Perú
Saida Rodríguez Dueñas
Setiembre, 2020
El trabajo educativo con las familias de la Lima Norte, los polos de desarrollo de Lima Metropolitana: Distritos de Comas y Carabayllo, ha constituido una experiencia retadora y gratificante en la labor de atender familias con un nivel de funcionamiento bajo e intermedio, el cual referencia a familias en cuyas dinámicas familiares: la asunción de roles parentales, convivencia, pautas de crianza, y acceso a redes de soporte social, son escasos, nulos o inadecuados; entonces se plantea como objetivo generar un cambio, mejorar su dinámica familiar, en la adopción de posturas y actitudes que les permita asumir un rol parental adecuado y correcto en el devenir de la convivencia cotidiana y el establecimiento de las pautas de crianza para sus hijos; así también puedan tener el acceso a las redes institucionales de soporte social existentes.
Es por ello que se identifica a la educación como pieza clave para la creación de una nueva ciudadanía que permita a las niñas, niños y adolescentes ejercer sus derechos, libres de violencia, en hogares donde prime el diálogo y el respeto por las diferencias; donde el juego constituye un rol integrador importante en el establecimiento y construcción de nuevo roles. Este proceso de socialización permite la integración a la sociedad; por ello que esta primera socialización también conocida como primaria es la que se da en el hogar, es básica y primordial para iniciar a los niños en el camino de la vida. Me parece importante incorporar la pedagogía del amor o pedagogía de la ternura, que es el reconocimiento de diferencias, capacidad para comprender y tolerar, para dialogar y llegar a acuerdos, para soñar y reír, para enfrentar la adversidad y aprender de las derrotas y de los fracasos, tanto como de los aciertos y los éxitos. Cussianovich (2010).
Desde mi experiencia en la estrategia de fortalecimiento familiar, como especialista familiar, enrumbándome en este proceso educativo de impartir educación a las familias; así como lo señala Inmanuel Kant, donde la educación está conformada por la disciplina y la instrucción, la disciplina busca determinar los límites y la instrucción los aprendizajes, este proceso de aprendizaje posibilita crear y recrear el mundo. Al respecto Jorge García (2017) comenta:
La instrucción en el proceso educativo, da valor a la tarea, pues prepara, incorpora, comparte, intercambia saberes que luego han de servir para la vida, para una adecuada integración social; quien no la recibe corre el riesgo de carecer de los elementos teóricos y prácticos para el relacionamiento con los otros, los coloca en desventaja social en términos de su necesaria inclusión social (p.29).
Este proceso de educación según Friedrich Hegel, donde el acto educativo requiere de la disposición del sujeto de querer aprender, de querer cambiar su forma de ver el mundo y sus relaciones; así también lo señala García para educarse o recibir educación, el sujeto debe tener la “disposición”, estar dispuesto, debe dar de sí, para ampliar su conocimiento y a la vez desechar la ignorancia; para encaminar el proceso formativo, lo que también implica el sacrificio que lleva a la superación de sus conocimientos. En este proceso educativo, la disposición de la persona puede estar influida por sus experiencias, la autovaloración de sus capacidades, los recursos con que cuenta, los antecedentes de experiencias educativas frustrantes, de maltrato, incomprensión y desvalorización; estamos frente a una tarea nada fácil, donde el proceso educativo de reeducación, tomará meses, y años para poder evidenciar cambios significativos, los cuales iniciarán a partir de pequeños cambios de actitudes, de parte de los involucrados, donde el deseo de querer ser mejor y optimizar sus relaciones familiares será la meta a alcanzar.
La instrucción constituye un medio e instrumento para educar mas no un fin según el educador y político José Antonio Encinas, a ello podemos agregar lo que dice García:
La educación tiene suma importancia en los procesos de desarrollo humano, en la proyección social a futuro de un sujeto, y aún más en la mejora de la sociedad como colectivo de personas con objetivos compartidos y disímiles, por ello los especialistas sitúan este proceso dentro de las necesidades auténticas de las personas (trputec 2006:49). Educar y educarse es clave para, en primer lugar, sobrevivir y, en segundo lugar, es fundamental para que las personas desplieguen sus habilidades y potencialidades innatas (2017 p.25).
Si las personas no se educan tendrían problemas para entender y para dejarse entender en su comunidad, serían sujetos erráticos, caerían en el riesgo de vulneración de sus derechos y los de los otros, finalmente se acercarían a la anomia social, al no contar con los elementos cognoscitivos que les ayuden a discernir y emitir adecuados juicios de valor de cada fenómeno y aspecto de la sociedad, en síntesis, su calidad de vida se vendría por los suelos (p.26).
Sabiendo que la educación es un proceso, y que las sesiones educativas que se imparten a las familias pueden tomar más de seis meses, incluso años; considerando que el cambio de actitudes no es de la noche a la mañana, este proceso puede tomar mucho más tiempo. La orientación sólo es un inicio, es una apertura al cambio, la cual debe tener un compromiso personal, y disposición para asumir nuevos roles dentro de su dinámica familiar, como señala Dyer (2004), cuando cambias la forma de ver las cosas, las cosas que ves cambian de forma, es entonces menester de conectar adecuadamente con la usuaria o usuarios, para poder establecer un buen diagnóstico de actitudes a cambiar en su dinámica familiar, sólo así lograremos un compromiso personal.
El Campo Mental
Para justificar porque es tan difícil generar un cambio repentino, se debe conocer que existe un campo de investigación que se llama Memética, estudia la mente y su unidad básica es el meme, o la unidad de pensamiento como Alonso (2015) señala “su labor es profundizar en los aspectos de nuestra mente; los memes no tienen propiedades físicas sólo podemos ver sus efectos; las unidades de pensamiento pueden ser transferidas de mente a mente, mediante un código mental”; por ello el aprendizaje es progresivo.
Según esta postura una vez que un meme entra en nuestra mente puede influir significativamente en nuestra conducta. Desde muy temprana edad vamos construyendo nuestros códigos mentales a través de trasmisión memética, que forman parte de las creencias, hábitos y rasgos de nuestra personalidad. Según la Programación Neurolingüística los memes son difíciles de quitar, porque se han convertido en “lo que tú crees que eres”, pero la realidad es que te separan de “quién eres realmente”; hemos recibido memes de nuestros padres y de nuestros abuelos, nos hemos convertido portadores de estos a las demás generaciones y personas que se encuentran en nuestro marco de influencia.
Pero gracias a la reeducación, lo más importante es saber que esos códigos mentales no son tan inaccesibles como pensamos, se puede ingresar al programa original, a la unidad de pensamiento, a nuestros patrones iniciales como seres humanos, reconociendo que somos perfectibles y modificables, que podemos mejorar y reaprender, de esta manera podemos hacer cambios pertinentes en nuestro pensamiento, para poder retomar la vida que deseamos; si bien es cierto que los memes adquiridos son responsables de la situación actual, éstos no tienen por qué ser responsables de ahora en delante de cómo uno viva la vida. Esa es la labor a la hora de reeducar a las familias, cómo menciona Alonso (2015) “hacer tomar conciencia es el primer paso, el desafiar la situación actual, atreviéndonos a pensar que nada de lo que hemos creído, anteriormente tiene, necesariamente que ser cierto, que nuestra realidad sólo es la manifestación de nuestros pensamientos dominantes y la manera cómo hemos encarado el mundo; toda manifestación es congruente con los pensamientos dominantes, mientras más se crea (de creer), más se crea de (de crear). Una cosa es desear algo y, otra muy diferente, es emprender acciones que te lleven a la realización de un cambio significativo en la vida” (p.70).
Alonso (2015), considera a nuestro cerebro como:
Los científicos han demostrado que el cerebro se continúa desarrollando durante toda la vida, aunque tiene un momento muy importante en la adolescencia. Si bien es cierto que para los cerebros jóvenes es más fácil aprender música o idiomas, lo cierto es que el cerebro se va adaptando con la edad; cada vez que el cerebro aprende algo nuevo se modifican las fuerzas de las conexiones entre las células. Estas nuevas rutas de conexión nos llevan a acceder a un nuevo peldaño evolutivo. Aprender algo nuevo significa construir nuevas redes de pensamiento. ¡Prácticamente nuestra estructura cerebral se ve modificada!”. Aunque el cerebro está preparado para aprender durante toda su vida, al igual que los músculos hay que ejercitarlo. Nuestra habilidad para crear nuevos enlaces sinápticos se desarrolla a lo largo del tiempo. Pero el cerebro debe ejercitarse para que esta condición prevalezca con el paso del tiempo. El desarrollo cerebral necesita de las interacciones sociales. La inteligencia necesita del contacto con otros cerebros, de hecho, la inteligencia puede definirse como nuestra habilidad para resolver problemas y desenvolvernos efectivamente en nuestro entorno; es prácticamente imposible aprender solo, uno aprende cuando se relaciona con los demás (p.24).
Es por ello que se considera que la soledad y el aislamiento favorecería poco a la generación de redes neuronales, debido a últimas investigaciones científicas demuestran que la actividad mental modifica el cerebro y lo conduce a lo que se conoce como “sabiduría”; estos últimos descubrimientos se inscriben en lo que se denomina “neuro plasticidad”, que es la capacidad que tiene el cerebro para formar nuevas conexiones nerviosas, a lo largo de toda la vida, en respuesta a la información nueva, a la estimulación sensorial, al desarrollo, a la disfunción o al daño. La neuro plasticidad es conocida como la “renovación del cableado cerebral”; el cerebro cambia de forma, según las áreas que más utilizamos, según nuestra actividad mental, (referido por Alonso de la investigación y Ciencia Manuel Nieto Sampedro, del Instituto Cajal – CSIC. 2003).
Se sabe que los canales de percepción que nos conectan con el mundo y a través del cual captamos los estímulos para aprender, son: el canal visual (el poder del contacto visual), el auditivo y el kinestésico (el lenguaje de los gestos), la información recibida por nuestros sentidos es procesada por nuestro cerebro e interpretada para poder crear nuestra realidad subjetiva; es por ello que las sesiones educativas donde se imparte la reeducación a las familias, muchas veces se complementan con actividades lúdicas familiares, donde intervienen todos o casi todos los integrantes de la familia, y se desenvuelven en tareas y juegos donde comparten roles y hacen fluir su imaginación y creatividad, teniendo como fin la integración familiar.
En este proceso educativo, reeducativo, es importante saber escuchar, muchas veces comunicamos con el silencio, con lo que no se dice, como asevera Peter Druker. Si desarrollamos habilidades para escuchar e interpretar la realidad, más fácil será la conexión con el exterior, el éxito de un buen proceso comunicativo está en escuchar, para poder entender, analizar y poder elaborar un diagnóstico adecuado, con expectativas de mejora; sin duda una cualidad admirable, poder desarrollar una escucha creativa, que se adapte a la personalidad del interlocutor y al entorno, que se podría denominar “escucha espejo”; desarrollar el “tercer oído”, que es una capacidad especial para sintonizar con los demás, la escucha espejo sabe escuchar, sentir y entender lo que una situación reclama, así como el tono particular de cada interlocutor. Esto es importante para que se sienta cómodo y reconocido. La comunicación “de tú a tú” nos permite alcanzar la empatía perfecta, además el saber escuchar es una característica del verdadero líder. Cala & Cruz (2015).
Todo este conjunto de nuevas actitudes y cambios generados al interior de las familias, constituye la creación de la cultura, de esta manera se construye “la nueva cultura”, Jesús Mosterín (2010) describe la cultura como:
Información almacenada en el cerebro y adquirida por aprendizaje social. En efecto disponemos de dos procesadores biológicos de información: el genoma y el cerebro; donde el genoma procesa lentamente la información a largo plazo, que es transmitida de padres a infantes por medios genéticos y constituye nuestra naturaleza; por otro lado, nuestro cerebro procesa rápidamente la información a corto plazo, que se transmite de cerebro a cerebro por medios no genéticos y constituye esa red de información compartida a la que llamamos cultura (p.100).
Nada es estático, aunque nosotros tenemos una cierta pereza mental que nos lleva a que nos guste la estabilidad, y nos quedemos en ella, pero la realidad no es estática. La realidad, tanto geológica como biológica y cultural es dinámica y va cambiando siempre. La evolución cultural es algo dinámico y que va a continuar, según Mosterín (2010) lo que es ética, política y filosóficamente deseable es que la evolución cultural está determinada única y exclusivamente por las libres decisiones que tomen los individuos, que son los portadores de los contenidos culturales, y que ningún gobierno ni ningún grupo de presión, ni institución de poder puede obligar a los individuos a tomar decisiones culturales contrarias a sus propias preferencias; debe ser cada persona, la que diga qué meme quiere adoptar en un momento determinado, y no por imposición.
Entendiendo el Empoderamiento
Este proceso de aprendizaje y cambio de actitudes en las personas, se constituye en empoderamiento, Boza (2019) señala que el empoderamiento es un término que tiene origen inglés: “empowerment”, utilizado desde la segunda mitad del siglo XVII por la Oxford English Dictionary quien define al empoderamiento como el acto de dar poder y conceder a alguien el ejercicio del poder; se viene utilizando desde la década de 1960; surgió con los movimientos sociales y políticos de derechos civiles para la población afro americana en Estados Unidos.
Si bien es cierto el empoderamiento es aplicable a todos los grupos que se encuentran en situaciones vulnerables, es más asociado hacia el colectivo de las mujeres, quienes lo definen como un proceso por el cual las mujeres acceden al uso y control de los recursos materiales y simbólicos e incrementan su poder, refuerzan sus capacidades y protagonismo en todos sus ámbitos, así mismo ganan influencia y participan en el cambio social siendo estos mecanismos los cuales les permiten desarrollarse a lo largo de su vida. Boza (2019).
Se reconoce el empoderamiento como el proceso mediante el cual las personas fortalecen sus capacidades, confianza, visión y protagonismo a nivel social con la finalidad de propiciar cambios positivos en su vida cobrando autonomía en la toma de decisiones de manera asertiva como lo menciona Becerra (1997). Así mismo se refiere a empoderamiento como el incremento de la capacidad individual para lograr autonomía y autosuficiencia, manifestando un espíritu emprendedor para crear microempresas.
A nivel individual el empoderamiento implica un proceso donde las personas elevan sus niveles de confianza, autoestima y capacidad de liderar, tomando decisiones y organizándose, respondiendo a sus propias necesidades, permitiéndoseles recuperar la creencia de que están legítimamente aptas para actuar en decisiones que les conciernen.
Así también se denomina empoderamiento al proceso mediante el cual se equilibran las relaciones de poderes desiguales e injustas y se obtiene un mayor control sobre aquellas que perpetúan la discriminación y la violencia, viene a ser una redistribución y transformación de las relaciones de poder entre géneros; justamente lo que se quiere lograr con nuestra intervención y reeducación, que en las familias prime un trato horizontal, donde las labores cotidianas familiares se redistribuyan en todos sus integrantes y no solamente en la madre.
Así mismo la postura de Paulo Freire (1968), aporta elementos teóricos relevantes para el concepto de empoderamiento desde un enfoque más educativo popular; para él la educación permite al individuo reconocerse como sujeto, transformar el mundo, estrechar relaciones de reciprocidad, hacer su cultura, hacer historia; por medio de la reflexión de la situación en la que se encuentra, esto permitirá que sea más consciente y estará más dispuesto a intervenir en la realidad para cambiarla.
Construcción de Ciudadanía
Ahora bien, el concepto de “ciudadano” como lo menciona Hermoza (2018) viene a ser los deberes y derechos que goza una persona, ahora en nuestros días, la noción de ciudadanía ha ido cambiando y enriqueciéndose; una vertiente destaca la oportunidad que tiene el individuo como ciudadano de contribuir a la vida pública de la comunidad a través de la participación. Bolívar (2007).
Producto del proceso de socialización y aprendizaje en las distintas esferas educativas, tanto en el hogar, barrio, colegio; se va tejiendo la identidad de los integrantes de las familias. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2013) “identidad es el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás; conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás”. Según Pacheco (2019) La identidad se construye a través de las historias de vida de los individuos, se mantiene en la memoria, se transforma a lo largo de las experiencias personales. Es por esa razón que con el proceso reeducativo – terapéutico, se va perfilando nuevas maneras de ejercer la ciudadanía, con un enfoque más participativo, comunicativo y colaborativo entre los integrantes de la familia, asunción de nuevos roles al interior del hogar, establecimiento de límites, como señala Cussianovich (2016) con un enfoque de “ternura”, para así poder cubrir las expectativas de empoderamiento; la pedagogía de la ternura, que consiste en darle a los niños el cariño y respeto que merecen sea cual sea su condición socio-económica, cultural, racial o de cualquier otra índole, lo cual los ayudará a ser buenas personas en el futuro.
El concepto de ciudadanía -ejercicio de derechos y deberes- es coemergente con el de democracia. No existe democracia sin ciudadanía ni ciudadanía sin democracia. La democracia es posible solamente donde existen ciudadanos, es decir, sujetos con iguales derechos y deberes. García (2005). Desde una perspectiva integral, la ciudadanía implica un compromiso recíproco entre el poder público y las personas. El fortalecimiento de la ciudadanía como participación efectiva de los actores sociales en los asuntos públicos es esencial para enfrentar el deterioro de la cohesión social. En efecto, todas las sociedades de la región vienen experimentando, con mayor o menor intensidad, una pérdida de sentido de pertenencia de las personas a la sociedad, de identidad con propósitos colectivos y de desarrollo de lazos de solidaridad. La explosión de violencia en muchos países es tal vez la manifestación más evidente de este fenómeno. Según CEPAL (2000) la sensación de debilitamiento de las redes de protección social tradicionales —la familia, la comunidad, la iglesia— se ha sumado a la sensación de debilitamiento de las propias redes de protección social del Estado. Este hecho destaca la importancia de fomentar los lazos de solidaridad, desde el Estado o desde la propia sociedad civil.
Las profundas transformaciones en curso están produciendo redefiniciones en relación con el ejercicio de la ciudadanía que van mucho más allá de su significado tradicional como expresión de un conjunto de derechos y deberes consagrados. “La ciudadanía es un proceso de construcción social y no una realidad objetiva y predeterminada a la que las personas acceden sencillamente por habitar en un determinado espacio geográfico”. La ciudadanía puede ser entendida como un sentimiento de tipo comunitario, ligado al hecho de vivir dentro de un mismo entorno institucional y de la capacidad de influenciar su evolución. De esta manera la ciudadanía está íntimamente ligada, de un lado a los derechos individuales y de otro a la pertenencia a una determinada comunidad política particular, en tal sentido la ciudadanía transmite un sentido de pertenencia. Vigil & Zariquiey (2003). Lo que se conoce o reconoce como derechos ciudadanos y cómo se trabaja por los mismos en el barrio: derechos a ser escuchados, a opinar y que se nos ayude, que se nos capacite, a participar y gestionar; también es la libertad de expresión y organización, para ello es importante tener vínculos con las organizaciones del estado, como lo presentaría Jiménez (2012). De ahí la importancia de las actividades realizadas en la estrategia de fortalecimiento familiar “Acercándonos”, que promueve un nuevo ejercicio de la ciudadanía, centrada en el ejercicio pleno de derechos y deberes, con un enfoque de igualdad, donde todos tienen protagonismo en la obra de su vida familiar y todos son importantes.
La falta de educación es pobreza
Como menciona la CEPAL (2000) anteriormente, la ciudadanía, era concebida como la titularidad de derechos y solía visualizarse en términos de exigibilidad y no de participación. Por ello la educación es una llave maestra para incidir simultáneamente sobre la equidad, el desarrollo y la ciudadanía. Es crucial, en primer término, para superar la reproducción intergeneracional de la pobreza y la desigualdad. En este ámbito, mejora el ambiente educacional de los hogares futuros, con equidad, desarrollo y ciudadanía; mejora las condiciones de salud del hogar, y permite una mayor movilidad socio-ocupacional ascendente a quienes egresan del sistema educativo, proporcionándoles, además, herramientas esenciales de la vida moderna que eviten la marginalidad sociocultural. En una era caracterizada por el constante cambio, además del contenido académico tradicional, el propósito esencial de la educación debe ser el desarrollo de habilidades para “aprender a aprender”; a si también delegar mayor responsabilidad a los varones en las tareas compartidas del hogar.
En la estrategia de fortalecimiento familiar “Acercándonos” – Inabif, en las consejerías, orientaciones y escuelas de familia realizadas durante el año 2018 a 394 familias, en el distrito de Carabayllo, se logró llegar a la meta de mejorar su nivel de funcionamiento familiar, es así que familias con nivel bajo, llegaron a subir a un nivel intermedio y en proceso de mejoramiento; de los cuales 135 familias recibieron consejería familiar y 259 participaron en las escuelas de familia realizadas a través de las instituciones educativas.
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SAIDA RODRÍGUEZ DUEÑAS Licenciada por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Magister en Gestión Pública por la universidad César Vallejo. Con experiencia laboral en el Proyecto Promoción de la Salud Koica – Yonsei Perú – Corea, y en la Estrategia de Promoción de la Salud – PROMSA en el Ministerio de Salud, así como Especialista Familiar en la Estrategia de Fortalecimiento Familiar “Acercándonos” – INABIF, actualmente labora como Trabajadora social en el Programa Aurora del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables – MIMP.