Perú
Graciela Soldevilla Velazco
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Introducción
Escribo este artículo desde una identidad quechua asumida en el último censo de población y vivienda, en los otros censos sin preguntarme me lo colocaban los censistas en el rubro mestiza y no hay un rubro que identificara a los Pueblos Indígenas. En este último Censo, se dio la opción de preguntarnos de qué pueblo viene nuestra identidad y me definí quechua: el pueblo de mis abuelas materna y paterna no sólo por hablar la lengua sino por ser parte de un territorio que hasta 1438 fue Chanka, luego fue conquistada por Pachacutec, y se hizo quechua; y en ese territorio, que cada día se hace sólo castellano hablante declararse quechua es una necesidad. Por motivos de trabajo y convicción, estuve muy cerca al pueblo aymara pero no me adoptaron son muy celosos con sus integrantes y en estos últimos años, visité a las comunidades Ashaninkas, de Ayacucho; y los pueblos, tenemos historias semejantes, con lengua, cultura y territorio propios y en Ayacucho también me sentí Quechua en Vilcashuaman y Huamanga y comparé que los otros pueblos no fueron tan manipulados y vilipendiados como nosotros, que a veces caminamos a tientas, porque hay noches que no terminan y la luz del día tarda en llegar. La conciencia de mi pueblo está tan mediada tan intermediada por su herencia colonial que se asentó en la Sierra Centro y Sur que hoy es tan fuerte el impulso de esperar que nuestro padre Jesucristo y la Mamacha Mercedes resuelvan nuestras necesidades. La colonia pervive entre mi gente tan creyente, tan participativa de las fiestas patronales; este último año en setiembre estuve nuevamente entre mis altas montañas y no pude sino comparar el sermón del padre huancavelicano David Soto, con aquellos que cuentan las investigaciones históricas como el fraile, Francisco de Ávila, nacido en Cusco en 1573 y decía en la reducción San Francisco de Sunicancha en quechua y en castellano “tienen vosotros el alma de un guanaco, montaraz e insurrecto, que va por los montes escupiendo y pateando “ y el nuestro padre huancavelicano, hoy en el 2021, decía a la gente “si no se han confesado los muertos, se irán al infierno, no al purgatorio, donde pueden estar 1000 – 2000 años, pero saldrán, para irse al cielo, los otros se van directo al infierno” pensaba: Dónde vive este padre, si estamos en tiempos de pandemia? y todos tenemos un familiar o un amigo (a), que ha muerto por el virus que no le dio tiempo a cumplir con la salvación de su alma ni de su cuerpo.
La gran herencia de la Colonia, nuestra evangelización ayuda muy poco para potenciarnos, y mucho para tirarnos al fondo y sin embargo, debo reconocer que en Ayacucho y Huancavelica, ayudó a la gente a sobrellevar su tragedia en tiempos del terrorismo, observé a una mujer quechua en Ayacucho que desde el inicio hasta el fin en una misa en la Iglesia de la Compañía, sólo lloró, no siguió el ritual sólo lloró, y salió de la iglesia junto al resto de los fieles más tranquila ya sin llanto; sin embargo todo es relativo porque los hacendados llevaban a los padres de los pueblos a las capillas de las casas haciendas para con el sermón hacerlos llorar como nos cuenta Arguedas.
Como decía San Agustín, la Esperanza, tiene dos hermanas la indignación y la valentía y eso nos salva, y venciendo todas las trabas, somos pueblo, por eso creamos y resistimos más allá de lo posible, más allá del abuso y el maltrato.
1.- TUVIMOS GOBIERNO
Con el imperio surgió una nueva clase administrativa que se superpuso a las estructuras y jerarquías tradicionales. Sus miembros provenían de las numerosas panacas, de los ayllus reales, de los incas de privilegio y también de privados del soberano reinante. Toda esa clase nueva se sumaba a las numerosas estructuras sociales existentes, a los diversos pequeños jefes locales y a los hatun curacas que regían todo un valle y a veces mayores extensiones territoriales (María Rostworoswski, 80-1993). La organización socio-política del incario, dividió a la población, agrupando a los hatun runa (hombres que cumplían el mayor trabajo- 30 a 60 años de edad) en unidades de diez (chunka kamayoq), cien (pachaka) y mil (huaranqa) y con esta organización funcionaban los tributos y las prestaciones para la población.
Los Incas hicieron el Tahuantinsuyo en 95 años; recogieron lo mejor de cada cultura, de los chimúes que fueron conquistados en 1470, recogieron como riqueza la navegación (caballitos de totora), de los mochicas nuevas técnicas agrícolas, de Chavin la perfección en sus construcciones, el lanzón de Chavín es el único dios andino que permanece en su sitio.
2.- RESISTIMOS A LA COLONIA
Al producirse la colonia, los españoles dividieron la tierra y la gente en encomiendas, la tierra madre (pachamama) fue tratada como un objeto y la gente (hatun runa) como parte del terreno, con un desconocimiento de cómo funcionaban las macro-etnias (Rostworowski: 202). Luego que se acabaron las guerras civiles entre españoles; el Virrey Toledo, inicia las reducciones; las poblaciones abandonaron sus antiguos pueblos, sus campos y canales de regadío para trasladarse a aldeas levantadas con criterio europeo. El Corregidor de Yauyos, Dávila Briceño, (Rostworowski: 210) que ordenó el abandono de 200 pueblos de hanan y urin Yauyos para crear en su reemplazo 39 aldeas. Con instrucciones precisas se formaron las nuevas aldeas por los corregidores de indios: Dónde estuvo un adoratorio o lugar de culto al sol, hacer una iglesia y junto a ella la casa del sacerdote, la casa para el cabildo, casa para el kuraka, las casas de los mestizos y en las afueras del pueblo, los indios.
Nos desarraigaron, nos diferenciaron no por la etnia a la que se pertenecía, sino por la cantidad de pago del tributo que el visitador establecía, cuánto se debía pagar al corregidor, cuánto al kasike indígena, al sacerdote y lo que debía ir a la caja del rey. Todos fuimos indios, y teníamos valor por ser fuerza de trabajo y tributar, pero para ciertos fanáticos ni ese valor era respetado.
Fray Agustín de Carvajal, primer obispo de Huamanga, tomó posesión de su cargo el 2 de enero de 1615 y al año siguiente hizo un viaje por el territorio que le correspondía y al enterarse de los abusos del padre Cristóbal de Albornoz escribió en sus memorias acerca del castigo que sufrieron ante el Juez de Castrovirreyna 100 indios guachos, que fueron castigados con azotes y tortura, sin ropa para que confiesen que eran idólatras y que adoraban a las huacas. De estos pobres indios, nos dice, murieron 80 tributarios (F. Soldevilla 240-2009). A inicios del siglo XVII, San Cristóbal de Guachos tenía 577 indios tributarios. El tributo se pagaba en la fiesta de San Juan o Navidad. De esa etnia soy mis ancestros.
En Cajamarca: Atahuallpa con una guerra fratricida en ciernes y Pizarro con un plan de conquista y dominación se encontraron y no se comprendieron y Pizarro aprovechó no sólo de la guerra entre los hermanos Huascar y Atahuallpa sino de las fracturas entre los diferentes grupos étnicos conquistados por los incas para usar una fuerza contra otra, en cada conflicto que apareció por los abusos de la dominación. Antes de la conquista española, los conquistadores incas, respetaron las costumbres y las divinidades de las etnias. Los españoles mantuvieron con fines económicos las élites incas y a las diferentes panacas fieles al reino de España, con cuyos miembros femeninos se unieron los conquistadores. La creación sobre el territorio de los Obispados, Curatos y Doctrinas como función de la iglesia al inicio enfrentó a los clérigos con las atrocidades de los conquistadores (Fray Bartolomé de las Casas en Centro América, el primer Obispo del Alto Perú y el segundo obispo de Ayacucho: Francisco Verdugo en 1632) que diezmaron a la población con enfermedades que llegaron desde Europa como epidemias y con la angurria de los mineros que recolectaban a los jóvenes para la mita. Todos los días se sacaba un muerto de la mina de Potosí, dice un texto escolar boliviano.
Bartolomé de las Casas fracasó en el juicio contra los conquistadores y la iglesia fue reemplazando a los dioses concretos que tenían fuerzas y poderes como parte de la sagrada naturaleza y de la pachamama (madre tierra), fueron reemplazados a veces con crueldad como los frailes que tenían la misión de extirpar idolatrías y la idea del imperio español que dijo que, terminada la conquista militar, se prolonga con la “conquista espiritual de las almas de las indias”. “El dominio de las almas era un territorio privilegia do en una sociedad en la que el poder político estaba estrechamente articulado a instancias sagradas” (Flores Galindo: 65- 2010). Las órdenes religiosas con funciones específicas se asentaron en las ciudades y el campo (las comunidades) fue atendido como hasta hoy, por sacerdotes doctrineros llamados seculares que viven y vivían de los servicios religiosos que prestan a sus habitantes.
Reemplazaron el mundo simbólico andino con otro centrado en la idea de alma que era más importante que el cuerpo y de que en otra vida para el alma, todo sería diferente (“sueño del pongo”: Jm. Arguedas). Se reemplazó el respeto sagrado a la pachamama por un Dios crucificado, el pago y agradecimiento a la tierra con el diezmo para mantener las parroquias. La primera reacción de resistencia activa, fue la de Ayacucho con el Taki Ongoy (La enfermedad del canto), reclamando el culto a sus deidades: Pachacamac, Pariaqaqa, Chaupiyamoq, etc. Y se resistió en la sierra central en el siglo XVII, adorando en la apariencia la adoración a la virgen y de Jesucristo a los propios dioses y creamos nuestro propio resucitado en el mito de Inkarri.
La resistencia a la autoridad no se acabó con la sublevación de Manco Inca en 1535 a dos años que los españoles ocuparon el Cusco. A lo largo del siglo XVI y XVII, se dan muchas sublevaciones en contra de la autoridad del español y el abuso, diferentes formas de resistencia no sólo frente a la autoridad sino a la iglesia de frailes doctrineros como: Francisco de Avila, nacido en Cusco en 1573 y murió en Lima en 1647 (Rodrigo Nuñez Carvallo 26- 2013), encargado de extirpar idolotrias entre los indios de la reducción San Francisco de Sunicancha, que creían en el nevado Pariacaca y en su esposa la montaña xamuna con castigos físicos y morales, como castigo físico mandó azotar al kuraka Cristobal Choquecaxa por un ritual en el que participó junto a la población de indios. Lo azotaron los soldados, desnudo y sin fuerzas tuvo que entregar todos sus bienes, tierras y ganado, antes que lo maten y a la población les reconvino con expresiones como: “tienen vosotros el alma de un guanaco, montaraz e insurrecto, que va por los montes, escupiendo y pateando”.
Hubieron levantamientos en 1545, en 1620 en Puno (Carlos Ramírez), en 1667 en Lima (Gabriel Manco Capac) y otros, pero la más importante se da en el siglo XVIII, cuando luego de las reformas borbónicas se obligó a la población indígena a adquirir, artículos traídos de España que no necesitaban por el mecanismo de los repartos y eran los Kurakas y el Corregidor quienes hacían cumplir el pago de las mercancías como del tributo. Tupac Amaru II, era una kuraka, nacido en 1740 en el Cusco, y como parte de la élite descendiente de los Incas, estudió en el Colegio para Casiques e indios nobles San Francisco de Borja, leía en Latin y hablaba correctamente el Castellano y leyó como muchos casiques los Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega. La lectura de esta importante obra, sirvió para que ellos elaboren árboles genealógicos, y se iniciaran juicios, considerando válidos sus argumentos de la otra versión que se daba del Incario (Flores Galindo: 45, 2010). El 25 de mayo de 1760 se casó con Micaela Bastidas y ambos iniciaron una gesta emancipadora con perfiles de revolución en 1780, un 04 de noviembre en el pueblo de Yanaoca con la captura del Corregidor Coronel Antonio de Arriaga que fue ejecutado en la plaza de Tungasuca. Desde Tinta, partió hacia Lampa (Puno), Cailloma (Arequipa), nuevamente retornó al Cusco, pero fue apresado en Langui, por otros kurakas leales al imperio español.
Tupac Amaru, se levantó con otros Kasiques contando con el apoyo de la población de indios , se levantaron contra la autoridad del español, sobre todo de los corregidores encargados de cobrar el tributo y realizar los repartos, es decir de distribuir mercancías llegadas de España entre los indios y obligarlos a comprar con dinero o fuerza de trabajo, se movilizaron con un programa de 3 puntos ( Flores Galindo: 106-1986) 1.- La expulsión de los españoles del Perú, 2.- La restitución del Imperio Incaico 3.- Cambios sustantivos: supresión de la mita, eliminación de las grandes haciendas, abolición de aduanas y alcabalas, libertad de comercio. Su influencia llegó hasta el actual territorio de la Argentina y en Bolivia lo sucedió Tupac Katari en 1781. Tupac Amaru y Tupac Katari al ser capturados fueron asesinados con crueldad junto a su familia. El hijo menor de 12 años, Fernando, presenció el suplicio de Tupac Amaru y el Visitador José Antonio de Areche, hizo cumplir que se extinga su descendencia hasta el 4° y se tomaron medidas como: prohibir el uso del quechua, los títulos nobiliarios, la lectura de los Comentarios Reales, se confiscaron los bienes de los insurgentes. Cien mil personas murieron en esta rebelión, la última del linaje Inca. En mayo de 1790, una Real Cédula, liquidó a los kurakas indígenas, que no pagaban el tributo y que fueron los intermediarios en el gobierno entre indios y españoles; ya no eran necesarios para reclutar la mano de obra indígena, estaba el intendente y otras autoridades intermedias.
3.- SIN INTERMEDIARIOS PROPIOS, FUÍMOS EXPULSADOS DE LA HISTORIA, NOS HICIERON INVISIBLES
Nos habían dividido en República de Indios y República de españoles en toda la colonia, fuimos separados de toda consideración nos quedamos sólo con la comunidad y el ayllu y nuestra cosmovisión que sigue resistiendo. Con la guerra de la independencia, nos dice Mariano Paz Soldán (1980:29), se alcanzó la libertad política; se fueron los españoles, pero no alcanzamos libertad económica, cultural, religiosa, social y la justicia pero esa libertad política fue para los criollos que accedieron al poder con los mismos estilos de gobierno que los españoles: José de la Riva Agüero, reclamó los derechos de la élite peruana para gobernar, disputándola tanto de los españoles, como de los sectores populares, Torre Tagle, pensó recuperar su poder económico con la República, y al ver que eso no sería fácil retornó al lado español.
El historiador Cristobal Aljovin, dice que en la Junta de Huánuco 1812, los indígenas adoptan el modelo de República, pero esta experiencia no prosperó y los reclamos que hicieron desde la elite indígena como los de Cajamarca, y el Alto Perú no fueron escuchados. En la nueva República tienen el poder, médicos, eclesiásticos, abogados y militares, la república, hereda en el ámbito de las relaciones domésticas los conflictos y las marginaciones raciales completa, Flores Galindo (188- 2010)
Subsistieron las haciendas y las minas y ya no tuvimos ni defensa de la propiedad comunal. Bolivar en su buena intención “nos hizo libres”, eliminó el tributo, pero fue letra muerta, hasta el gobierno de Castilla, que tampoco fue un defensor de los Pueblos Indígenas porque en 1847, autorizó una expedición militar a la Selva Central y allí se desencadenó una guerra de exterminio contra la población nativa que defendió su territorio con su propia vida. La República nos quiso hacer propietarios y eliminó las leyes de indias que protegía la tierra comunal y el ayllu y esta legislación fue aprovechada por militares y abogados que compraron haciendas o las agrandaron con tierras de las comunidades haciendo aparecer títulos fraudulentos. La autoridad política (prefecto y subprefecto, congresista) o era hacendado como Celestino Manchego Muñoz, congresista por Huancavelica, durante 50 años, dueño de la hacienda Cinto con todos sus “indios”, que tenía el poder político en el Departamento y cada puesto en el Estado dependía de él, desde el portero de una escuela, el director de un colegio y hasta quién ingresaba a la Normal donde se educaban los maestros (as), eran los mestizos de los pueblos quienes tenían acceso al estado y para nosotros no había escuelas; la clase en el poder seguía con el trauma del levantamiento de Tupac Amaru II, al que denominaron guerra de castas. Flores Galindo recoge un archivo de Las Prefecturas de Apurímac del 13 de mayo de 1886 y dice “para las autoridades, los indios tenían a su favor la unión y su incomprensible idioma. En cualquier momento podían dar inicio a una “guerra de razas”. Con este temor, nos hicieron invisibles.
Igual suerte corrimos con los mineros, con las grandes empresas, como la Cooper Corporation, igual el gobierno local (prefecto, subprefecto, alcalde) les prestaban todas las facilidades y nuestros reclamos eran ignorados y ni palabra teníamos; nos rebelamos en 1959 en el centro del Perú y de esa época data la novela Garabombo el Invisible. Todo reclamo era castigado con la Ley, bastaba con que nos acusen de abigeato o de comunista como a Agapito Robles que inspiró la novela Redoble por Rancas, que estuvo preso 5 años en el Sepa, con esa acusación hecha por el hacendado La Madrid. Era personero de la Comunidad Cachipampa y el prefecto de Huánuco, al verlo preso le dijo “con esa cara, quieres levantarte” !!
4.- Y HASTA QUISIERON ELIMINARNOS
“ Machu Picchu, pusiste
Piedra en la piedra, y en la base harapos?
Carbón sobre carbón, y en el fondo la lágrima?
X: Alturas de Machu Picchu: Pablo Neruda, Canto General 1950
Nos impidieron tener escuelas pero nos levaron para el ejército, para ser soldados y allí muchos aprendimos a perder el miedo, nos dice Agapito Robles, protagonista de la novela Redoble por Rancas, los hacendados se oponían a que el Estado dote de escuelas a las comunidades y haciendas “indio leído, indio perdido” decían y nosotros teníamos miedo al hacendado y al estado en la figura del guardia civil que llegaba a nuestras comunidades para acusarnos de abigeo, cuando algo habíamos reclamado “Qahuaskanquichu, ricuskankichu, guardia civilta, estado pachachallahuan churakuykuspa, runata golpeaachkan” (estás mirando, estas observando al guardia civil que con ropa y arma del estado golpea a la gente), cantamos en Ayacucho y Huancavelica, porque el cantar no pudieron quitarnos y por eso en los años 60 , muchos quisimos recuperar nuestras tierras, con cantos y wifalas, en el Centro del Perú y en la Sierra Sur e hicimos las tomas de tierras de manos de los gamonales, no nos asustó ni la cárcel ni la orden de captura.
En medio de las tomas en el centro del Perú y el Sur (nuestro Cusco), algunos hombres leídos nos quisieron acompañar con sus propios pensamientos y sus armas, pero en su grupo sólo habían 2 quechuas ayacuchanos y en otro ninguno, fueron derrotados con rapidez y también murieron, como habían muerto muchos de nuestros sublevados y conocieron la cárcel como nosotros. No entendimos su lenguaje, no entendimos lo que era la lucha por todos, nuestra lucha era por tierras, por el alimento de nuestros hijos, porque ya no existan yanaconas ni colonos que entregan su trabajo gratis al patrón, al hacendado a cambio de un pedazo de tierra.
El estado que siempre nos miró como a intrusos quiso darnos la tierra con la reforma agraria de 1969, pero nosotros las quisimos para cada familia no sólo para las cooperativas y por eso continuamos con la recuperación de tierras de las haciendas que no entraban a la Reforma como en Andahuaylas en 1974 y tomamos 80 haciendas y por tener un mirar y sentir diferente al gobierno, fuimos cruelmente reprimidos aunque teníamos una federación provincial afiliada a la Confederación Campesina del Perú, reconstituida luego de muchos esfuerzos.
Ganamos también la batalla por educar a nuestros hijos que llegaron a las universidades pero allí fueron conquistados por hombres que habían leído mal, nuestros hijos en Ayacucho volvieron a nuestras comunidades con esos hombres que nos despreciaban, pero querían cambiarnos, querían llevarnos a una guerra con la que no estuvimos de acuerdo porque nos hacían pelear con nuestros vecinos, con otros hombres y mujeres como nosotros y con los que tenían un poco más, con los que eran alferados en las fiestas patronales y con quienes limpiábamos las acequias para regar los cultivos. Nuestros hijos pronto desaparecieron, se escondieron en las cuevas, muchos ya no volvieron y sus hermanitos menores fueron a buscarlos como Lurgio Gavilán. Muy temprano nos levantamos contra estos hombres, a fines de 1982, acordamos en asambleas en las alturas de Huanta, no apoyarlos, pero lo pagamos con sangre de nuestros hijos arrebatados de nuestro lado, a los hermanos y los vecinos, “imataq kay” (¡¡¡qué es esto!!!) nos preguntamos y se nos vino la noche , la comunidad que nos había cobijado tantos siglos, era un territorio en disputa, nos peleamos entre comunidades y decidimos no obedecer, en Lucanamarca detuvimos a 6 jóvenes que querían que nos levantemos, la gente los asesinó y en venganza fueron asesinados, 69 runas, entre hombres, mujeres y niños sin compasión, en Chuschi, asesinaron al alcalde en 1983, el ejército llegó pero también para asesinar; nos atacaron y atacaron a la comunidad; en Huanta, desaparecieron comunidades enteras, mamacha de las Mercedes!! Qué está pasando acá, nos decíamos”. Sacamos valor y acordamos no obedecer y defendernos y nos armamos con lo que tuvimos ayudados o no por el Estado, los soldados y policías también asesinaron a los que los miraban de frente, “este tiene perfil senderista” decían: parecía que a los quechuas y los ashaninkas, querían NUEVAMENTE EXTERMINARNOS. La Comisión de la Verdad y Reconciliación en 2002, recogió miles de testimonios y determinó que entre 1980- 2000, 26,259 personas murieron y desaparecieron en el departamento de Ayacucho.
5.- EL ESTADO NO SÓLO NOS OLVIDÓ
El estado peruano, sólo en el siglo XX, nos fue atendiendo a cuenta gotas, primero con la ley de Comunidades de Indígenas de 1920 que reconoció legalmente nuestras comunidades y tuvimos Personero de la Comunidad. En el Ministerio de Fomento existió una Sección Obrera y otra Indígena, pero en 1936 se crea el seguro social obrero y nosotros quedamos al margen, sin atención de salud, pero abrieron escuelas para que nos eduquemos para ser obreros por eso en los años 40, migramos a la Costa, donde había empleo, llevando toda nuestra pobreza y nuestros cuerpos de hombres y mujeres de altura y fuimos despreciados por serranos, por indios, ya no retornamos y en los 50 con las invasiones poblamos los cerros, los conos de Lima y demostrando trabajo, conseguimos hacer calles, hacer pistas, hacer escuelas y puestos de salud, apoyados o no por el estado; nunca fuimos culpables del atraso del Perú, como decían los racistas.
Desde la Costa ayudamos a nuestros hermanos y hermanas que quedaron en la Sierra, y al final de los 60 fueron atendidos por el estado, por primera vez hubo escuelas para los ex colonos en las cooperativas y Sociedades Agrícolas de Interés Social pero los centros de salud, fueron faltando hasta hoy que sólo nos llega ayuda asistencial y no se hacen efectivos nuestros derechos.
En los 80 nos dieron el voto analfabeto y elegimos a nuestros alcaldes en los distritos con algarabía y bandas celebramos ese acontecimiento que duró poco porque recibimos muchos juicios de parte de los mistis de los distritos y luego asesinaron a alcaldes de la CCP (Confederación Campesina del Perú) los “tuta puricuq” (los que andan de noche). Se cortó todo lo que penosamente habíamos logrado en las comunidades de Huanta (Ayacucho) el 98% de los muertos de la guerra desatada contra nosotros fuimos los quechuas de los 4.207 muertos. Nuestros hijos se escondieron en las cuevas y las autoridades y maestros, hacían subterráneos en Comunidades de Vilcashuaman para esconderse de policías y los tuta purikuq.
Tanto sufrimos, hasta nuestros animales se fueron terminado, las ovejitas, las gallinas se llevaban policías y los otros armados, el maíz, el chuño para ellos había sido, pocas veces les dábamos a voluntad, la mayoría nos la quitaban y el Estado Peruano, no cuidó nuestros derechos nos despreció tanto como los otros, nos asesinó tanto como los otros. Ya sin cultivos, ni ganado, y con nuestra vida en peligro por no obedecer a uno y otro dejamos las comunidades para ir a las ciudades, hasta Ica y Lima, tuvimos que llegar, los desplazados nos dijeron y allí vivimos de la caridad y solidaridad, hasta que nuevamente la pandemia del Corona virus, nos sacó y volvimos caminando por las carreteras y nos llamaron los caminantes.
Ya teníamos Puestos de Salud, en los Centros Poblados, cercanos a las comunidades y en los 90 en departamentos como Cusco y Puno, en provincias como Huancabamba (Piura) con engaños nos llevaron ya no los policías sino los mestizos que allí trabajaban para darnos alimentos decían que el Presidente Fujimori nos había mandado, y no era así era para operar a las mujeres con AQV, y a los hombres con vasectomía, muchos hijos tienen dijeron no van a poder alimentarlos, unos querían operarse, otros no, pero tenían la orden y nos sometieron a esterilizaciones “forzadas” y por eso hemos hecho un juicio internacional, porque pobres somos los quechuas, los aymaras y los pueblos amazónicos , como lo dice el Padre Gustavo Gutierrez “ somos los cristos azotados de nuevo” pero resistimos y cada vez entendemos más sobre nuestros derechos.
6.- LA FUERZA ESTA EN NOSOTROS Y NOSOTRAS
Dolor y silencio, otros hablaron por nosotros como el Taita Arguedas, Hugo Blanco y Manuel Scorza, y nos hicieron un bien pero la fuerza está en nosotras nos organizamos en Ayacucho con mamá Angelica, en la Anfasef, con Ilaria Supa en el Cusco, con otras mujeres jóvenes y viejas de Ayacucho, Huancavelica, Piura, Puno, Cajamarca, Apurímac, Huancavelica ( departamentos más pobres) hemos formado la Asociación Nacional de Mujeres Peruanas Afectadas por las Esterilizaciones Forzadas, apoyadas también por organizaciones de mujeres como el Instituto de Apoyo al Movimiento Autónomo de Mujeres Campesinas que fue dirigida por la Compañera Josefa Ramírez, hemos llegado a las cortes internacional para defender nuestro derecho a la vida. Así mujeres y varones como el CC. Alberto Pisango que habló en Bagua, como Rendón Willka de la novela Todas Las Sangres del taita Arguedas, un hombre bien leído que se sintió Quechua y amaba a los hombres y mujeres de las comunidades. Conseguiremos desarrollo y buen vivir basados en nuestra propia fuerza y apoyados por los que bien nos quieren.
BIBLIOGRAFIA
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Arguedas Altamirano, José María: Todas Las Sangres, Editorial Horizonte 1987
Flores Galindo, Alberto: Buscando Un Inca: Identidad y Utopía en los Andes: Biblioteca Imprescindibles Peruanos, El Comercio, Lima 2010
Nuñez Carvallo Rodrigo: Francisco de Ávila, extirpador de idolatrías, Hildebrant en sus Trece, del 16 al 12 de diciembre del 2013
Paz Soldan Mariano Felipe: Historia del Perú Independiente, Lima 1980
Plan Integral de Reparaciones de la Provincia de Huanta 2008-2011: COPREPAZ. Huanta, Municipalidad Provincial, Huanta
Lohoman Guillermo: El Corregidor de indios en el Perú bajo los Asturias, Madrid 1957
Rostworoswki, María: Elites, Etnias, Recursos: Ensayos de Historia Andina, IEP/BCRP 1993
Soldevilla Cárdenas, Felix: La edificación del templo católico en el Distrito de Huachos (Provincia Castrovirreyna, Departamento Huancavelica) siglos XVI y XVII en Pueblos, provincias y regiones en la Historia del Perú, Academia Nacional de Historia, Enero 2007


GRACIELA SOLDEVILLA VELAZCO
Licenciada en Trabajo Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Bachiller en Ciencia Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Experiencia Laboral en: Docencia en la Universidad Nacional del Altiplano- Puno 1973- 1992 y la Universidad Nacional de San Marcos 2006-2007
Ha trabajado en Organizaciones de Desarrollo Social e Intercultural, en Servicios Integrales para el Desarrollo Social- Puno 1994-1996, en ESAN para el Convenio con Manuela Ramos e Instituto de Salud Materno – Infantil, en el Proyecto 2000- Salud Materna y Perinatal, en Chirapaq, Centro de Culturas Indígenas, Ayacucho 2008-2009
Actualmente. Asociada del Centro Latino Americano de Trabajo Social e integrante de la Comisión de Desarrollo Profesional