“Si eres neutral en situaciones de injusticia,has elegido el lado del opresor”. Desmond Tutu (Premio Nobel de la Paz)
Autora:
Karen Lizeth Ospitia Peña, trabajadora social colombiana de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. Actual representante legal de la Red Popular de Derechos Humanos Bogotá.
Correo: kospitia@unicolmayor.edu.co
Resumen
En el presente artículo se presentan un conjunto de reflexiones e interpelaciones surgidas del recorrido de la Red Popular de Derechos Humanos (REDHUS). Se destacan elementos clave como la defensa de los derechos humanos y el poder popular en los territorios del sur de Bogotá para la construcción de la vida digna. Se busca visibilizar estas resignificaciones, construidas a partir del trabajo comunitario como el uso del derecho alternativo como herramienta transformadora, en la movilización y la protesta social para las comunidades que viven en la marginación social.
Palabras claves:
Derechos humanos, derecho alternativo, poder popular, territorios del sur, transformación social, organización social, movilización y protesta social.
1. Introducción
La presente sistematización de experiencias es una apuesta investigativa crítica, enfocada en la defensa de los derechos humanos como herramienta de transformación social en la construcción de poder popular y vida digna desde los territorios del sur de la ciudad de Bogotá. Por tanto, este proceso surge como una necesidad imperante dentro de la organización, con el objetivo de reconstruir la trayectoria de la Red Popular de Derechos Humanos, contada desde las voces de aquellos que han participado activamente en su desarrollo.
El capítulo 1 ofrece una mirada detallada sobre la ruta metodológica empleada para la sistematización de la experiencia, incluyendo la guía proporcionada por Disney Barragán y Alfonso Torres, así como el horizonte epistemológico que orienta el proceso desde los postulados de investigación social comunitaria del maestro Alfredo Ghiso.
El capítulo 2 explora las condiciones iniciales necesarias para llevar a cabo la sistematización de experiencias, contextualizando la experiencia de la Red Popular de Derechos Humanos a partir de los postulados de Alicia Lindón frente a las “Geografía de la vida cotidiana”, pasando por un contexto organizativo de la experiencia. En este capítulo se realiza la ubicación de esas condiciones iniciales para realizar una sistematización de experiencias, como lo son la con-formación del equipo sistematizador, la definición de objetivos y ejes de sistematización y la construcción de un plan de trabajo y cronograma que logre visualizar los objetivos planteados.
El capítulo 3 se centra en la reconstrucción narrativa de la experiencia, en dónde se ubican las técnicas de recolección de información que hicieron posible este proceso, que está escrita sobre la analogía del crecimiento de una planta, desde la germinación de la semilla hasta volver de nuevo a la semilla luego de haber cosechado. Encontrando ejes de sistematización emergentes como lo son las discusiones frente al Género, las diversas formas y estrategias organizativas y la salud mental.
El capítulo 4 realiza una interpretación crítica de la experiencia, explorando las significaciones y resignificaciones en la búsqueda de una vida digna y la construcción de poder popular a partir de la defensa de los derechos humanos desde los territorios del sur de la ciudad, aquí hacemos un diálogo entre algunos aspectos teóricos materializados en esta experiencia.
Finalmente, en el capítulo 5 se reflexiona sobre la experiencia de sistematizar desde la perspectiva del trabajo social y los derechos humanos como praxis transformadora, con una apuesta de socializa-acción que permita visibilizar los saberes y reflexiones aquí presentes, pero adicionalmente se dejan las conclusiones y algunas reflexiones/apuestas/recomendaciones.
2. Contexto organizativo de la Red Popular de Derechos Humanos (REDHUS)
REDHUS ha experimentado diversas transformaciones desde su creación, ajustándose a los contextos y momentos. En sus inicios, hacia 2014, la red estaba compuesta por delegados y delegadas de distintas organizaciones sociales del sur de la ciudad, con el objetivo de fortalecer la formación en derechos humanos dentro de estas organizaciones y aplicar este enfoque en los procesos y colectivos articulados.
En Bosa, se articulaba el colectivo Nicolás Neira, que trabajaba con jóvenes en temas de salud, primeros auxilios y huertas comunitarias. En Suba, participaba el colectivo Cacica Gaitana, enfocado en lo ambiental y artístico. En Ciudad Bolívar, la Mesa Técnica de Altos de la Estancia reunía procesos comunitarios centrados en la educación popular, lo artístico y las huertas comunitarias. Finalmente, en Kennedy, el colectivo Patria Grande se dedicaba a la comunicación popular y el impacto gráfico.
Durante sus primeros dos años, la red realizó escuelas interlocales de formación, brigadas jurídicas populares y acompañamiento en movilizaciones sociales. Sin embargo, los integrantes notaron que la defensa de los derechos humanos requería un trabajo de base más que delegaciones de colectividades aliadas. Por ello, en 2016 se decidió reorganizar la Red como un trabajo de base con una estructura más compleja, creando una coordinación interlocal y fortaleciendo grupos locales adscritos a la red. Esta coordinación incluía un delegado de cada localidad, con tareas específicas como comunicaciones, lo jurídico, lo organizativo y finanzas.
Entre 2015 y 2016 se reflexionó sobre el trabajo y el alcance distrital de la red, destacando la importancia de contar con personería jurídica para interactuar con instituciones locales, distritales, nacionales e internacionales. Así, se decidió obtener la personería jurídica, lo que implicó una reorganización estructural con una Junta Directiva responsable tanto del papeleo legal como de la organización interna.
Esta estructura funcionó del 2020 hasta finales del 2022, permitiendo una operación efectiva durante el Estallido Social[1], aunque limitó el diálogo profundo, lo que llevó a una ruptura posterior. Desde 2022 hasta 2023, la red ha reflexionado sobre su forma de organización debido a la salida de dos territorios de los tres que la componían, generando una importante ruptura y una organización aún inestable.
3. El poder popular
Este eje de reflexión es amplio y variado según la perspectiva, pero proponemos una revisión general. Nuestro objetivo principal es reconocer nuestras propias experiencias sobre estos postulados, sin entrar en discusiones teóricas o académicas.
Para empezar, nos parece importante resaltar que este término que ha sido acuñado por una multiplicidad de experiencias organizativas desde sus quehaceres tiene un elemento en común que nos plantea muy claramente el escritor colombiano Fernando Soto Aparicio (2007).
La palabra es paz, pero la palabra también es decisión, es combate, es cambio, es transformación. La palabra no es inmodificable, no es estática, la palabra es dinámica, cambiante, agresiva cuando se necesita, y los libros son el arma más poderosa que existe; para construir un mundo mejor, esto se logra en la medida en que la gente lea, si la gente no lee, los libros no tienen sentido, sería como pintar cuadros y guardarlos en un sótano. (Soto. A. F., 2007, p. 70.)
Y es que, la palabra es más que una simple verbalización de algo, es poder, porque es desde la palabra que construimos con el otro y la otra, es desde la palabra compartida y sentida, que nos juntamos para transformar, que nos encontramos para discutir y construir desde la diferencia, para encontrar puntos comunes que nos lleven a esa construcción y constitución del poder popular.
Sin embargo, esta ha sido una categoría que no ha tenido una definición concertada ampliamente en el marco de la academia y de las organizaciones sociales, sus significados pueden ser muy diversos desde las apuestas políticas que se tengan en cada uno de los procesos, aun así, haremos una aproximación lo más concreta posible, para ello Moreno. R. (2022, p.62) sostiene que los debates teóricos han vinculado el poder popular con un proyecto alternativo al capitalismo, buscando un nuevo contenido sociopolítico y un horizonte socialista. Se abordan tanto la perspectiva local como un proyecto nacional, y se defiende la construcción de poder popular para un nuevo orden civilizatorio, ligado a la creación del sujeto popular.
En este sentido, la palabra de denuncia, la palabra de resistencia se convierte en apuestas alternativas a un sistema hegemónico, que se ha venido construyendo desde las voces y quehaceres de los trabajos organizativos del sur, en este caso desde la denuncia de violaciones y vulneraciones de los derechos humanos y las propuestas alternativas de la defensa de los Derechos Humanos.
Estas apuestas distintas, no son apuestas finiquitadas, es decir, se siguen construyendo cotidianamente desde el quehacer de los procesos, en este sentido, son apuestas contextualizada, que responden a las realidades de los territorios en lo que los procesos se encuentran, esto es importante porque por lo mismo no se puede decir que es una categoría universal o que responde a única visión.
Esto va ligado a una posición de autonomismo, en el que justamente como es una postura contextualizada, el autonomismo se debe a esas visiones contextualizadas, pero además de ello responde a unas intenciones de romper con un ejercicio de dominación histórico que se ha dado en los territorios del sur, para ello Moreno. R. 2022, sostiene que no toda autonomía es poder popular; lo es solo si se opone a las clases dominantes; sin embargo, no hay consensos sobre la autonomía de las organizaciones populares
4. Defensa de los derechos humanos
La defensa de los derechos humanos ha sido un discurso que ha estado atravesado por luchas sociales, trabajos organizativos, victorias de la protesta y la movilización social, sin embargo, también ha sido un discurso liberal y positivo que ha sido utilizado para generar adhesión a políticas de bienestar social que no son más que enmarcar a los derechos humanos dentro del garantizar el mínimo vital en condiciones precarias que no responde a cambios estructurales.
Pero además de ello y para efectos de este ejercicio, es importante definir más que los derechos humanos como ejercicio de garantía de unos mínimos vitales, entender ese entramado de apuestas alternativas de su defensa y cómo esto se vuelve más que un fin, una herramienta para lograr transformaciones sociales ajustadas a los contextos y realidades de los territorios.
En este sentido surge el “derecho alternativo” o “uso del derecho alternativo”, que ha implicado unas resignificaciones de lo que es el derecho, que no responde solo a intereses hegemónicos de dominación, sino que se convierte justamente en una herramienta de emancipación y transformación social, bien lo menciona Amilton Bueno citado en de la Torre Rangel, J, 2006.
En nuestra realidad, tengo que, en determinados casos, hay que romper los límites de la legalidad. Aquí todo es tan cruel y agresivamente contradictorio que, en la lucha trabada en lo jurídico, no se permite la aceptación de tales límites. El Derecho que allá es tenido como alternativo ante las conquistas de la clase trabajadora ya erigidas a condición de ley, aquí asume el papel de uso del propio derecho en la búsqueda de las mínimas condiciones de vida con dignidad del pueblo. Y en esta búsqueda, si la legalidad es obstáculo, debe ser superada con la utilización de principios generales del derecho del pobre, los cuales están por encima del derecho positivizado. (de la Torre Rangel, J, 2006, p. 105)
En este sentido, nos recogemos en esta definición que permite develar las intencionalidades del uso del derecho alternativo, con una posición política definida y no neutral como se nos ha querido hacer entender los derechos humanos, porque esto pasa por ejercicios de movilización, organización y protesta social, que resignifican el sentido tradicional de los Derechos Humanos.
Pero además de esto, mencionar que nosotros y nosotras también hemos venido construyendo nuestras propias significaciones a luz de la materialidad del trabajo organizativo, sin embargo, entendemos la necesidad de dar a este proceso un sustento teórico y en ese sentido una definición de eso llamado derechos humanos, para lo cual retomamos la siguiente cita, que aunque extensa refleja los principales elementos de lo que hemos venido entiendo como Derechos Humanos, En un estudio elaborado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C. citado en de la Torre Rangel, J, 2006, plantea las dos visiones de lo que ha sido entendido desde el Estado y la sociedad civil en esta disputa: Tanto el Estado como la sociedad civil han trabajado para definir y utilizar el término según sus intereses; de manera que el Estado tiende a limitar los derechos humanos a la no violación de ciertos derechos civiles y políticos, mientras que la sociedad civil aboga por la plena vigencia de los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos. (de la Torre Rangel, J, 2006, p. 123)
Estas palabras definen los intereses que se han construido desde la institucionalidad representada en el Estado y desde la sociedad civil representada si se quiere en las organizaciones sociales o procesos de movilización y protesta social, que son supremamente distantes y que en ese sentido los derechos humanos se convierten en un escenario de disputa social.
5.Los territorios del Sur
Este eje de reflexión significó algunos debates dentro de REDHUS frente a desde dónde se podría retomar su definición desde lo académico o teórico, quienes han sido ampliamente reconocidos por dotar de sentido lo que significan los territorios del sur no geográfico, sino, simbólicamente hablando han estado atravesados por violencias basadas en género, lo que nos implicó tomar la decisión de no retomar por más importantes que sean sus aportes.
Además de ello, porque al igual que los dos ejes anteriores, hemos construido nuestras propias significaciones de lo que nos implica el sur, sin embargo, acotamos algunos horizontes de sentido que nos permiten abrir el diálogo entre lo que nosotros consideramos y lo que se ha considerado desde lo teórico.
Quisimos destacar dos elementos fundamentales: la marginación social y sus diversas visiones, que implican opresiones hacia una clase social históricamente excluida. Coincidimos con Aníbal Quijano, quien señala que la marginación surgió como referencia a problemas de urbanización post Segunda Guerra Mundial, debido al establecimiento de núcleos de población recientes y subestándar en las periferias de las principales ciudades latinoamericanas. (Quijano, A. s.f, Notas sobre marginalidad social, CEPAL).
La marginalidad social está absolutamente ligada a la ubicación en las periferias de poblaciones que han sido atravesadas por violencias sistemáticas económicas, sociales, culturas, entre otras, lo que nos ha puesto fuera de la centralidad de las ciudades de tal manera que no seamos parte de unos centros de poder dentro de las ciudades y a nivel nacional en igual medida.
Es por ello que, si bien geográficamente se ubica la periféricas aisladas del centro, no implica una ubicación geográfica el hablar del sur, porque las condiciones de vida indignas hacen parte de lugares que han implicado una ubicación en cualquier espacio en el que se puedan asentar las personas más allá de una división geográfica.
En este sentido, parte de una colonización del poder en el que se siguen entendiendo unas dinámicas de opresión, que pasan por desconocer los conocimientos, saberes, tradiciones de las comunidades del sur, pero además de ello por una intencionalidad de que ese desconocer le quita el poder a quienes habitamos el sur.
Esa colonialidad del control del trabajo determinó la distribución geográfica de cada una de las formas integradas en el capitalismo mundial. En otros términos, decidió la geografía social del capitalismo: el capital, en tanto que relación social de control del trabajo asalariado, era el eje en torno del cual se articulaban todas las demás formas de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos. Eso lo hacía dominante sobre todas ellas y daba carácter capitalista al conjunto de dicha estructura. Pero al mismo tiempo, dicha relación social específica fue geográficamente concentrada en Europa, sobre todo, y socialmente entre los europeos en todo el mundo del capitalismo. Y en esa medida, y manera, Europa y lo europeo se constituyeron en el centro del mundo capitalista. (Quijano, A. 2014, p. 776.)
Si bien Aníbal Quijano nos plantea una postura globalizada, nosotros entendemos que eso también se materializa en lo local, en lo territorial, en los barrios, porque ha sido este sistema el que nos ha ubicado a partir de ese control del trabajo en lugares de la periferia, no por mera coincidencia, sino porque la distribución espacial determina que en tu vida cotidiana solo tengas el tiempo justo para trabajar, trasladarte y descansar, sin posibilidad de un tiempo libre que te permite movilizarte desde otras posibilidades.
Construcción de Vida Digna: resignificación y lucha desde los Barrios del Sur
Esta interpretación crítica de la experiencia esta guiada por sentires, discusiones, rupturas, formas diversas de pensar, que en el transcurrir del tiempo y en medio de las acciones y actividades que hemos realizado se han venido construyendo, con esfuerzo, dedicación, compromiso y sobre todo una convicción inquebrantable por la consolidación de la Nueva Colombia con paz y justicia social.
Compuesta por voces que han trabajado desde sus juventudes en los barrios del sur de la ciudad, que han estudiado y se han formado al calor del trabajo comunitario, de la movilización y la organización social, voces que han construido familia, que han construido, ciudad y perspectivas de un nuevo amanecer.
No trabajamos en el sur por mera casualidad o por un discurso de cajón para recoger masas, nacimos y nos mantenemos en el sur porque de aquí somos, somos el barrio que tuvo la fortuna y el privilegio de llegar a la universidad pública, que en su quehacer cotidiano ponemos la universidad pública de cara a las necesidades de los históricamente excluidos, el barrio que trabaja incansablemente por un mejor mañana.
Pero además de ello, trabajamos en el sur porque reconocemos unas condiciones históricas y materiales que han atravesado las vidas de los que hemos sido excluidos y marginados por un sistema económico y social basado en la explotación y acumulación de recursos. En el sur y no el sur geográfica o espacialmente hablando, el sur que está constituido por sentires, significaciones, luchas, disputas, desigualdades y apropiaciones, es el sur en el que se desenvuelve el trabajo de REDHUS.
Reconocer estas vulneraciones sistemáticas del sistema social y económico, es lo que nos ha permitido reconocernos dentro de esas vulneraciones, pero además de ello reconocernos con un compromiso político e ideológico con una clase social determinada, un compromiso por luchar cotidianamente contra las condiciones indignas que se nos imponen diría Miguel Reyes en el primer taller de sistematización:
Entonces eso fue un sentimiento también de recordar esas raíces con las cuales nosotros tenemos y reivindicamos, también reivindicamos el barrio, eso me dejó como reflexión recordar justamente esas raíces, de dónde venimos primero que todo, pero también recordar, cuáles son los objetivos y por qué hacemos lo que hacemos, también que en últimas es para el barrio, saber que no hemos salido del barrio, seguimos en el barrio no solamente geográficamente hablando o espacialmente hablando, sino, ideológicamente, de corazón también hay cosas ahí relacionadas al barrio y eso también lo ponemos en los objetivos que tenemos como organización yo le pondría a esta imagen raíces. (Transcripción Taller Sistematización 1, p. 14.)
Toda proyección de REDHUS está atravesada por un interrogante fundamental, ¿Y esto que le deja al barrio?, qué de todas estas cosas que hacemos va a ayudar a que se transformen las condiciones indignas de vida, qué de todas estas cosas aporta a que quienes habitamos el sur no seamos estigmatizados, marginados y que aporte a la organización de las comunidades en los territorios.
Este eje de la sistematización que surge desde la reflexión de la experiencia de REDHUS, la marginación social de la que hemos sido testigos y víctimas a la vez, ha llevado a que seamos vistos por las instituciones y el Estado en últimas como gentes que no valen, gentes que no son importantes para el país y sobre todo si eres joven del sur, tienes una doble estigmatización y marginación social, porque además de no valer, eres algo que es problemático, que hay casi que erradicar para evitar situaciones de alteración al status quo, esto ha sido evidenciado en el asesinato tanto a líderes y lideresas juveniles, como jóvenes que simplemente han estado en sus barrios del sur a la hora no indicada según algunos.
Resulta paradójico como hemos tenido que crear estrategias y herramientas que nos permitan defendernos de esa represión sistemática, de los asesinatos y la estigmatización por parte de instituciones que son “defensoras de los derechos humanos”, ser joven del sur tiene unas implicaciones negativas a la luz de la institucionalidad, un claro ejemplo de esto fue el Estallido Social, del que hemos hablado en páginas anteriores, una clara exigencia al Estado de unas transformaciones urgentes para la sociedad Colombiana, pero la sociedad relegada y oprimida, que implicó la muerte y mutilación de la juventud del país.
Este es un proceso que tiene unas raíces profundas en el barrio, de él y la trabajadora informal, raíces en el barrio nacido de la invasión por falta de acceso a la tierra, de las calles destapadas, en el barrio de jóvenes sin oportunidades educativas y laborales, en las miradas de quienes se levantan diariamente a ser la mano de obra de este sistema injusto y desigual, pero también en el barrio de la digna rabia, el barrio de los paros y las movilizaciones exigiendo sus derechos, en el barrio de las barricadas en el Estallido Social, de jóvenes y comunidades que se organizan en el camino de la construcción de un mejor porvenir.
Pero no solo podemos entender la marginalidad social desde los territorios como eso negativo intransformable. Apostamos por resignificar los barrios del sur de la ciudad como agentes transformadores de la sociedad. Arturo Escobar destaca que la marginalización ha afectado nuestra comprensión de la cultura, la naturaleza y la economía y propone revertir esta asimetría enfocándose en la vitalidad del lugar en la creación de cultura, naturaleza y economía, considerando el compromiso y la experiencia de una ubicación particular como esenciales para la mayoría de las personas. (Escobar. A. 2008. p. 47)
Y como lugar en esta apuesta entendemos el barrio, espacio que reiteramos no lo entendemos como delimitación geográfica, sino como esas conexiones de la vida cotidiana como lo menciona Escobar (2008), que tiene sus propias dinámicas de resistencia y re-existencia, es allí dónde nos encontramos nosotros y nosotras en ese camino de significar y resignificar el barrio del sur.
Eso es REDHUS hoy, como organización defensora de los Derechos Humanos, también hemos construido unas significaciones importantes alrededor de los mismos, esta no es una organización con un discurso liberal de los DDHH, es una organización que reivindica el derecho a la protesta, la movilización y la organización social como herramientas de exigibilidad y disputa por los derechos que han sido ganados en las luchas sociales y que se han gestado en estos barrios del sur.
En ese sentido surge otro eje de sistematización que es fundamental y transversal al quehacer de REDHUS y que puede parecer un eje demasiado amplio pero que justamente enmarca las luchas que se han dado desde la experiencia es la colonialidad del poder, en una disputa por resignificar el discurso liberal y hegemónico de los derechos humanos en el ámbito jurídico y social.
Como hemos venido mencionando, REDHUS no se reconoce bajo el discurso liberal y positivo de los Derechos Humanos, que se ha utilizado a lo largo de la historia para tergiversar esas luchas en las que han sido ganados muchos de ellos, pero que además se han convertido en privilegios de quienes ostentan el poder no solo político y económico sino también social.
Las periferias, el barrio, esa marginalidad social dan cuenta de que los derechos humanos se han convertido en privilegios, es allí donde encontramos esas contradicciones y asumimos una posición política de transformación frente a esta visión positiva, que ha sido una forma de colonizar el poder a través de un discurso de garantía de derechos que no es más que una pantomima que no permite ver más allá.
Hay una percepción generalizada de que las organizaciones de derechos humanos son neutrales, defienden a cualquier persona y es que es el discurso liberal que se ha construido en la historia, pero aquí en esta experiencia decimos que definitivamente no es así, aquí no somos neutrales, aquí tenemos unas apuestas claras de transformación y como lo mencionamos antes, estamos del lado del barrio y sus luchas históricas.
En este sentido consideramos que los derechos humanos son una herramienta de transformación, más allá de la mera lógica de unos mínimos de vida establecido en acuerdos internacionales y la constitución política, consideramos que hay que transformar el discurso y la acción en la defensa de los derechos humanos por apuestas colectivas frente a la construcción de la Vida Digna.
Es importante decir que ha sido eso denominado colonialidad del poder, que ya nosotros y nosotras hemos construido nuestros propios discurso y significaciones, pero que podemos poner en diálogo con construcciones muchos más amplias desde los sures de Latinoamérica.
No es intención aquí entrar en una definición amplia y compleja de lo que es la Colonialidad del Poder, sino por el contrario, esbozar aquellos elementos generales que nos permitan dialogar con la experiencia de resignificar el discurso de los derechos humanos desde el trabajo cotidiano de REDHUS.
Esto se origina en la conquista y colonización, Según Quijano. A. (2014), la colonialidad del Poder surge con la llegada de los conquistadores europeos a América y la imposición de un sistema de dominación y explotación sobre las poblaciones indígenas y africanas. Este sistema no solo se manifestó en la esfera política y económica, sino que también influyó en las estructuras culturales, sociales y epistemológicas de la sociedad.
Aunque la colonización formal puede haber terminado en muchas partes del mundo, Quijano. A. (2014), argumenta que las lógicas de poder coloniales continúan operando en la era moderna. Esto se manifiesta en formas de neocolonialismo, explotación económica, discriminación racial, marginación social y cultural, entre otros aspectos, por ejemplo, el mural de VIDA DIGNA de Ciudad Bolívar que refleja justamente dos realidades opuestas.
Y es que la marginalidad social, también comprende estos escenarios de control de los territorios por parte de estructuras organizadas que tienen que ver con microtráfico y el paramilitarismo, ejerciendo un poder violento y coercitivo, pero que además está aliado con las grandes estructuras de poder, en cuanto les es conveniente que se ejerza ese poder paraestatal.
Un claro ejemplo de ello es el asesinato a lideres y lideresas, defensores y defensoras de Derechos Humanos, estas personas no han sido pertenecientes a una clase social privilegiada, sino que justamente han sido personas que han habitado los territorios del sur global como lo denomina Aníbal Quijano (2014), en dónde se siguen perpetuando desigualdades sociales económicas y políticas, en donde nacen estas experiencias de resistencia y re-existencia, como fue el caso de Klaus Zapata, joven suachuno asesinado por querer transformar esa realidad injusta.
En este sentido podríamos decir que en efecto concordamos con los postulados de Aníbal Quijano, pero que justamente hemos venido resignificando de acuerdo a las realidades de los barrios, no en un sentido de desconocerlo, sino más bien en un sentido de materializar aquello abstracto que no es tan cercano a las personas, en un saber contextualizado y situado.
La globalización de los Derechos Humanos, por ejemplo, no representa necesariamente una superación de la colonialidad del Poder, sino que refuerza y perpetúa las desigualdades estructurales heredadas del colonialismo, lo que se hace evidente en los barrios del sur, en dónde se piensa garantizado un derechos por tener escuelas en mal estado, puestos de salud con una atención precaria, transportes indignos y trabajos informales que consumen más 10 o 12 horas a quienes estamos inmersos en esa marginalidad social.
Bien nos menciona Quijano. A. (2014) que, en los procesos de globalización, se encuentran inmersos en una colonización del saber y del poder, en este sentido, justamente el conocimiento que se ha creado desde estas estructuras de poder frente a los Derechos Humanos, que además son avalados por instituciones que responden al orden mundial y no voltean sus miradas por ejemplo hacia territorios como Palestina.
Este es un claro ejemplo, de cómo esa globalización de los derechos humanos no es real en el sentido de que no se garantizan a nivel mundial, que las instituciones e instancias internacionales encargadas de su defensa, responden a intereses económicos, políticos, sociales y culturales del “norte global” Quijano. A. (2014), lo que implica necesariamente colonizar los derechos humanos desde visiones eurocentristas.
6.La protesta, la movilización y la organización social del sur
¿Qué sería de los derechos humanos si no estuviesen acompañados de ejercicios de movilización social, de disputa y exigibilidad de estos, de organización social en los territorios trabajando desde diversos frentes en la transformación social?
El caminar de REDHUS ha estado enmarcado en la resignificación y deslegitimación de discursos utilizados por las grandes maquinarias políticas, económicas y sociales que se han apropiado de luchas sociales para perpetuar su poder en las sociedades. Estas transformaciones discursivas y de acción han estado atravesadas por multiplicidad de experiencias, reflexiones y aprendizajes que se han puesto en diálogo desde el barrio y la academia.
Aquí enunciamos nuestro tercer eje de sistematización que es el uso del derecho alternativo como herramienta transformadora, porque como ya lo hemos mencionado, vemos que es más que una cosa de simples garantías, una herramienta de transformación y disputa social, bien los diría Miguel Álvez Lima citado en De la Torre Rangel, Jesús Antonio (2006).
En suma, el Derecho Alternativo es para nosotros no sólo una nueva escuela jurídica. Más allá de eso es una actitud mental cuestionadora de los proyectos de ‘normalización de conciencias’. Es una auténtica utopía, o la objetiva previsión (antevisao) de un proyecto de transformación de la sociedad. (De la Torre Rangel (2006), p. 118.)
Pero estas apuestas políticas tenemos el deber de llevarlas a espacios de decisión y de disputa ante la institucionalidad, no como la única garante sino cómo esos espacios que nos permiten poner sobre la discusión distrital y nacional las apuestas distintas de la mirada de los Derechos Humanos, disputarnos estos espacios es fundamental para hacer grietas que nos permitan transformaciones estructurales, evidencia de ello son las incidencias que hemos realizado en diversas instituciones.
En este sentido, surge el siguiente eje de sistematización que es la exigibilidad de derechos que debe estar atravesada por tres aristas importantes, la primera es el trabajo en los territorios, es allí donde se encuentra el conocimiento vivo y sentido de las violencias y vulneraciones de los Derechos Humanos, es allí donde se materializan, pero además de ello es dónde se construyen las apuestas colectivas y transformadoras de los Derechos Humanos, es dónde se encuentra el conocimiento de lo que consideramos el deber ser para garantizar la construcción de la vida digna en los territorios históricamente excluidos.
La segunda, es la discusión política, ideológica y académica frente a estas apuestas transformadoras, esta discusión no desde lo abstracto, sino justamente desde el trabajo en los territorios, esta es una discusión contextualizada y materializada en el quehacer, no es y no debe ser nunca lejana a las realidades de los territorios, además que debe tener un principio de construcción colectiva, lejos de cualquier interés individual y egoístas.
El acumulado de estas dos primeras aristas debe ser visibilizado en dos espacios que permitan por un lado sumar personas y territorios en la disputa colectiva, pero además de ello que exista un crecimiento y un relevo generacional ya que la lucha es larga, estos serían los espacios de movilización, organización y protesta social que permiten poner la mirada institucional sobre esas exigencias que se dan en estos espacios y actos políticos.
Pero esto debe ir acompañado de una incidencia en los espacios institucionales, no solamente en los momentos coyunturales como mesas de concertación o negociaciones para levantar un mitin, un paro, una toma, debe ser constante en términos de llevar estas inconformidades y su disputa a un largo aliento, que lleve a transformaciones estructurales, estos dos espacios no consideramos que sean excluyentes, por el contrario, consideramos que la disputa debe estar presente en ambos y debe ser constante, acompañada de formación y estudio constante.
Nosotros y nosotras hemos venido construyendo a lo largo de la experiencia, un discurso frente a la protesta social como eje no sólo de sistematización sino articulador de los procesos que hemos desarrollado, creemos que es la protesta, la movilización y la organización social, son las que en definitiva han alcanzado victorias en ese camino de exigibilidad de derechos.
Sin estos ejercicios en los barrios, en los territorios, en cualquier rincón del mundo, sería casi que imposible lograr transformaciones sociales que impliquen el real reconocimiento de las exigencias de los históricamente excluidos y marginados. Como organización defensora de los Derechos Humanos, creemos en los derechos colectivos por encima de los derechos individuales.
7.Defensa de derechos humanos desde los Barrios del Sur
Esta experiencia que ha estado enmarcada en los barrios del sur, ha estado atravesada y permeada por la construcción de unas apuestas colectivas frente a lo que consideramos un pilar en este ejercicio, que es el poder popular.
Todos estos esfuerzos realizados en el trabajo popular y comunitario, tienen una gran sombrilla que es lo que nos ha articulado con otros procesos en los territorios, porque no podríamos dar esta pelea solos y solas, esto ha conllevado una serie de articulaciones que hemos mencionado con anterioridad, principalmente con las organizaciones sociales que han estado presentes en los territorios que hemos caminado, Aunado al eje anterior, la Protesta social, surge un concepto en el cual nos recogemos como organización marxista que es la conciencia de clase.
En términos generales Marx propone que es en el ejercicio colectivo de la lucha y la actividad política que se logra esa conciencia de clase, que el despertar de esa conciencia es lo que lleva a la emancipación de la clase obrera contra un sistema opresor y excluyente. Nosotros y nosotras hemos construido a través de nuestro trabajo, unas significaciones importantes a la luz de lo que nos plantea Marx.
Una de ella es que eso que nosotros llamamos el barrio, con unas opresiones y vulneraciones evidentes en términos sociales, económicos, políticos y culturales, nos hace parte de una clase social determinada, porque son ese conjunto de opresiones lo que nos lleva a organizarnos en contra del sistema hegemónico capitalista. Es en el barrio dónde se materializa ese pensamiento abstracto, academicista sobre lo que es la conciencia de clase.
Estas experiencias organizativas surgen justamente por comprendernos y asumirnos dentro de una clase social en este sistema capitalista y no clase media baja como dicen ahora, consideramos que eso no existe, seguimos siendo la mano de obra mal pagada, con horarios extenuantes, sin garantías, sin posibilidades, sin salud, sin educación.
No defendemos los derechos humanos por un capricho o por un discurso politiquero, defendemos la construcción colectiva de los derechos, de la organización y la movilización social que busca unas transformaciones estructurales que garanticen la vida digna de quienes se nos ha arrebatado todo menos el miedo y la rebeldía.
Aquí surge un elemento fundamental y era uno de los cuestionamientos que nos hacíamos en este ejercicio de sistematización, ¿Con quién nos unimos?, ¿Hay algunos limitantes para esa unidad?, la Unidad es uno de nuestros ejes de sistematización en cuanto entendemos que esta pelea no se gana desde las individualidades de las organizaciones sociales, es necesario unirnos en el camino de la construcción y consolidación del poder popular.
Esta juntanza que implica espacios de encuentro y de diálogo, como se mencionó en el taller 2 de sistematización, es fundamental en cuanto permite por un lado tener una discusión mucho más amplia no sólo de los derechos humanos, sino, de las disputas en general que se dan en los territorios y es en esas juntanzas, dónde nacen los ejercicios de exigibilidad de derechos desde lo colectivo, desde el beneficio común y no individual.
El llamado a la unidad es y será siempre una de nuestras mayores apuestas, estamos convencidos y convencidas que es la Unidad lo que nos ha permitido, por ejemplo, hoy tener un gobierno alternativo, el “estallido social” fue una muestra clara de que, al unirnos no sólo como procesos sociales, sino, como sujetos y sujetas políticas con una Conciencia de clase, es muy poderosos a la hora de buscar transformaciones estructurales.
Este ha sido uno de los objetivos de REDHUS desde sus inicios, el trabajo en Red es la representación material de la Unidad en el ejercicio del trabajo comunitario y popular en la defensa de los Derechos Humanos, es allí donde se han encontrado las posibilidades de fortalecimiento del movimiento social y en tanto victorias alcanzadas en este camino.
Pero luego de este entramado de significaciones y resignificaciones, podríamos preguntarnos ¿para qué?, todo este trabajo desarrollado por años, estas discusiones y planteamientos que hemos venido explicando, ¿qué buscan?, preguntas que se hacen muchas personas que nos ven por ahí en la calle o nos escuchan hablar en las movilizaciones y protestas sociales.
Pues bueno todo esto se da porque queremos construir eso que hemos llamado desde el movimiento social vida digna. Consideramos que esto es un entramado de sentires, sueños, ideales de vida, materializados en lo cotidiano pero invisibilizado en lo estructural de una sociedad. Hay un mural en Ciudad Bolívar, en Altos de la Estancia, que es muy simbólico además porque se desde la Autopista Sur, que sólo dice vida digna y tiene una carga inmensa en el territorio porque representa las luchas históricas de la localidad, pero además de ello es un símbolo de resistencia al microtráfico y las amenazas, es una luz de esperanza en medio de lo caótico que puede ser vivir en el sur.
Es aquí donde podríamos decir que se materializa nuestro discurso político e ideológico, en estas disputas diarias por la transformación y abolición de un sistema capitalista que es todo lo contrario a lo que entendemos por Vida Digna, esto se ha construido en el barrio desde muchas miradas y sería un error decir que concebimos un solo significado de estas dos palabras.
Podríamos decir que nuestro trabajo desde ese lugar que es el barrio cargado de significados, experiencias, relatos, dominaciones, marginalidad social, es una muestra de la lucha contra la colonialidad del poder que sigue vigente en nuestros territorios. Nuestro ejercicio de la defensa de los derechos humanos pasa por resignificar un discurso liberal y positivo, transformarlo a un uso alternativo del derecho en el marco de la exigibilidad de derechos desde la protesta, la organización y la movilización social, que pasa por una conciencia y unidad de clase que construye y constituye poder popular en la búsqueda de la consolidación de la vida digna.
8.Lecciones aprendidas
- La construcción de la vida digna y el poder popular requiere de la movilización social y la acción colectiva para visibilizar las demandas y luchar por cambios estructurales que mejoren las condiciones de vida.
- Enfrentar las lógicas coloniales que perpetúan las desigualdades y la marginalización es necesario para avanzar hacia una sociedad con justicia social.
- Los derechos humanos deben ser resignificados más allá de las garantías mínimas impuestas, teniendo en cuenta el uso del Derecho Alternativo enfocados en la emancipación y la justicia social, con un enfoque territorial y local.
- La construcción de poder popular debe partir de los barrios, territorios marginalizados, es allí donde se encuentran los saberes locales, experiencias y luchas como que son agentes transformadores, capaces de liderar procesos de cambio que respondan a sus necesidades y anhelos de una sociedad justa.
9.Referencias
Arias López, M. (2018). Metodología ‘otra’ en la investigación social, humana y educativa. El hacer decolonial como proceso decolonizante. Revista FAIA, p. 172-200. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6575303.pdf
Barragan. D., Torres. A. (2018), LA SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS Como investigación interpretativa crítica, ARFO Editores, Bogotá.
Cendales. R. Torres. A (s.f) LA SISTEMATIZACIÓN COMO EXPERIENCIA INVESTIGATIVA Y FORMATIVA. https://cepalforja.org/sistem/documentos/lola_cendales-alfonso_torres-la_sistematizacion_como_experiencia_investigativa_y_formativa.pdf
De la Torre, J. A. (2006). El derecho como arma de liberación en América Latina: sociología jurídica y uso alternativo del derecho.
Domínguez, M. G. (s/f). El derecho a defender los derechos humanos como un derecho autónomo. Corteidh.or.cr. Recuperado el 2 de noviembre de 2023, de https://www.corteidh.or.cr/tablas/r35519.pdf
Escobar, A. (2010). Territorios de diferencia: Lugar, movimientos, vida, redes. Envión Editores, Colombia. https://semilleropacifico.uniandes.edu.co/images/document/antropologia/Escobar-LUGAR-en-Territorios-de-diferencia-Lugar-movimientos-vida-redes.pdf
Esguerra. M. et. al. (2021). El Derecho a Defender, Bogotá, Lazos de Dignidad. https://lazosdedignidad.org/Includes/templates/Paginacion/publicacion?tabla=11&ID=8
Función Pública, Decreto 457 de 2020 – Gestor normativo. (s. f.).https://www.funcionpublica.gov.co/eva/gestornormativo/norma.php?i=110674
Ghiso C., Alfredo. et. al. (2011) DECISO, SABERES PARA LA ACCIÓN EN EDUCACIÓN DE ADULTOS. CREFAL, núm 28, enero 2011. p. 41 – 47.
Ghiso C., Alfredo. INVESTIGACIÓN SOCIAL COMUNITARIA EN CONTEXTOS CONFLICTIVOS Revista Colombiana de Ciencias Sociales, vol. 4, núm. 1, enero-junio, 2013, pp. 121-134. Fundación Universitaria Luis Amigó, Medellín, Colombia. https://www.redalyc.org/pdf/4978/497856284010.pdf
Giraldo. D. et. al. (2007), Foro: “La palabra, la academia y el poder popular”, Escuela Superior de Administración Pública, Bogotá D.C., p. 70-77. https://revistas.esap.edu.co/index.php/admindesarro/issue/download/7/pdf_46%282%29
Mayer, M. (2015, diciembre 22). El Tendedero para Semillas. Pintomiraya.com; De archivos y redes. https://www.pintomiraya.com/redes/categorias/visita-al-archivo-pinto-mi-raya-2/el-tendedero/el-tendedero-para-semillas.html
Melo. V. et. al. (2021). Sistematicidad y castigo, una mirada vencida durante el Paro 2021 – sin comillas – Página Web de Contenido Periodístico Digital. Sincomillas.co. Recuperado el 9 de febrero de 2024, de https://www.sincomillas.co/reportajes/sistematicidad-y-castigo-una-mirada-vencida-durante-el-paro-2021
Moreno. J. ( 2022). El poder popular como objeto de estudio: resurgimiento, perspectivas y debates teóricos actuales.,núm. 49, Estudios Latinoamericanos, nueva época, p. 41-68. http://investigacion.politicas.unam.mx/revela/wp-content/uploads/2022/11/049_04_poderpopular.pdf
Quijano, A. s.f, Notas sobre marginalidad social, Sede de la CEPAL en Santiago (Estudios e investigaciones). https://repositorio.cepal.org/items/9596feb3-9ae8-4a9a-b247-cd0976c60f90
Quijano, A.-. (2014). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina, CLACSO, p. 779-832. www.radionacional.com. https://www.radionacional.co/cultura/marcha-patriotica-propuso-al-gobierno-conv
Rodríguez, E. C. (2017). El movimiento político y social Marcha patriótica: Génesis, estructura y proyecto. https://www.redalyc.org/journal/4978/497860045011/html/
- El estallido social de 2021 en Colombia, comenzó a gestarse en 2019 debido a diversas situaciones de injusticia y corrupción. La movilización masiva del 21 de noviembre de 2019 se extendió en algunas áreas hasta marzo de 2020, cuando la pandemia y el aislamiento interrumpieron las protestas. En 2020, la acumulación de presiones y descontento culminó en el Estallido Social de 2021, con movilizaciones continuas desde abril hasta noviembre. Se caracterizó por violaciones sistemáticas de los derechos humanos, asesinatos, paramilitarismo, políticas del terror, pero también por la esperanza, la digna rabia, la organización social y el cuidado colectivo.
. ↑
Video musical: Parcero-Pasajeros.