Aprendizajes y reflexiones de la experiencia pre-profesional de estudiantes de trabajo social en el Centro de Salud Villa del Norte-Lima

“El conocimiento se transforma en sabiduría cuando se aplica en la práctica” Proverbio popular

Autoras/es:

Bachilleres en trabajo social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos:

Miriam Xiomara Pacsi Urbina. Correo: miriam.pacsiurbina@gmail.com

Alexandra Paola Reyes Vargas. Correo: alexandra.reyes@unmsm.edu.pe

Cesia Beatriz León Cerbellón. Correo: cesia.leon.c@gmail.com

Rodrigo Elias Yupanqui Mejía. Correo: ryupanqui.2199@gmail.com

Dayana Almeyda Lizarbe. Correo:  dayana.almeyda@unmsm.edu.pe

Noemi Doris Caro Fabian. Correo: noemicarofabian@gmail.com

Luz Tatiana Arias Velasque. Correo:  arias.velasque.2020@gmail.com

Nathaly Pardo. nathalypardo.97@outlook.com

Resumen

En el año 2019, un grupo de estudiantes de trabajo social de la UNMSM realizaron sus prácticas pre- profesionales en el Centro de Salud Villa del Norte (CSVN), ubicado en el distrito de Los Olivos, específicamente en la Unidad de Servicio Social. A partir de sus experiencias, surgieron diversas reflexiones sobre el rol del trabajo social, el espacio profesional en el sector salud, y la importancia de abordar los factores psicosociales que influyen en el proceso salud y enfermedad. Los estudiantes participaron en campañas preventivas, talleres y sesiones educativas, lo que les permitió aplicar sus conocimientos teóricos y comprender el ejercicio profesional en la práctica. A raíz de esta experiencia desean compartir sus lecciones aprendidas y proponer recomendaciones.

Palabras claves

Prácticas pre-profesionales, formación profesional, trabajo Social, sector salud, pre grado, motivación.

1. Introducción

La etapa universitaria es un proceso en el que, a medida que se avanza en los ciclos, aumentan los retos. Uno de los desafíos más significativos se presenta cuando los estudiantes inician sus primeras prácticas pre-profesionales de pregrado. Este reto es considerable porque los estudiantes se enfrentan a una realidad diversa y compleja, donde deben comenzar a romper la burbuja de la teoría y aplicar sus conocimientos en las líneas de acción de la institución en la que se encuentran.

Estas prácticas representan una parte fundamental de la experiencia universitaria, ya que, es en ellas donde los futuros profesionales, deben demostrar sus conocimientos, habilidades y competencias para enfrentar problemáticas reales y plantear soluciones efectivas. Jiménez (2014) menciona al respecto que: a través de estos espacios de interacción “reales”, los futuros profesionales tienen la oportunidad de conocer y poner en práctica los conocimientos adquiridos de acuerdo con las necesidades y requerimientos del entorno en donde se desenvuelven.

En ese sentido, con el propósito de comprender y analizar la contribución de la práctica pre-profesional en la formación integral de las estudiantes en el plano de las competencias de la UNMSM y su relación con la intervención realizada en el Centro de Salud Villa del Norte (CSVN), se llevó a cabo este proceso reflexivo sustentado en una investigación exploratoria que permitió analizar la estructura y el funcionamiento administrativo-académico de estas prácticas.

La práctica pre-profesional es un momento clave, porque no solo permite a los estudiantes poner en práctica sus aprendizajes, sino que también les brinda la oportunidad de establecer relaciones con otras instituciones de tipo social o del entorno del equipo médico con el que colaboran.

Las practicantes tuvieron su primer acercamiento profesional en el Centro de Salud Villa del Norte (CSVN) ubicada en el distrito de Los Olivos, específicamente en la Unidad de Servicio Social. El CSVN tiene como misión brindar una atención integral preventiva contribuyendo a disminuir los riesgos de morbi-mortalidad para lograr el bienestar total de los individuos, las familias y la comunidad en general de Villa del Norte, en el distrito de Los Olivos. Para lograr ello, cuentan con un equipo multidisciplinario conformado por profesionales de la salud y sociales como médicos, enfermeros, nutricionistas, psicólogos, trabajadores sociales; etc. Al ser una atención integral es importante poder contar con conocimientos de todas las áreas.

Asimismo, comprender el contexto y la importancia que tienes esta institución en la población va a calar profundamente en las practicantes. Ellas tratarán directamente con los mismos pobladores, observando sus necesidades y siendo partícipes de las problemáticas que atraviesa el CSVN.

Esto invita a reflexionar sobre los procesos y métodos que deben utilizar para equilibrar sus objetivos personales con los institucionales, además de alinear sus propuestas con el Plan Institucional del centro, vinculándolas con sus conocimientos previos.

Las primeras prácticas pre-profesionales son, para muchos, el primer medio para aprender, desarrollar habilidades y fomentar alternativas en situaciones de conflicto. Estas prácticas dejan una huella profunda en la vida profesional de las estudiantes de pregrado, así como en su vida personal. Por tanto, es necesario sistematizar esta experiencia, ya que no solo contribuye al aporte teórico, sino que también orienta a los estudiantes que están comenzando o a punto de iniciar sus prácticas, sirviendo de apoyo y guía.

A través de estos espacios de interacción “reales”, los futuros profesionales tienen la oportunidad de conocer y poner en práctica los conocimientos adquiridos de acuerdo con las necesidades y requerimientos del entorno en donde se desenvuelven.

En esta reflexión nos hemos hecho dos interrogantes:

  • ¿Cómo influye la práctica pre profesional en el desarrollo de competencias de los estudiantes de trabajo social?
  • ¿Qué mejoras pueden implementarse en las instituciones de salud para optimizar las experiencias de práctica pre profesional?

2. El concepto de trabajo social

Para iniciar este proceso reflexivo, es necesario partir de la concepción de qué es en sí el trabajo social. Si bien muchos estudiosos han dado diferentes matices a la manera en que se interpreta el trabajo social, la mayoría coincide en que se relaciona con la acción social y la búsqueda del bienestar social de las personas. Existen diversas definiciones que se han trabajado desde la década de los 50 por estudiosos latinoamericanos. Por ejemplo, Campos, C., en 1956 sostuvo que el servicio social es una profesión que, a través de diversas acciones, presta un servicio a las personas, estimulando su autogestión y potencialidades (Alayón, 1987, p. 9).

En 1965, la Asociación de Trabajadores Sociales de Buenos Aires propuso que el trabajo social es un todo que actúa sobre las causas de las problemáticas, además de intentar generar acciones preventivas y constructivas. El trabajo social busca generar un medio social óptimo, donde los individuos se desarrollen con total seguridad, favoreciendo la convivencia humana (Alayón, 1987, p. 12). A su vez, Paredes y Sánchez, en 1978, en el contexto de la reconceptualización del trabajo social, plantean que el trabajo social es una tecnología social de varias de las ciencias sociales, con el fin de enfocar científicamente las problemáticas, acrecentando el bagaje teórico y aportando a la disciplina y a las ciencias sociales (Alayón, 1987, p. 31).

Finalmente, con las definiciones presentadas anteriormente, se invita a analizar cómo los objetivos de cada intervención en la práctica preprofesional deben estar conectados con el trabajo social para lograr el cambio social. Esto solo se puede lograr si hay un marco teórico que apunte a la crítica y se supere el asistencialismo, que históricamente ha sido una actividad recurrente. De antemano, tenemos la definición principal que se vincula estrechamente con el término de servicio social, el cual se desarrolla históricamente posicionándose como la profesión que busca desarrollar las potencialidades de los individuos, y no solo brindar asistencia.

3. Trabajo social y salud

Otro aspecto a considerar es la relación que existe entre el trabajo social y el sector salud, y el por qué ambos están estrechamente relacionados. En ese sentido, en el campo de la salud, el trabajo social se define como la actividad profesional que tiene por objeto la investigación de los factores psicosociales que inciden en el proceso salud-enfermedad, así como el tratamiento de los problemas psicosociales que aparecen en relación con las situaciones de enfermedad. Es así que el conocimiento de la realidad de cada paciente es fundamental, por lo que este proceso lleva implícito estudiar al usuario e identificar las redes de relaciones (familia, institución, situación de marginación o exclusión).

Según Arroyo, en 2007, la intervención del trabajo social en el sector salud, en el Perú y América Latina, ocupa el mayor número de trabajadores sociales, por la amplitud de programas. Incluso, el número de establecimientos de salud en todo el ámbito nacional es una gran demandante de los profesionales de trabajo social. Por ello, se menciona que la presencia del trabajo social en el sector salud data de la década de 1930, al considerarse la salud como resultado de una relación dialéctica del individuo con su medio ambiente y sociedad (Ander-Egg, 1995).

En la actualidad, la presencia del trabajo social en las políticas de salud es considerada prioritaria. Estas políticas deben estar orientadas a la promoción del bienestar de su población. Todo esto conlleva prácticamente a los profesionales, como los de trabajo social, a asumir retos ante las nuevas demandas en salud de las realidades y grupos sociales diversos, sobre todo habiendo transcurrido siete años del acuerdo de los ocho objetivos del milenio (Arroyo, 2007).

En concordancia con lo anteriormente mencionado, el quehacer profesional del trabajador social en salud está orientado a conocer las problemáticas de salud de la población a través de la investigación, buscando el cumplimiento efectivo de las políticas sociales, coordinando acciones con el equipo interdisciplinario, así como con las redes familiares y organizacionales, proponiendo y desarrollando acciones tendientes a mejorar la calidad de vida del individuo, la familia, la comunidad y la sociedad en general. Complementando esto, la labor de las practicantes de trabajo social consiste en tratar con la población que se atiende en el Centro de Salud, realizando campañas preventivas, atenciones, talleres, sesiones educativas, entre otras actividades, todo ello con el objetivo de elevar la calidad de vida de los mismos pacientes. Su rol, como acompañantes, es tratar de cumplir con los objetivos de la institución desde una perspectiva crítica, incentivando las buenas prácticas de salud.

Es de suma importancia iniciar la discusión desde aquí, ya que esto permite vincular el rol de las practicantes y cómo la reconstrucción de lo experimentado, mediante la sistematización, puede ser una oportunidad para reflexionar y plantear soluciones.

4. La práctica pre-profesional

Coincidimos con Crebert cuando en el 2004, menciona que, “…las prácticas preprofesionales son el puente para las y los estudiantes en el desarrollo de sus habilidades interpersonales que no se consiguen en un salón de clases”, tal cual diversos autores señalan que estas experiencias son complementarias con el sistema educativo tradicional; ya que este último, no transmite este tipo de habilidades blandas o soft skills, las cuales son necesarias para manejarse en el entorno laboral y que deben ser aprendidas en otros ambientes como lo son estas experiencias pre profesionales. (Jackson,2005)

En esa misma línea, las prácticas contribuyen a que las y los estudiantes adquieran habilidades específicas relacionadas con su carrera y, sobre todo, a que conozcan el campo en el que desean trabajar en el futuro (Neal, 1995). Habitualmente, estas prácticas preprofesionales cuentan con un supervisor profesional de la carrera, quien se encarga de asesorar, orientar y evaluar al alumno practicante en formación en cada una de las etapas. El rol que desempeña este supervisor es crucial, ya que, al ser el primer contacto con la realidad profesional fuera de las aulas universitarias, se convierte en la mayoría de los casos en la fuente de inspiración y/o motivación para futuras prácticas en dicho sector.

Al considerar, este punto como el resultado de la percepción de las estudiantes; la motivación en su intervención, Rinaudo (2006) señala que los estudiantes motivados lograrán rendimientos académicos más satisfactorios, lo que redundará en desempeños profesionales de calidad y en construcción de saberes de excelencia. Sin embargo, la motivación no consiste únicamente en aplicar técnicas o métodos de enseñanza, sino que llega más allá, la motivación escolar conlleva una compleja interrelación de componentes cognitivos, afectivos, sociales y de carácter académico que se encuentran involucrados y que, de una manera, tienen que ver con las actuaciones de los estudiantes y de los profesores (Expósito López y Manzano García, 2010).

Las prácticas, logran contribuir a que las y los estudiantes obtengan habilidades específicas relacionadas con su carrera y sobre todo, para que conozcan el campo en el que desean trabajar futuramente

El principal aporte de esta primera práctica fue aprender a enfrentar situaciones difíciles y manejar problemas que nunca antes habían tratado. La atención a los usuarios y la orientación fueron también elementos importantes adquiridos durante este tiempo. Las practicantes destacaron que la libertad para realizar sus actividades les otorgó autonomía y capacidad de resolución de conflictos. Sin embargo, señalaron que en algunas actividades no percibieron el apoyo de su supervisora institucional, lo cual es significativo, ya que la supervisora actúa como el puente entre la realidad institucional y lo académico.

Según las entrevistas, la comunicación es un elemento clave para superar las tensiones en las relaciones institucionales y académicas que se presentan como conflictos. En un espacio de aprendizaje, las supervisoras deben ser un vínculo flexible que permita a las practicantes integrarse en la institución, guiándolas sobre los elementos metodológicos necesarios para enfrentar adversidades. Esto les permite desestructurar y comprender los elementos que en cada institución son protagonistas, como los mitos institucionales, la dinámica organizacional, los marcos interpretativos, el sistema de comunicación, las jerarquías, las expectativas organizacionales, el lugar de la organización en el macrosistema y los valores institucionales.

Un claro ejemplo de este vínculo flexible es el aprendizaje principal que las practicantes se llevan de la práctica: realizar un diagnóstico específico. Este diagnóstico fue la base para trabajar en su proyecto de intervención, de acuerdo a la problemática identificada en el entorno, y permitió conocer una realidad invisible que apunta a trabajar de forma intercultural. En referencia a esta lección, Escartín et al. (1997) señalan que el diagnóstico ayuda a identificar situaciones, problemas y factores causales.

5. Evaluación

En la fase de ejecución y evaluación del diagnóstico específico, todas las practicantes afirman que sí se realizó, estas fueron supervisadas y evaluadas juntamente por la licenciada del centro de salud y la profesora del curso de prácticas. La practicante L.V. menciona que estas evaluaciones principalmente se realizaron en la fase de realización de los talleres. A su vez, se toma en cuenta lo dicho textualmente por las practicantes, de la experiencia propia se debe realizar un plan de evaluación desde adentro; es decir, desde la participación de los actores involucrados, reconociendo la diversidad como principio, que nos lleva a entrar en diálogo constante con toda la comunidad, a su vez, en el transcurso del proceso que permita recoger las percepciones de las personas involucradas en cada una de las actividades que ellas realizaban. Consideran además que, con respecto al tema de financiamiento, se tiene como lección, el saber planear con mayor anticipación las actividades, en parte, para poder conseguir los materiales y otro para poder buscar la manera que estos sean cubiertos por un externo. En ese sentido, es necesario mencionar que en esta experiencia, se tuvo algunas limitaciones en lo que concierne a las redes institucionales y de comunicación, por ello, es preciso mencionar, que la capacidad de comunicación asertiva y convencedora debe ser vital para el rol de ampliar los elementos en las actividades; es decir, buscar otra fuente de recursos externos, como el financiamiento de la municipalidad donde se sitúa el proyecto, poder tejer alianzas con alguna ONG o institución y, finalmente, poder ingresar a espacios de concursos donde su proyecto esté siendo propuesta representando al distrito en mención. En la línea de las reflexiones que conllevan a las practicantes, parte desde el deseo de crecer en conocimiento y quehacer profesional, el cual hubiera resultado si existiera una implementación de un trabajo interdisciplinario, porque al trabajar con diferentes servicios logró ser más experimental de la labor realizada por trabajo social que con la propia licenciada. Es aquí, donde el deseo apunta a una atención integral donde los “usuario o pacientes” que se atienden en el servicio pasen de presentar su demanda a ser sujetos de derechos y agentes de cambio. Se cree que cada experiencia logra profundizar en distintas formas, una de ellas, consideradas por las practicantes es que estén en el lugar que sea, se debe intervenir con una actitud cordial y amigable, además como supervisoras de prácticas encargadas de guiar a nuevos practicantes. Si al dejar de lado, lo negativo, se toma como lección y recomendación a las futuras generaciones que inicien prácticas, se empezaría por invitar a que trabajen con las diferentes redes sociales que se presentan en su medio; por ejemplo, las familias, la propia comunidad, las instituciones privadas y públicas alrededor, como el equipo multidisciplinario de profesionales que cuenta el centro de prácticas. Así como también que, la intervención de las y los Trabajadores Sociales, siempre debe buscar generar procesos de potencialización, visibilización de las poblaciones en todas sus diversidades y adaptarse de acuerdo con los saberes que ellas manejan, si bien es cierto, la corriente inicial con la que la carrera comienza es el asistencialismo. No debe significar que sea la única forma o dirección de la intervención que, desde el trabajo social se pueda realizar, existe una idea de asistir al prójimo en materia de brindar los derechos sin que ella haga un esfuerzo. Lo que se apunta en este párrafo es que el centro de salud debe fusionar sus acciones con diversos enfoques que permitan una atención diversa e integral donde vean al paciente como una persona activa que más allá del diagnóstico, pueda ser protagonista del cambio. Estos enfoques de manera ejemplificada pueden ser, el enfoque de derechos, participación-acción y el de horizontalidad.

6. Conclusiones

  • Las prácticas pre profesionales ofrecen un espacio para desarrollar habilidades específicas y fomentar la autocrítica. Esta experiencia inicial sirve como modelo para futuras intervenciones y se verá reflejada en otros contextos de aplicación. La pertenencia y el compromiso en las organizaciones sociales tienen un componente afectivo, lo que resalta la importancia de fortalecer los vínculos entre los participantes y la comunidad del centro de prácticas.
  • Es necesario que los primeros centros de prácticas motiven a los estudiantes a mejorar continuamente. La sistematización de estas prácticas implica un análisis crítico de la información para mejorar las experiencias. Se recomienda implementar un Plan de Prácticas en las instituciones que contemple las aspiraciones y habilidades de los practicantes, y un Programa de Capacitación para familiarizarlos con sus funciones.
  • Además, es importante llevar un registro sistemático del proceso para informar a futuras generaciones y mejorar las prácticas. Las investigaciones sobre estas prácticas deben publicarse y estar disponibles en las escuelas profesionales. Crear espacios de formación académica y práctica permite un análisis crítico y autocrítico de las actividades desarrolladas, alejándose del involucramiento emocional.
  • Las instituciones donde se realizan las prácticas preprofesionales pueden apoyar o limitar el desarrollo profesional, influyendo en las futuras acciones de los practicantes y la mejora de la realidad presentada.

Referencias:

  • Alayón, N. (1987). Definiendo al trabajo social. http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/libros/libros-000054.pdf
  • Ander-Egg,E.(1995) “Diccionario de Trabajo Social”, Ed.Lumen, Buenos Aires, 1995. https://www.redalyc.org/pdf/356/35639776005.pdf
  • Crebert, G.; Merrelyn, B., Carol-Joy Patrick y Vanda Cragnolini (2004). Developing generic skills at university, during work placement and in employment: graduates’ perceptions. Higher Education Research & Development, 23(2), 147-169.
  • Expósito, J. y B. Manzano (2010). “Tareas educativas interactivas, motivación y estrategias de aprendizaje, en educación primaria, a partir de un currículum modulado por nuevas tecnologías”, Teorías de la educación. Educación y cultura en la sociedad de la informática, vol. 11, núm. 1: 330-351.
  • Jackson, M., Goldthorpe, J. H., & Mills, C. (2005). Education, employers and class mobility. Research in Social Stratification and Mobility, 23(1), 3-33.
  • Neal, Derek. (1995). Industry-specic human capital: evidence from displaced workers. Journal of Labor Economics, 13(4), 653-677.
  • Rinaudo, M. C., Chiecher, A., & Donolo, D. (2006). Motivación y uso de estrategias en estudiantes universitarios: Su evaluación a partir del Motivated Strategies Learning Questionnaire. Anales de Psicología, 19(1), 107-119.
  • Villavicencio Seminario, R. (2009). Aprendiendo a sistematizar: Las experiencias como fuentes de conocimiento. Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit (GTZ) GmbH. https://sistematizandoexperiencias.files.wordpress.com/2012/04/aprendiendo-a-sistematizar-la-experiencia-como-fuente-de-conocimiento.pdf

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