El Trabajo Social como Justicia

Perú

En esta semblanza trato de reseñar mi experiencia en Trabajo Social, y cómo esta labor es imposible sin el ejercicio de la Justicia. Las experiencias adquiridas en el conocimiento de la realidad humana, socio-familiar y dinámica de grupos (sindicatos y organizaciones gremiales) me permitieron tener una visión más amplia en el ejercicio como abogada en especialidades como el Derecho Penal, Derecho de Familia (alimentos, tenencia, violencia en el hogar), Aspectos Tutelares del Niño y Adolescente, Conflicto y Derecho Ambiental

Experiencias que influyeron en la elección de Trabajo Social como Profesión.

Mi nombre es Magna Wilma Esaine Tavera, soy Trabajadora Social y Abogada. Realicé mis estudios en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUC). Nací en Cajamarca el 26 de agosto de 1950, siendo la cuarta de cinco hermanas, en una familia de profesoras, mi mamá y tres de mis hermanas mayores ejercían dicha profesión. Cursé mis estudios de primaria y secundaria en el Colegio Nacional Santa Teresita, a cargo de las Misioneras Dominicas del Rosario, cuyo carisma eran las Misiones (llevar la enseñanza de la fe católica y asistencia material a pobladores de nuestra amazonia), internalizando en nosotras las alumnas el sentido del servicio a los demás, realizando múltiples actividades durante el año para la recolección de fondos que eran enviados a los misioneros de nuestra selva.

Mi madre Ina, se involucró más allá de su tarea como educadora en una escuela pequeña, en donde trabajaba como profesora de primaria, y a la que acudían los hijos de las trabajadoras del Mercado Central de Cajamarca, quienes presentaban una problemática especial, sobre todo en aquellos alumnos de bajo rendimiento escolar, visitando a los padres y comprometiéndolos para una mejor atención a sus hijos.

Por otra parte, mi padre Aquiles, integraba el Directorio de la Beneficencia Pública de Cajamarca, institución que sostenía económicamente el Orfelinato de Belén y el Hospital del mismo nombre, para pacientes con escasos recursos económicos, ambas instituciones regentadas por las Hermanas de San Vicente de Paul.

Los testimonios y cada experiencia vivida eran compartidas en casa por mis padres durante mi infancia y adolescencia, las cuales influyeron en mi decisión de elegir una carrera vinculada con la ayuda a los demás. Ya se conocía en ese entonces la profesión de Trabajo Social como algo nuevo, sin embargo, me fui informando a través de la radio, folletos y publicaciones al respecto.

Postulé a la Escuela de Trabajo Social de la PUC, logrando ingresar, durante los estudios se fue deslindando poco a poco el aspecto asistencial de los objetivos de promoción y desarrollo de la persona, recibiendo varias corrientes e influencias en la metodología y orientación en los estudios, tanto en la teoría como en la práctica.

Experiencia como Trabajadora Social

Concluidos los estudios de Trabajo Social, laboré en empresas del sector privado integrando el Departamento de Relaciones Industriales, Bienestar Social o Recursos Humanos.

La experiencia más relevante fue en la Fábrica de Chocolates El Tigre, empresa que tenía más de 100 años de fundada, conformada por accionistas peruanos (hijos de inmigrantes italianos) pertenecía al Sector Industrial Manufacturero – Rama Dulcera, siendo la línea de producción: caramelos, chocolates y bombones; contaba con un total de 400 trabajadores estables, mayormente varones, 340 obreros y 60 empleados, un solo sindicato que tenía 30 años de constituido, y que agrupaba al 90% de los trabajadores, afiliado a la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP).

Dentro del organigrama de la empresa, Relaciones Industriales se ubicaba en un segundo nivel, luego de la Gerencia General, encargadas ambas de diseñar la Política Laboral, y dentro de Relaciones Industriales, existía un departamento llamado Servicio de Asistencia Social, en donde ejercí mi profesión.

En este tiempo fue importante conocer la realidad socio-económica y familiar de los trabajadores en el seguimiento de casos, mediante entrevistas, visitas domiciliarias, así como actividades que buscaban la integración de los trabajadores en la empresa, como, por ejemplo, eventos deportivos, concursos en fechas tradicionales, homenajes por el Día de la Madre, Día del Padre y por el Día del Trabajador.

Es importante señalar que en este tiempo también pude conocer dos aspectos significativos de la Seguridad Social: Prestaciones de Salud y Sistema Nacional de Pensiones, ambos administrados por el Instituto Peruano de Seguridad Social, hoy EsSALUD.

En cuanto al IPSS, debido a las gestiones por subsidios y descansos médicos, pude observar desde ese entonces las deficiencias que iban surgiendo en la institución, tanto por la mayor cobertura de asegurados sin que paralelamente se diera una política para optar por mayor infraestructura y logística. En este aspecto realicé un estudio cuantitativo de concurrencia de los trabajadores, generalmente obreros, para consultas y tratamiento ambulatorio, con las variables: frecuencia, especialidad, sexo y tiempo de permanencia. Estudio que presenté a la Subgerencia de Relaciones Industriales, sobre todo para el conocimiento de la mayor incidencia de enfermedades, en este caso de tipo respiratoria, gastrointestinal y dermatológicas.

También, existía un grupo de trabajadores que, por la edad avanzada y años de servicio, venían tramitando su jubilación o pensaban iniciarla, por la frecuencia de estas consultas elaboré una relación de todos ellos, y organicé un seguimiento de sus expedientes en la ONP, pues recibía muchas quejas del estancamiento de los mismos y de los requisitos burocráticos o de documentos que les solicitaban; me dedicaba un día a la semana a esta labor y mi mayor compensación era ver el alivio y satisfacción que tenían los trabajadores cuando les daba a conocer el avance de su trámite y un resultado concreto.

El contexto político y social de entonces (Gobierno presidido por Velasco Alvarado) favoreció el fortalecimiento de los Sindicatos, los paros y huelgas en las empresas se hicieron frecuentes, tuvo mucho auge la Negociación Colectiva, dictándose normas laborales que favorecían al trabajador. El Pliego de Reclamos (mejoras salariales y condiciones de trabajo) se presentaba anualmente, negociándose entre representantes de la empresa y representantes de los trabajadores (secretario general y de organización); se creó igualmente la Comunidad Industrial, en la que se establecía la participación de los trabajadores en el accionariado de las empresas, que no cambió significativamente de la estructura económica de estas.

Toda esa experiencia me permitió conocer la dinámica del Conflicto al interior de la empresa privada, la actuación de los dirigentes sindicales: genuino en unos casos, menos genuino en otros, así como la percepción de la problemática laboral por parte de los representantes de la empresa. Aspecto que me serviría más tarde en mi actuación como Fiscal Provincial en Conflictos entre la población y autoridades (alcaldes y empresas mineras) en Cajamarca, Bambamarca y San Pablo.

La experiencia recogida durante estos años me sirvió de base para una investigación posterior, en cuatro empresas industriales de la rama dulcera (Chocolates “El Tigre”, Compañía Arturo Field, Mota del Perú y Golosinas Peruanas). Respecto del Modelo Legislativo Laboral Peruano en el tratamiento del conflicto al interior de la Empresa Privada, tesis que sustenté para optar por el título de Bachiller en Derecho.

Del Trabajo Social al Derecho

El abordaje de casos de índole socio-económico y familiar, y relaciones colectivas en el trabajo que derivaban en problemas jurídicos, me motivaron a estudiar Derecho en la Universidad Católica, para lo cual presenté mi expediente como egresada de la misma, luego de ser evaluado me validaron cursos de los Estudios Generales, ingresando directamente a la Facultad de Derecho.

Al concluir mis estudios de Derecho, trabajé en un Estudio de Abogados, presentándose la oportunidad de ocupar una vacante como Fiscal Provincial Adjunta en la Sede Judicial de Cajamarca, iniciando así mi trayecto en el Ministerio Publico de esa región por espacio de 15 años, que personalmente, fue una oportunidad de servir en mi lugar de nacimiento, y de devolver en algo la oportunidad de haber estudiado dos carreras. Este sentimiento, siempre lo tuve presente, y esto me facilitó mucho el relacionarme más con la gente que conocía, con su cultura, sus costumbres, también me pude readaptar fácilmente a las condiciones geográficas y climáticas; a lo largo de este tiempo laboré en Cajamarca (Capital de región), Bambamarca, Chota y San Pablo, todas ellas ubicadas en la sierra norte de Perú. Sus pobladores dedicados a la agricultura (cultivos de productos de pan llevar), ganadería y actividad minera en las partes altas, presencia de compañías de actividad extractiva.

En Bambamarca y Chota, los pobladores eran poco conciliadores y proclives a judicializarlo todo, con alta tasa de comisión de delitos Contra la Vida, el Cuerpo y la Salud (lesiones, homicidio) delitos Contra el Honor Sexual, Contra el Patrimonio (hurto y usurpación de tierras) sobre todo en el área rural, tratando de tomar la justicia por sus propias manos, pues en una escala de valores, su tierra era primero, segundo su tierra y al final su vida. A la luz de los hechos, vemos ahora que la población sigue en conflicto por sus tierras, que son usurpadas y amenazadas principalmente por las empresas minero extractivistas.

Por otro lado, es importante señalar la presencia de las Rondas Campesinas, originarias de Cajamarca (Chota) organización nata, de gran arraigo y respetada por la población, las que inicialmente resolvían pequeños hurtos y conflictos menores, para luego incursionar en otros ámbitos, conforme la legislación la fue reconociendo, gracias a ellas el terrorismo no pudo llegar a esas zonas.

Experiencias que puedo destacar como Fiscal Penal y de Familia

Tendría mucho que contar, pero referiré aquellas en las que pude enlazar el trabajo social y el aspecto jurídico.

1. Violencia Familiar

Los casos de violencia familiar en la provincia de San Pablo en su mayoría no eran denunciados y llegaban como lesiones ocasionadas a la víctima, habiendo mucha intimidación por parte del agresor y temor en las mujeres a denunciarlos, especialmente en las áreas rurales.

Diseñé el siguiente plan de trabajo: atender las denuncias de las victimas destinándoles un espacio de tiempo, notificar al agresor, charlas en los colegios sobre la violencia, difusión de los derechos utilizando la radio de la provincia. La legislación sobre la materia en ese tiempo, no había penalizado aun esa conducta como lo es en la actualidad, que la violencia contra la mujer está definida como una violencia de género y existe un marco legal y políticas públicas que la amparan. Se dictaban medidas de seguridad y protección a la víctima, los reconocimientos médicos legales tenían importancia cuando en ellos se describiera las lesiones graves, dentro de estas medidas y en coordinación con la policía se enfatizó más en esta situación, es decir, el alejamiento del agresor brindándoles el apoyo necesario a las mujeres lográndose mejores resultados con las mujeres de la zona urbana que en las de sector rural por razones culturales y dependencia al varón.

2. Alimentos

El reiterado incumplimiento en este aspecto por parte de los obligados y teniendo el Fiscal la facultad de iniciar de Oficio esta Acción, ante el Juez de Paz y Juez Mixto constituyó un apoyo importante para las mujeres, quienes con mayor confianza acudían a la fiscalía llevando sus documentos lográndose fijar a corto y/o mediano plazo una pensión provisional o definitiva a favor de los alimentistas. Actualmente el marco legal con enfoque de género ha permitido beneficiar a las mujeres en las demandas por alimentos. Así tenemos, Resolución publicada en el diario oficial El Peruano el 31 de diciembre de 2018.[1]

3. Menores y Adolescentes infractores de la Ley Penal

El Código del niño, niña y adolescente tiene un tratamiento Tutelar más que persecutorio, dada a la minoría de edad, por lo que más allá del trámite legal en sí, en que participaba como Fiscal, se buscaba involucrar a la familia en las medidas Socio-Educativas dictadas por el juez, en los casos extremos que requerían internamiento en centro de readaptación social tanto en La Libertad como en Lambayeque se hacia el seguimiento no solo legal, sino que se brindaba orientación a los padres o familiares. Mi trabajo como fiscal fue realizado con un énfasis social, que dio calidad humana a mis intervenciones, y que atribuyo a la primera Carrera que seguí, Trabajo Social.

Actualmente trabajo como Abogada y realizo Voluntariado

Actualmente en el ejercicio de la profesión, salvo algunos casos particulares me he orientado más hacia el voluntariado, colaborando con el Grupo de la Pastoral Carcelaria de la parroquia a la que pertenezco, en el aspecto jurídico, con acciones como: el seguimiento de expedientes de los procesados, orientación a los familiares sobre la documentación y el contacto vía telefónica con los propios internos, igualmente en el caso de sentenciados lo que respecta a los beneficios penitenciarios (liberación condicional y semi – libertad), asegurando que cuando salgan tengan la posibilidad de un domicilio y trabajo conocido y que su permanencia en el establecimiento penal les haya permitido su resocialización.

Reflexiones referentes al COVID-19 desde la perspectiva del Derecho y del Trabajo Social

Esta pandemia como hecho que marcará un antes y un después, en la vida de nuestro país y el mundo me hace pensar en lo siguiente:

  • Tomar conciencia de nuestra fragilidad como seres humanos y que se contrapone a las “seguridades” o “paradigmas” sobre las que construimos nuestros planes y proyectos de vida: poder, autoridad, valer más por lo que se tiene y no por lo que se es, ser más antes que tener más.
  • Nos enfrentamos diariamente con la muerte, realidad de la que poco hablamos, o que preferimos ignorar, por miedo o temor en parte por el hedonismo imperante opuesto a todo tipo de sufrimiento o dificultad.
  • Así como en el caso de los desastres naturales ocurridos en nuestro país como desbordes de ríos, lluvias torrenciales y heladas, terremotos localizados, sacaron a luz la falta de prevención, precariedad en viviendas, negligencia de las autoridades (alcaldes y gobernadores) siendo los más vulnerables quienes sufren las consecuencias. Así igual hoy salen a la luz los mismos problemas mencionados con la pandemia del Covid 19.
  • El centralismo agobiante, resultó ser el peor obstáculo para que llegara la política de ayuda diseñada por el gobierno para las personas, en una o dos semanas fue difícil diseñar un mapa de pobreza y de extrema pobreza, unido a ello la informalidad, como pudimos observar caravanas de provincianos que ante esta fuerte sacudida prefirieron regresar a su tierra, siendo migrantes en su propio país.

Esta crisis nos tocó a todos, directa o indirectamente ocasionando una situación de emergencia sin precedentes, más aún con un sistema de salud que venía cayendo desde hace tiempo, por falta de infraestructura, medicina, homologación de médicos, en los últimos 20 años no se ha hecho nada o se ha hecho muy poco, aunado a ello, la corrupción y malos manejos de las autoridades, lo más triste es que, había recursos.

Sin embargo, podemos destacar la organización como siempre de la Policía Nacional, el Ejercito, bomberos, trabajadores de limpieza, esforzada labor como siempre, la Iglesia Católica y otras iglesias, organizaciones como Caritas, tratan de cubrir algunas de las necesidades de las personas que no recibieron bono. La lucha diaria entre no contagiarse y conseguir el sustento generó un rechazo justificado a las normas, pero que en otros casos implicó imprudencia y falta de responsabilidad. Se rescata la labor de médicos, enfermeras y profesionales de la salud que, en medio de la precariedad del sistema, cumplen abnegada labor, así como jueces y fiscales de primera instancia, que con su turno diario en situaciones difíciles vienen logrando que la justicia no se detenga del todo, teniendo que actuar frente a actos de pillaje y corrupción en plena pandemia.

Esta situación debe servir como un aprendizaje:

Cambio de hábitos de vida. Mejor trato a la naturaleza. Pensar menos en lo que me hace falta y pensar más en lo que les falta a los otros. Más solidaridad, menos egoísmo. En la post – pandemia tendremos que salir de nuestra zona de confort, aprender a involucrarnos y sentir como nuestros los problemas del país con menos indiferencia, con más sentido cívico, y finalmente ser mejores seres humanos.

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[1] Aprueban la actualización del Formulario de demanda de alimentos, el cual estará dirigido a la población en condición de vulnerabilidad, bajo la denominación de: Formulario de demanda de alimentos para niñas, niños y adolescentes; y, Formulario de demanda de alimentos para personas mayores de edad.
RESOLUCIÓN ADMINISTRATIVA N° 331-2018-CE-PJ
https://lpderecho.pe/modelo-oficial-demanda-alimentos/

MAGNA ESAINE TAVERA
Trabajadora Social y Abogada

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