Mi primera experiencia de campo como estudiante del último año de Trabajo Social, fue sobre los 3,000 msm en las comunidades del Valle del Rio Alto Cunas en la sierra central de Junín. En esos tiempos, la mayoría de estudiantes ni soñaban con salir fuera de Lima y quienes nos atrevimos, desafiamos los albores de la violencia política y de terror que posteriormente se agudizaría en el país, no sin antes firmar una carta de descargo de responsabilidad de la universidad a mediados de los 80.
Mi primer desafío fue armar un “Proyecto de promoción para la mujer campesina altina”, el cual implicó un arduo proceso, muchas veces tortuoso, pero finalmente grato, porque el esfuerzo fue recompensado para la institución con la aprobación y financiamiento. Suficiente motivación para regresar el año siguiente y desempeñarme como coordinadora recuperando o “capitalizando” lo más valioso: todos los aprendizajes de casi tres años en comunidades altoandinas.
Para echar a caminar un equipo multidisciplinario, surge otro desafío como coordinadora de éste y el mas difícil, porque las teorías de “líder democrático” como lo óptimo aprendido en la universidad, cayeron por las aguas del Rio Cunas y recién años después le encontré sentido a las teorías de liderazgo situacional o contextual de Blanchard1.
Posteriormente con los estudios de gerencia social adaptativa en el INDES_BID2 comprendí el “manejo de los escenarios” y herramientas de gestión, y me pregunto si tal vez de haberlos sabido antes, creo que el camino hubiera sido más corto.
Fue una experiencia inolvidablemente compleja, porque todos los días había que aprender sobre el terreno y a tiempo record los aspectos de producción, productividad agrícola, pecuaria o rentabilidad, apoyándome en los colegas ingenieros, zootecnistas, contadores, economistas e incluso a los mismos campesinos varones y mujeres para entender la racionalidad económica del mundo andino. No me sentía tan mal porque, no siempre existían las respuestas para todo, dándonos el lujo de apreciar el método de “ensayo-error” de los expertos. Comprendí que como “gestora social” (porque no entendían que era una trabajadora social) diferente a los sociólogos o antropólogos, tenía el convencimiento de no resolver todo con fórmulas o modelos; solo intentando ponerme en los zapatos de cada audiencia, sujeto u objeto de intervención y siempre buscando comunicación fluida con los implicados para generar consensos, aunque no siempre logrando acuerdos satisfactorios para todos.
Cuando retorné Lima, por razones ajenas a mi voluntad y antes de lo previsto, lo primero que hice fue buscar estudios de cultura y personalidad andina, pensamiento en sociedades complejas, matriculándome en antropología social en mi “alma mater”. En ese momento como la mayoría de peruanos, trataba de superar el vacío y el dolor sembrados por el terror y pérdida de vidas que aniquilaban nuestros sueños juveniles de la búsqueda de un mundo más humano y más justo. Me costó, pero salí con cierta desconfianza del refugio familiar, del cascarón protector de los amigos íntimos, y reconociendo haber ganado verdaderos amigos gracias a mi primera experiencia laboral y por el aprendizaje ganado en esos años, con mis colegas y jefes, pero sobre todo de las mujeres, niños, jóvenes y varones andinos, valoré todo lo que viví en las comunidades y con la clara convicción de haber reencontrado el camino…
“Fue una experiencia inolvidablemente compleja, porque todos los días había que aprender sobre el terreno y los aspectos de producción, productividad agrícola, pecuaria o rentabilidad, para entender la racionalidad económica del mundo andino.”
Notas al pié de página:
1 Blanchard, K.H., Zigarmi, D. y Nelson, R.B. (1993). Situational Leadership after 25 years: a retrospective. The Journal of Leadership Studies, 1(1), 21-36.
2 Instituto Interamericano para el Desarrollo Social – BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO (2006). La Gerencia Social INDES- Serie de Documentos de Trabajo I-60
MG. JENNY MENACHO AGAMA
Es Trabajadora Social con estudios antropológicos, magister en Gerencia Social en la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde actualmente es docente. Se ha especializado en desarrollo sustentable y medio ambiente en el Instituto Latinoamericano de Ciencias – Fondo Verde y cursa actualmente el doctorado de Sostenibilidad en el CEPES de México y la Universidad de Salamanca. Tiene más de veinte años laborando en proyectos y programas de desarrollo para comunidades amazónicas y andinas del Perú, Ecuador y Bolivia. Es Instructora Certificada en Sistemas de Análisis Social por la SAS 2 Dialogue del IDRC, de Canadá y en los últimos cinco años ha liderado equipos de planificación y sistematización para los temas de participación ciudadana y Consulta Previa a los Pueblos Indígenas, sistemas productivos y adaptación al cambio climático desde organismos e institutos especializados del Estado Peruano como el FONCODES; MINAM + CAF, INAIGEM y otros, que promueven sistemas productivos y adaptación al cambio climático para comunidades en ecosistemas de montaña.
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