La adopción es para reparar las carencias y el daño que un niño nunca debió tener (Adoptar Villa María – Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia -DIF).
Autoras
Karina Vanesa Nieblas Arreola: Maestra en Trabajo Social por la Universidad Autónoma de Sinaloa, México y estudiante de la Licenciatura en Derecho. Contacto: nieblaskarina@gmail.com
Guadalupe Lizeth Serrano Ponce: Profesora e investigadora de tiempo completo de la Facultad de Trabajo Social Culiacán, Sinaloa, México. Universidad Autónoma de Sinaloa y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, CONAHCYT. Contacto: lizeth_2789@hotmail.com
Marisela Rivera Montoya: Profesora e investigadora de tiempo completo en la Facultad de Trabajo Social, Culiacán, Sinaloa, México. en la Universidad Autónoma de Sinaloa, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, CONAHCYT. Contacto: maestra_uas@hotmail.com
Palabras clave: Adopción en México, derecho a vivir en familia, cuidado alternativo, carencia de cuidados familiares, desafíos de la adopción.
Resumen
El presente artículo estudia la adopción en México, identificada como un proceso complejo y deficiente, que afecta el bienestar de niños, niñas y adolescentes que están a la espera de la restitución de su derecho a vivir en familia. El objetivo del estudio fue identificar los desafíos a los cuales se enfrentan los profesionales del equipo multidisciplinario involucrados en la implementación del proceso de adopción. Para ello, se utilizó un enfoque cualitativo, llevando a cabo entrevistas al personal de trabajo social, psicología y derecho que labora dentro de la institución estatal responsable de implementar la adopción en el país. Los resultados revelan que, en el aspecto social, existe selectividad de edades por parte de las personas adoptantes y una falta de cultura de adopción desde las políticas sociales. Por otro lado, en el aspecto institucional, se identifican dinámicas organizacionales burocráticas que complican el desarrollo del proceso.1..
1. Introducción
En México, la adopción es reconocida, desde la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA, 2019), como un mecanismo de restitución del derecho a vivir en familia para las personas menores de edad que se encuentran en situación de carencia de cuidados familiares. Dicha situación de carencia de cuidados familiares obedece a las ciencias jurídicas, donde no se expone como una condición de orfandad o abandono, como tradicionalmente se ha adjudicado a esta población, sino que apunta al concepto legal que refiere al desprendimiento de la familia de origen por diversos motivos y el cuidado en manos del Estado (Ruiz, 2021).
Ante su responsabilidad, el Estado reconoce y promueve cuatro tipos de cuidados alternativos: reunificación con familia ampliada o extensa, acogimiento familiar, adopción y acogimiento residencial (LGDNNA, 2019), siendo la adopción la única de carácter permanente y la que le compete al presente estudio. El propósito e importancia de la adopción radica en ser un medio por el cual aquellas niñas, niños y adolescentes que han terminado el vínculo jurídico con su familia biológica y que se encuentran bajo el cuidado o responsabilidad del Estado tienen la oportunidad de integrarse a un ambiente armónico, bajo la protección y el cariño de una nueva familia, encargada de su desarrollo, estabilidad material y emocional, dotándolos de una infancia feliz que los prepara para la vida adulta (Sistema Nacional DIF, 2020).
En el país, el marco jurídico que sustenta la adopción como mecanismo de restitución del derecho a vivir en familia para dicho grupo social se establece en tres niveles, que se presentan a continuación en la Figura 1.:
Figura 1. Marco jurídico de protección de la familia para la niñez y adolescencia.
Fuente: elaboración propia (2024).
Como se aprecia en la Figura anterior, a nivel internacional, uno de los lineamientos jurídicos mayormente reconocidos es la Convención de los Derechos de la Niñez (CDN), de la cual México forma parte desde 1990. En esta se menciona que los Estados partes tienen la obligación de proporcionar a la niñez privada de su medio familiar ámbitos alternos de cuidado para su desarrollo y crecimiento entendiendo la adopción como una medida alternativa llevada a cabo por las autoridades estatales correspondientes, bajo la normatividad aplicable (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 1989).
A nivel nacional, se cuenta con la Constitución Mexicana, que establece en el artículo 4.º la protección a la familia. Más específicamente, se encuentra la LGDNNA, que figura como el lineamiento rector del procedimiento en el país y estipula que los Sistemas de Desarrollo Integral de la Familia (Sistema DIF) y sus Procuradurías de Protección (a nivel nacional, estatal y municipal) son las instituciones responsables que derivan de las
políticas de atención a la niñez y adolescencia. Estas instituciones deben llevar a cabo tanto la idoneidad del proceso de adopción como la protección y garantía de los derechos de la niñez, incluido el derecho a vivir en familia.
Para ello, se apoyan en profesiones como trabajo social, derecho y psicología, encargadas de realizar las respectivas valoraciones y verificar el cumplimiento de los requisitos (edad, estudios socioeconómicos, médicos, psicológicos, no antecedentes penales, entre otros) tanto para las familias interesadas como para la niñez y adolescencia adoptable, bajo los principios del interés superior de las personas menores de edad, entre otros (LGDNNA, 2019).
No obstante, al adentrarnos al estudio de la adopción en el plano de su desenvolvimiento en la realidad social, nos encontramos, de acuerdo con estadísticas generales de Aldeas Infantiles SOS:
Figura 2. Datos sobre riesgo y pérdida de cuidados familiares para la niñez y adolescencia.
Elaboración propia (2024) con base en informe de Aldeas Infantiles SOS (2016).
Centrando la atención en aquellos niños y niñas que han sido identificados y que viven en orfanatos, albergues o casas hogares a la espera de una familia, se estima, según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística ([INEGI]), que hay una población aproximada de 25,667 (Censo de Alojamientos de Asistencia Social [CAAS], 2015). Mientras tanto, estudios de otros organismos nacionales muestran que hay una población de más de 29,000 (Aldeas Infantiles SOS, s/f), y en años más recientes, especialistas concuerdan en que el problema va en aumento, estimándose una población, de acuerdo con INEGI, de 35,000 (Hernández, 2023).
Solamente una de cada cuatro solicitudes de adopción resultó en adopciones concluidas (REDIM, 2023).
Lo anterior no solo deja entrever un panorama alarmante y en aumento del fenómeno, sino que dichos datos solo se presentan como una aproximación cuantificable, ya que, a pesar de que el Comité de los Derechos del Niño ha emitido observaciones al país relacionadas con la falta de datos sobre dicho grupo, no se cuenta con información estadística que permita identificar la cantidad exacta (Comisión Nacional de Derechos Humanos [CNDH], 2019). Esta situación también ha sido reconocida y denunciada desde medios de comunicación en México: “DIF no sabe cuántos niños tiene, ni en dónde” (El Universal, 2019).
Asimismo, es importante mencionar que el panorama de la intervención estatal a través de la adopción resulta extremadamente complejo. Si se basa en estadísticas, se evidencia que, durante el periodo del 2019 a 2022, se registraron a nivel nacional 265 solicitudes de adopción, de las cuales solo 68 concluyeron en adopciones efectivas, lo que significa que solamente una de cada cuatro solicitudes de adopción resultó en adopciones concluidas durante este periodo (REDIM, 2023).
Por lo tanto, el presente artículo pretende responder al reconocimiento de una devastadora realidad, en donde se reconoce que la falta de eficiencia, capacidad y transparencia de las instituciones estatales ha dejado en desamparo a miles de niñas y niños que viven en situación de institucionalización bajo el resguardo del Estado, a la espera de una familia (Arteta, 2022). Ante ello, la pregunta guía del presente trabajo fue: ¿a qué desafíos se enfrentan los profesionales del equipo multidisciplinario que participan en el proceso de adopción? Esto, con la intención de rescatar las experiencias desde los escenarios protagónicos donde se desarrollan procedimientos de restitución de derechos para la niñez y adolescencia, y así cumplir con el objetivo general de identificar estos desafíos a los que se enfrentan los profesionales del equipo multidisciplinario que participan en el proceso de adopción y, como objetivos específicos:
- Identificarlos desde su dimensión social -respuesta externa al proceso de la adopción-.
- Describirlos desde su dimensión institucional -respuesta interna organizacional-.
Lo cual, permitirá profundizar en el estudio de la temática y mostrar vertientes que se puedan trabajar, para implementar procedimientos enfocados en el bienestar de la niñez y adolescencia, pues es una temática que se desenvuelve en el manto de la invisibilidad social, al tratarse de un grupo social que vive en situación de institucionalización, al margen de la mirada pública. Para ello, es que, para adentrarse al estudio de la temática, se soporta de una metodología cualitativa, que dio paso a rescatar y analizar las características subjetivas del objeto de investigación, más que un alcance cuantificable (Denzin y Lincoln, 2013). Esto quiere decir, que se permitió aproximarse con mente abierta y receptiva a las experiencias de las personas de la investigación, rescatando su discurso a través de los métodos hermenéuticos (Gadamer, 2005) y fenomenológicos (Heidegger, 2005). Dicha población, correspondió al personal del equipo multidisciplinario -trabajos social, derecho y psicología-, que interviene en el proceso de la adopción en la institución a nivel estatal Sistema DIF Sinaloa, desde donde se implementan las políticas de atención a la niñez y adolescencia en adopción en el país.
Mientras que la selección de participantes fue realizada a través de dos tipos de muestreo, que aportaron a ampliar el panorama, identificando a posibles personas que se conviertan en informantes valiosos (Patton, 1990). El primero fue el intencional, al tener contacto previo con profesionistas en estos contextos, lo que lleva al investigador a posicionarse en las situaciones, y con los sujetos, que le brinden mayor riqueza en el análisis (Ruíz, 2012). Esto permitió, operacionalizar el segundo tipo llamado de encadenamiento, con el cual se pudo identificar los casos de interés a partir de alguien que conozca a alguien (Patton, 1990). Centrándose en los criterios de inclusión, se tomó en consideración la voluntariedad, ser profesionales con titularidad y cédula, contar con experiencia en la adopción bajo la LGDNNA. Por el contrario, las características que formaron los criterios de exclusión fueron todos aquellos que no cumplieran con alguno de los requisitos establecidos. A continuación, en la Tabla 3 se presenta la caracterización de las personas profesionistas participantes.
Tabla 1. Caracterización de las personas entrevistadas.
Participante | Edad | Género | Contrato | Formación | Antigüedad | Experienciaen proceso |
TS-1 | 42 | Femenino | Confianza | TS | 19 | 10 |
TS-2 | 30 | Masculino | Confianza | TS | 13 | 11 |
TS-3 | 28 | Femenino | Confianza | TS | 3 | 2 |
EM-1 | 49 | Femenino | Confianza | Derecho | 10 | 9 |
EM-2 | 28 | Femenino | Confianza | Derecho | 2 y medio | 2 y medio |
EM-3 | 43 | Masculino | Confianza | Psicología | 5 | 5 |
Nota: elaboración propia (2022). Nomenclaturas para asignar a las personas informantes: Trabajo Social (TS) y equipo multidisciplinar (EM).
Una vez en el campo de investigación, las técnicas aplicadas se conformaron por la observación, las entrevistas informales durante el trabajo de campo, así como una entrevista semiestructurada uno a uno, donde se estableció un diálogo entre la persona entrevistadora y entrevistada, con el propósito de interpretar las percepciones que estas tienen sobre determinados hechos, o bien, experiencias (Taylor y Bodgan, 1987). Dichas entrevistas se llevaron a cabo en espacios de
institucionales y en lugares privados para mayor libertad de expresión de las personas entrevistadas, y cabe reiterar que la temporalidad de la aplicación de dichas técnicas fue flexible debido a la naturaleza de la investigación cualitativa, durante el periodo 2021 a 2022. En la siguiente figura, se puede observar la descripción del proceso de aplicación de las técnicas.
Figura 3. Proceso de aplicación de las técnicas de recolección de información
Nota: elaboración propia (2022) con base en (Flick, 2007).
Por su parte, el procesamiento de la información recuperada se compuso por grabaciones previamente autorizadas por las personas participantes, las transcripciones de estas, las guías de observación, y los diarios de campo. Para el análisis y sistematización de la información recabada, se desarrolló en dos puntos principales: la preparación de materiales y la sistematización de la información. En el primer punto, se utilizó apoyo electrónico para la captura a detalle del contenido en audio de las entrevistas, mediante la transferencia de estos audios de la grabadora electrónica, al aparato de cómputo, y se continuó con la transcripción artesanal con apoyo de la aplicación documentos de Word, una vez acabado con las transcripciones, la información se sistematizó en carpetas de Drive.
Cabe mencionar, que esta información fue sistematizada de acuerdo con las categorías preestablecidas, en carpetas específicas para cada una de ellas, pues las entrevistas se compusieron a la luz de estas, lo cual proporcionó una mayor organización. En consecuencia, se consideró que el análisis de contenido resultaba la estrategia preanalítica idónea de los datos resultantes, pues sus se siguieron las etapas estableciendo objetivos, identificando el material de estudio, definiendo las categorías de contenido a analizar e incorporando la perspectiva teórica, para posteriormente elaborar la codificación (Bardin, 1991). Por lo cual, se convierte en un proceso de relevación de la expresión, donde ante todo interesaba indagar sobre lo escondido, lo latente, lo no aparente, lo potencial de todo mensaje. En el caso particular de la investigación, la categoría a analizar fue la adopción y sus dimensiones codificadas, fueron los desafíos a los cuales se enfrentan los profesionistas, y que se presentan detalladas en el apartado de los resultados.
Por último, en las cuestiones metodológicas es importante establecer de manera precisa las consideraciones éticas, pues hay investigaciones de carácter sensible, que representan un potencial riesgo para aquellos individuos que están involucrados (Lee, R.M, 1993). Así pues, se considera que las personas de la investigación presente, que voluntariamente participaron, pudiesen encontrarse en un riesgo sobre su propia situación sociolaboral, pues la información brindada podría percibirse como una denuncia o queja de sus propias condiciones laborales. Los principios éticos aplicados fueron el consentimiento informado, la confidencialidad, y el anonimato (Wiles et al., 2006).
2. Referente teórico
Al considerar el estudio de los desafíos que enfrentan los profesionales del equipo multidisciplinario que participan en el proceso de la adopción dentro de una institución del Estado, se optó necesario retomar el abordaje que se efectúa desde la perspectiva burocrática construida por Weber, pues ha sido fundamental en el ámbito de operacionalizar los servicios estatales, ya que resulta indispensable “para administrar una organización tan compleja en una sociedad, y para comprender las fortalezas y debilidades de las administraciones públicas, a pesar de que Weber reconocía que el funcionamiento de la burocracia crea inconvenientes” (Petrella, 2007, p. 4-23). Por lo tanto, frente a esto, se retoman elementos de la Teoría de la Burocracia, que aportan a la comprensión del aspecto institucional, en torno a las dinámicas organizacionales que envuelven el desarrollo de los procesos de adopción.
Tabla 2. Características del modelo burocrático.
Características | Significado |
Jerarquía | Regula las relaciones entre los miembros de la organización y las funciones de cada uno de éstos, en relación con su estatus y especialización. |
Normatividad | Regula las relaciones entre los miembros de la organización y las funciones de cada uno de éstos, en relación con su estatus y especialización. |
Obediencia | Cumplimiento de la norma general y de las instrucciones recibidas de la autoridad. |
Formalidad | Dejar constancia de los actos que se realizan. |
División de trabajo | Los funcionarios se entrenan para especializarse en ejecutar su tarea correspondiente. |
Impersonalidad | Regla general para encarar la toma de decisiones, de modo que los intereses y sentimientos personales, quedan parcialmente relegados de la organización |
Nota: Elaboración basada en Economía y Sociedad de Max Weber (2004).
3. Resultados
Como parte de la investigación cualitativa en el ámbito del trabajo social, se aplicaron entrevistas a los participantes del estudio. Los resultados obtenidos responden a la pregunta: ¿a qué desafíos se enfrentan los profesionales que implementan el proceso de adopción?, estructurándose en dos dimensiones de análisis: sociales e institucionales.
Con el objetivo de presentar la información de manera clara y organizada, en primer lugar, se aborda la dimensión social, que refleja las respuestas externas al proceso de adopción desarrollado por la institución
Figura 4. Estructura de análisis de los resultados.
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Nota: Elaboración propia de acuerdo con los resultados de la investigación (2024).
3.1 Desafíos a nivel social
Es importante partir desde la noción de que el proceso de la adopción deviene desde las mismas políticas de atención del Estado, que se ve reflejado en programas, procesos y servicios hacia la niñez carente de cuidados familiares, como grupo que se categoriza con necesidades residuales para sectores que quedan fuera de la población económicamente activa (Fernández y Rozas, 1984). Por lo cual, sus necesidades se abordan desde la protección y el control de las instituciones de asistencia pública de los gobiernos (Herrera, 2016).
Lo anterior, plasmado en el plano de la realidad de la atención a dicho grupo social, refleja que existen procesos -como la adopción-, regulados por leyes, normas e implementados por instituciones del Estado (mencionado en apartados anteriores), cumpliendo así con el objetivo de las políticas de atención al fenómeno. No obstante, dentro del aspecto de la atención a este grupo social, se denota un alarmante descuido en los procesos de promoción de una parte muy significativa para el proceso, que es la cultura de adopción, pues se rescata que:“No hay una cultura de adopción (…) no existe como tal la cultura” TS.3. Lo que significa que, la adopción en realidad no se visualiza como un proceso de orden público, y se desarrolla al margen del interés social, no develando la realidad del procedimiento en torno a lo que es y lo que conlleva, si no, que se ve desarrollado desde la invisibilidad y falta de conocimiento, lo que genera repercusiones en todos los involucrados, en este caso en específico, en las personas adoptantes al enfrentarse a expectativas irreales, como podemos ver en la siguiente narración rescatada: “Nos ha tocado que hay personas que tiene todo, tienen una casa, trabajo estable, solvencia económica, espacio, pero psicológicamente no pasan las pruebas…..que creen que por tener dinero ya pasan.” TS-2.
Así pues, es que se ve necesario informar con más esmero del interés de la forma de vida, entorno social y familiar de las personas adoptantes, más allá de la solvencia económica, pues no se está realizando un proceso o transacción comercial entre partes, sino, que se necesita resaltar que el objetivo de la adopción es garantizar el buen desarrollo de la niña, niño o adolescente, en todos sus aspectos, no solo lo que la solvencia económica pueda garantizar. Por otra parte, otra de las repercusiones de la falta de la cultura de la adopción es la idea romantizada de la parentalidad con la cual cuentan las personas adoptantes, pues se reconoce que: “Las familias quieren niños bebés, no niños grandes, y si no quiere el niño, pues no” MI-1.“La mayoría quiere a niños chiquitos (…) y la mayoría son adolescentes” TS-3.
Ante ello, vemos una lejanía abismal de las realidades del proceso, pues se reconoce que antes de que un menor de edad en situación de institucionalización por falta de cuidados parentales, pueda ser candidato a ser adoptado, tiene que haber una pérdida total de vínculos legales con su familia de origen: “Yo tengo que hacer el juicio de pérdida de la patria potestad, tengo que resolver esa situación porque si no hay red de apoyo, se agotó, se tiene que perder la patria, para que pueda ser adoptado… mientras tanto el NNA está en los CAS” EM-2. Y como se menciona a continuación, son pasos del proceso que las familias no toman en consideración: “(…) lo que no saben es que muchas veces no tienen resuelto sus procesos legales, no tienen una pérdida” TS-3. Lo cual, conlleva tiempo, recursos y esfuerzos, pues siempre se prioriza que una persona menor de edad viva con su familia de origen (LGDNNA, 2014). Ante el panorama presentado, se rescata que las personas adoptantes pierden el interés en el proceso de adopción: “(…) cuando hacen el proceso de adopción es porque quieren niños pequeñitos y se dan cuenta de que no van a poder tenerlo, muchas personas desisten y todo lo que hicieron queda en vano y permanecen esos niños” TS-3.
3.2 A nivel institucional
Por otra parte, otro de los aspectos de los resultados encontrados se encasilló a nivel institucional, a la organización formar parte del Estado y encontrarse inmerso en una forma de organización tradicional burocrática, se presenta que sus características organizacionales impactan en las experiencias de intervención de las personas profesionistas que se encargan de la adopción, y desafían el proceso. De primer momento, se rescata la característica de la jerarquía que funciona como un sistema organizado de mando y subordinación mutua de las autoridades inferiores por las superiores (Weber, 2004). En este caso en particular, dentro de las mismas profesiones que intervienen en la adopción, se contextualiza en una relación jerárquica las unas con las otras, pues se admite que: “Cuando hay un grupo multidisciplinario, hay veces que si se jerarquiza una profesión sobre la otra” TS-3.
Situando lo anterior en el proceso de adopción, la profesión que se ve como una autoridad superior, se rescata que es el área legal: “Todo es llevado por el área legal a la hora de hacer un trámite legal para ese niño, niña o adolescentes, entonces el jurídico es que pide a los demás equipos que intervengan para el lograr que se dé el juicio, entonces necesitamos la intervención de ambos, pero ellos no pueden hacer de manera individualizado” EM-1. Asimismo, esta percepción se tiene desde las otras profesiones: “(…) tengo que recordar niveles jerárquicos (…) los abogados nos dicen checa esto, lo hago y paso el reporte (…) en ocasiones se les da más peso al jurídico y tiene su razón de ser” EM-3.
Lo anterior, tiene como consecuencia que incluso no se tome en consideración a las demás profesiones en el proceso de adopción: “Me pidieron un informe de adopción, solo participaron el área legal y psicológica, porque no vi necesario que participara trabajo social” EM-1. Vislumbrando que existe una jerarquía, subordinación y posterior omisión profesional, lo que es una situación alarmante puesto que si bien, el proceso de la adopción se desarrolla partiendo desde aspectos jurídicos, las dimensiones del fenómeno son más complejas y requieren un abordaje no aislado, al solo considerar al niño, niña o adolescente como un ser de derechos, sino, que se tome en consideración aquellos aspectos psicológicos, sociales y entre otros, que abarcan su identidad, y que son importantes considerar en el proceso de la adopción. Esto quiere decir, que se debe de posibilitar e impulsar en mayor medida su agenda como personas sociales, culturales y políticas, para un bienestar integral.
Por otro lado, se presenta la división del trabajo en la cual los funcionarios, se entrenan para especializarse en ejecutar exclusivamente su tarea correspondiente (Weber, 2004). Lo anterior, refleja que tiene la siguiente repercusión para la adopción:
“Somos muchas personas intermediarias y es lo que a mí me frustra y me da coraje que…yo quiero, pero no puedo, porque muchas veces las cosas no dependen de mí, teniendo que hablar aquí y allá y la persona está desesperada y te has tardado, y le dijo señora mil disculpas porque una es la que da la cara, es la que recibe los golpes y la otra gente pues has de cuenta no me da respuesta” TS-1.
Así tenemos, que estas dinámicas donde no existe comunicación efectiva no solo afectarían al proceso en sí en cuestiones de tiempo, sino, también se puede ver cómo afecta emocionalmente a la persona profesionista, situándola como coloquialmente se dice “entre la espalda y la pared”, al interpretar el papel de intermediaria entre la institución y usuarios. En la misma idea se expresa que:
“(…) muchas veces desgraciadamente uno tiene coordinadora, esta tiene una coordinadora de los coordinadores y es un cuento de nunca acabar, ¿en dónde quedó mi trabajo como trabajadora social? ¿en qué estoy fracasando? ¿qué mal hice? ¿qué punto me brinque para que me dijeran que no?” TS-2.
Continuando con las características, se encuentra la impersonalidad, que se define como una regla general para encarar la toma de decisiones, de modo que los intereses y sentimientos personales quedan parcialmente relegados de la organización, esto quiere decir que las decisiones que responden al interés general de la institución (Weber, 2004). En tal sentido, es que, contextualizado en la institución, se tiene que tomar en consideración que esta es atravesada por cuestiones políticas, que se ven envueltas en las agendas momentáneas de los grupos de poder a cargo:
“En cada administración se esté moviendo el personal por que se pierde el seguimiento de los casos, vuelves a iniciar a estar capacitando a las personas todo el tiempo y no darles las estrategias que cada quien es de lo que busca de la forma de aprender de cada quien por que como tal no te las proporciona, entonces para mí eso es un gran error que estén moviendo personal” TS-3.
Así pues, es que se refleja que se priorizan los intereses generales de la institución en forma de agendas políticas y privadas que las atraviesan, dejando de lado el mismo interés súper de la niñez, al no tener exclusivamente personas profesionistas dedicadas y capacitadas para intervenir en el proceso de la adopción, lo que genera también que se alargue el tiempo de su desarrollo, pues como se mencionó se pierde la continuidad de los casos. Asimismo, en la misma línea de la impersonalidad, es importante mencionar que al ser un proceso sensible con un grupo poblacional vulnerable con un bagaje de contextos de violencia, es una temática que puede resultar dolorosa para las personas encargadas de implementar el proceso de adopción, y que inevitablemente provocan que vayan en contra de los institutos de la organización:
“Cuando yo inicie en los procesos, yo llegaba a mi casa y lloraba, no en todos los casos, pero sí hay algunos que me marcaban, en especial, el de una niña que estaba siendo abusada sexualmente por un vecino adulto mayor en silla de ruedas y la niña tenía la misma edad que mi hija” TS-3.
Ante este panorama, estos impactos subjetivos pueden tener sus repercusiones en sus formas de intervención en el proceso:
“(…) las emociones en la procuraduría suben y bajan, incluso puedes tener coraje con las personas, pero eso también lo tienes que trabajar cuando estés ahí, tienes que ser neutral hasta cierto punto” TS-3. No obstante, esta emotividad puede ser un factor positivo en las intervenciones, pues: “Cuando yo notaba el interés de las personas, más me gustaba, más quería avanzar y que no quedara por mí, yo hice todo lo que me tocaba (…) si hay una emoción haces con más gusto las cosas y si de otro modo no hay, dices ay bueno si no también, te da igual” TS-1.
De esta manera, se interesa rescatar que se observa el lado emotivo/subjetivo, que tradicionalmente se ha renegado en las instituciones estatales, pero que inevitablemente existe, y que fueron en estos casos utilizados como motivadores para la acción/intervención social, rompiendo así con el paradigma de la superioridad de la objetividad en contextos institucionales. Así pues, no es menor que se reconozcan estas subjetividades, como parte de las reflexiones que atraviesan al profesionista, y que motivan a generar procesos de restitución de derechos, como lo es la adopción.
4. Discusión
Abordar el desarrollo del proceso de la adopción como mecanismo de restitución de derechos de niñas, niños y adolescentes que no cuentan con cuidados parentales, y viven en condiciones de institucionalización a la espera de una familia, implica el gran desafío de mirar las singularidades que tensan y al mismo tiempo desafían la implementación del proceso, en sus diversas dimensiones. El presente estudio respondió a la pregunta en torno a dichos desafíos a los cuales se enfrentan los profesionales que implementan el proceso de adopción, que al estudiarlo desde el trabajo social permitió tener una visión más amplia del fenómeno, al recuperar aspectos sociales y organizacionales, que envuelven a una temática inherente a la profesión, contribuyendo al estudio de obstáculos que se interponen en el desarrollo eficaz y hacia el avance de las líneas deseables de acción (Acevedo, 2019).
De manera general, se concluye en las entrevistas realizadas que los desafíos encontrados se desprenden dos aspectos: el social y el institucional, que, a pesar de contar con características propias, confluyen a lo largo del proceso en complejizar la implementación de la adopción por parte de los profesionistas a su cargo. En el aspecto social, se denota una respuesta externa de los interesados/candidatos a adopción, desde sus propios bagajes subjetivos en torno a lo que se espera del proceso -priorización de su aspecto económico y tiempos del proceso- y de la niñez en adopción -edad-. Mientras que, por otro lado, en el aspecto institucional se observan dinámicas burocráticas organizacionales, cuyas características de jerarquía, división de trabajo e impersonalidad, desafía a los profesionistas en su participación en el proceso de adopción.
No obstante, a manera de reflexión cabe mencionar que no se trata solo de reconocer el amplio bagaje normativo que cobija el proceso de la adopción, sino que, al mismo tiempo, exige comprender la forma en que estos procesos se desarrollan en el plano de realidad institucional, donde las personas profesionistas encargadas de implementar dichos procesos, se ven atravesados personal y profesionalmente en el mundo de un grupo segregado y violentado, y al mismo tiempo, con las contradicciones de las formas de organización de las instituciones del Estado, por lo cual, la importancia de que se protagonice la recuperación de sus mismas experiencias profesionales, como conocedores directos de las implicaciones de la temática.
Por otra parte, las estrategias de las políticas en torno a la adopción, se brindan como respuesta al cuidado y protección de la niñez a la espera de una familia, enmarcadas a su vez sobre el reconocimiento de este grupo poblacional como sujetos de derecho, logró que históricamente se ha venido construyendo y que como se mencionó con anterioridad, es de reconocer los amplios marcos jurídicos, no obstante, dicha categoría ya ha quedado corta e insuficiente para poder abordar a este grupo poblacional. Reconocerlos como sujetos sociales, históricos, políticos, entre otros, permitirá poder implementar estos procesos desde su mismo protagónico, interés superior, reconociendo aquellas emociones e historias que les atraviesan como personas, y tomándolas en consideración en sus procedimientos.
Asimismo, no es menor hacer hincapié en que otra parte importante del proceso de adopción es la misma cultura que se tiene de ella. El descuido de promocionar la adopción enfocada en el interés superior de la niñez y reflejando las realidades que envuelve el procedimiento, ha tenido diversas repercusiones en los sujetos involucrados, como la niñez, los interesados y las instituciones. Por lo cual, se deben de invertir recursos y esfuerzos desde las políticas sociales, para que la adopción se convierta en una temática de interés social y de orden público, y ayude a combatir los estigmas y prejuicios en torno a la niñez y adolescencia en situaciones de institucionalización, a la espera de una familia.
Por último, el presente trabajo sólo figuró como una aproximación a las complejidades que atraviesan el proceso de la adopción, rescatando solo algunas de sus dimensiones, por lo cual, queda pendiente explorar y profundizar aún más sobre la temática, incluso desde diversas disciplinas, para con ello mostrar un panorama más amplio, y poder encaminar la acción de las políticas, hacia el pleno bienestar de la niñez y adolescencia, más allá de continuar perpetuando las dinámicas organizacionales de la institución y seguir actuando en torno a panoramas engañosos del proceso de adopción.
5. Conclusiones
- La adopción no es percibida como un proceso de interés público, lo que se traduce en desconocimiento y falta de promoción de una cultura de adopción adecuada, enfocada en el bienestar integral de los menores de edad. Esto genera expectativas irreales en las personas adoptantes, quienes creen que su solvencia económica es suficiente para completar el proceso
- La preferencia de las personas adoptantes por bebés o niños pequeños contrasta con la mayoría de los menores de edad institucionalizados, que son adolescentes o niños mayores. Esto lleva a que muchas personas interesadas abandonen el proceso al enfrentarse a esta realidad.
- Las dinámicas burocráticas, como la jerarquización entre profesiones y la estricta división del trabajo, generan ineficiencias que ralentizan el proceso de adopción. Esto coloca a ciertos profesionales en un rol de intermediarios, enfrentando presiones tanto de la institución como de las familias adoptantes, lo que incrementa su frustración y desgaste emocional.
- La rotación constante del personal dentro de las instituciones afecta la continuidad de los casos de adopción y dificulta la capacitación adecuada de los nuevos profesionales, lo que a su vez perjudica el interés superior del niño, niña y adolescente.
6. Referencias
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- Bardin, L. (1991). Análisis de contenido. Ediciones Akal.
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