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Emergencia ecológica en América Latina. Urgente de encarar

Perú

Este artículo resalta las características de biodiversidad y bienes naturales de América Latina, se advierte sobre su grave situación de “emergencia ecológica”, señalando como sus dos causas al extractivismo depredador y al Cambio Climático, generado por el Calentamiento Global, frente a cuyos efectos la Región es altamente vulnerable. Se hace referencia a los efectos dañinos de estos procesos en los ecosistemas y la vida de la gente. A continuación, se comenta sobre los avances y límites de las políticas ambientales y climáticas en curso y luego se presenta el marco internacional al respecto y su relación con los compromisos desde la Región. Finalmente se concluye enfatizando algunos retos que se plantean a la ciudadanía- en y más allá de la pandemia- para contribuir, con una acción inteligente y articulada, a la indispensable transición que nos conduzca a una sociedad saludable, equitativa y sostenible.

América Latina es uno de los continentes con mayor biodiversidad en el mundo.

En ella está la Amazonía, Patrimonio Ecológico de la Humanidad, que concentra el 34% de los bosques primarios del Planeta, cuya función es esencial: como sumideros de carbono y productores de oxígeno, en el ciclo hídrico y como albergues de variadísimas especies de plantas y animales. Al mismo tiempo, ellos permiten la sobrevivencia de alrededor de 400 pueblos indígenas, más los que se encuentran en aislamiento voluntario y los ribereños. [1]

Las 178 regiones ecológicas de América Latina y el Caribe (ALC), reúnen más del 50% de la biodiversidad del Planeta, el 21% de ecorregiones terrestres, el 22% de agua dulce y el 16% de aguas marítimas del mundo. En ALC se ubica el 23% del patrimonio forestal de la Tierra y el 34% de sus bosques primarios [2]

Numerosos acuíferos transfronterizos forman también parte de la Región : 4 en el Caribe (ejemplo, Los Lagos entre República Dominicana y Haití ), 18 en Centro América (ejemplo Motagua entre Guatemala y Honduras) 29 en Sudamérica ( ejemplo Amazonas, en Perú y países panamazónicos, cuyos ríos representan el 20% del agua dulce del Planeta ; La Guajira entre Colombia-Venezuela, y el importante acuífero Guaraní que incluye a Argentina- Brasil – Paraguay -Uruguay. )[3]

En cuanto a los glaciares tropicales, más del 99% de los glaciares tropicales a nivel global, se encuentran en la Cordillera de los Andes, el 71% en el Perú.

Los océanos contienen ingentes variedades y cantidades de especies que no solamente alimentan a los seres humanos, sino que contribuyen al equilibrio ecológico. Así, los arrecifes de coral tienen un gran valor para los ecosistemas marinos pues protegen las costas contra la erosión y sirven como hábitat a muchas especies marinas. Los mares cumplen también un significativo papel para absorber dióxido de carbono de la atmósfera.

Esas son algunas de las características ecológicas de América Latina, en la que múltiples ecosistemas han hecho y hacen posible las diversas formas de vida.

Desde la época del dominio colonial, sufrimos el saqueo de nuestros bienes naturales. Y en las últimas décadas hay 2 procesos sumamente graves en sus repercusiones ambientales y sociales en la Región: El extractivismo depredador y el Cambio Climático. Según un reporte de Global Witness, referido al 2018, América Latina fue la región con más asesinatos de defensores ambientales: 83 de los 164 ocurridos a nivel mundial.[4]

El extractivismo depredador

En el contexto del alza internacional de los precios de las materias primas, nuestras economías se reprimarizaron y volvieron a ser exportadoras de minerales y de productos agrícolas. Ello ocurrió al interior de las lógicas neoliberales que propiciaron las privatizaciones y las desregulaciones minimizando el rol social del Estado. Sin embargo, algunos gobiernos de otro signo político en la Región, asumieron la redistribución social para encarar la inequidad, pero no modificaron estas tendencias extractivistas, no avanzando en la necesaria diversificación de nuestras economías.

Desde el punto de vista ambiental, los efectos del extractivismo que per se no respeta estándares ambientales (no hablamos de una extracción selectiva y responsable, que es algo muy diferente) son y siguen siendo devastadores: la contaminación de las aguas y del aire, la erosión y degradación del suelo, la deforestación, la destrucción de cuencas y fuentes de agua, la reducción de especies marinas por su sobreexplotación, la alteración de los ecosistemas. Todos estos aspectos generan daño para el hábitat y la vida de las comunidades implicadas. Los casos de los niños con plomo o mercurio en la sangre son elocuentes. Pero sus consecuencias van más allá: tienen que ver, por ejemplo, con el acceso al agua de otras poblaciones o ciudades aledañas o con las posibilidades de la gente para el consumo de pescado, entre otros alimentos.

El Cambio Climático

Las tendencias del Cambio Climático Global, cuya causa directa es el Calentamiento Global debido a la excesiva emisión de gases de efecto invernadero[5] (GEI) , se acrecientan en la Región y nuestros pueblos son altamente vulnerables a sus efectos, tales como : El aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos (como huracanes, ciclones, fenómeno de El Niño) destruye hábitats y vidas, como el caso reciente ocurrido en Centroamérica con los huracanes Eta y Lota que originaron 38 muertos y más de 640 mil damnificados (Unicef,2020)[6] . La alteración de lluvias (inundaciones o sequías, irregularidad en las precipitaciones). El derretimiento de los glaciares: en Perú la Autoridad Nacional del Agua informa que ya se ha derretido el 57% de éstos (ANA, 2017), la disminución de las fuentes de agua. La pérdida galopante de la biodiversidad por la extinción de especies de fauna y flora. El mayor riesgo de incendios forestales. La destrucción de cosechas y por tanto de la seguridad alimentaria, el estrés hídrico, el aumento de desastres, el recrudecimiento de enfermedades como el dengue y la malaria, la pérdida de vidas, las migraciones (desplazados y refugiados climáticos). Todos ellos son efectos del Cambio Climático frente al que, como hemos mencionado, ALC es altamente vulnerable, aunque sus emisiones de GEI constituyen un bajo porcentaje del total mundial: según datos del IPCC al año 2016, las emisiones en el mundo fueron 50 Gigatoneladas de C02equivalente, mientras las de ALC 4.2 Gigatoneladas, correspondientes a solo el 8.3% del total mundial. En cuanto al origen de las emisiones en el mundo, el 70% de éstas era energético, lo que en ALC alcanzaba solo el 45% mientras las generadas en agricultura y ganadería eran de 23% y el 19% por el cambio de uso del suelo.[7] La deforestación es grave en la Amazonía. En el caso de Perú, ella es la principal fuente de emisiones. Según la 3ª. Comunicación Nacional del Perú a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (MINAM, 2016) el 51% de emisiones del Perú correspondían al rubro USCUSS[8], (Uso del Suelo, Cambio de Uso del Suelo y Silvicultura) que implican deforestación.

Las políticas ambientales y climáticas en curso

Diversos análisis sobre las políticas públicas nacionales en torno a los temas climáticos y ambientales, coinciden en sus constataciones, algunas de las cuales nos parece pertinente resaltar:[9]

-Ha habido ciertamente un nivel de avance en cuanto a la normatividad, tan ausente en décadas anteriores. Hoy se cuenta en los países de la Región, con diferentes leyes orientadas a establecer estándares ambientales mínimos o a garantizar la acción climática. Sin embargo, existe un desfase entre su existencia formal y su aplicación real. Continúan desarrollándose actividades económicas que afectan el ambiente y son irresponsables frente al Cambio Climático en curso, que ignoran las regulaciones que supuestamente deberían respetarse. Entre ellas, la minería y tala ilegal, pero también plantaciones legalmente avaladas, como las de monocultivo de palma aceitera, situación particularmente grave en la Amazonía.

– Hay que tomar en cuenta no sólo las políticas explícitas sino las políticas implícitas cuyos daños suelen ser significativos. (Gligo, 1997). En cuanto a las explícitas, se señala que hasta ahora han sido fundamentalmente reactivas. Es decir, destinadas a aminorar efectos, pero no a cuestionar, por ejemplo, las lógicas del modelo económico que son fuente de devastación ambiental. En cuanto a las implícitas, justamente tienen que ver con este modelo que coloca el crecimiento como fin y que con una postura de ganancia cortoplacista para algunos, genera estragos ambientales con los que todos perdemos a largo plazo.

-La incoherencia en el actuar del Estado es otro aspecto crítico. Hemos logrado contar con una institucionalidad ambiental de la que carecíamos antes en la mayor parte de países de la Región: por ejemplo, los ministerios del Ambiente. Sin embargo, aunque a ellos se les otorgue un rol rector en ese rubro, desde los Ministerios de Economía o de Energía y Minas o de Producción o de Agricultura, se toman medidas o se otorgan concesiones o autorizaciones para actividades que en los hechos contradicen las normas y orientaciones que se emiten desde la entidad supuestamente rectora, es decir, el Ministerio del Ambiente. Si bien frente al Cambio Climático se están planteando espacios y estrategias multisectoriales, la situación descrita es aún vigente.

El marco político internacional y la Región

Siendo la crisis ecológica un fenómeno planetario, en el ámbito global se han venido gestando iniciativas y acuerdos que es indispensable relevar y que exigen su cumplimiento cabal.

Nos referiremos aquí a tres acontecimientos importantes ocurridos el año 2015 : la Encíclica Laudato SI sobre el Cuidado de Nuestra Casa Común, lanzada púbicamente por el papa Francisco a la humanidad entera en junio de ese año : “Me dirijo a cada persona que habita este planeta” (LSI No3)y desde los espacios multilaterales , los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en setiembre y el Acuerdo de París tomado en la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático o COP21, realizada en el mes de diciembre en dicha ciudad.

-Si bien Laudato SI no constituye un documento de índole política siendo el papa un líder espiritual, es indudable que el contenido de la Encíclica tiene hondas repercusiones no solamente de naturaleza ética y cultural, sino de alcance social, ecológico y político: “Un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (LSI no.49). El papa cuestiona el paradigma vigente y llama a “cambios de estilos de vida, de producción y consumo,” (LSI No23) abandonando “el patrón de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles y propone “redefinir el progreso” y “cambiar el modelo de desarrollo global” (LSNo 194).

Un proceso significativo para la Región, inscrito en el camino abierto por Laudato SI, ha sido el Sínodo Panamazónico realizado en octubre del 2019 luego de un amplio proceso preparatorio en territorios de los 9 países de la Panamazonía. Sus orientaciones, fruto de un profundo análisis y reflexión sobre la Amazonía y su realidad, convocan a una “conversión integral” que acompañe y apoye la lucha por los derechos de sus comunidades, dentro de un reconocimiento de sus valores culturales propios y protegiendo, junto a ellas, la función de ésta como Patrimonio Ecológico Universal.

-Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible o Agenda 2030, abordan las dimensiones económica, social y ambiental incluyendo objetivos y metas en torno a la pobreza, la desigualdad, el hambre, el trabajo decente, la educación, el género, la disponibilidad y gestión sostenible del agua, la protección de diversos ecosistemas, la acción frente al cambio climático.

En relación a ello, a nivel de la Región, se ha formado el “Foro de los países de América Latina sobre Desarrollo Sostenible”, con el fin de garantizar de manera conjunta un seguimiento de la Agenda 2030, constituyendo una plataforma regional que encare diversos mecanismos para contribuir a su implementación.[10]

-El Acuerdo de París señala como objetivo “mantener la temperatura mundial muy por debajo de los 2ºC respecto a los niveles pre industriales” y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento a 1.5ºC. Se incluyen también los puntos de incrementar la capacidad de adaptación al Cambio Climático así como los flujos financieros pertinentes.

Quienes forman parte de este Acuerdo, por haberlo ratificado (recordemos por su gravedad el caso de Donald Trump quien retiró a los Estados Unidos -uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero- del mismo, habiendo el electo presidente Biden anunciado que retornarían) deben presentar y cumplir sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCS según sus siglas en inglés o CNDs en español) especificando las medidas y las metas a las que se comprometen.

Hasta el momento, los expertos indican que los insuficientes compromisos presentados por el conjunto de países nos llevarían a un aumento de 3ºC en la temperatura promedio global, por lo que se hace indispensable elevar las metas de reducciones de GEI, es decir, la ambición climática.

En cuanto a América Latina, un análisis de las NDCs en 18 países ,señala la necesidad de, junto a mayores niveles de ambición, establecer mejores mecanismos para su implementación tales como la mayor coordinación intersectorial, la articulación territorial, la concertación y suma de esfuerzos entre los diferentes niveles del Estado y con la sociedad, la creación de condiciones habilitantes para obtener financiamiento climático y para optimizar el uso de los fondos públicos ,entre otros desafíos [11].

Una iniciativa de ya hace varios años en la Región es la AILAC (Asociación Independiente de América Latina y el Caribe) que agrupa a varios países (Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú) que cooperan como un bloque con propuestas comunes en las negociaciones internacionales sobre Cambio Climático.

En los últimos años se han generado nuevos espacios de acción conjunta vinculados con estos temas: el Bloque Centroamericano frente al Cambio Climático (formado en diciembre del 2018 en el marco de la COP24), la Iniciativa Andina de Montañas (constituida por países andinos en el 2014) . Más recientemente desde la ciudad de Leticia (Colombia, los países amazónicos, en setiembre de 2019, luego de los graves incendios forestales, conformaron el “Pacto de Leticia” para proteger la Amazonía y con posterioridad, desde la comunidad andina, se lanzó la “Carta Ambiental Andina” (1 de diciembre de 2020).

El Acuerdo de Escazú

Este acuerdo ha sido ya ratificado por 11 países de la Región, requisito exigido para su entrada en vigencia. Su objetivo se define en su artículo primero:

“Garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a vivir en un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible”.[12]

Surgido desde el 2012, en el marco de la Cumbre de la Tierra Río+20 a través de la “Declaración del Principio 10” aprobado en la Cumbre de la Tierra del año 1992 que se refiere a los derechos de acceso a la información, participación y justicia en asuntos ambientales, el Acuerdo de Escazú es fruto de un intenso proceso que ha permitido contar con este instrumento de naturaleza vinculante que fortalecerá los pasos dados en cada país en esa dirección.

Cabe comentar el caso de Perú, de una parte, por la dramática situación de los defensores ambientales, sobre todo en la Amazonía peruana. Del 2002 al 2014 fueron asesinados 50 de ellos en el país, el que se ubicó como la 4ª nación del mundo con mayor peligrosidad al respecto. En el año 2020, 5 fueron asesinados. Por otra parte y en paradójico contraste con esta situación, se orquestó una campaña levantando argumentos engañosos (como el de que ratificarlo iría en contra de nuestra soberanía) en contra del Acuerdo de Escazú montada desde sectores ultraconservadores y ligados con intereses económico particulares que en combinación con representantes en el Congreso actual, llevaron a que en éste lo archivaran negándose a ratificarlo, desoyendo así las recomendaciones a favor del mismo de una serie de instancias del Estado (entre ellas, la Defensoría del Pueblo) de la sociedad civil , las comunidades amazónicas e instituciones eclesiales.

Retos para la ciudadanía desde y más allá de la Pandemia

La urgencia de cambio de rumbo y no de vuelta a la “normalidad” anterior se ha hecho notoria en el contexto de la Pandemia. La necesidad de encarar de manera coherente las 3 emergencias: sanitaria, social y ecológica le otorga mayor peso a las alternativas conducentes a una transición que permita gestar una sociedad saludable, social y económicamente equitativa y ambientalmente sostenible. Las voces que vinieron cuestionando el extractivismo depredador y quienes han ido insistiendo en una acción decidida frente al Cambio Climático muestran bases sólidas de legitimidad para exigir ser escuchadas. Para ello requieren una mayor articulación entre sí. También tomar iniciativas para lograr que los avances en institucionalidad y normatividad ambiental se traduzcan en políticas realmente existentes. Asimismo, el marco de acuerdos internacionales referidos a lo ambiental y climático tendría que ser aprovechado al máximo como mecanismo de presión para impedir retrocesos y demandar medidas más audaces. La ciudadanía tiene un rol inteligente que jugar para promover que espacios oficiales de coordinación entre los países de ALC para los asuntos ambientales y climáticos no queden como buenos deseos, sino que se conviertan en herramientas eficaces para una real acción conjunta. El criterio suicida de flexibilizar estándares ambientales en mi país para atraer más inversiones “ganando” en competitividad frente a los otros debe ser desterrado. La protección de la Amazonía, de los acuíferos, de la biodiversidad, de nuestros aires y suelos …y con ello de nuestros pueblos! nos concierne a todos e implica un pacto común hacia la ineludible transición. No se trata aquí de romanticismos ingenuos. La sobrevivencia en la Tierra está hoy amenazada. Si no cuidamos responsablemente esta parte de nuestra Casa Común: la Patria Grande..pues las futuras generaciones simplemente no podrán ser.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

ALFARO Montoya Kely: “La respuesta del Estado ante el Cambio Climático- Evaluación económica de las NDCs en el Perú – MOCICC y Rainforest Foundation, 2020

ANEZ-YANEZ, Ángel Wilfrido: El agua en América Latina. J. Selva Andina Biosph. [online]. 2016, vol.4, n.2 [citado 2020-11-25], pp. 46-47 . Disponible en: http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S23083859201600020000&lng=es&nrm=iso>. ISSN 2308-3859.

BARCENA Alicia et al : “La emergencia del Cambio Climático en América Latina y el Caribe ¿Seguimos esperando la catástrofe o pasamos a la acción?”-Libros de la Cepal/No.160, Santiago 2020

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http:// euroclima.org/es

GLIGO, Nicolo “Institucionalidad pública y políticas ambientales explícitas e implícitas”- Revista Cepal diciembre 1997

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MINAM Ministerio del Ambiente : “El Perú y el Cambio Climático” Tercera Comunicación Nacional del Perú a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Lima, abril 2016

MONGABAY LATAM: es.mongabay.com , visitada el 02.12.2020

O` DIANA Rocca Richard “Contribuir para tener más tiempo” Análisis legal y estado de avance de las NDC en el Perú” Mocicc, junio 2019

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PACTO ECOSOCIAL DEL SUR : https://pactoecosocialdelsur.com

PROGRAMA UNESCO/OEA ISARM AMERICAS Sistemas acuíferos transfronterizos en las Américas- Evaluacion Preliminar, Montevideo-Washigton DC 2007

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RODRIGUEZ Iokiña et al: “Conflictividad socio-ambiental en Latinoamérica”- Aportes de la transformación de los conflictos socio ambientales a la transformación ecológica- Fundación Friedrich Ebert , México 2010

[1] CAAAP “Amazonía: Desafíos y Orientaciones Pastorales frente al Cambio Climático”, Lima ,Junio 2019, págs 8 y 9

[2] Bárcena Alicia et al:“La emergencia del Cambio Climático en América Latina y el Caribe” ¿Seguimos esperando la catástrofe o pasamos a la acción?”-Libros de la Cepal/No.160, Santiago 2020 , pág 97

3 Programa UNESCO/OEA ISARM AMERICAS “Sistemas acuíferos transfronterizos en las Américas”- Evaluación Preliminar, Montevideo-Washington DC 2007

[4] www.es.mongabay.com visitado el 02.12.2020

[5] Siendo su causa profunda “ el modelo o paradigma civilizatorio orientado a la maximización de ganancias, en una lógica de sobreproducción y consumismo de la que se beneficia una porción de la humanidad”(..)” CAAAP,ob citada págs 9 y 10

[6] www.unicef.org Noviembre 2020, varias notas sobre tormentas tropicales en Centroamérica (visitada el 1.12.2020)

[7] Bárcena Alicia ,obra citada, pág 34 gráfico 3 y pág 55

[8] “El Perú y el Cambio Climático” Tercera Comunicación Nacional del Perú a la CMNUC MINAM, Ministerio del Ambiente, abril 2016, pág 65

[9] Ver: “La dimensión ambiental en el desarrollo de América Latina”, CEPAL, mayo 2001

[10] “LA Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”- Una Oportunidad para América Latina y el Caribe, CEPAL, Santiago diciembre 2018

[11] Avances en la Acción Climática de América Latina: Contribuciones Nacionalmente Determinadas al 2019”, Euroclima, Cepal, GIZ y Fundación Avina , Bruselas,2019 http://ec.europa.eu/europaid/multimedia/publications/

http:// euroclima.org/es

[12]https://www.cepal.org/es/acuerdodeescazu visitada el 2.12.2020

ROCÍO VALDEAVELLANO ROCA REY
Licenciada en Psicología con estudios de Maestría en Sociología, es consultora social y a la vez activista por la justicia social y ambiental. A partir de su trabajo con organizaciones barriales, fue cofundadora del Instituto de Desarrollo Urbano CENCA del cual ha sido presidenta y directora. Ex coordinadora nacional de la Red Jubileo Perú e integrante de la Red Latinoamericana Latindadd. Ex coordinadora nacional del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (Mocicc), de cuya asociación civil es actualmente presidenta. Coordinadora del Capítulo Peruano del Movimiento Católico por el Clima, (inspirado en la encíclica Laudato SI sobre el cuidado de nuestra Casa Común) e integrante de su Comité Directivo Internacional.  Es autora y coautora de publicaciones sobre temas sociales y también de índole literaria, siendo la más reciente su libro de “actipoesía” Caminando Estamos.

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