buscando ir más allá de los “roles tradicionales” del TS, que para muchos sigue siendo su zona de confort. La aparición del Virus Covid-19 nos enfrenta a un problema inicial del ámbito de la salud pública, y por ello involucra principalmente una masiva y directa acción, de los profesionales de este sector. Sin embargo, hace tiempo todos sabemos que la salud pública es un ámbito multidimensional y transdisciplinario, que ahora suma características de complejidad e impredecibilidad con esta pandemia

Nos proponemos mirar el proceso que sigue esta pandemia y los diversos roles que se requieren asumir profesionalmente, para encontrar allí al trabajador social, su rol y aporte. En el grafico siguiente intentamos reconocer con claridad dos tipos de acciones profesionales: de prevención y de atención. La acción del trabajo social queremos ubicarla principalmente en la fase de prevención, aunque habrá algunas trabajadoras sociales que tendrán que acompañar más directamente a los procesos de atención directa de la población afectada y sus familias, la gestión de los procesos de aislamiento, en donde pueden darse tareas de apoyo a la provisión, entre otras.

En la fase de prevención identificamos cuatro ámbitos claves de trabajo:

  1. la formulación de regulaciones y construcción de protocolos. No es posible tomar medidas de prevención si no se definen políticas y regulaciones que orienten la acción con cada grupo o sector. Esta es una acción de política pública, que quizá alcance a TS que se ubican en órganos de gobierno y niveles de decisión. Cada política social deberá estar acompañada de orientaciones para su implementación, en este sentido los protocolos, manuales, guías y otros instrumentos de orientación, información, educación, son un campo de trabajo fundamental; ya sea que se construyan para orientar tareas de equipos profesionales, o ya sean materiales de apoyo a la prevención de grupos de población.
  2. La información y educación social, son funciones fundamentales, desde cualquier rol o espacio en que estemos ubicadas. Para ello lo primero estar informadas nosotros mismas, contar con las fuentes de información oficial y tener la capacidad de sintetizarla y comunicarla de manera oportuna y adecuada para los diferentes grupos sociales. Incluimos aquí la educación social como intervención que traspasa las barreras del aula y que aprovecha los espacios sociales diversos para convertirlos en espacio de transformación cultural. La pandemia exige de mucha creatividad para enseñar desde un adecuado lavado de manos, hasta cómo mejorar las relaciones familiares en tiempos de aislamiento social, o cómo proteger a los más vulnerables. Cabe un lugar en este espacio para todos los TS que cumplen roles docentes y que les compete hacer de este momento de crisis, un momento educativo, que conlleve reflexión, extraiga lecciones, y prepare a los estudiantes en estrategias de afronte.
  3. Organización y promoción, que mientras dure el aislamiento estará limitada al uso de los medios virtuales. Gracias a la tecnología disponemos de mil y un herramientas para mantener la coordinación y facilitar la organización. Pasado el aislamiento, y quizá con nuevas medidas de protección se retornará al campo. Es tiempo de imaginar qué tipo de organización será necesaria para enfrentar el nuevo escenario post pandemia. La pandemia ha puesto al descubierto grandes diferencias y desigualdades sociales, que se acrecentaran; brechas que no se cierran con un bono económico, derechos vulnerados que deberán ser abordados desde nuevas estrategias de promoción social.
  4. Un cuarto espacio es la investigación, y cabe recordar que, desde Richmond a inicios del siglo pasado, ya se señalaba que parte esencial del objeto de trabajo social era “definir con la mayor exactitud posible la situación de un ser humano en una carencia social…” (Richmond 1965 pp 367). La cita marca con claridad una orientación que el trabajo social ha mantenido a través de los años: la atención a personas y situaciones de carencia, pero también destaca una tarea de conocimiento riguroso de los problemas, que casi ha sido abandonada por gran parte de los profesionales. El conocimiento científico y la evidencia en esta etapa es importante, no solo para conocer una nueva vacuna, sino para conocer cómo enfrentar esta y nuevas pandemias que el mundo vivirá en este siglo. Se están generando situaciones diversas en las que no tenemos evidencias. ¿Qué hay detrás del aislamiento social de algunas familias?, ¿qué significado tiene esto para sus vidas? ¿qué representaciones sociales se están construyendo?, ¿cómo están reaccionando las familias? ¿Qué nuevas situaciones se están produciendo? Hay muchas situaciones desconocidas, por conocer alrededor de las causas del contagio y de los efectos y consecuencias de la enfermedad y de las medidas que se están tomando, que cambiaran el giro de muchas vidas humanas. Allí hay un rol central del trabajo social que casi no lo vemos

Sin embargo, cubierta esta fase de prevención e implementadas las medidas económicas y de aislamiento social, habrá duros efectos de estas medidas, sobre los cuales corresponde al trabajo social imaginar escenarios y soluciones posibles. Aquí se abren múltiples ámbitos de trabajo profesional para enfrentar los efectos y consecuencias de las medidas adoptadas.

Se ha anunciado una desaceleración de la economía mundial, lo que tendrá impacto en las cadenas globales de producción de las que Perú forma parte. El carácter dependiente de insumos y manufactura extranjera se manifestará en el país, a través de la escasez de insumos y productos provenientes de China y de la región del este asiático, lo cual afectará la productividad de amplios sectores productivos. Se ha anunciado la caída en la demanda global de diversos productos que exportamos. Somos testigos del decaimiento del turismo interno y externo que está afectando el empleo e ingresos en grandes regiones del país, con importante repercusión en la economía nacional. Crecimiento de la pobreza, crisis económica en sectores medios independientes que no recibieron ingresos en tiempos de aislamiento, graves problemas de salud no atendidos por la emergencia; crecimiento de la violencia familiar, retraso en la educación pública, crecimiento de la delincuencia, etc., etc.,

¿Qué le toca hacer al trabajo social ante el efecto de las medidas adoptadas?

Es un tiempo de reconstrucción de vidas, de familias, de empleos, de economía, de país, de colectivos profesionales comprometidos con la transformación.

Se abrirán nuevos espacios, donde se exigirán dar respuestas creativas de políticas sociales para diversos grupos de la población, mucho más amplios que los priorizados por la pandemia. Se exigirán propuestas de sistemas de protección que hasta ahora no teníamos y que se ha demostrado que se requieren; se requerirán servicios públicos más eficientes para nivelar las atenciones no recibidas en estos tiempos; se exigirá de nuevas formas de vida sostenible, a partir de las lecciones aprendidas de esta pandemia, donde hemos sobrevivido con mucho menos y hemos logrado un planeta menos contaminado; se nos exigirá manejo diestro de la tecnología en un contexto en que ya se habla de “tele presencia” como una modalidad viable y aceptable de interacción humana asistida por las telecomunicaciones; se exigirán de profesionales acreditados por gremios de trabajadores que no pongan por delante sus demandas, sino sus competencias y calidades técnicas para la intervención social; se demandará menos asistencia y cortoplacismos y mayores soluciones estratégicas para el desarrollo; se necesitara mayor colaboración interdisciplinaria hacia resultados, menos burocracia, y más efectividad.

Sin duda en la etapa post pandemia, el país necesitara de profesionales sociales comprometidos, competentes, creativos, capaces de transformar la realidad. Tenemos que “dar la talla” para ser convocados. Son tiempos de pandemia, tiempos de guerra, tiempos de complejidad, pero también de cambios radicales para todos. El TS tendrá que asumir el reto de ser parte este cambio.

Bibliografia

BBC News (25 de marzo, 2020). Coronavirus en El Salvador: el ambicioso plan de Bukele para reforzar la economía del país amenazada por el covid-19. BBC News Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-52013943

GETRICAREA (2020). Son necesarias más medidas en servicios sociales para proteger a colectivos vulnerables ante la epidemia de coronavirus. Recuperado de https://www.geriatricarea.com/2020/03/17/piden-mas-medidas-en-servicios-sociales-para-proteger-a-colectivos-especialmente-vulnerables-ante-la-epidemia-de-coronavirus/

Kisnerman, N. (1997). Pensar el Trabajo Social. Una introducción desde el construccionismo. Buenos Aires: Ediciones Edward. Recuperado de https://es.scribd.com/doc/130270214/Natalio-Kisnerman-Pensar-El-Trabajo-Social

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Méndez-Rodríguez, M. L. & Silva-Escobedo, J. G. (2003). La epidemia del siglo XXI. Nuevo coronavirus asociado al síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Revista Sanid Milit Mex, 57(3), pp. 155-161. Recuperado de https://www.medigraphic.com/pdfs/sanmil/sm-2003/sm033l.pdf

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Richmond, M. E. (1965). Social Diagnosis. Nueva York: The Free Press.

Tesini, B. L. (2020). Coronavirus y síndromes respiratorios agudos (COVID-19, MERS y SARS). Manual MSD Versión para profesionales. Recuperado de https://www.msdmanuals.com/es/professional/enfermedades-infecciosas/virus-respiratorios/coronavirus-y-s%C3%ADndromes-respiratorios-agudos-covid-19,-mers-y-sars#v8948929_es

[1] Esta referencia temporal se refiere al contexto peruano

[2] Aunque al cierre de esta edición, y después del crecimiento del brote, su Congreso ya discute un conjunto de medidas para compensar la situación económica de su población.

LIC. ELIZABETH SALCEDO LOBATÓN
Trabajadora Social de la PUCP. Doctora en Educación por la UNED de España. Magister en Gestión de Redes para el Desarrollo Sustentable por la Universidad Complutense de Madrid. Docente en la escuela de graduados de la PUCP. Consultora Sénior en Investigación Social y Desarrollo de Capacidades. Gerente de CAPACIDAD DES S.

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