El Trabajo Social, a través de la historia, ha generado conocimientos y una práctica en virtud a los escenarios sociopolíticos con diversas características y demandas como la transformación social y la dignificación del ser humano en un contexto en el que los diferentes problemas han vuelto a emerger en torno a la dignidad, igualdad de los excluidos y con políticas sociales orientadas a la inclusión social a través del empoderamiento, la organización, participación social y ejercicio ciudadano.
Para superar los diversos problemas que atraviesa nuestra sociedad, con una diversidad de manifestaciones de la cuestión social, se requiere contar con desafíos que van desde una formación de los futuros profesionales que contribuyan con el bienestar y el desarrollo social, con una identidad en el ejercicio profesional en la defensa de los derechos humano y prácticas ético – políticos orientadas hacía el buen vivir de las poblaciones a quienes atendemos y por último contar con organizaciones unificadas orientadas a la contribuir con el posicionamiento del Trabajo Social y velar por el cumplimiento de los derechos humanos y las políticas sociales inclusivas para todos y todas los/as peruanos/as.
El Trabajo Social en la actualidad
Nuestra profesión se ejerce en un contexto de un capitalismo salvaje, pobreza extrema, corrupción, polarización social, procesos migratorios, violencia de género, globalización y exclusión social que forman una relación contradictoria y que desafía al profesional de Trabajo Social.
Nos preguntamos entonces: En qué contexto se desarrolla el Trabajo Social, la misma que en la actualidad se reconfigura en una sociedad dinámica, cambiante y compleja que exige nuevas demandas de la profesión, debido a que la cuestión social se va re significando y el Trabajo Social asume el reto de las políticas sociales orientadas a la superación de la cuestión social en el marco de la inclusión.
Según Bernardo Klisbertk, en nuestros países de América Latina, tiene que existir una articulación entre la política social y la política económica, orientadas hacia el “Buen vivir” y así contribuir con la intervención profesional al bienestar social y el desarrollo humano.
Tenemos que recordar que en América Latina en 1925, se crea la primera Escuela de Trabajo Social, denominada Alejandro del Río en Chile, con una orientación para médica y con influencia de Norteamérica y Europa. En el Perú se crea la primera escuela de Servicio Social en 1937, también con una orientación para médica; es decir, la intervención era con una perspectiva de salud y profesionales con formación universitaria. En ese contexto se Define al Trabajo Social como la disciplina que promueve el cambio social, resuelve problemas producto de las relaciones humanas, fortalece a los/as ciudadanos hacía su bienestar social; Así mismo, orientada a contribuir a forjar una sociedad mejor, un mundo mejor, más igualitario, equitativo, es decir, simplemente más justo. Según la Federación Internacional de Trabajo Social, denomina al Trabajo Social como una profesión basada en la práctica y una disciplina académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, y el fortalecimiento y la liberación de las personas, se fundamenta en los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad y se respalda por las teorías del trabajo social, las ciencias sociales, las humanidades y los conocimientos indígenas. El Trabajo Social involucra a las personas y las estructuras para hacer frente a desafíos de la vida y aumentar el bienestar social.
El Trabajo Social en el Perú debe pensar su formación ( docencia, investigación y la responsabilidad social), ejercicio profesional y gremios en el marco de la Agenda global hacia el 2030, que incorpora 17 objetivos sustentables que a través de la ONU, los estados parte se comprometen a “poner fin a la pobreza y el hambre en todo el mundo, combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, a construir sociedades pacíficas, justas e inclusivas, proteger los derechos humanos y promover la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales” (Agenda Global 2030); en tal sentido, como se manifestó anteriormente, los desafíos estarían dados a nivel de formación, ejercicio profesional y gremio del colectivo de profesionales en Trabajo social.
En cuanto a la Formación de los Trabajadores Sociales.
La formación de los Trabajadores Sociales, en el Perú, se da a nivel universitario, contando con 8 universidades públicas y 2 privadas. Se puede apreciar un colegio profesional dividido por temas de poder que no conllevan a tener una presencia verdadera a nivel del posicionamiento en nuestra sociedad; de igual forma, podemos advertir que existen organizaciones que vienen fortaleciendo diversos espacios de la profesión como: Sociedad Peruana de Trabajo Social (SOCIEPTS), Comité Peruano de Bienestar Social (COPEBISO), Sindicato de Trabajadores Sociales del Sector Salud – Lima – MINSA, Penal y ASEM; estas organizaciones vienen cumpliendo roles y funciones que le competen al Colegio de Trabajadores Sociales y a nivel de unidades académicas tenemos una débil organización, desde muchos años no funciona la Asociación de Escuelas de Trabajo Social a nivel nacional.
En cuanto a la formación profesional se cuentan con planes y estructuras de estudio homogéneas que responden al mercado laboral tradicional y que demuestran conservadurismo, con docentes con estudios de maestrías y doctorados en temáticas, o especializaciones que no son a los desafíos la profesión sino de carreras afines, estudiantes que en su mayoría provienen de los estratos “C”, hacia abajo generalmente en las universidades públicas y en las universidades privadas del estrato “B”. Desde muchos años de la creación de la profesión existió una fuerte colaboración de organizaciones como la Asociación de ALAETS – ALAEITS y el CELATS, para el fortalecimiento académico, este último contó con una Revista Acción Critica; últimamente el CELATS como organismo no gubernamental sin influencia de ninguna unidad académica viene apostando por la Revista : “Nueva Acción Critica”, la cual se pone en circulación por el esfuerzo de los directivos , equipo de profesionales, quienes apuestan nuevamente por la creación de un espacio de producción académica que contribuya al avance científico y crítico de la profesión.
Últimamente con el tema de la acreditación y el licenciamiento que se viene trabajando a nivel nacional como política de mejoramiento en la formación profesional, se ha podido percibir la reformulación de los planes de estudio, basados en competencias que responden prioritariamente a las exigencias del mercado laboral, la complejidad de la cuestión social y posicionamiento ético-político del profesional en Trabajo Social. En todas las unidades académicas se viene optando por el grado de Bachiller en Trabajado Social y licenciados en Trabajo Social, con una formación de cinco años y diez ciclos académicos e integración de nuevas perspectivas teórico-prácticas en la formación. En este contexto organismos como la ALAEITS y organismos académicos de integración a nivel de Latino América promueven el fortalecimiento de la formación profesional frente a los desafíos actuales del modelo neoliberal a través de eventos académicos, intercambio de docentes y formación en maestrías, doctorados y especializaciones en área relacionadas al Trabajo Social.
La formación académica debe apostar por incentivar a los estudiantes la reflexión crítica del funcionamiento de la sociedad en su perspectiva histórica y presente; de igual forma proporcionar al alumno una visión rigurosa de la profesión, a partir de una interpretación científica, incorporando nuevas formas de conocimiento de la realidad desde posiciones y paradigmas subjetivos que permitan realizar construcciones sociales y promuevan el pensamiento crítico desde un perspectiva histórica e interrelación con la coyuntura socio-política. En este contexto, la formación profesional debe:
– brindar una interpretación del Trabajo Social ligada con el deber ser en los grandes procesos históricos, sociales y a las propia historias de las ideas de la humanidad.
– Sistematizar la práctica: modelos, propuestas, protocolos de intervención.
– Proporcionar al alumno las herramientas teóricas necesarias, que le permitan comprender la acción profesional como una práctica socialmente condicionada e inserta en la dinámica de las relaciones sociales, en cuyo contexto adquiere racionalidad que desafía superar esta situación.
– Contribuir a develar la función histórica asignada al Trabajo Social, desde la perspectiva de las relaciones sociales vigentes, lo cual posibilita entender el significado social, económico y político de la profesión.
– Promover a los docentes, la necesidad de profundizar el conocimiento en la especialidad en Trabajo Social, tanto desde las teorías positivistas y críticas, como la hermenéutica, la fenomenología, el constructivismo, la sistémica y otras poscoloniales, pos estructuralistas.
– Las practicas pre profesionales deben ser consideradas como articulación de la teoría – práctica, permitiendo en el estudiante el relacionamiento entre el conocimiento teórico y la práctica social en poblaciones sujeto de intervención.
– La supervisión de practica requiere de experiencia de intervención profesional y trabajo en equipo de los docentes que integran esta tarea; permitiendo una revisión crítica sobre el avance en las acciones que van desarrollando los estudiantes.
En cuanto a la formación en posgrado, en los últimos años, universidades como Inca Garcilaso de la Vega, José Faustino Sánchez Carrión de Huacho y la universidad Nacional del Altiplano de Puno, apostaron por el funcionamiento de posgrados en Trabajo Social, actualmente viene funcionando a nivel de posgrado en las dos últimas universidades; sin embargo, es necesario seguir apostando por la formación en maestrías y doctorados en Trabajo Social, con fuerte formación en la investigación, ya que una profesión carente de investigación o insuficiente, queda relegada a una práctica repetitiva y escasamente lúcida para enfrentar los problemas y desafíos actuales y futuros de la realidad social de nuestro país.
En cuanto a investigación
En el Perú con la nueva Ley Universitaria N°. 30220, las universidades deben contar con el Vicerrectorado de investigación y unidades académicas de investigación en cada programa de estudio, los mismos que deben servir para la solución de los problemas locales, regionales y nacionales a través de acciones de extensión social y responsabilidad social. En este contexto universitario se viene promoviendo las siguientes acciones:
- Fortalecimiento de la investigación en materias de la currícula. Así como diversas líneas a cargo de los docentes.
- Creación y funcionamiento de institutos de investigación en las universidades.
- Participación de docentes en pasantías a nivel Latinoamericano y mundial.
- Involucramiento en proyectos de investigación con la red de investigadores de Iberoamérica: España, Panamá y Argentina, entre otros.
- Incorporación de las investigaciones para que sean soporte para la implementación de políticas sociales en los gobiernos locales y regionales.
- Participación en proyectos de investigación multidisciplinaria. Para contribuir con la solución de problemas estratégicos de la región y el país.
- Promoción de políticas del vicerrectorado de investigación dando mayor impulso a la investigación.
En cuanto a la extensión, proyección o responsabilidad social
En el tema de responsabilidad social se busca el acercamiento con la sociedad a través de las prácticas pre profesionales, acercamiento a los grupos donde se interviene y acercamiento de la Facultad con las asociaciones, gremios y Colegio profesional.
Desafíos en el ejercicio profesional
El ejercicio profesional, requiere una continua capacitación, reciclaje de los profesionales en ejercicio, teniendo en cuenta lo ético – político, considerando la defensa de los derechos humanos de las poblaciones de acuerdo a los diversos campos de intervención. Según Montaño (2014), se debe apostar por la ruptura del conservadurismo profesional y apostar por profesionales que promuevan la transformación social, que se empoderen en la defensa de los derechos humanos, es decir, tener presente la emancipación política y humana, apostando por una intervención emancipadora, transformadora y revolucionaria, a través de un diálogo intelectual maduro, teniendo en cuenta la unidad en la pluralidad.
Desafíos en la organización del colectivo profesional
La organización del colectivo profesional debe fortalecer una conciencia gremial sólida, articulando los diferentes gremios profesionales y sociales de la región y del país, participación en la denuncia y planteamientos que aquejan a las poblaciones vulnerables (niños/as, mujeres, tercera edad; entre otros). Así mismo, unificar el gremio del colegio de Trabajadores Sociales del país y así tener un posicionamiento en el diseño, formulación, ejecución, seguimiento – monitoreo y evaluación de las políticas sociales.
De igual forma apostar por un proyecto ético-político desde las unidades académicas, dándonos ánimo a la construcción de proyectos colectivos para la articulación entre escuelas y / o facultades y pensar en un currículo general a nivel del país como referente que sea adecuado a las particularidades de cada región. Esto significa potenciar la Asociación de Escuelas y /o Facultades de Trabajo Social y la Federación de Trabajadores Sociales que apuesten en la articulación de proyectos colectivos a nivel nacional, latinoamericano y mundial.
Bibliografía.
Iamamoto, Marilda (2007). Servicio Social em tempo de capital fetiche. Sao Paulo: Cortez, Brazil.
Molina, María Lorena y otros (2014). Desafíos del contexto Latinoamericano al Trabajo Social. Edit. Espacio, Argentina.
Montaño, Carlos (2014). Tensiones en la disputa de proyectos societales en América Latina: sus implicancias para la educación superior, las ciencias sociales y el Trabajo Social. En Desafíos del contexto Latinoamericano al Trabajo Social. Edit. Espacio, Argentina.
MG. MARITZA CASTRO TÁVARA
Profesora de la Universidad Nacional del Altiplano – Puno – Perú, con estudios de maestría en gerencia social, Maestría en Gestión de programas sociales, doctorado en ciencias sociales, gestión pública y territorialidad, estudios como becaria en el Estado de Israel y del BID – INDES, conferencista en unidades académicas de América Latina , el Caribe y España. Ha realizado estancias cortas en Universidades de México, El Salvador y España